Partida Rol por web

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, FINAL DEL VERANO).

DÍA: TERCERO DEL MES.

POR LA MAÑANA.

Se presentó temprano, había pasado por delante de la tienda de los heridos y escupido en el suelo sabiendo que habia una de esas meretrices del mal dentro de ella. El Maestro había sido muy claro al respecto, ellas distraen a los espíritus y deben ser expulsadas, haría lo que el chamán ordenase con fidelidad. Inconscientemente, quizás presa de la sugestión, notó mas poder en torno suya y pensó que sería obra del Maestro.

Se presentó ante Lengua Negra, llevaba sus lanzas cortas a la espalda y una fantástica lanza a dos manos donde se apoyaba. Como novedad llevaba un vistoso colgante hecho de plumas y ramas secas en torno al pescuezo. Se mostró respetuoso, quería mostrarse dispuesto y voluntarioso porque el Sargento Gulg decía que eran las cualidades de un buen soldado.

Realmente no deseaba enfrentarse a nadie, pero quería mostrarse dispuesto a ser un buen soldado. Esperó pacientemente, con la lanza apoyaba sobre el hombro y con expresión seria. Ocupó su puesto de combate obedeciendo las ordenes, era todo más sencillo cuando decías que si y hacías lo que te decían. Tarareó una canción de su poblado mientras esperaba.

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POR LA MAÑANA.

Apenas minutos después, Ponzoña salió de la Tienda de los Heridos para avanzar a la carrera en dirección a la Tienda de los Mandos, a cuya entrada se detuvo para hablar con los guardias solicitando permiso para hablar con Analista.

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Tras la imponente figura de Keropis surgió otra más menuda ataviada con lanza y escudo. Sus ropas y avalorios de color rojo permitían a la gente identificarlo enseguida como Chamán Rojo. Caminó raudo pero sin correr hasta donde Lengua NEgra llamaba a los suyos y les impartía órdenes.

- ¿Qué ha pasado?- Trató de hacerse una idea de lo sucedido tomando de aquí y allá palabras sueltas. No le hizo falta mucho tiempo más cuando Piojillo relató lo ocurrido.

¿Otra pérdida?

Pero lo que descolocó al chamán fueron las acusaciones de Lombriz.

- Es horrible.- Se quedó mirando al Cabo de los Campamenteros, Lengua Negra,  a la espera de órdenes. ¿Podían haber corrido peor suerte los enviados a las patrullas? Se le pasó por la mente que esa podía haber sido su suerte. No. Negó con la cabeza en un movimiento cargado de determinación. A él los Espíritus le tenían preparado otro final.

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POR LA MAÑANA.

Tras ser informado por Ponzoña de lo ocurrido, Matagatos salió de la tienda de los heridos en dirección al grupo que se había reunido a las puertas, informando de lo ocurrido. Desde luego, no parecía contento por lo que le habían comunicado, y cuando llegó habló directamente con Lengua Negra.

-¿Qué ha ocurrido, primo? Ponzoña me ha dado muy malas noticias, pero a la carrera. Me gustaría saber qué está pasando.

Renqueando, Guepardo se posiciona en las inmediaciones de la tienda de mando. Ha visto a Ponzoña entrar a lo lejos. Tal vez tenga ordenes para él. Mientras espera asía con ambas manos la lanza, que usa como apoyo y descarga buena parte del peso del cuerpo.  

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Cuando habló Rivdan, Pipo se puso a su lado, como buen hermano de capa. A la orden, dijo. Lo que tú digas. Mantuvo el silencio y la compostura. Llevaba sus jabalinas, su lanza de dos manos, su machete, su cuchillo y su hacha de mano. También, por supuesto, todas sus jabalinas en un ingenioso arnés de cuero.

Algunos nuevos abalorios lucían en su melena impregnada de barro rojizo, enredados en la mata de lana amarilla que formaba una especie de tirabuzones en torno a su coronilla.

¿Rivdan quiere que Pipo suba a la muralla para vigilar?

En el fondo de los ojos ya se veía la locura de la lucha. Pero todavía no. Todavía no era el momento.

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POR LA MAÑANA

A una noche extenuante le había seguido una mañana de incertidumbres y tensión. Sin saber muy bien lo que ocurría, ataviado con lo justo para resultar un digno retén, Reyezuelo daba vueltas por el campamento esperando llegar a escuchar algo sobre lo acontecido que aclarara los confusos sucesos que habían tenido lugar, sin embargo lo que oía no solo no explicaba lo ocurrido sino que parecía indicar que algo más estaba pasando.

Le llamó la atención observar a su hermano de capa saliendo de la tienda de los heridos con no poca dificultad, y encaminándose hacia la tienda de mando, de inmediato se dirigió hacia él:

Hermano, ¿cómo estás? ¿sabes qué ocurre?

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Lengua Negra se volvió con gesto serio hacia Matagatos.

-Primo -saludó-. Malas noticias. Piojillo -dijo señalando al joven y agotado campamentero- acaba de cruzar nuestras puertas al galope. Ha informado tan pronto como ha recuperado el resuello de que fueron sorprendidos por fuerzas del Triplete. Una unidad de caballería con prácticamente una docena de jinetes. Siguiendo las órdenes, evitaron la confrontación e iniciaron la huida con el fin de informarnos de su proximidad. Desafortunadamente, el caballo de Sicofante no era tan rápido como el de Piojillo y pronto se vio que no podría huir. Ante ello, Sicofante parece ser que dio vuelta a su montura para enfrentarse al enemigo y ofrecer a mi soldado la oportunidad de escapar e informar. Parece ser que Sicofante fue herido y capturado. Dado que el riesgo de un nuevo ataque es factible, he dado la voz de alarma y pedido que todos se armen. Estoy a la espera de que el Cabo Cortaplumas me confirme si se ve algo o no en el horizonte que nos confirme la posibilidad de un asalto inmediato. Ordené a Ponzoña que te diera aviso de lo ocurrido así como a Analista -informó a Matagatos-. No obstante, hay un tema espinoso. Lombriz, aquí presente, e Ikharus sufrieron un ataque igual del que no nos han informado puesto que no se personaron ante nosotros. Quizá, y de haberlo hecho, el ataque sufrido la noche pasada no nos hubiera pillado de imprevisto.

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Loor ha salido de la tienda de heridos acompañando a Matagatos, poco detrás de él y, al ver que este se acerca a su primo, Lengua Negra, le sigue. No dice nada ante las palabras que Lengua Negra le dice a Matagatos, y finalmente mira a ambos.

- Sigo herida, pero ya puedo combatir si es necesario. Dadme órdenes para defender y luchar por mis hermanos. Ahora defendernos, o preparar el rescate de Sicofante, son nuestras primeras obligaciones. Salvo que el mando establezca otra cosa- dice la mujer mirando a ambos mandos.

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POR LA MAÑANA.

Derviche se preparó tras el sobresalto general, a toda velocidad, y corrió hasta la escena donde estaba desarrollando todo lo ocurrido.

Todo era caos, las brasas aún calientes del fuego y una gran agitación general, se presentó ante el cabo Lengua Negra, ya que no encontraba a Manta por ningún sitio.

-Ordena y así se hará-  Había convencimiento absoluto en su voz, con la cimitarra desenvainada y una mirada de fria furia asesina.

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DÍA: TERCERO DEL MES.

POR LA MAÑANA.

Niña de oro regresa tambaleante con la jarra llena de agua encima de la cabeza. Va tan llena que con cada paso que da va perdiendo un poco de agua.

Torpemente llega hasta piojillo y deja la jarra en el suelo.
-Aquí la tenéis. ¿Si necesitáis algo más?  -dice mientras se va retirando.

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POR LA MAÑANA

Ponzoña llegó con paso vivo y se detuvo ante Lengua Negra y Matagatos.

-He hablado con Analista tal como me dijiste. Ha ordenado que todos se preparen para repeler el ataque.

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-Gracias, Ponzoña -dijo al Hiena, tras lo cual miró a su primo y asintió con la cabeza-. Ya lo habéis oído. Todos preparados para el combate. Que cada pelotón se reúna con sus mandos. ¡Campamenteros! ¡Venid conmigo! Piojillo, sé que estás agotado pero debes resistir. Que alguien se ocupe de su montura -pidió a alguien anónimo con la suficiente cordura como para atender su petición-. Deberás montar nuevamente a Dante llegado el caso.

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POR LA MAÑANA

Lombriz no reaccionó más que con un destello en sus ojos, pero apretó los labios y asintió. Era extraño ver aquello en añadido a su cara normal.

-¿Lombriz no buscó? ¡Lombriz buscó y buscó! Cabo mo insulta a Lombriz por no hacer su trabajo. No es verdad, cabo Lenguanegra -dijo, sencillamente- Pero Lombriz se dispondrá para dar el botín que corresponde a la Compañía como debe y estuvo buscando y a aceptar el castigo que se desee corresponder; Lombriz juró.

Lombriz, aquí presente, e Ikharus sufrieron un ataque igual del que no nos han informado puesto que no se personaron ante nosotros. Quizá, y de haberlo hecho, el ataque sufrido la noche pasada no nos hubiera pillado de imprevisto.

-¡NO! -casi rugió el K´Hlata- ¡Nadie quiso atender a Lombriz e Ikharus! ¡Ni cabo ni nadie! -respondió- ¡Lombriz no se merece insulto! ¡Ikharus luchó con valor!

Nunca se había sentido así. Había vivido durante semanas mendigando y rebuscando entre los restos y nunca se había sentido así.

-Lombriz combatirá hasta la muerte. Guerrero fiel -dijo, preparando la lanza para lo que pudiera venir, deseando unirse a la fila de combate tras las heridas de los días anteriores- Dale órdenes. No merece este trato. Ikharus tampoco; tuvo que buscar como Lombriz, sin éxito.

No entendía. No entendía lo que estaba pasando en absoluto. No era ese el trato que merecía como hermano de la Compañía. No merecía que le acusaran de haber acabado con sus hermanos; él, no. Y sabía que contradecir a un Cabo era la manera más rápida de que no llegara a nada, nunca. Sin embargo... lo que trataba de hacer... no sólo a él. No estaba bien.

No.

Pero le siguió igualmente: era un soldado de la Compañía. El castigo, justo o no, llegaría más tarde, tras el ataque en el que pensaba matar y no morir.

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Guepardo observó a Reyezuelo, inmerso en su sombra, acercarse a él. El jaguar puso su esfuerzo en disiparla y así poder entender que le decía.

- Hola hermano - le contestó, obviando la pregunta sobre su estado. A la par negó con la cabeza - No, no sé exactamente que pasa. Alarma general. Probablemente el enemigo esté cerca... - en ese instante el Sombrío Ponzoña pasó como un exhalación ante los dos conversantes, de vuelta al foro del campamento. Guepardo maldijo para sus adentros al tener que volver a desandar lo caminado para enterarse de las órdenes. Y caminar le suponía un notable esfuerzo.

- Vamos. Veamos cuales son las ordenes a seguir - conminó al castor, mientras cojeando y con la lanza a modo de soporte volvió al centro del campamento. En ese momento pudo oír, como todos las personas y Sombríos presentes, las órdenes de Lengua Negra. Necesitó concentrarse en él también para llegar a entenderle. Y asintió. Buscó con la mirada y halló cerca a Ponzoña con Matagatos. Saludó con la cabeza, brevemente y habló.

- Mi estado no es el mejor, pero estoy dispuesto a luchar. Espero órdenes - dijo a ambos mandos.

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POR LA MAÑANA

Acudí rápidamente cuando Lengua Negra pidió que alguien se hiciese cargo de la montura de Piojillo. Agarré las riendas del animal y tiré para retirarlo de allí y colocarlo junto a los caballos que quedaban en la Compañía, en donde pudiera beber agua para restablecerse de la carrera que se había visto obligado a hacer. Cogí mi lanza corta, me ajusté las cintas de cuero con mis jabalinas y comprobé que la daga del cinto seguía donde estaba.

Volví donde se estaban reuniendo mis hermanos a la espera de órdenes, alrededor de Lengua Negra y Ponzoña, y miré al primero.

- Espero órdenes - la mordedura de la hiena estaba casi curada, podría defender el campamento con toda la habilidad y rapidez que fuese posible.

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Como Pipo, Astado llegó corriendo con sus nuevas armas y la armadura. Una lanza larga, una corta, un machete y un cuchillo.

Aquí estoy Cabo Rivdan, preparado para lo que haga falta.

Pese a lo que decía estaba cansado, visiblemente además, por lo que esperaba secretamente que el enemigo diera media vuelta. Por suerte el día anterior había conseguido una lanza larga y podría luchar contra caballería, que parecía ser lo que venía persiguiendo a Piojillo.

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DÍA: TERCERO DEL MES.

POR LA MAÑANA

Tarado siguió con decisión la llamada de Lengua Negra. Escuchó a su futuro hermano de capa ofrecerse a su cabo y decidió acercarse a su superior para ofrecer lo mismo, sería útil. Pensó que contra mas ojos subieran a las torres o adarves de la empalizada, mejor.

Cabo, si lo ordena, Tarado subirá a la muralla. dijo con seriedad, quería mostrar un ofrecimiento real. Además si había combate, allí estaría en primera linea y podría proteger mejor a sus hermanos.

Se quedó esperando la respuesta del oscuro, se contuvo para no rascarse el gemelo con la planta del pie, permaneciendo impasible. Estaba nervioso, odiaba lo que iba a pasar, pero asumía que debía hacerlo. Mientras, mentalmente, invocaba a los espíritus de los ancestros de la compañía. El único día fácil, sería ayer.

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DÍA: TERCERO DEL MES.

POR LA MAÑANA

Matagatos escuchó la respuesta de su primo, y después las palabras de Ponzoña que volvía con un mensaje de parte de Analista. Prepararse para repeler el ataque. 

-Ponzoña, reúne a todos los Hostigadores que estén en condiciones de luchar, y que se preparen. Yo iré a ponerme la armadura-respondió Matagatos en K'hlata. Aún estaba herido, sí, pero no había más remedio. Además, perder a Peregrino ya había supuesto bastante, pero perder también a Sicofante en esas malditas patrullas... ¿Cómo demonios se suponía que iban a tomar nada si el simple hecho de estar allí quietos les estaba pasando factura como una sangría de hombres casi continua? Estando así las cosas, no le sorprendería nada volver de Cho'n Delor para encontrarse a todos muertos. Ya se estaba alejando para equiparse para el combate cuando las palabras de Lombriz le hicieron detenerse.

-Lombriz-dijo en K'hlata-es el deber de los que salen de patrullas presentar el informe ante sus mandos. Creo que Lengua Negra no sería muy difícil de ubicar, pero en mi caso-dijo, señalándose los vendajes que aún cubrían buena parte de su cuerpo-era incluso más complicado no dar conmigo. Incluso sin estar herido, paso gran parte de mi tiempo en esa tienda, salvando a otros hermanos y aspirantes de las garras de la muerte. Ignoro por que no fui informado, o por qué no lo fue Lengua Negra. Pero la realidad es, simple y llanamente, que no lo fuimos. Sin embargo, no tenemos tiempo para tratar ahora este tema-sentenció, para alejarse en busca de su equipo de combate.