Partida Rol por web

Ante un gesto amable del Capitán, R'Gaa se pone en pie.

Azulado coloca una capa negra de tela de la mejor calidad sobre los estrechos hombros de R'Gaa.

El Teniente le ciñe a R'Gaa la capa con el cráneo de plata, el emblema de la Compañía.

- "Bienvenida a la Compañía, hermana." -

- Es un honor, Capitán. Gracias.

No puede evitar que se le escape una sonrisa traviesa, casi una risa, al ver como algunos de los allí presentes se retiraban en una disputa más estúpida que ellos mismos. Algunas cosas no cambiaban nunca, ni aunque intentaras forzarlas. Ahora por fin podía culminarse la ceremonia, como si fuera un baile ensayado.

Precioso cuando se cumplía. Una vez terminado, solo quedaba el recuerdo.

No dejaba de preguntarse que ocurriría luego de la ceremonia, tal vez llegaran a tiempo para ver como desenfundaban las espadas, aquellos que se habían ido. O tal vez continuasen dandose golpes.

Es lo más emocionante hasta ahora

Con la espalda completamente recta. Los pies ligeramente separados. Los brazos colgado a los lados con los puños cerrados. La respiración ralentizada hasta tener unas pocas pulsaciones por minuto. Semioculto entre las sombras mientras analizaba fríamente la ceremonia y a los sujetos que en ella intervenían. Así estaba Malamente.

Entró sin hacer ruido sin que apenas nadie se percatase de su presencia. Se quedó quieto en un rincón y se dedicó a observar.

Observar. Ese es su punto fuerte. Lo observa todo: los movimientos de los amigos y los enemigos, el ambiente, los objetos alrededor, posibles obstáculos en la pelea o en la huida, animales, presión atmosférica... se hacía consciente de todo y precisamente eso le hacía invencible hasta la fecha.

Y esos ojos negros como el carbón con esa mirada tan penetrante...

Loor no se repone, ni de lejos. Pero se mantiene en su puesto, y a través de sus ojos llorosos, contempla la ceremonia sin una sola palabra y con toda la seriedad de la que su maltrecho espíritu es capaz

Caracabra suspiraba, es mi turno. Se mantenía quieto, aparentemente sereno y tranquilo, aunque con todos los músculos en tensión. Los nervios le recorrían todo el cuerpo, la cabeza le daba vueltas. El pequeño jorobado estaba embriagado por la intensidad del momento.

Mantuvo la mirada del capitán, y luego la poso en el mástil del estandarte. Esperando a que le tendieran el asta. Luego con gesto rápido y decidido, poso la mano en el mástil. Juro, pronuncio la palabra con voz clara. Por fin, el jorobado era miembro de una tribu. No podía definir lo que sentía.

Caracabra toca el hasta del Estandarte de la Compañía y las tapas de cuero de los Anales, en los que Analista anotará su nombre.

Se alza como hermano juramentado cuando el Capitán se lo indica.

Mentiroso le coloca la capa negra sobre los hombros, y el Teniente se la ciñe con el broche de plata.

- "Bienvenido a la Compañía, hermano juramentado." -

Lengua Negra mantenía la cabeza gacha, aún pálido tras las palabras de Matagatos, cuya presencia sentía a su espalda. Pronto las palabras de Analista lo llenaron todo y el viejo ritual, aprendido a base de haberlo oído en mil y una ocasiones a lo largo de su vida en el seno de la Compañía, pareció adquirir sustancia y abrazarlo para así convertirlo en un miembro más de pleno de derecho. Carraspeó, la garganta súbitamente seca, para acabar exclamando de forma claramente perceptible la palabra que se esperaba de él.

-Juro.

Lengua Negra toca el hasta del Estandarte de la Compañía, posa también la mano sobre los Anales cuando Analista se los acerca.

Se pone en pie a una señal de su padre.

Matagatos esperó a que su primo se levantara después de realizar el juramento. Sujetó la capa por los extremos superiores y dejó caer el resto de tela doblada hasta que quedó completamente ondeando en el viento como una pequeña bandera negra. Se acercó a Lengua Negra por detrás y posó la tela sobre sus hombros sujetándola mientras Analista ajustaba el broche de plata en forma de calavera. Cuando terminó se acercó a su primo para susurrarle.

-Ahora ya no seremos primos, ahora somos hermanos.

Puso una mano sobre el hombro de su primo y después volvió a la posición que le correspondía esperando que la ceremonia acabara para poder felicitar a Lengua Negra y al resto de sus compañeros.
También tenía que interesarse por R'Gaa y Guepardo después del percance del desfile y asegurarse que no habían resultado heridos de gravedad. Acabado con eso podría comenzar a celebrar el momento, no tenía prisa por volver al Palacio y tener que discutir nuevamente con Serpiente, no quería estropear la noche.

Hablaré con él más adelante.

Matagatos sonrió mientras veía convertirse en Hermanos Juramentados a casi todos los miembros de su pelotón que aún no lo eran. Poco a poco comenzaban a convertirse en una unidad respetada dentro de la Compañía Negra.

El Teniente le sujeta la capa a Lengua Negra con el broche de plata.

- "Te alzas ahora como hermano juramentado." -

El tono es serio y solemne, pero el Capitán regala a su hijo una de sus raras sonrisas.

- "Juro." -

- "¡Juro!" -

- "¡Juro!" -

Ansia de Dominio parece sonreír, aunque es difícil descifrar cualquier expresión en su rostro inhumano.