Partida Rol por web

La Casa en los Confines

El libro.

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10/10/2016, 21:12
Guardián de los Arcanos
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Leía un libro cuando le encontraron. No sabían, Amanda y Jimmy, que le estaban viendo por última vez.

Hacía frío, y se encontraba en el Café del Embarcadero Blanco, solo. Estaba en la terraza que daba al mar. El Embarcadero, como lo llamaban para abreviar, era un restaurante cafetería en el 606 de la calle Harbor. Casi formaba parte del puerto deportivo.

Entraron a tomar algo caliente y se inclinaron en el hermoso mostrador curvo que el local tenía en su interior. Fuera anochecía. Se había levantado viento y, por tanto, había una vista excepcional de la Cabecera de Kingsport con un cielo de fondo que parecía estar en llamas.

La terraza que daba al mar se podía ver desde el mostrador. Los dueños ponían un toldo durante el invierno, para cubrir de la furia de los elementos a los posibles clientes que, excéntricos (había muchos artistas entre sus clientes), deseaban tomar sus consumiciones mirando el magnífico paisaje.

Hoy estaba Francine tras la barra.

En la terraza que daba al mar, decíamos, Charles Baxter, un poeta de más o menos fortuna, estaba tomando algo caliente. Vestía un grueso chaquetón y se sentaba a una de las mesitas que al efecto había. Estaba leyendo un librito con tapas de cuero. Parecía antiguo.

Nadie más en El Embarcadero.

Notas de juego

Es sábado por la tarde y mañana no se trabaja (Amanda no tiene guardias tampoco). Paseando, se han encontrado ella y Jimmy, como ocurre muchas veces, y se han parado. Si hay algún motivo más profundo para el encuentro, eso es cosa vuestra como jugadores. Charles es un conocido de ambos. Un poeta.

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11/10/2016, 13:20
Jimmy Abbot
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Paseando por el muelle, de vuelta del mar tras un tiempo faenando, se encontró con Amanda y decidió que debían tomar algo. Al fin y al cabo, cualquier conversación ajena a los marineros le vendría bien para desconectar un poco. Y más aún, estaba unido a ella, al igual que al resto, por todo lo que vivieron en la Cabeza de Kingsport, aunque a veces no lo recordara muy bien.

Una vez llegaron al Embarcadero, y tras pedir un café bien cargado, dejó que su mirada se dirigiera hacia la Cabeza, admirando su escarpada cumbre. Su amigo ya no estaba allí, claro, pero no perdía la esperanza de que algún día volviera. Pero, tras unos cuantos segundos observando, le quedó claro que hoy no iba a ser ese día. Volviendo la atención a aquel lugar, reparó en el poeta, al que saludó con la mano.

-¿Qué tal, Charles? ¿Buscando inspiración para escribir algo?

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11/10/2016, 16:20
(Kingsport, artistas) Charles Baxter
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Tuvo que alzar mucho la voz para hacerse oír, ya que Charles estaba en la terraza y, con el frío que hacía, Francine había cerrado la puerta de cristal que comunicaba esta con el interior del local. Charles le miró distraído, casi asustado, y parecía como si no le conociera. Muchas veces había llevado Jimmy a Charles mar adentro, ya que el poeta se inspiraba con las duras jornadas de pesca, y se distraía un poco de su penuria económica intermitente.

Miró sin ver y pronto se volvió a refugiar en su librito. Miraba las páginas de muy cerca, como si fuera miope.
 

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11/10/2016, 21:23
Guardián de los Arcanos
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¿Qué tal, Charles? ¿Buscando inspiración para escribir algo?

Semejante frase recibió a Fawkes gritada con destemplanza por Jimmy, que se arrimaba al cristal, intentando comunicarse con Charles Baxter, un poeta local que estaba en la terraza con vistas al mar y a la Cabecera de Kingsport, sentado en una de las mesitas que ahí había, intentando leer un librito con muchísimo interés.

Entraba Fawkes en el Café del Embarcadero, una cafetería restaurante que se encontraba en el en el 606 de la calle Harbor. Casi formaba parte del puerto deportivo. Tenía ganas de algo caliente, y estaba aburrido. Tras pasar el día dormitando, primero, y luego aporreando las teclas para completar su cuota de trabajo mercenario (artículos y chorradas varias), se disponía a comer algo y a inspirarse para emprender la tarea de la madrugada: trabajo personal, artístico... todo eso que algún día le elevaría por encima de los demás mortales.

Sentados a la barra de elegante curvatura del llamado Embarcadero, para abreviar, se encontraban Amanda y Jimmy, este último, ya sabemos qué hacía. Amanda observaba en silencio.

En la terraza, Charles Baxter debía intentar también encontrar inspiración: anochecía en este día invernal, con el mar agitado, el cielo cubierto de jirones de nubes dispersadas por un fuerte y frío viento, incendiadas por el sol en su ocaso. También debía estar pelándose de frío ahí, ciertamente.

Charles Baxter era un poeta local. A decir de muchos, bueno. Pasaba por algunas épocas más miserables que otras, pero era respetado y querido por la mayoría de sus colegas artistas, lo que no se podía decir de todo el mundo.

Nadie más en el local. Únicamente Francine, atendiendo tras la barra.

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15/10/2016, 13:43
Amanda Hope
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Había seguido la mirada de Jimmy hasta la Cabeza, y como siempre que recordaba (o creía recordar) todo lo que había pasado, me quedaba taciturna y pensativa. Ni siquiera darme cuenta de la presencia del poeta y la frase a gritos de Jimmy consiguen sacarme del todo de mi distracción.

Sentía entre los dedos el calor de la taza de chocolate incluso a pesar de los guantes. Me gustaba el invierno, aunque solo fuera porque llevar guantes constantemente pasara desapercibido, y el gorro y la bufanda tapaban buena parte de la máscara. La propia máscara molestaba menos, no me hacía sudar.

¿Por qué aún intentaba disimularla? La gente del pueblo me conocía de sobra y estaban acostumbrados, y tras la guerra, con tantos miembros amputados, tantos parches en los ojos...

Esta vez sí, la aparición de Fawkes, consigue traerme a la realidad de nuevo. Le saludo cuando entra en la cafetería con una sonrisa y alzando una mano.

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15/10/2016, 17:50
Fawkes Blueberry
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Mis pies me van a matar. Pienso, cuando solo me quedan unos pasos para llegar al Café. Abro la puerta y entro cojeando.

¡Al fín! Digo mientras me quito el sombrero y el abrigo. Me apoyo en las sillas hasta llegar a la mesa donde está Amanda y me dejo caer sobre una de las sillas vacías.

Buenos días, Amanda. Ay... -Suspiro- por fin cuatro patas en las que apoyarme. Estos zapatos, por muy bonitos que sean, no son nada cómodos. Señalo mis zapatos brillantes y ultrabetunados. Pero me han costado el salario del mes y los daré de si me cueste las ampollas que me cueste.

Me giro hacia la barra. ¡Buenos días, Francine! Le grito desde la mesa. ¡Disculpe que no me levante pero hoy vengo un tanto lisiado! ¿Me traería usted un café, un dulce y un emparedado?

Me giro de nuevo hacia Amanda. Miro a Jimmy, levanto las cejas y le pregunto a Amanda. ¿Sabes por qué está Jimmy acosando a Charles Baxter?

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17/10/2016, 13:56
Jimmy Abbot
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Jimmy también saludó a Fawkes al entrar, desde su posición en la barra junto a Amanda. Miraba con expresión extrañada al poeta, que parecía algo asustadizo y abstraído. No es que normalmente fuera muy valiente o se distrajera poco, pero en esta ocasión parecía realmente inmerso en esa lectura, y no haberle reconocido, cosa que le extrañaba.

-Grasa de caballo, Fawkes. Con eso conseguirás domar mejor esos zapatos, si es que son de cuero-dijo Jimmy, aunque sin apartar la vista del lugar donde se encontraba Charles, tomando un sorbo de su taza-y yo no lo llamaría acosar, simplemente saludaba. Pero... Parece alterado. Voy a ver que le pasa-explicó, levantándose del taburete y dejando la taza en la barra. Con paso tranquilo, se acercó a donde estaba el poeta, abriendo la puerta lo mínimo posible para que el frío no entrara en el local, y saliendo él mismo al exterior, junto al poeta.

-¿Ocurre algo malo?-preguntó, con cierta preocupación-pareces muy... Concentrado. Deberías entrar, o acabarás congelándote. 

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17/10/2016, 21:52
(Kingsport, artistas) Charles Baxter
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Charles levantó de nuevo la mirada del librito que, con tan poca luz, parecía imposible de leer. Lo hizo sobresaltado. Los pocos segundos que había durado el saludo de Fawkes le habían bastado para sumergirse completamente en la lectura. Los ojos parecían algo inyectados en sangre, como si no hubiera dormido bien. No parecía tener frío: vestía un grueso abrigo de piel de topo, raído y viejo, desde luego, pero todavía útil. Tenía un café en la mesilla que ya estaba frío y que apenas parecía haber probado.

¿Frío? ¿Algo malo? No... Nada malo. No tengo frío. ¿Qué tal te va la vida, Abbot? La pregunta salió de sus labios como con un sacacorchos. Parcía impaciente por regresar a la lectura. Su mirada huía hacia el libro.

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17/10/2016, 22:00
(Kingsport, South Shore) Francine
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Anochecía, así que Francine, con humor, recalcó las dos primeras palabras de su saludo a Fawkes. Buenas noches, señor Blueberry. Dirigió la mirada a Baxter tras los gruesos cristales de sus gafas y luego miró de nuevo a Fawkes y a Amanda. Lleva ahí desde las tres de la tarde, no ha parado de leer. Y, digo yo, ese librito no puede ser tan grueso. ¡Parece tan apasionado con su lectura!

Enseguida le traigo su... calculó con ojo experto el momento del día en que estaba Fawkes, ...desayuno, señor Blueberry.

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18/10/2016, 02:02
Amanda Hope
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La actitud de Fawkes me divierte, aunque me preocupa un poco le tema de los zapatos. Sé lo que es tener ampollas en los pies, y no es nada divertido. Pero él siempre tan positivo.

- Si das de sí los zapatos a la vez que tus pies crecen por las ampollas, no servirá de nada.

Río cuando llama "acoso" al saludo de Jimmy, y niego condescendientemente con la cabeza cuando Jimmy, con su respuesta, parece ofendido.

- Venga, Fawkes, no te metas con él. Sólo intenta ser amable.

Me fijo en la disimulada impaciencia del hombre por volver a su libro, a pesar de ser educado y contestar al saludo de Jimmy y preocuparse con preguntar qué tal le va. Me inclino un poco hacia Fawkes, para decirle en volumen bajo, a pesar de que con la cristalera sé que el poeta no puede escucharme:

- Creo que no quiere que le molesten.

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18/10/2016, 21:54
El Abismo
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Un relámpago ilumina la cabeza de Kingsport, al fondo del paisaje de nubes incendiadas por el sol. Su luz impregna tu retina dejando una imagen impresa en ella cuando, deslumbrado, cierras los ojos. Por un momento te parece que ves silueteados todos los contornos que delimita el rayo, pero el de tu amigo el poeta es su esqueleto, no el contorno de su carne, y el libro que sostiene en las manos es como una ventana que se asoma a un paisaje de letras caóticas y diminutas.

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18/10/2016, 21:58
Guardián de los Arcanos
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Un relámpago ilumina la cabeza de Kingsport, al fondo del paisaje de nubes incendiadas por el sol. Todo el mundo se sobresalta un tanto. Por la ventana abierta que sostiene Jimmy entra un viento repentino que huele a tormenta.

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18/10/2016, 22:00
(Kingsport, South Shore) Francine
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¡Vaya! ¡Parece que viene una tormenta! El servicio meteorológico, como siempre, se ha equivocado. Esperemos que no sea de nieve.

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19/10/2016, 13:02
Jimmy Abbot
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-No me quejo, la pesca no va mal...-empezó a responder, justo antes de que aquel relámpago hiciera acto de presencia. El rayo le sobresaltó, tanto por lo repentino como por lo que vio, quedándose mirando con fijeza a Charles, con los ojos bien abiertos. 

-Bueno... Ahora sí creo que deberías entrar, o tu preciado libro se mojará. ¿Qué estás leyendo, por cierto?

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19/10/2016, 20:35
(Kingsport, artistas) Charles Baxter
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El primer impulso de Charles al comentar Jimmy sus lecturas fue abrir el libro y seguir leyendo. Se dominó. Guardó el libro en el bolsillo interior de su abrigo. Con la mano dentro del abrigo, aun sosteniendo el libro, hizo un esfuerzo por extraer su mano. Una vez la extrajo, no pudo evitar ponerla sobre el lugar donde estaba guardado. Como si fuera una especie de Napoleón que, en lugar de ponerse la mano en el estómago, la llevara sobre el corazón.

Carles sonrió tranquilizador. Unos poemas. Nada importante, mintió. Por primera vez reparó en el viento que hacía, que conseguía que la taza en la mesa tintineara. Le desordenaba el cabello. Se levantó para encarar a Jimmy y una ráfaga casi le hace perder el equilibrio.

Hace un tiempo de mil demonios. Creo que me voy a mi pensión.

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20/10/2016, 20:05
El bosque oscuro.
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Mike venía de dar un paseo por los alrededores del bosque que rodeaba Kingsport. Solía hacer aquellas largas excursiones aunque hiciera un tiempo de perros, así que: ¿por qué no hacerla cuando apenas habían niebla, aunque fuera pleno invierno?

La selva melancólica seguía como siempre, con sus misteriosas frondas goteando agua con infinita paciencia, con sus rincones solitarios y sus sonidos ignotos. Aquella verdadera algarabía confundía al paseante ocasional, que veía con intranquilidad cómo el trasiego de las invisibles criaturas de las florestas intocadas desmentía la insípida idea de que la naturaleza era algo bucólico y ameno.

Dicha animación, palpitante de vida, infundía nuevas energias el el detective, obligado a tratar asuntos tan banales como arriesgados a diario. Quién le iba a decir que la profesión con la que había soñado de pequeño iba a ser tan aburrida.

En fin. Volvía a la inmemorial Kingsport, tan bien encajada entre el bosque y la costa rocosa que parecía una joya engarzada en húmedos musgos y ominosas algas, con sus tejados puntiagudos y sus callejas retorcidas, con sus habitantes silenciosos y sus curiosas lamparitas de petroleo en las puertas de las casas.

Bajó la empinada cuesta de la calle Howard, que partía del barrio Oeste para, rodeando la fúnebre colina que dominaba la ciudad, ir a morir en los barrios nuevos y lujosos, donde los turistas disfrutaban en verano del encanto centenario de otros lugares más humedos y mohosos desde sus hotelitos con calefacción central y sus calles empedradas con gusto artificioso.

Tomó la calle Harbor hasta casi llegar al puerto deportivo. Las modernas farolas de gas daban, quizá, demasiada luz. Se llegó entonces hasta El Embarcadero, como lo llamaban para abreviar, que era un restaurante cafetería en el número 606. Casi formaba parte del puerto deportivo.

En El Embarcadero se reunían numerosos artistas, ahora que el invierno obligaba a Kingsport a un sueño intranquilo. Desde el escaparate pudo vislumbrar con dificultad, ya que el vaho volvía las formas indistintas, que sentados cerca de la gran barra curva de madera de castaño estaban Amanda Hope y Fawkes Blueberry. Hoy estaba Francine tras la barra, y se afanaba preparando algo de comer. Seguramente sería el desayuno de Fawkes, que siempre iniciaba su jornada al anochecer, como si fuera un vampiro de novela.

El mundo estaba lleno de monstruos, pero lo normal es que operaran en pleno día y a la vista de todos.

La calle Harbor transcurría paralela al mar, pero entre la calle y la masa de aguas había toda una fila de viviendas que se apretujaban pared contra pared, de modo que solamente los que ya llevaban un tiempo aquí eran conscientes de dicha cercanía. Las fachadas que daban al mar solían tener amplias terrazas y pequeños embarcaderos privados. El Embarcadero, como su propio nombre indicaba, no era menos.

Se veía desde el escaparate donde se encontraba Hammer la puerta de la terraza que un cuarto personaje, de espaldas, mantenía abierta. Hablaba con una persona más que se encontraba al otro lado, junto al mar. Aunque Hammer estaba protegido de los elementos por la fachada de la cafetería/restaurante, notó en el movimiento del hombre junto a la puerta de la terraza, que una súbita ráfaga de viento casi consiguió desequilibrarle. A él y al que estaba fuera. Al mismo tiempo, un relámpago en el horizonte iluminó por un instante la muy lejana Cabecera de Kingsport, que estaba al otro lado de la bahía.

Bonita imagen. Pero Hammer había venido aquí con un objetivo claro: tenía hambre. Había caminado mucho, y hacía frío, y dentro de estaba caliente. Tras el relámpago llegó el trueno. Se avecinaba tormenta.

Notas de juego

Cuando entres en el bar puedes poner a todos como destinatarios, ya que están todos :)

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21/10/2016, 11:58
Jimmy Abbot
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"No se separa del maldito libro..." pensó Jimmy, algo alarmado. Aunque con un poco de suerte, se debería solo a que era una lectura fascinante. Algo en su interior le decía que no era así, pero poco podía hacer sin que le tomara por loco. Además... Decía que se iba a su pensión.

-Bueno, cuídate entonces Charles, ya hablaremos otro día. 

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21/10/2016, 12:47
Mike Hammer
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A Mike le encantaba pasear. Sentir el frío en los huesos, el aire golpeándole la cara, la lluvia acariciándole el cuerpo al resbalar...todo eso le hacía sentirse vivo.

Además...hoy lo necesitaba. El rostro de Aeryn, atravesando la habitación debido al disparo de Mike le volvió a la cabeza de nuevo. Éste, agito la cabeza rápidamente, como si eso lo hiciese desaparecer.

No sabía por qué, pero llevaba unos días que los recuerdos de cuando casi mata a Aeryn le revoloteaban por la cabeza, como una mariposa portadora de culpabilidad. Sabía que tuvo que hacerlo, que era para salvar una vida. Pero la culpa le atrapaba allí donde se escondiese.

Por eso hoy había salido a pasear. Quizá andando rápido, concentrando la vista en lo que tenia alrededor, pudiese escapar, ni que fuera unas horas, de ese recuerdo que le iba a la zaga.

Pero como acababa de comprobar, eso no había funcionado. Mike levantó la vista, se encontraba delante del número 606. Ahora mismo necesitaba comer algo, y quizá hablar con otras personas le ayudase a dejar de lado ese recuerdo.

Cuando se fijo en que Jimmy estaba allí, automáticamente una imagen de él de pequeño, con un palo lleno de caca, afloro a sus recuerdos. Como una nube que pasaba flotando por delante de la cabeza. Una sonrisa surco el rostro de Mike, pero entonces la noche de los disparos volvió a su mente, Jimmy también estaba allí. Era parte de la “banda”.

-Buenas noches Jimmy, espero que todo vaya bien-Dijo el detective mientras se quitaba el sombrero.

-Voy adentro, me muero de hambre.-Y con una sonrisa, abrió la puerta del local.

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21/10/2016, 20:37
Fawkes Blueberry
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Gracias, Francine, aunque yo no le llamaría desayuno. Estoy...intentando reducir un poco mi peso, aunque seguramente acabe abandonando... Que sean 2 pastelitos mejor, Francine. Le sonrío

Niego con la cabeza ante la afirmación de Amanda. Charles estaba absorto. Ahora, seguramente le lleve todo un día retomar el sentido de lo que había en su cabeza. Pero parece que no se lo ha tomado mal.

Escucho a Charles decir que se va a su pensión por la lluvia. ¿Quieres tiempo a solas para ti y tu libro, verdad Charles? Me autoconvenzo de que está mintiendo para que el pobre Jimmy no se sienta mal. Quizá yo también deba irme. Pienso recordando el ejemplar de "La Señora Dalloway" que tengo esperandome sobre mi mesita de leer en casa.Si no fuera por este dolor de pies... y esos pastelitos....

Con una servilleta limpio la saliva que empieza a caer de mi boca por el recuerdo del olor de los pasteles mientras le hago un gesto a Jimmy para que vuelva a compartir mesa con nosotros. ¡Dejale! Le susurro, pero parece que no me escucha.

Cuando por fin se despide de él le miro y digo: Veo que ese señor te cae en gracia pero ten cuidado con las personas concentradas, que pueden reaccionar de una manera un tanto peculiar.... Como en mi relato sobre la Mujer del Mastodonte, que no se dió cuenta de que el Mastodonte estaba limpiando sus pezuñas y empezó a barrer. Empiezo a reirme a carcajadas.

Escucho la voz de Mike acercarse. Miro a Francine, ¿podrías juntar otra mesa? Ya casi no quepo aquí y como se siente también Mike me va a empezar a costar respirar de nuevo...

Sin esperar respuesta de Francine, me mantengo mirando a la puerta, con mi mayor sonrisa, para recibir a Mike.

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21/10/2016, 21:34
(Kingsport, South Shore) Francine
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Francine saludó a Hammer con un gesto amable, mientras traía a Fawkes una bandeja con una cafetera que daba para tres o cuatro cafés (el café aquí se hacía al estilo portugués, fuerte y negro), una jarra con nata líquida a temperatura agradable, el tarro del azucar, miel; tres magdalenas talla extra grande con cuya masa se podría hacer hormigón, por su consistencia, que eran de una clase bien conocida en la localidad debido a la alta concentración de manteca de cerdo que tenían y por que tenían en su interior trocitos de chocolate que, al calentarlas, se quedaba semiderretido en el interior de aquel monumento a las calorías; el emparedado era de varios pisos, tenía jamón ahumado y pasado por la plancha, riñones en finas lonchas, cebolla frita, queso, también en lonchas, un toque de dulce de manzanas y, coronando todo, dos huevos fritos.

Tenga, señor Blueberry, es un desayuno ligero, espero que no se encuentre enfermo.

¿Hay que explicar por qué gustaba tanto a los artistas locales este local? No era barato, cierto, pero con un desayuno "ligero" como ese podía uno tirar todo el día. Y Francine se indignaba si los platos no volvían limpios.

¿No le apetecen unos arenques ahumados también? ¿Salmón?

Con otro gesto, y mientras ponía la bandeja en la mesa, dio su permiso para aumentar la superficie, dado que ella misma había ocupado todo el espacio disponible con la comanda.

Una vez se aseguró de que estaba todo, se encaró con Hammer. Buenas noches, señor Hammer ¿ha tenido un buen paseo? ¿Qué va a tomar?

Notas de juego

-Voy adentro, me muero de hambre.-Y con una sonrisa, abrió la puerta del local.

No he descrito bien el lugar :(

La calle transcurre paralela al mar, cierto, pero del lado del mar hay casas que lo tapan por completo ¿Hasta ahí bien? Se entra a las viviendas por un lado, y por otro, atravesando la casa, está el mar. En muchos casos hay embarcaderos privados, igualmente en esta cafetería.

Hammer entra desde la calle, y por esa frase que ha puesto colijo que piensa que Jimmy está asomado a la puerta, junto a él, lo que no es ajustado. Hammer entra desde la calle, y Jimmy está justo en el lado opuesto del local, en la puerta de la terraza que da al mar. Hammer ha visto a Jimmy desde el escaparate. Baxter, el poeta, está todavía más allá, en la terraza que da al mar y al embarcadero privado.

¿Conseguido? ¿Me he explicado? Igual si subo un dibujo... :P