Partida Rol por web

CAMINOS DE...

- Bien... ¿qué vamos a hacer?- preguntó abruptamente Caracabra, rompiendo el silencio existente tan pronto abandonaron la cercanía de la iglesia abandonada que había servido de primera base improvisada para la Compañía Negra- A algún sitio debemos irnos, ¿no? ¿nos separamos para cubrir más espacio o vamos todos juntos?

Para Caracabra sus exploraciones siempre habían sido individuales, o todo lo más, en pareja. De hecho el recuerdo de la única exploración realizada en un grupo como ese no era exactamente agradable. No, no lo era para nada. ¿Pero qué sabía él?

Miró a Guepardo, esperando una respuesta. Debían moverse en alguna dirección. Estaban en un nuevo mundo. Pero para él eso era bastante indiferente. Habría espíritus, habría demonios. Pero estaba con la familia, y estaba Khadesa para proteger el alma de todos. No le hacía gracia haberla dejado atrás, pero Ponzoña la protegería de todo mal.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Los preparativos de mi parte para comenzar con el viaje fueron especialmente breves pues no tengo casi ningún objeto. Ni siquiera cuento con una mochila, todo lo que tengo es lo que porto, incluyendo mi escudilla atada al cinto. a única cosa adicional que llevo son las jabalinas que Lagrimita me brindó, junto con su porta lanzas, por lo que ya estoy listo.

Así que me paro frente a Guepardo, quien fue designado como el líder de grupo, listo para comenzar a moverme.

Escucho lo que dice Caracabra y Lombriz, pero no entiendo demasiado de sus palabras así que simplemente me quedo en silencio esperando indicaciones las cuales seguir.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Tarado salió de la iglesia junto al grupo de exploración. Eran un grupo variopinto de tres grupos distintos de unidades de los cuales a alguno no conocía y no había tenido trato. Por desgracia ahí estaba de nuevo Lombriz, en el grupo y con sus miradas feas hacia su persona. Comenzó a dar órdenes, aún cuando le habían dado el mando a un tal Guepardo, perteneciente a los hostigadores. Tenía pinta de buen guerrero, esperaba que no fuera solo una fachada y fuera un buen líder. Esperando a que se comenzaran a dar órdenes, Tarado se colocó los bártulos y con la lanza en la mano esperó paciente a recibirlas. 

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

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DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Guepardo sonrió irónico a las palabras de Lombriz dando consejos muy lógicos y evidentes, consabidos para un explorador y soldado con algo de experiencia. Aun así asintió pues lo que decía era cierto.

- Gracias, Lombriz. Es buen consejo. Lo tendré en cuenta y lo aplicaremos - aseguró al soldado. Después observo a los hombres bajo su mando y tras suspira habló -. Sois buenos hombres, buenos soldados. Daré lo mejor por mi parte. Y mi primera orden es la siguiente, hermanos: pertrechaos los que aun no lo hayáis hecho y dirigios a la orilla del lago. Iré allí en breve y partiremos - dijo el jaguar. Deseaba quedarse un instante a solar con Matagatos y a ser posible con Serpiente. Había algo de lo que hablar.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

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DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Frontera indicó a todos que fueran moviéndose, mientras Guepardo terminaba de hablar de lo que fuese con Capitán y Serpiente.

V-vamos, compañeros. Comprobad que lleváis todo lo necesario y vámonos hacia a la orilla del lago, donde ha dicho Guepardo.

Lanza en mano, Frontera abrió la pequeña fila de exploradores mientras se dirigían hacia el lago, manteniendo los ojos bien abiertos.

Primero debemos localizar el rastro de huellas que encontró ayer Guepardo -contestó a Caracabra-. Tal y como ha dicho el Capitán, es nuestra mejor baza para encontrar alguna población o lugar donde guarecernos. Respecto a formación, lo que diga Guepardo cuando venga.

Estaba intentando aparentar normalidad en el mando, por si algo sucediese, asegurarse de que sus compañeros confiarían en él, si conseguía que le vieran de otra forma, más despierto y resolutivo, y no embobado y despistado como estaban acostumbrados a verle.

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Guepardo llegó con paso ligero desde el templo al encuentro con sus hombres.

- Disculpad la demora. Bien. Ahora es buen momento para mirar el suelo que pisamos - dijo el hostigador caminando lentamente por la zona, mirando al suelo donde horas atrás ellos habían descansado un rato tras caer al lago. La zona estaba llena de huellas de los mercenarios, pero no tanto como para borrar huellas más antiguas que se diseminaban por zonas donde la Compañía no se había asomado.

- Observad - dijo poniéndose de cuclillas y señalando el suelo -. Son huellas viejas, de hace varios días. Suelas de calzado sencillo. Calzado de campesinos - indicó con cierto aire pedagógico, para que aquellos que no tuvieran capacidades de rastreo comprendieran de que diablos hablaba, y levantando la cabeza unos instantes y mirando los alrededores más próximos, captando el mismo tipo de suelas y la densidad de las mismas -. Diría... que en torno a la veintena de individuos - se atrevió a precisar -. Pero no hay huellas de carros ni animales de carga, por tanto no trajeron equipajes pesados y por consiguiente debe ser gente que no vive muy lejos - dedujo el explorador poniéndose de pie. Caminó un poco de manera aparentemente errática, mirando al suelo, hasta que alzó su cabeza y miró hacia un lado del bosque y luego al templo.

- Las huellas van y vienen. Tanto de ese lado del bosque como de la ruina - dijo señalando al Oeste primero y a la ruina después -. Ya que estamos... veamos por qué vinieron a ese sombrío Templo - dijo el joven, guiando a los suyos de vuelta al edificio, aunque comenzó a sospechar el motivo. En las escaleras de entrada les pidió que esperaran excepto a Frontera al cual indicó que le siguiera. Un par de minutos más tarde ambos volvían a salir. Silenciosos.

- Os comentaré lo que hemos averiguado mientras marchamos al Oeste - aseveró señalando el bosquecillo junto al lago-. Pero ante me gustaría que cada uno de vosotros me dijera sus capacidades y aptitudes más notables. Qué creéis que podéis aportar a esta expedición - dijo el hostigador. Sin duda Barril y Piojillo sabían las capacidades de sus hombres y por ello los habían seleccionado. No obstante él, a excepción de Caracabra, lo desconocía y ahora era, temporalmente, su líder. Saber qué esperar de ellos sería importante.

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Tarado llegó con el resto del grupo de exploración a la orilla del maldito lago. Sólo le traían malos recuerdos, no deseaba acercarse a él y mucho menos introducir un solo pie en su interior. Les tocó esperar un poco hasta que su líder se integrara a la formación pero pareció llegar con ganas de dirigirlos. Comenzó con una clase magistral de rastreo de huellas, que si él veía tantas cosas entre aquel barro, tarado no iba a ser quien se lo negara. Por su parte él sólo veía un manojo de huellas apelotonadas unas sobre otras sin conexión aparente. Esperó paciente sin comentar nada aunque tuvo muchas ganas de protestar por que les dejara tirados mientras él se iba con Frontera a parte a mirar algo. No quiso preguntar qué habían visto bajo esa mirada seria cuando volvieron pero por suerte su pregunta directa sobre sus capacidades hizo replantear sus pensamientos. 

- Tarado, miembro de Campamenteros, bueno con la lanza y las manos, ágil y sigiloso, siempre me he considerado buen trepador. A parte de eso deseo llevar a esta compañía a ser la mejor pero siempre sin perder el alma y esencia que la forjó. - Añadió, debían saber cosas unos de los otros para comenzar a trabajar como una unidad e intentó justificar porqué no había podido seguir aquellas órdenes que sólo hicieron que algunos de los hombres de la compañía perdieran un trocito del alma que todos llevaban dentro. 

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ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Nadie quería volver al lago verde, pero al final tuvieron que volver a aquel lugar que tanto dolor y enfermedad había causado en muy poco tiempo.

Frontera fue el encargado de llevarlos de nuevo hasta allí, aunque realmente no hiciera falta. Guepardo se ausentó mientras hablaba con el Capitán y con 'Cobra', que en realidad resultó ser mago y serpiente. Mago Serpiente.

Al poco, Guepardo los alcanzó y comenzó a explicarles el tema de los rastros y las huellas, no las suyas, si no otras más viejas.

-Hmm- Asintió Lombriz, ante el despliegue rastreador de Guepardo.

Una vez hecho aquello, llegó lo difícil. Explicar algo que no sabía o no recordaba del todo.

-Jefe Guepardo, señor, creo que tengo un espíritu y voluntad fuertes- Se dio un golpe en el pecho, orgulloso  -Y de lo que estoy seguro es que soy buen soldado-

—No entiendo del todo el porqué, pero lo soy, mi mente piensa y mis manos ejecutan, los términos me son familiares, como si llevase mucho tiempo haciendo la guerra— Pensó pero no dijo.

-Tan solo una cosa, señor Guepardo...Jefe, no se cuanta prisa tenemos, pero esta noche las sombras volverán, hasta que nos hallamos ido no dejarán de intentar acabar con nuestra vida, nos odian por quedarnos en el lugar donde murieron, no quiero ni pensar que harían con sus cuerpos cuando estaban con vida-

De esas cosas entendía y recordaba, no en vano había sido esclavo del amo, el profanador de mentes, y sabía que los sacrificios eran un arma poderosa.

-Dicen que alguien las contuvo con 'Majia', de ser así, no se cuanto durará la protección de esa 'Majia', esos son conocimientos que se me escapan, solo digo que si tenemos que volver a la iglesia, que sea antes de que anochezca-

Asintió convencido, ya que si se diese el caso, Lombriz no pelearía con aquellas sombras para abrirse paso a través de ellas.

-O al menos es lo que yo sentí anoche cuando las contemplé-

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ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Fronterá observó las huellas que les mostraba Guepardo y llegó a las mismas conclusiones que él, que era el razonamiento más sólido. Cuando las huellas les llevaron a la iglesia, Frontera acompañó al líder de la expedición por petición expresa y entraron unos minutos al templete antes de volver a salir con el resto del grupo.

Emprendieron la marcha hacia el Oeste, siguiendo el rastro de nuevo, mientras cada uno exponía sus puntos fuertes.

Yo puedo ser silencioso y tengo buenos reflejos, estaré atento por si veo algún animal comestible. Además, no sólo llevo lanza, si no también jabalinas arrojazidas. -contó Frontera, intentando ser escueto.

Frontera se situó en la posición de la formación que dispuso Guepardo, con el conocimiento de las habilidades de todos, y continuaron andando con mayor cautela en cuanto se empezaron a adentrar en terreno desconocido.

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ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Guepardo, con los brazos cruzados escuchó lo que cada uno le iba diciendo, asintiendo con la cabeza, y mentalmente se hizo una idea de las cualidades de cada uno. Pronto ya sabía cómo iban a avanzar.

- Bien. Haremos una formación en cuña. Yo iré en cabeza. Lombriz, tú conmigo - indicó comenzando a dibujar unos puntos esquemáticos en la arena del suelo para que fuera sencillo de comprender -. Detrás nuestra Grito y a los lados de este, más hacia afuera, Caracabra y Tarado. Finalmente, en tercera fila y más abiertos, Frontera y Dolor - concluyó -. Vosotros dos atentos a los flancos ante cualquier amenaza o algo digno de cazar y recolectar - indicó a los dos últimos, perceptivos y aptos con armas de alcance -. No nos separaremos más de un par o tres metros uno de cada otro. Si el avance se hace complicado, las alas se pliegan a la senda, avanzando en fila, hasta nueva zona transitable, que volverán a desplegarse - explicó el explorador -. No nos separaremos unos de otros más de tres metros. No quiero que nos perdamos uno por cada lado - estableció mientras hizo un gesto para que se pusieran en marcha, tomando la senda del Oeste.

Intervino Lombriz sobre la premura y el jaguar asintió con la cabeza.

- Sí. El objetivo principal es encontrar ese pueblo, poder hallar en él lugar para acomodar a la Compañía y salir de este sitio maldito cuanto antes. La caza y recolección se hará según veamos el tiempo que tenemos - apuntó para que todos lo tuvieran claro -. De hecho, la huellas antiguas, las de los probables campesinos, vienen a este lugar y al Templo para hacer un ofrecimiento de sangre - dijo haciendo un gesto con su mentón a Frontera y explicando al resto lo que ambos habían estado mirando dentro de la ruina -. Al parecer ellos lo efectúan para evitar que las sombras ataquen su poblado, diría yo.

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El grupo de exploración enviado por el Capitán comienza su viaje en dirección Oeste con la intención de dar con algún poblado habitable, y casi con seguridad con los seres que han producido las huellas encontradas por Guepardo.

Unos con más atención al entorno, y otros de manera un tanto más descuidada, avanzan en formación siguiendo las indicaciones del líder designado hasta que Tarado encuentra un camino. O lo que parece ser uno, puesto que no se encuentra en las mejores condiciones.

En pleno sendero el grupo encuentra los restos de un ser humano torturado y colgado. El cadáver no es algo agradable de ver, y a muchos les recorre un escalofrío por la espalda, en recuerdo de algunos momentos vividos durante el cruce del portal... Momentos vividos, o soñados... visiones del futuro o del pasado, ¿pesadillas quizá? Nadie puede estar seguro de ello.

La tensión aumenta por momentos, y aunque no parece haber enemigos cerca, los pájaros y otras criaturas que antes se escuchaban en el bosque, ahora parecen mantener un silencio sepulcral mientras el grupo permanece en el camino.

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Guepardo organiza la partida mientras pregunta cuales son las habilidades de cada uno. Creo entender que quiere que digamos qué sabemos hacer para así poder contar con los datos que le permitan una buena organización del grupo. Asiento a ellas antes de contestar como puedo:

 - "Yo Dolor llamo. Sé vivir fuera... esterior entorno. Esconder a mí y silencio. Buscar, yo buena vista y atención."

No sé como decir mejor las capacidades que poseo, pero eso es lo principal y lo que me vuelve útil en un trabajo como este. La verdad es que no soy un experto combatiente pero no somos un grupo de batalla en este momento sino uno funcional y para eso sí que puedo ayudar mucho.

Me sitúo en la posición que Guepardo me ordena para comenzar a movernos en la formación apropiada mientras abro bien los ojos para ver lo que nos rodea a cada paso.

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Grito avanzaba en el centro de la formación tal y como había indicado Guepardo, aquella posición le daba acceso en segunda línea a todas las posiciones por lo que avanzaba pendiente de lo que sus compañeros pudieran divisar.  Pronto el grupo dejó las pocas zonas conocidas de aquella misteriosa tierra para adentrarse en lo desconocido.

Sus habilidades se centraban en el combate y las habilidades sociales para bien o para mal tal y como se lo había hecho saber a Guepardo.

No pasó demasiado tiempo cuando los exploradores encontraron los primeros signo de vida... o mejor dicho de muerte.  No importaba el idioma que hablaran los que habían crucificado a aquel hombre, sin duda aquel acto significaba lo mismo para todos los idiomas conocidos y extraños.

Las opciones de encontrar aliados habían menguado demasiado pronto, aquella tierra había sido hostil con ellos desde el principio, pero la visión de aquel hombre colgado de aquella manera sin duda era desalentadora.

Grito, se concentró en sus sentidos, aquel cuerpo parecía llevar pero la ausencia de ruidos del bosque resultaba casi sobrenatural.

Sin duda un aviso para quien lo vea, quizá marque el límite de un territorio pero quien este detrás de esto, no es la primera vez que lo hace.

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Gracias a la senda encontrada por Tarado el jaguar pudo liderar al grupo, siguiendo el camino. No tuvieron tiempo de haber andado mucho cuando encontraron la macabra escena. Aquello intranquilizó al joven en un primer momento, temiendo que se adentraban en un lugar verdaderamente hostil, pero acercándose al cadáver lo observó detenidamente un rato. Escuchó el comentario de Grito y mientras giraba en torno al colgado, captando detalles del cuerpo, le preguntó.

- Dices que no es la primera vez que hacen esto. ¿Cómo lo sabes? - le inquirió interesado ante ese dato tan específico. Mientras esperó la respuesta, el explorador se detuvo en seco cuando miró al suelo. Parpadeó un momento confuso y finalmente se acuclilló, tratando de comprender lo que veía. Alzó su cabeza girándola hacia un lado y luego la giró hacia otro lado, asintiendo finalmente para sí mismo. Volvió a reincorporarse y miró a todos.

- ¿Qué podéis decirme de lo que veis? - preguntó a la espera de más datos que él no hubiera ya percibido para conformar un todo y luego compartirlo.

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Guepardo contó al resto lo que habían sacado en claro tras observar el altar, y Frontera aportó algo más.

Por la superposición de rastros muy viejos y otros más recientes, tanto de huellas como de sangre del altar, creemos que hacen el ritual un par de veces al mes.

No quiso ahondar mucho más en aquel macabro tema, pero estaba claro que si Serpiente, rajándose el brazo, sólo había conseguido ganarles protección para un día, para lograr protección durante una quincena haría falta un sacrificio de sangre bastante más elevado. Probablemente toda la sangre de una víctima, o incluso de varias... Eso le daba a Frontera muy mal yuyu, así que dejó a los demás el ser suficientemente avispados para darse cuenta de las implicaciones, y si no ataban cabos, mejor para ellos.

Siguieron por entre la maleza del frondoso bosquecillo, y Frontera iba algo distraído pensando en todo el tema de la sangre, hasta que Tarado encontró un camino. Se asomaron al mismo y lo primero que vieron fue a Dolor señalando unos metros más allá. Había un cadáver colgando de varias cuerdas.

Observó un momento el cadáver. Parecía una advertencia. Grito parecía haber pensado lo mismo. Más mal yuyu. Frontera tragó saliva. El Capitán quería que encontraran aliados, pero los augurios eran cada vez más sombríos. Se encogió de hombros ante la pregunta de Guepardo, pues no tenía mucho que aportar de momento.

Está demasiado bien conservado, para lo viejo que parece el cadáver... ¿Cosa de magia? En cualquier caso, mal yuyu. -dijo agitando los brazos como alejando el aire a su alrededor.

Mientras los demás seguían mirando alrededor y al cadáver colgante, Frontera observó algo interesante en el propio camino, y parecía que Guepardo también lo había visto. Marcas de carros.

Hmmm... parece que por este sitio pasa más gente de la que creíamos -se agachó y observó la profundidad de las huellas-. Por aquí han pasado carretas, y alguna hendedura parece reciente, pero están espaciadas en el tiempo. No parece que pasen muy a menudo,  pero abrid bien los ojos de todos modos -advirtió al resto del grupo.

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ANTES DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

El grupo se detuvo para examinar el lugar, la figura del crucificado se levantaba imponente a cualquier viajero que optara por aquel camino.

Tan solo es una intuición, pero quien haya hecho esto se ha tomado su tiempo, el cuerpo esta atado usando su propio tejido, eso no es algo fácil de hacer sin que se rasguen y menos algo que se improvise... 

La escena parecía dantesca, la compañía había pasado por mucho ya y no era fácil amedrantar a aquellos hombres, pero sin duda resultaba difícil mantener la mirada en aquel pobre hombre.