Partida Rol por web

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 25.

EN LA NOCHE.

Apenas nos establecimos en el Bastión del Dolor, llamé a todo mi pelotón y a Ballestero pues les tenía novedades. Una vez se han reunido, les comienzo a hablar:

 - "Soldados, he vendido lo que no fue repartido del botín del Fuerte Chuda. He hecho el cálculo de lo que cada uno debe recibir, descontando lo que se llevaron ese día, tanto en dinero como especies. Aquí está."

Comienzo a repartir los dineros, uno a uno, en las manos de sus beneficiarios. Al momento de llegar a Escudo y Niño Guerrero, les entrego lo de ahora más el dinero que no les había pasado la última vez por no estar presentes:

 - "Esto es lo que obtuvieron ustedes por la batalla. Se los había guardado."

Una vez termino de entregarles a todos, les despido con un gesto y sin darle mayor importancia a la situación.

- El Cabo Ridvan realiza el reparto del botín tras la venta de los enseres y todo el mundo recibe la parte que le ha sido asignada.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 25.

EN LA NOCHE.

Pipo recogió esos pequeños discos plateados con curiosidad. Se estaba planteando hacer colección. De los de cobre ya tenía un montón. ¿Para qué servirían?

¡Gracias Riv... Rif... Rid... van!

REORGANIZACIÓN DEL PELOTÓN DE EXPLORADORES:

- La Sargento Falce renuncia oficialmente a liderar el Pelotón de Exploradores. Es reasignada oficialmente por el Capitán-Analista al Pelotón de Instrucción, bajo las órdenes del Sargento Gulg.

- El mando del Pelotón de Exploradores recae ahora sobre el Cabo Ridvan.

- La Soldado Nueva Belleza, es transferida desde el Pelotón de Campamenteros al Pelotón de Exploradores.

PELOTÓN DE EXPLORADORES:

- Cabo Ridvan. Jefe de Pelotón. Experto Ranger Oscuro.

- Astado. Cocinero de la Compañía. Antiguo Chamán que sacrificó todo por derrotar al Profanador de Mentes.

- Belleza. Anterior miembro del Pelotón de Campamenteros. Discípula del bastón.

- Correcta. Devota de la ley y el orden. Todo tiene su lugar correcto.

- Escudo. Defensor con escudo.

- Frontera. Conoce los caminos.

- Niño Guerrero. Un día será Portaestandarte.

- Pipo. Recorre el sendero de la Furia.

El día que Ridvan fue nombrado jefe del grupo de exploradores, Pipo, al amanecer, cuando los exploradores se reunían un momento para dar partes, repartir tareas y todas esas pequeñas cosas, se acercó a su hermano de capa y le abrazó sin mediar palabra ni preámbulo alguno.

¡Pipo está contento! Riv... Rid... ván asciende como las pavesas de la hoguera. ¡Pipo está muy orgulloso de su padrino!

Era la primera vez que Belleza venía a estas pequeñas reuniones de hermanos exploradores.

¡Hola Belleza! ¡Bienvenida! ¡Es bueno ser uno más! Desde el Fuerte Chuda se han ido muchos hermanos.

La primera reunión a la que acudía era a la del ascenso del cabo Ridvan. Allí estaban todos reunidos, y era agradable tener tantas caras amigas entre los miembros del pelotón.

- Gracias Pipo, pero sin tu ayuda no hubiera podido hacerlo - le guiñé un ojo, recordando como me ayudó en el pasado a probarme con Ridvan para ser aceptada.

Me uní a las felicitaciones al cabo.

- Felicidades cabo Ridvan - le dije con sinceridad, aunque por ahora el traslado de la sargento Falce era todo un misterio.

Pipo me abraza para felicitarme por mi "ascenso", por lo que respondo cordialmente a su efusividad. Cuando termina el abrazo, le hablo corrigiéndole de su error:

 - "No he ascendido, Pipo. Estoy al mando pero solo porque ella ya no. Sigo siendo Cabo, me siguen pagando lo mismo."

Le sonrío, transmitiéndole el "Gracias" que no dije en palabras. Luego veo a Belleza, quien es ahora una de los nuestros y le asiento con la cabeza, agraciéndole también por sus palabras. Luego miro a todos los Exploradores y les hablo:

 - "Bueno, como todos ya deben saber, estoy al mando ahora del Pelotón de Exploradores. Todos quienes pertenecen al él saben que somos los mejores en lo que hacemos: Invisibles como el viento, sigilosos como una sombra y letales como la peste. Ahora que la Sargento no está para dirigirnos, yo lo haré y conseguiremos juntos mantener en alto la estima que nuestro pelotón merece. Todos recordarán siempre que cada paso que la Duodécima da es porque los Exploradores lo han dado primero y eso es porque nosotros no fallamos. No lo hemos hecho hasta ahora y, mientras yo dirija, no lo hará."

Me mantengo de pie, erguido y orgulloso, ante mis palabras y lo que significa pertenecer a la Duodécima Compañía libre de Khatovar. Somos los Exploradores, somos la inteligencia y avanzada de todos, somos la flecha silenciosa y el filo oculto, los ojos y oídos, somos lo que llega antes, el aliento que precede y la vista que cuida. Somos imprescindibles y, si también somos los mejores, todo el resto tendrá éxito.

La llegada de Belleza al pelotón fue recibida por Frontera con una amplia sonrisa. Iba mascando algo presuntamente nocivo, pero a esas horas el explorador parecía bastante lúcido.

Bienvenida, Belleza. Bienvenida.. contigo esta escuadra lucirá más.. ¡seguro estoy! se mordió el labio, preocupado por no hacerse entender. Es decir, los exploradores seremos mejores contigo. Sí.

Luego vino el discurso del cabo Ridvan, Frontera permaneció firmes mientras lo escuchaba. Al K'Hlata le caía bien a Frontera, al menos lo trataba con cierta dignidad, y eso granjeaba el aprecio del siempre disperso explorador. Aunque muchos lo tenían por alguien poco atento, Frontera siempre cumplía, o al menos lo intentaba. Al menos masticar algo siempre hacía que el mono fuera más llevadero.

Siempre delante, señor. añadió con compromiso tras las palabras del oscuro.

Escudo mantiene su semblante serio ante la reorganización del pelotón de exploradores. No está contento. Según Escudo si la Sargento Falce ha dejado su cargo, entonces el siguiente al mando, el Cabo Ridvan, debería ser nombrado Sargento. Quizás sea un ascenso muy rápido, pero la vida en la compañía es corta y esas cosas pasan. Escudo piensa que ahora que no tienen Sargento es como si hubieran perdido poder de decisión dentro de la compañía.

No está contento.

Por otra parte, se alegra de que el pelotón reciba sangre nueva. Siempre es un buen momento cuando llega un nuevo miembro al grupo. Belleza ha sido la elegida. Le hubiera gustado por una parte que hubiera sido elegida Perdida, su hermana de sangre, aunque por otra parte es mejor así. Escudo se siente un tanto protector hacia su hermana de sangre y esos sentimientos podrían hacerle fallar en su cometido. Mejor así.

Se acerca hacia Belleza y le da la bienvenida.

- Tu sangre es ahora nuestra sangre, bienvenida al pelotón. 

El cabo Ridvan hace su discurso. Escudo se siente orgulloso de pertenecer a los exploradores y se siente orgulloso de tener un mando como el cabo Ridvan.

Mejor hubiera sido Sargento Ridvan.

Los cambios en los pelotones eran frecuentes y más en tiempo de guerra. Pese a su corta edad, Niño Guerrero ya había comenzado a habituarse a aquellos cambios. Sin embargo no se había esperado que la Sargento Falce renunciara a dirigir el pelotón de los arqueros, era la única de su raza que desempeñaba un cargo alto dentro del organigrama de la Compañía Negra y aunque eso no era algo que a él le preocupara, sabía que podía levantar ampollas en los conflictos entre k´hlatas y oscuros. Únicamente esperaba que aquel cambio no fuera porque alguna de sus acciones hubiera dejado en mal lugar a su superiora.

Por otro lado se alegraba del aumento de responsabilidades del Cabo Ridvan, tenía una estrecha relación con él y estaba convencido de que se merecía el manejar el pelotón. Sabía de primera mano que era alguien hábil, letal y buen líder. Sin duda era una gran opción para los suyos.

- Felicidades Cabo Ridvan, Niño Guerrero se alegra. - Dijo con una amplia sonrisa de par en par. Sonrisa que borró cuando el cabo dio su discurso, no quería parecer irrespetuoso. Asintió a sus palabras, pero no pronunció ninguna. Ese era el deber de los exploradores, ser sombras durante l día y la noche, además de ir a la zona del peligro antes que nadie.

Tras eso, se giró a felicitar a su nueva compañera. Le alegraba que su amiga Belleza formara parte de los exploradores, para él era un ascenso. Aunque no fuera a cobrar más, sus misiones eran de mayor importancia que en los campamenteros.

- Felicidades Belleza, Niño Guerrero se alegra mucho de compartir pelotón. Niño Guerrero te ayudará a que seas una gran exploradora como era la Sargento Falce. -

Pipo no terminaba de entender eso de sargento o cabo. Lo entendía en la práctica, claro, pero la metafísica del asunto le tenía bastante confundido.

Pipo sabe que Riv... Ridván (siempre acentuaba mal esa palabra, pero el esfuerzo era demasiado) es jefe de exploradores. Pipo está contento. Pipo tiene que decir una cosa a su hermano: los exploradores son los ojos de la Compañía. Si la compañía tiene pocos ojos está ciega. Los exploradores son pocos. Después del Fuerte Chuda partieron muchos allá. Agitó una mano hacia ningún punto, de forma vaga. Algo se hizo mal ahí. Los exploradores no tienen que correr y correr por campo abierto hacia murallas guarnecidas. Son secretos. Caminan delante, imitando el trino de los pájaros para no ser vistos. Sigilosos. No murallas.

Aquella bienvenida la abrumaba y llenaba de emoción. Era bien recibida y bien tratada, y aunque en su antiguo pelotón no la habían tratado mal, en aquel se sentía un poco más agusto. Parecían todos mas unidos, más como debía ser una Compañía, y no el desasosiego que sufría el pelotón de Lengua Negra.

- Gracias a todos - dije tenuemente, mirando a cada uno de ellos. Algunos eran amigos, y otros pronto lo serian. Después escuché a Pipo, que hablaba palabras sabias.

El discurso del cabo Ridvan fue bastante animante, y las palabras de Pipo terminaron por convencerme de que el cambio que había hecho era el mejor que haría en mi vida.

Escucho las palabras de Pipo y recuerdo lo sucedido en el Fuerte Chuda. Fue un momento difícil, son momentos difíciles para la Compañía en este momento pues somos pocos para tantos enemigos y la operación era un movimiento necesario, desesperado, pero necesario.

Le respondo con calma:

 - "Lamentablemente hay veces en las que nadie puede hacer mejor un trabajo que no es para nosotros que nosotros. Somos quienes somos pero por sobre eso, somos miembros de la Duodécima. El deber está por encima de nuestra especialidad. Si debemos arriesgarnos por órdenes directas, lo haremos e incluso entonces demostraremos que somos soldados como no hay más."

A veces las cosas no son como deseamos. A veces no se elige el campo de batalla, pero como sea que sucedan las cosas, nosotros obedeceremos nuestras órdenes y conseguiremos prevalecer. Somos los Exploradores, valerosos e implacables, no cedemos ante nada y conseguir siempre cumplir nuestras misiones.

Escudo asintió ante las palabras de su mando. Tenía muy claro que moriría en este pelotón, eran su familia y por ellos daría la vida sin dudarlo. Quizás algunas veces las órdenes recibias no eran de su agrado, pero era tremendamente disciplinado y las obedecía sin rechistar.

Si había que ir a la muerte lo haría con orgullo. Estaba para servir.

Pipo asintió. No comprendía del todo lo que decía Ridvan, pero si el sentido general.

Cuando Pipo tiene que hacer algo, lo hace tomando lo que tiene a mano. Pipo comprende. Pero exploradores pocos ahora. Exploradores deben crecer. Miró, calculando, a los ahí reunidos, contando con los dedos y murmurando para si. Cuatro turnos en parejas, y eso si Ridvan participaba. Y para una avanzadilla como debía ser se necesitaba algo más que dos exploradores: no se cubría el terreno con tan poca gente. Habría emboscadas, espías del triplete... Nadie se podía permitir ser baja, y aun así, eran pocos, muy pocos.

Era cierto que habían perdido a muchos de sus miembros y que casi no quedaba ninguno. Para el joven, su pelotón era el más importante de toda la Compañía Negra. Cualquiera podía ser un bruto de infantería o hacer una carga a caballo si antes le habían limpiado el camino e indicado el lugar de los enemigos y esa era la tarea de los exploradores. Él era uno de esos exploradores y ya llevaba el suficiente tiempo como para reconocer el peligro.

- Algunos compañeros más no estarían mal, pero los que somos lo haremos bien, nos necesitan. -

Con la llegada de Belleza tenían un compañero más, pero efectivos seguían siendo pocos. Astado rara vez participaba en la acción directa y con la renuncia de la Sargento Falce, perdían un importante bastión, quedándose únicamente en siete.

Exploradores hermanos de sus hermanos. Y entre exploradores, dos veces hermanos. Lo harán bien.

Se levantó, se sacudió el polvo y se fue a correr al campo de entrenamientos, como había estado haciendo sin parar día tras día, desde que llegaron de Cho'n Delor.
 

ASTADO había asistido en completo silencio al reencuentro de su pelotón, con aquel rictus inescrutable de siempre y aquella mirada profunda e insondable que lo caracterizaba. Para los que no estuvieran habituados a su presencia, casi parecía una figura meramente decorativa, como una exquisita escultura de ébano que adornara la sala... si no fuera por su penetrante e insondable mirada, donde podía caber el universo entero.

Había recibido a la nueva recluta con un sencillo pero cordial asentimiento de cabeza a modo de solemne reverencia, y se había cuidado bien de no exteriorizar ni la más perceptible de las reacciones al enterarse de los cambios en el mando. Como ocurría en la mayoría de los casos, era imposible determinar las sensaciones que corrían por el pecho del reservado k´hlata, y muchos incluso se preguntaban si realmente estaba vivo.

Finalmente, cuando su camarada PIPO se disponía a alejarse del lugar, ASTADO dio por sentado que la reunión había concluido, al menos en lo concerniente a los aspectos formales de la misma, y consideró que era el momento oportuno para intervenir. Dando un paso al frente, para asegurarse de que todos reparaban en él (incluido el saltimbanqui de PIPO, que apenas si se había movido algunos pasos) habló a los presentes con un tono grave y profundo, que parecía provenir de las propias entrañas de la tierra.

- Compañeros Exploradores... Hoy es un día de reencuentro. Un día feliz. Un día de volver a ver viejas caras conocidas. Y de sentir otra vez el afecto de los Hermanos. Disfrutemos de este día...

Su semblante se oscurecía a medida que hablaba, y el tono de su voz se volvía más grave con cada palabra.

- ... pero recordemos también a los caídos. A los Hermanos con quienes compartimos las alegrías, y que nos ayudaron a soportar las penas. Los que sangraron a nuestros lado, y nos ofrecieron su mano cuando tropezamos.

- Mientras los recordemos, ellos seguirán con nosotros. Y estarán a nuestro lado en los momentos difíciles. Como está aquí hoy el cabo BERRINCHE, quién renegó de los suyos para ser aceptado como uno más entre los k´hlata. - mientras hablaba, el antiguo chamán dirigía su mirada hacia espacios que no se hallaban ocupados por ninguno de los presentes, como si encontrara en el vacío las miradas de sus viejos camaradas perdidos - O la piadosa HERMANA, que aún sin matar, conseguía reducir a sus enemigos como nadie.

- También la silenciosa TRISTEZA... - el antiguo chamán no pudo evitar una leve variación en el tono de su voz al referirse a la más reciente pérdida del pelotón -... quien superó un pasado cargado de amarguras para entregarse con amor y devoción a la Compañía y sus Hermanos.

- Ella cayó para que el resto podamos continuar con la lucha. Roguemos a los Dioses para que seamos dignos de su sacrificio...

Tras aquellas palabras, ASTADO guardó silencio algunos momentos, pasando lentamente la mirada sobre cada uno de los presentes, como si los instara a que pronunciaran algunas palabras sobre la compañera caída. La joven había sido una de las últimas incorporaciones, y quizás no hubiera llegado a entablar relación profunda con sus compañeros. Pero de todos modos había que dar la oportunidad para que aquellos que la habían conocido pudieran recordarla ante todos y presentar así sus respetos.

Escudo no era devoto de ningún Dios, pero respetaba a los ancestros. Ahora sus compañeros muertos eran sus ancestros y por tanto merecían de todo su respeto.

Escudo no era de hablar, y mucho menos cuando se tocaban ciertos temas. Aguantó la mirada de Astado sin parpadear. Le gustaría decir muchas cosas, hablar de su compañera, de sus proezas, de sus debilidades, quería hablar de muchas cosas, pero sabía que era incapaz de ello.

- El espíritu de Tristeza y de todos los anteriores a ella en este pelotón siempre estará a nuestro lado.

"como yo lo estaré cuando muera" - Pensó, pero no llego a pronunciar

Pipo se volvió al sentir el toque de Astado, así que se acuclilló una vez más, con gesto paciente. Escuchó sus palabras.

Pipo se acuerda de ellos. Pipo deja un cuenco de agua listo para ellos por las mañanas, por si les apetece regresar y tienen sed.