Partida Rol por web

- "Interesante, esto sin duda es muy interesante. Parece que Keropis es mucho más antiguo de lo que había supuesto. Una vez sirvió al antecesor de Kina, pero ahora es libre. Zon Kuthon ha aprovechado esa antigua conexión para controlarle brevemente.

La mala noticia es que eso indica que el Señor de la Medianoche ya sabe que estamos en su reino, aunque quizá no sepa exactamente dónde." -

Campaña abrió los ojos. Miraba hacia el cielo oscuro y nublado a través de la visera de su casco. Las nubes pasaban allí arriba, haciendo formas y volutas  que capturaban su atención. Estaba tendido, sin recordar muy bien cómo había llegado hasta allí. Luego unas manos y voces familiares le ayudaron a levantarse.

¿Qué pasa a Campaña? -dijo con un murmullo cavernoso.

Duele... ¿Campaña se cayó? -Pelagatos estaba tirando del brazo del caído guerrero. Se incorporó y allí estaban todos. Palomita le sonreía con el sudor cayendo por sus mejillas y su frente.

Y todo volvió a la memoria. Campaña había hecho todo lo posible por derribar a su prima, pero ella había sido más rápida. Y luego una especie de furia había hecho presencia en ella. Y se lo había llevado por delante.

¡Campaña pierde! -lo dijo a la vez que lo pensaba, con los ojos abiertos. Se quitó el casco, sujetándolo con el brazo, y se pasó una mano por la cabeza. Todavía sentía los resonantes golpes que aquella formidable guerrera le había propinado. Miró a Pelagatos que le estaba ayudando y le observaba a ver si todo estaba en orden.

¡Campaña quería ganar! - un gesto de presión en los labios, cara de contrariedad. ¡Qué sorpresa y disgusto!, no había salido como esperaba. Confiaba en su gran tamaño, velocidad, y fuerza pero no habían bastado. Por un momento el resentimiento le avasalló, y la vergüenza de fallar ante sus compañeros le hizo encogerse. Y encima le había ganado una chica. Miró a uno y otro lado, a sus compañeros que no prestaban atención al resultado de su combate.

Sí, allí se veían, unos pies tendidos en el suelo ensangrentado y un zarandeo entre la gente mientras se llevaban a Keropis maniatado. Las amplias espaldas del Cabo Barril, y la estirada y fría figura del Mago. Impresiones simultáneas. Sonidos, roces y agitación.

Campaña era como la gaseosa. Subía y bajaba igual de rápido. Y además le preocupaba la increíble pelea de Keropis  y  Chamán Rojo. Quería ver si podía ayudar. Tenía que aceptarlo y seguir. Estaba pasado.

Entonces volvió su atención a su prima, avanzó un paso y se inclinó con sencillez en señal de respeto y reconocimiento.

¡¡Prima Palomita gana!! Campaña aprende, Campaña da gracias.

Con el recuerdo fresco del combate con su prima, con las fintas y giros y la lluvia final de golpes recibida, se acercó para ver si le mandaban algo y así podía ser de ayuda. No lo entendía bien, pero seguro que su fuerza haría falta.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Las órdenes habían sido claras, y Lombriz aún estaba con la sangre caliente, Piojillo había caído inconsciente como era de esperar, y Ballestero, su jefe más directo en aquel momento, había cruzado palabras que no entendía pero que había escuchado en algún sitio, con el zombu. 

No sabía como proceder en aquel momento, dudaba entre pedir permiso o al cabo Barril o al cabo Ponzoña, obviando directamente al Capitán, pues seguro que lo mandaría colgar.

Finalmente se decidió a hablar con Ballestero, segundo al mando de los Campamenteros en ese momento, pues entre Piojillo inconsciente y Chamán Rojo al borde de la muerte, no quedaba otro.

-Segundo jefe Ballestero, solicito permiso para vigilar al zombu y que no escape- Susurró al oído de este.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

En el momento que su primo cae al suelo definitivamente acusando los golpes recibidos, Palomita suelta un suspiro y con el todo el aire de los pulmones y la tensión a la que estaba sometida.

Habia luchado contra, posiblemente, el miembro mas fuerte de la compañia, su arma habrias sido devastadora si llegaba a alcanzarla, pero su tamaño y velocidad parecian haberla salvado. Por un segundo recordó la conversación que tuvo con Lagrimita, donde le decia que si bien el entrenamiento y la pericia eran importantes en un enfrentamiento, la suerte tambien jugaba un importante favor, y habia quedado demostrado.

Levanta primo. - dijo la mujer al llegar hasta Campaña cuando los demas que se habian aproximado le dejaron hacerlo. - Ha sido un combate memorable, pero no vamos a repetirlo en unos cuantos dias, ¿vale?. Me duele el brazo izquierdo de los golpes que recibí en el escudo, pero en cuanto tenga algo de dinero, te invitaré a una cerveza

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Capitán se había asegurado de que el herido no se desangrara, pero no le había gustado en absoluto lo que le había parecido ver en la herida, a través de la sangre. Sería necesario poner en práctica la nueva "tienda de los heridos", si es que no querían evitarle secuelas al k'hlata, unas además de por vida. Pero decidió demorarse unos segundos para terminar de ver el desarrollo del combate, no por interés, sino por asegurarse de que no había otro herido. Una vez quedó claro, tomó la voz de mando.

-¡Dos porteadores, ya! ¡Plumilla, Lagrimita, conmigo! Hay que operar-dijo, marchando junto al herido para que pudiera empezar el procedimiento. Solo cabía esperar que saliera con buen pie de aquello. 

-No será a solas, Mago Serpiente, pero estarás presente en el interrogatorio. ¡Rastrojo, tú también!

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Ya se alejaba, no quería presenciar la humillación y la tortura que sería el interrogatorio que seguiría. Keropis tampoco la necesitaba a ella para soportarlo.

Pero escuchó al Capitán, y eso sí podía hacerlo. Quería hacerlo.

-¡Derviche aquí, Señor! Yo seré uno de los porteadores.

Se acercó corriendo, dispuesta a cargar su parte de lo que fuera la improvisada camilla que se llevaría a Chamán Rojo.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Tres duelos… solo con esas dos palabras Plumilla sabía que iba a tener trabajo en cuando terminaran de entrenar esos seis soldados. Las probabilidades de que a uno de ellos se le fuera el arma o el puño e hiciera diana en un lugar sensible eran bastante altas. El Capitán había ido a observar los entrenamientos y ella se apostó cerca de la puerta con el oído puesto por si oía gritos que no fueran normales. Mientras se ocuparía de asegurar que estaba todo en su sitio y limpio, solo algo para mantener sus manos ocupadas que a la vez era algo práctico. Aprovechó para observar y categorizar todo el material que habían conseguido para tratar de hacer memoria y recuperar esos conocimientos que se hacían de rogar y que seguían allí en el fondo de su consciente como negándose a aparecer.

Y los gritos llegaron.

Se asomó a la puerta en cuando oyó el trueno, extrañada pues no había visto señales de tormenta momentos atrás… aunque en ese sitio con el tiempo tan raro, ¿quien sabía? Después del trueno, los gritos. Cogió el equipo de medicinas que tenían y salió corriendo hacia el lugar de entrenamientos, casi chocando de cabeza con Capitán y otros soldados transportando con cuidado pero con prisa a un Chamán Rojo cubierto de sangre.

Miró sorprendida a Capitán y viendo que en ese momento estaban yendo directamente a la enfermería, - ¡Prepararé la zona de operación para que esté lista en cuando lleguéis con Chamán Rojo! - dio media vuelta y volvió sobre sus pasos hacia allí, buscando adelantar tiempo y preparar la zona de operación tal como le hubiera enseñado Capitán eras atrás en otro lugar y en otro tiempo.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Las órdenes del capitán fueron directas, a él no le pidieron que ayudara a Chamán a trasladarle por lo que se decidió por ayudar a los que detendrían a Keropis. Lanza en mano acompañó al destacamento de detención para impedir que se escapara o que nadie vengara a Chamán por aquel acto sin sentido. No entendía porqué un campamentero atacaría a otro en un duelo cuando habían estado entrenando perfectamente juntos y sin ningún encontronazo. Eso podía romper el alma del grupo de la unidad y eso no podía permitirlo. Le costaba mucho no ponerse a interrogar ahí mismo al hombre pero entendía que debían ser los superiores los encargados de ello. Aún así como campamentero entendía que era su deber impedir que se escapara de su juicio antes de aclarar aquello. Cuando le iban alejando del herido Tarado no pudo por menos que preguntar- Maldito seas Keropis, ¿cómo se te ha ocurrido hacer algo así? - Le preguntó aunque sin esperanzas de que fuera contestadas sus palabras. Sabía que en la compañía había gente con la sangre muy caliente y que alguno seguro que estaba pensando en sacrificarlo ahí mismo antes de que se le pudiera interrogar. 

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Había apartado a Rastrojo después de que este convocara agua de la nada y limpiara de sangre la herida de Chamán Rojo, pudiéndose ver claramente el tajo de lado a lado que Keropis había provocado. Resultó una visión sorprendente, ya que esa capacidad el chamán birrioso no la había realizado antes.

Aparte de repartir batatas contra espíritus sabe hacer algo más. En buena hora, pensó el jaguar mientras se arrodilló junto al moribundo y con ambas manos presionó levemente sobre la herida, lo justo para que su palma evitara la mayor pérdida de sangre sin aplastar la tráquea, mientras Matagatos echaba mano de las vendas y gasas. Llegado el momento las apartó y el hábil Capitán comenzó a poner la venda con celeridad para cerrar la herida momentáneamente. En cuanto terminó el vendaje y pidió porteadores, él mismo se ofreció ya que estaba allí mismo.

- Yo también lo llevo - afirmó.

Derviche parece que lo agarraría por otro lado. Dos jaguares portando a un pies rojos, uno de sus mayores enemigos naturales. Toda una ironía.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Sin duda los combates en aquella ocasión habían estado a la altura, quizá demasiado a la luz del restultado, las caras de incredulidad se paseaban por los rostros de toda la compañía ante lo que había pasado hacía solo un momento.  Como demonios había sucedido, aquella era una oscura tierra y ya había habido varios casos de comportamientos extraños, pero aquello era ir demasiado lejos.

Hasta ahora los efectos de las pesadillas y demás transtornos habían resultado en pequeños comportamientos fuera de peligro pero sin duda aquello había sido algo diferente.  Grito pensó en aquello negandose a imaginar que Keropis realmente estuviera en sus cabales cuando casi le arranca la garganta de un golpe.

Rápidamente los asistentes se movilizaron, pero el peligro paso tan pronto como apareción, Keropis no opuso resistencia consciente de lo que había sucedido.  Grito se incorporó desviando su atención y fijandola en el horizonte, sin duda en aquel momento eran más vulnerables que nunca.

Grito quiso pensar que aquello tan solo fue un accidente o al menos es  lo que deseaba pensar pero si aquellos capas rojas andaban cerca husmeando no encontrarían mejor momento para coger a la compañía distraida.

El infante tomó su lanza y se alejo unos paso del tumulto de gente a fin de tener una visión global del campamento, aunque una sola persona poco pudiera hacer ante un ataque, una voz de alarma prematura podía resultar determinante.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Keropis atravesó la distancia que le separaba del edificio principal sin pronunciar palabra alguna. Varias lanzas le rodeaban, brillando sus aceradas puntas como estrellas de una constelación desconocida perdida en lo más profundo de una noche sin luna. La maciza mole del Cabo Barril y la imponente figura del infante Dolor le flanqueban, tomándole cada uno por uno de sus brazos. Eran guardianes a la par que escoltas, pues muchos eran los mercenarios que seguían a la comitiva con la furia y el ansia de sangre pintadas en el rostro.

Por su lado pasó raudo el grupo que portaba a Chamán Rojo tendido en una improvisada camilla. El k'hlata, moribundo, lucía todo el pecho cubierto de sangre. Sssi muerrre, lo harrrá como un Pie Rrrrojo..., caviló apesadumbrado el viejo eremita. El yaciente desapareció en un santiamén, entre los gritos del Capitán y los jadeos de los soldados que cargaban con la camilla.

La pregunta de Ballestero quedó sin respuesta, ya que los custodios del ermitaño le empujaron para que entrara en el destartalado caserío. Antes de desaparecer dentro de la casa, el Guardián de los Muertos volvió el rostro durante un instante y sus brillantes ojos verdes se clavaron con la frialdad de una saeta de hielo en las oscuras pupilas de Tarado. ¿Quién podría saber qué significaba una mirada de Keropis, cubierta siempre su expresión por la arañada y desgastada máscara mortuoria? ¿Era un destello de rabia lo que irradió de sus inquietantes ojos? ¿O tan solo de resignación?

Escribo para manifestar mi confusión en esta escena con respecto al curso de acción narrativa que ha de seguirse. Es una escena ya atemporal, que se traslada del atrás citado escenario al de la casa principal, concretamente la zona denominada "Tienda de heridos" dentro de la misma. ¿Vamos a seguir en entrenamientos o nos pasamos a una escena de diálogos con aquellos y aquellas que vayan a participar? Hay jugadores que ni siquiera han participado aún en ningún momento.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

──Denegado, Lombriz.

¿Qué sería de Keropis? Él no sentía ninguna rabia. Había visto demasiada sangre. No creía que fuera traición lo que sus ojos habían visto hoy.

──Despejad el campo, ──anunció, y se puso él mismo a recoger todo ese desastre, incluidas las cosas de Keropis y de Chamán Rojo que pudieran haberse quedado tiradas, que luego encontrarían ordenadas y limpias junto a sus otras pertenencias, ──limpiad la sangre. ¿Nadie tiene que entrenar o algo?

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Campaña no pudo por menos que sonreír ante la imagen, evocada por su prima, de una deliciosa y fresquita cerveza.

¡No luchamos más! - dijo sencillamente.

Pero fue sólo un instante. La miró de pasada mientras se movía. Echó a correr hasta situarse junto a su Tío, el Cabo Barril y Ponzoña, que conducían a Keropis hacia algún lugar de confinamiento. Los ánimos estaban muy calientes, y si se liaba algún jaleo, él estaría apoyando lo que ellos hicieran. Algunos K'Hlata imprecaban a Keropis. Por si acaso él llevaba su alabarda preparada y toda su impedimenta de combate, recién utilizada.

Sería mejor que nadie se hiciese el listo. Después de la humillación recibida por su derrota ante Palomita, tener una excusa válida como para romperle los dientes a uno -o incluso peor- le daría una gran satisfacción.

¡¡Campaña está aquí!!

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: NUBLADO, DÍA FRÍO.

Desde antes de proponer a Keropis el duelo de honor Chamán Rojo sabía que iba a perderlo. De hecho, tras el primer intercambio de golpes, supo que sólo le quedaba esperar el impacto del temible kopesh que lo dejara tumbado. La armadura del eremita, aunque oxidada por el inclemente paso del tiempo, era infranqueable para él.  Entonces, ¿por qué había tomado aquella decisión? Era una cuestión de imagen. Todo estaba calculado en la maquiavélica mente del falso chamán. ¿Todo? Bueno, nadie podía preverlo todo.

A pesar de conocer su destino inmediato, que era acabar en la enfermería, su amor propio espoleaba su ira y frustración con cada estocada fallida. Se sabía observado por el público, juzgado y subestimado, como siempre. Ya estaba acostumbrado, pero no dejaba de molestarle. La impotencia por refrenar sus ataques que no conseguían ni hacer chocar el metal contra el metal hicieron que, en su desesperación, en algún momento se le fuera la mano. ¿Acaso no querrían ver todos qué pasaba si pinchaba al Guardián de los Muertos? ¿Sangraba o su cuerpo estaba seco? Quizá si le diera al público lo que deseaba...El caso es que fue incapaz. No sólo eso, sino que, cuando se quiso dar cuenta, el Guardián de los Muertos, a quien él mismo había bautizado con ese título, estaba a su espalda.

No. No lo va a hacer...- Pero lo hizo. La sensación fue extraña. El agudo dolor le previno del consiguiente chorreo de sangre. Dejó caer el pesado escudo y la daga ritual para instintivamente llevarse las manos a la herida. Aquello era un torrente imparable y sentía cómo la vida se le escapaba, nunca menor dicho, entre los dedos.

¿Por qué?- Se preguntó, ni siquiera con odio, tratando de desentrañar, en el poco tiempo que le quedaba, la razón por la que los dioses le ponían en aquella tesitura.

La última imagen que vio antes de la que llegase la oscuridad completa le tranquilizó. Era él bailando sobre un charco de sangre. Se sintió como en casa por primera vez en mucho tiempo. 

SÉPTIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ALBA. - TIEMPO: LLOVIZNA LIGERA. DÍA BASTANTE FRESCO.

DENTRO DE LA CASA

- Claro. Así estaré segura de que vuelves. No te dejes vencer por esos Capas Rojas, porque tienes un compromiso conmigo. - Sonreí, intentando ocultar la preocupación fruto de aquella misión. - Y perder la figura en combate tampoco te servirá de escusa, ¿eh?

SÉPTIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ALBA. - TIEMPO: LLOVIZNA LIGERA. DÍA BASTANTE FRESCO.

DENTRO DE LA CASA

Agacho la cabeza. No iré contra los capas rojas. Lo estuvimos hablando y es más razonable que yo me quede en el campamento y Ponzoña acompañe al capitán que no al revés. No es difícil notar la decepción que eso me supone.

Muevo la cabeza y vuelvo a sonreír. Pero tú ten cuidado con esa caravana, no te dejes atrapar que te espero con la figurita en el bolsillo.

QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. - TIEMPO: CIELO GRIS.

Caracabra había observado los combates mientras se hurgaba entre los dientes para quitarse un trozo de comida que se le había quedado allí. A pesar de que eso parecía exigirle gran concentración, lo cierto era que el deforme k´halata miraba los tres combates con enorme interés. Era importante (no, no importante, esencial) comprobar como combatían los hermanos. Ver qué tan bien podían realizar sus combates, ponerse a prueba. No solo eran compañeros en la Compañia, además tenían que ser familiar, conocerse como combatían.

Así que esta vez observó. Había querido apostar (le gustaba apostar) pero distraido como estaba con ese trozo de carne metido entre uno de los molares, había perdido su oportunidad. Le gustaban los combates. Los seis peleaban bien. Mejor de lo que preveía la verdad.

Y entonces... todo cambió. Con enorme sorpresa abrió los ojos. ¿Qué se podía decir? ¿Cómo podía haber ocurrido? ¿Estaba Keropis loco? ¿o tal vez era solo que los demonios que les rodeaban le habían logrado atacar?

- Khadesa avisó que los espíritus malvados seguían rodeándonos- dijo en alta voz, de forma que casi todos los presentes pudieran escucharle.

Luego se acercó a ver como estaba Chamán Rojo. No le apetecía ya seguir observando el combate que restaba.

SÉPTIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ALBA. - TIEMPO: LLOVIZNA LIGERA. DÍA BASTANTE FRESCO.

DENTRO DE LA CASA

Suspiré, y casi fue como el piafiar de un caballo.

- Te diría entonces que tienes suerte. Yo no quiero ir. Quiero quedarme en la granja, aunque no por cobardía. - Temía que eso fuese lo que pensara el Campamentero. - Sino porque no quiero que nos separemos otra vez. A veces sale mal, y algunos no vuelven... Y no te da tiempo a despedirte.

Quizá Piojillo era capaz de adivinar que hablaba de los desaparecidos Exploradores, de aquellos que no volvieron. El caso es que rápidamente quise cambiar de tema.

- Y respecto a la figurita... ¿Estás seguro de que la tienes en tu bolsillo? - Dije con una gran sonrisa.