Partida Rol por web

LA COMPAÑÍA NEGRA: TIENDA DE MANDO:

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Capitán, con gesto serio, asintió como saludo a la mujer joya, comprendiendo ahora el por qué de ese nombre. Desde luego, el lugar al que habían ido a parar se probaba cada vez más extraño, aunque en este caso la sorpresa no era desagradable a priori, simplemente una rareza. 

-Señora Seldocha, bienvenida a nuestro campamento provisional-dijo con tono respetuoso, antes de extender el brazo y la palma de la mano en dirección a la mesa.

-Por favor, tomad asiento. 

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

- "Gracias, señor Capitán. Estos son mis sirvientes, el Augur, al que algunos de vuestros hombres ya conocen, y mi nuevo sirviente, Catikles, un Monje del Dolor. Catikles, deja las cajas sobre la mesa." -

Cuando el monje oscuro deja las cajas encima de la mesa, Seldocha las destapa, revelando su contenido. En una hay diez pócimas curativas y cinco paquetes de diez ramitas yesqueras, y en la otra hay diez vasijas de arcilla selladas, sin duda fuegos de alquimista.

- "El Augur me confirma que tuvo una visión en la que claramente vuestros hombres cumplían la misión para la que les contraté, la de matar a la desdichada Adriana de Pangolais, que se había transformado en un monstruo por culpa de la Colmena y los Druidas del Corazón Sombrío. Esta - dice señalando las dos cajas - es la segunda parte del pago prometido. Añadí como bonificación una bolsa de veinte monedas de oro, o la contestación a una pregunta, a vuestra elección, y ese es el pago que aún falta. Pero antes, el Augur os debe una disculpa." -

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

- "Tengo visiones del futuro desde una edad muy temprana. A veces son visiones del pasado, o de acontecimientos presentes que suceden en la distancia. Mis visiones me han vuelto orgulloso, y a menudo tiendo a pensar que son la verdad absoluta.

Sin embargo, a veces mis visiones, o más bien mi interpretación sobre las mismas, resulta ser un error. Antes de vuestro contrato, tuve una visión de la caravana varisia extremo-occidental siendo rodeada y atacada por unos guerreros no muertos de aspecto muy fuerte: Harapientos Reanimados. La visión finalizó y di por sentado que los varisios, siendo simples mercaderes, jamás podrían sobrevivir a un ataque así, y que sin duda habrían perecido todos. Estaba en un error, días más tarde volví a ver a los caravaneros. Sin duda han sufrido daños, pero muchos siguen vivos y continúan su viaje. Creo que están dando un rodeo por una ruta alternativa, aunque no podría asegurar por dónde.

Os pido perdón humildemente por mi equivocación." - El monje hace una profunda reverencia y se pone de rodillas, agachando la cabeza.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: TRAS EL OCASO. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. HACE FRÍO.

Con una inclinación y un rígido ──señora ──Ballestero solucionó la papeleta de no meter la pata en la conversación. Luego acompañó a todos al interior y permaneció en silencio, escuchando con atención.

La mirada que dirigió al augur tras su intervención fue tan aparentemente indiferente como todas las demás.

Pronto traen algo de comida, unos cuencos de sopa de verduras, el rancho de esta noche, y algunas jarras con cerveza.

Barril observaba desde la entrada de la tienda de mandos, y mientras se acercaba, susurró algo al cercano Guepardo, haciendo un gesto a una figura algo más alejada y señalando al Jaguar. Después esperó la llegada de las tres figuras en silencio. No pudo evitar echar un vistazo a Analista, para señalar a Sabueso a continuación. Había hecho su parte, ¿entraría en la tienda o se quedaría fuera? Sólo el oficial lo decidiría.

— Señora Seldocha, bienvenida. —

El grueso cabo observó impertérrito las cajas que acarreaba el monje para luego pasar a estar pendiente de la explicación del monje que llamaban Augur. Desde luego era más conveniente para que aceptáramos la misión de la mujer-joya que la caravana hubiese sido destruida. Era el típico caso de "te digo lo que me interesa que sepas", y hacer caer la culpa sobre un subordinado siempre era algo elegante. Barril podía decir muchas cosas, pero ninguna sería educada ni de mucha ayuda, así que permaneció en silencio relativo dejando eso sí, un lance en el aire para ver si el Capitán veía una posibilidad en este "error" cometido.

— A mí se me ocurre cómo podrías ganarte ese perdón, Augur, pero eso es decisión del Capitán, claro. —

El revelar lo que buscábamos (la Lanza) eventualmente demostraba un interés, lo cual era sin duda motivo de preguntas y una debilidad en potencia. Algo a valorar por el mando, efectivamente.

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DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

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Nadie evaluaba nunca a Rastrojo como oponente. ¿Por qué no lo evaluaban nunca? Porque era inescrutable.

Cof, cof...-carraspeó para llamar la atención de los presentes-. Se sobreentiende entonces que el precio de una pregunta es de veinte monedas de oro, y que en esta reunión el Capitán podría decidir pagar veinte monedas si quiere que le contesten a dos preguntas. O cuarenta por tres... Tsk, pero si Augur es tan inexacto presagiando el futuro, el precio me parece algo excesivo...

El tacaño chamán se fijó entonces en Seldocha y se preguntó cuánto valdría la mujer-gema si la mataban allí mismo y la descuartizaban en sus valiosas partes. Luego pensó en que tal vez alguno de los visitantes tuviera el poder de leer la mente. Luego pensó en que tal vez podría engañarles si pensaba que la idea de pensar lo primero era una trampa para saber si alguien se delataba como mentalista. Así que hizo lo que tenía que hacer, pensar muy fuerte en cuánto valdría cada una de las joyas que componían Seldocha. Al final, por si acaso mirar tan fijamente a Seldocha hacía que pensaran que Rastrojo era un pervertido, bajó la vista a sus propios pies. Inescrutable.

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Los ojos de Seldocha se iluminan por un instante, quizás el equivalente a una sonrisa en el por lo demás inexpresivo rostro de la mujer-joya.

- "Me dedico a la venta de información de toda clase, desde secretos a informes sobre potenciales objetivos. También vendo objetos mágicos, objetos alquímicos, y objetos mundanos extraordinarios.

La tarifa estándar por una pregunta es de cien monedas de oro. En este caso le ofrecí a Analista una recompensa adicional de veinte piezas de oro o la respuesta a una única pregunta.

El coste más habitual en una gran ciudad como Pangolais, la capital de Nidal, de estas pociones de curación es de cincuenta monedas de oro cada una, los fuegos de alquimista no cuestan menos de veinte monedas de oro cada uno, y las ramitas yesqueras cuestan a pieza de oro la unidad. En total, sobre la mesa hay material por valor de setecientas cincuenta monedas de oro. Y no es más que la segunda mitad del pago total, la primera parte se pagó por adelantado.

El valor total es aproximadamente el triple de lo que probablemente hubiese cobrado cualquier otra compañía mercenaria o gremio de asesinos.

La razón es que quería conocer mejor a la Compañía Negra, evaluar su grado de competencia, y establecer relaciones diplomáticas por si podemos llegar a un entendimiento mutuamente provechoso." -

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Analista miró a Augur fríamente, tras escuchar su declaración, mientras este se postraba de rodillas. Después, la misma mirada se deslizó hacia la mujer joya.

-Una visión oracular fallida que supuso incumplir un contrato previo para aceptar uno nuevo consistente en acabar con la vida de Adriana, una misión cumplida a un alto precio, la vida de uno de nuestros hombres, y ello ya no solo por un error previo, el suyo -dijo señalando a Augur-, sino porque además no gozábamos de la adecuada información para enfrentarnos al elevado número de enemigos que se interpusieron en nuestro camino. En un mundo desconocido para nosotros, donde carecíamos del saber necesario para minimizar riesgos, espero que el resultado haya satisfecho positivamente la cuestión de nuestra competencia -la voz de Analista, cargada de cinismo, fluía rápida y fría como un manantial de montaña. 

Tomó la jarra de cerveza que se había depositado en mitad de la mesa y sirvió a la mujer joya.

-No nos gusta fallar a nuestros compromisos. Y particularmente, no me gusta incurrir en errores. En este caso y confiando en su visión, cometí el error de desatender nuestra misión inicial, con el pago de vidas varisias que ello ha podido implicar y para cuya protección se contaba con nosotros. Asumiré mi responsabilidad ante tal hecho, Seldocha, pero él no es el único que ha fallado pecando de un exceso de confianza muy conveniente. Y el pago efectuado, por mucho que triplique el precio que hubiera cobrado otra compañía mercenaria, si es que hubieran aceptado esta misión, no es sino miel para las moscas y no justifica los errores cometidos. Puedo asegurar que la vida de uno de nuestros hombres supera con mucho ese precio pues su valor es irreemplazable. 

Mientras hablaba, fue pasando de uno a otro y sirviendo la cerveza entre sus compañeros.

-Estos son quizá nuestros inicios, quizá la semilla de una relación próspera y beneficiosa para ambas partes, pero la sinceridad debe ser la base, así como el mutuo conocimiento. No hay lugar a los vacíos, a los secretos, a jugar con dos armas. Pero también es cierto que llorar sobre la leche derramada no conduce a nada y nuestra compañía no es una compañía de plañideras. Alcemos pues nuestras copas y brindemos por nuestro caído Hermano Matador y por un futuro esperanzador. Por Matador -dijo estentóreo y elevando su jarra.

El enorme Oscuro evaluó a Sonrisas por unos momentos desde detrás de su placa facial. Desde luego él no sonreía. El tipo tenía ganas de provocar y de hacerse el importante, llamando la atención sobre él de manera errónea. Era normal cuando alguien alcanzaba de nuevas un puesto, quería hacer notar que era útil y que sabía hacer su trabajo, así que Barril se lo perdonó sin más; era un pecado de inexperiencia y juventud y Barril también había sido joven.

Devolvió su atención al discurso de la mujer-joya, que sí le hizo fruncir el entrecejo, y al que no contestó inmediatamente gracias a la providencia de que Analista intervino de manera muy acertada, de acuerdo a su posición y habilidades. Eso dio tiempo a Barril a suavizar su ballista inicial y adecuarla al son de las palabras de Lengua Negra.

— Brindo por las palabras de Analista. Pero por redondear los números ya que sabes hacer bien las cuentas señora Seldocha, suma en nuestra lista de pérdidas a la mencionada baja en nuestras filas, y añádele el coste de perder un arma encantada así como una Capa Negra más el Broche de las que portamos, especiales a su manera e irreemplazables. Si haces esas cuentas te llevarán a que una información errónea de tu subordinado nos lleva a una ganancia negativa, llamada también pérdida, de por largo.

Estamos contentos, no. Somos profesionales, sí. Mostramos buena voluntad, sí, esperamos lo mismo de ti, ¿lo debemos esperar? Espero que sí. Por Matador, y por futuros y esta vez beneficiosos tratos. Salud. —

Barril bebió de su jarra el primero, para demostrar a los recién llegados que no habían de temer del veneno y la espada en este encuentro. Miro a Sonrisas; al menos no todos.

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-No hay necesidad de que se levante, Augur-replicó Capitán, serio, al ver al ciego retirarse. El aire estaba tan cargado que casi podría cortarse con una de sus espadas y servirlo en filetes a los invitados. Sin embargo, en estos momentos empezar una pelea era la clase de actuación que les podía salir muy cara. 

-Habrá paz en esta tienda. Somos mercenarios, sí, pero ni somos unos salvajes ni considero que el pago en sangre sea algo positivo para ninguna de las partes-sentenció el oscuro, con firmeza. Sí, las pérdidas habían sido cuantiosas, aunque bien habría preferido haber perdido el doble a cambio de que ninguna vida quedara atrás. 

-Como bien apunta Analista, creo que nuestro valor ha quedado probado. Parte de nuestras fuerzas, apenas un tercio, bastaron para su encargo. Otra parte, de nuevo apenas un tercio, ha bastado sobradamente para eliminar la amenaza de los Capas Rojas-dijo, sin molestarse en eliminar el orgullo que traslucían esas palabras. Sí, les estaban pisando continuamente, pero maldito fuera si no iba a reivindicar que ellos habían aplastado todo lo que ese condenado país les había lanzado a la cara. 

-Sin embargo, debimos acudir a socorrer a esos varisios. Nos gusta cumplir nuestros contratos, es una señal de orgullo y de fiabilidad, y en este caso eso nos ha dejado en entredicho. Mi pregunta, señora Seldocha, es cual es su respuesta ante todo esto. 

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El Augur se aclara la garganta y da un paso al frente de nuevo.

- "Si me permite, mi señora." - Ella asiente, otorgándole permiso para hablar.

- "Ustedes nunca tuvieron la oportunidad de ayudar a los varisios. Su caravana fue asaltada mucho antes de llegar al claro de bosque donde les contactamos, la caravana nunca llegó a pasar por allí. En aquel momento yo no lo sabía, y por mi visión estaba convencido de que unos mercaderes no hubieran podido sobrevivir ante el asalto de unos no muertos tan poderosos y numerosos. El fracaso de su misión de proteger a la caravana no es culpa de nadie, salvo de los propios Harapientos Reanimados, y de quienes los crearon y los soltaron por el Bosque.

Después del ataque, los caravaneros dieron un gran rodeo por el Bosque Sombrío, buscando y finalmente hallando, un camino alternativo. Es posible que se los encuentren en el futuro y puedan corroborar que todo cuanto he dicho es cierto.

Siento mi error, por el que ya me he disculpado, pero no hubiera alterado en modo alguno el resultado si mi visión hubiera sido más completa y hubiéramos podido saber que los varisios seguían vivos, pero completamente fuera de su alcance. Sí, fuera de su alcance, pues si los miembros de la Compañía hubieran ido en su busca, hubieran caído en una emboscada de los Reanimados, y ahí sí tengo la certeza absoluta de que ninguno hubiera podido sobrevivir, ni estaría ahora mismo en esta tienda.

No tengo más que decir. Si me lo permite, mi señora, esperaré fuera." -

Seldocha le da permiso y el Augur sale de la Tienda de Mando.

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Analista hubiera podido congelar con su mirada el mismísimo infierno ante aquella abrupta interrupción. No solo aquel petimetre interrumpía algo tan sagrado como un brindis en honor a un caído en batalla de la duodécima, sino que argudiaba sin prueba alguna, acerca de su propio futuro.

-Seldocha, seré muy claro. Tu hombre ha interrumpido un brindis en honor a uno de los nuestros y de nuestro recíproco  futuro. Tú lo has autorizado. No es un buen detalle. Sumo a eso las informaciones contradictorias. Augur declaró que la caravana había sido atacada y no habían supervivientes. Ahora se nos dice que hubo supervivientes. Luego se suma oportunamente y a destiempo que nunca pasaron por el lugar en el que deberíamos haber dado con ellos. Y que de haber alcanzado aquel lugar, hubiéramos muerto, con lo cual casi parece que deberíamos darle las gracias. Todo en exceso aventurado, impreciso e innecesario cuando estábamos dando unos primeros pasos en condiciones. No deseo que nuestra potencial alianza se deteriore antes siquiera de empezar, pero como he dicho ya antes, todo debe cimentarse de forma adecuada. Y en medio de todo esto, las formas son también importantes -concluyó Analista-. ¡Por Matador y por nuestro futuro! -insistió Lengua Negra, que miró a Capitán y le ofreció un fugaz guiño. Paz tendrían, pero también debía haber respeto. Y estaba dispuesto a enseñárselo a Seldocha renglón a renglón. 

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Seldocha alza su copa y también lo hace su nuevo seguidor, el Monje Oscuro Catikles, aunque, por distintas razones, ninguno de los dos bebe. Sin embargo, ambos parecen respetar el momento.

- "Por la memoria del guerrero Matador y por el futuro." -

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Un movimiento imperceptible de la cabeza en el sentido de la negación, más imaginado que visto fue lo único que acertó a percibirse de Ballestero, y fue cuando el menda ese, capullo, que imaginaba que se parecía a Barril por llevar el careto tapado por una máscara, pretendió que estaba a su mismo nivel para hacer un duelo de miradas. A ese imbécil le soltaría a Sabandija para que le cortara los cojones mientras hacia popó, y se acabarían los problemas.

Luego, cuando el ciego insinuó que de haber hecho lo que fuere, habrían muerto, como habían hecho tantos otros hasta el momento, le brindó con otro de sus movimientos que solamente podían percibirse si el que lo hacía estaba mirando en ese instante.

Y poco más. Tenía la mala suerte de carecer de una rica vida interior, como Rastrojo. Ahí se quedó, dando marco y asistencia a sus jefes. Plantado como si fuera un mueble. Un mueble que aceptaba cervezas, ciertamente, y bebía en honor de los muertos.

──Por Matador.

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Capitán se abstuvo mucho de sonreír ante el gesto de Lengua Negra. Puede, y solo puede, que tuvieran alguna clase de control en aquel juego. Y el tener aunque fuera una mano en las riendas era algo que hacía ya demasiado que no podían disfrutar. Como el resto, participó en aquel brindis, sintiendo realmente que le debían aquello.

-¡Por Matador, eterna gloria allá donde esté!-dijo-y por un futuro próspero para los que le recuerdan.

-Sobre los varisios, cabe decir que lo único que tenemos de momento es la palabra de un hombre que ya ha admitido que sus palabras no fueron ciertas antes, lo supiera él o no. No es algo muy prometedor, aunque quiero pensar que no habrá argucia alguna en ello. Poco queda que ganar, ya no creo que les demos alcance y ese peligro que les acechaba queda lejos.