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CIUDAD DE IDON:

- Es posible, que en tiempos remotos, Idon no fuese más que un puesto avanzado de un ancestral imperio K'Hlata, que tal vez se extendió por toda la Sabana antes de ser destruido por causas desconocidas.

- Actualmente es una ciudad populosa. Una ciudad-estado que presume de ser libre e independiente. La realidad es que hace un siglo formaba parte del Viejo Reino (que no se llamaba realmente así, pero es el nombre por el que se le recuerda). El Viejo Reino tenía su capital en Cho'n Delor, y aún hoy Idon sigue siendo a la práctica un estado vasallo de Cho'n Delor, si bien en apariencia es independiente y las tropas de la poderosa nación del Este no se acercan nunca a Idon.

- Idon es una sociedad esclavista, en la que aproximadamente tres quintos de la población son esclavos. Muchos lo son por nacimiento, otros por deudas o como castigo por crímenes (en Idon no se emplean penas de prisión contra los delincuentes), y otros son esclavos capturados por esclavistas del Sur y vendidos a través de Dadiz.

- Idon está llena de mansiones y palacetes rodeados de jardines. El palacio más impresionante es el Palacio del Placer, donde residen los Selectos, los nobles-sacerdotes de la luna que gobiernan la ciudad.

- Tanto ciudadanos como esclavos son mayoritariamente de etnia K'Hlata, aunque una vertiente civilizada considerablemente más blanda que sus parientes de la Sabana. La vida muelle y sedentaria hace que los ciudadanos parezcan en general blandos y fofos, mientras que los esclavos en general presentan un aspecto flaco, aunque no desnutrido, y encorvado.

- La economía de Idon se basa en una extensa agricultura, pues la ciudad está rodeada de inmensos cultivos y las tierras que la rodean son muy fértiles gracias al río. La mano de obra es toda esclava.

- Idon no cuenta con altas murallas, sino que en su lugar los campos que la rodean están defendidos por torres fortificadas y vigiladas por guarniciones de arqueros. Las tropas de Idon muestran llamativos y vistosos uniformes, y equipo caro y de buena calidad. Sin embargo, no parecen físicamente muy en forma, aunque se dice que son buenos arqueros debido a las frecuentes cacerías en que participan a modo de entrenamiento.

- Se rumorea que los ciudadanos de Idon celebran decadentes banquetes en los que todos los participantes consumen drogas y se entregan a salvajes orgías, especialmente durante las noches de luna llena. Al parecer, algunos pasan buena parte del mes recluidos, recuperándose de esas bacanales en sus mansiones privadas.

- No todos los ciudadanos son ricos o siquiera acomodados. Existen algunos barrios periféricos marginales, sobretodo cerca del río, habitados por ciudadanos libres demasiado pobres como para tener esclavos, y que malviven en casuchas. En una sociedad donde toda la mano de obra es esclava, no existe apenas trabajo para esta pequeña población de ciudadanos libres pobres. En ausencia de trabajo honrado disponible, estos libertos mendigan o se ganan la vida de formas más turbias, ofreciendo sus servicios como mercenarios, matones a sueldo, o simplemente robando.

- Las leyes son muy laxas con los ciudadanos libres, especialmente la gran mayoría acomodada de clase media y alta. Son mucho más duras con los esclavos, aunque estos rara vez dan motivos para que se les apliquen castigos. Los esclavos no parecen descontentos con sus amos, ni dispuestos a rebelarse. De hecho, hay persistentes rumores acerca de una casta de esclavos entrenados para luchar que son los verdaderos protectores de Idon.

- La ciudad tiene un alto índice de perturbados, y muchos creen que sus mujeres practican la brujería en secreto, aunque a veces puede que no tan en secreto, pues muchas mujeres mayores alardean de su capacidad para maldecir a cualquiera que las haya ofendido.

- El principal entretenimiento parecen ser reuniones sociales en las que los participantes comen y beben tumbados, rodeados de lujo y comodidades. Los jóvenes participan frecuentemente en cacerías, especialmente los militares. Hay esclavos especialmente dedicados a la cría de toda suerte de bestias que son liberadas fuera de la ciudad para estas cacerías.

- El río es navegable contra corriente hacia el Sur, hacia Dadiz. Sin embargo, no es una navegación nada fácil ni cómoda, con una corriente tan fuerte en contra, por lo que muchos mercaderes prefieren seguir la ruta larga e indirecta que pasa por Cho'n Delor primero, y el Reino Pastel después. A poca distancia al Norte de Idon se encuentra la Segunda Catarata, lo que impide navegar hacia el Norte. Más allá hay rápidos que son poco recomendables para balsas o canoas.

Los centinelas de la ciudad, con sus recargadas armaduras doradas, os dejan pasar sin apenas daros un vistazo.

Caracabra se mantiene pegado a Khadesa, como un escolta.

Dedos y Matagatos van juntos, seguidos de Lengua Negra, Serpiente y Mentiroso.

Pelagatos y Sicofante siguen a continuación, hacia la izquierda.

Uro y Peregrino cierran la marcha, hacia la derecha.

La ciudad de Idon no se parecía en nada a Dadiz, empezando por el exterior. Dadiz tenía unos enormes muros que la protegían de un eventual ataque, pero Idon... Yo diría que ante un ataque medianamente organizado caería fácilmente, aquellas torres de vigilancia no parecían ser una gran defensa si el objetivo era arrasar el centro de la ciudad. Los soldados de Idon tenían fama de ser buenos arqueros, pero vistos de cerca no se podían comparar a ningún miembro de la Compañía Negra, a pesar de su caro equipo.
La ciudad en si tampoco tenía nada que ver, con mansiones, jardines y bastante limpieza en general no parecía descuidada como Dadiz.
Avanzamos por una de las calles principales sin que nadie nos ponga oposición. Esta vez no tengo nada concreto que hacer en la ciudad, así que voy siguiendo al resto del grupo y dejándome llevar mientras hablamos.

-¿Solo mirar? Creo que eso puedo hacerlo. Nunca dejaba de sorprenderme con las ocurrencias de Serpiente. Al final solo se trataba de mirar, por un instante estoy a punto de dejarlo ahí pero mi curiosidad me puede de nuevo. ¿Y que tenemos que mirar?

Mientras seguimos caminando voy atento a la reacción de mis compañeros que nunca habían entrado en una ciudad.

-¿Cuanta gente vivirá aquí? Pregunto mirando todos los edificios que abarca mi vista. Me era imposible calcular el número de personas que podía haber allí dentro. ¿Cuantas personas entrarían en una casa? En la Compañía tan solo había tiendas de campaña y eran mucho más pequeñas.

La ciudad de Idon le parecía bastante tranquila y con cierta belleza, debido a la gran cantidad de mansiones y palacetes rodeados de bellos y jardines bien cuidados. Claro que era la parte que estaban cruzando en estos momentos: toda ciudad tiene su zona podrida, e Idon no era la excepción. Claro que Sicofante tampoco tenía intención de recorrerla entera. No era lo que le interesaba precisamente. 

No lo se- responde Sicofante a la pregunta de Matagatos- pero desde luego esta ciudad tiene su.. encanto. Y cierta riqueza. Al menos esta zona.

-Ni lo uno ni lo otro, primo -respondió vagamente Lengua Negra a Serpiente, mientras contemplaba la nueva ciudad. El número de esclavos le pareció abrumador, entendiendo que la riqueza de aquella ciudad dependía de la mano de obra gratuita. Un riesgo medido pero necesario de controlar. La mera superioridad numérica de los esclavos podría conducir en un momento u otro a una revuelta interior que solo podría acabar con un baño de sangre y la caída de Idón, fuera cual fuera el resultado de la revuelta. Aun así, las diferencias con Dadiz eran evidentes. Y lo principal fue la ausencia de fortificación alguna. O los idonitas no tenían enemigos o confiaban en la estructura de su ciudad para que esta constituyera una trampa para cualquiera que los atacara. O quizás los rumores de esclavos preparados como guerreros fueran ciertas y en ellos radicara la salvaguardia de la ciudad-. No sé cuál es su población y en cuanto a la riqueza. Sí, la hay, pero el precio lo estamos viendo.

Estaba ligeramente sorprendida, ya sea por la primera vez que sus pies tocaban una ciudad como por el hecho de descubrir que de momento le estaba pareciendo agradable. Las calles estaban limpias y allí donde mirase había agradables edificaciones rodeadas de jardines bonitos. Sin embargo, por mucho que sus ojos no parasen de descubrir cosas, aquella era una ciudad de esclavos.

“Bonita y sin murallas. Deben confiar mucho en esos arqueros de las torres de vigilancia, o puede que los milicianos estén bien entrenados; aunque parecen que están de adorno”.

El grupo avanzó por las calles al unísono, aparentemente informales pero inconscientemente como un grupo de soldados. Sin quererlo Khadesa estaba en el centro, flanqueada por el resto. No esperaba que nada peligroso pasase y ya que no lo habían prohibido llevó consigo sus armas.

- Si veis algo que se parezca a un puesto de mercader avisadme –comenta al resto.

Visto el lugar no creía que los precios fueran económicos, pero puede que estuvieran en la zona más rica y más adelante encontraran algo más al alcance de sus posibilidades.

-¿Un puesto de mercader? Desde luego, pero... ¿qué quieres comprar? Si no es indiscreción preguntarlo, claro -dijo mirando a Dedos-. Lo digo porque quizás necesites a alguien que te ayude a regatear y prefiero conocer de antemano la mercancía por la que estás dispuesta a pagar. 

Mentiroso observaba la ciudad con curiosidad. Las diferencias con Dadiz eran muchas. En particular le asombraba el número de esclavos que había. «Si en la Ciudad de las Panteras esto es igual me va a ser imposible encontrarlas».

Pero a medida que se adentraba en la ciudad y desentrañaba los aspectos de la economía y la industria que más le interesaban, Mentiroso iba cogiendo un sentimiento de decepción. Las armas y los productos agrícolas no eran mercaderías ideales. De todas formas su atención estaba dirigida principalmente a los puestos de mercado. Quizá encontrara algo interesante pese a todo, una buena oportunidad de hacer negocio.

La respuesta de Lengua Negra a Dedos no le pasó desapercibida. «¿Lengua Negra le ofrece actuar de intermediario? Suerte».

-Yo también estoy interesado en los puestos, Dedos. Matagatos, podríamos hacer dos grupos. Hoy somos muchos y nos moveremos más rápido.

La ciudad era bastante majestuosa. Imaginaba a La Compañía en unos años, cuándo yo ya fuera sargento de Caballería o algo semejante, tan enorme e imponente cómo parecía Idon. Y con esclavos.

Veía las miradas del resto de mi grupo hacia los esclavos, miradas de disgusto o desaprobación. A mí no me parecía mal. Los esclavos eran útiles, y muchas de esas tribus deberían estar agradecidos de tener un cobijo decente y comida cada día en lugar de estar en medio de la Sabana, rogándo a unos dioses falsos por comida y agua, desnudos, enfermos y sucios.

Escuché la conversación de los mercaderes. Yo no necesitaba nada, tenía todo lo que requería y más, así que me iría con el resto de gente.

Sólo me apetecía explorar y observar la ciudad, y tal vez con suerte, encontrar algo interesante.

¿Que qué tenían que mirar? La respuesta era muy sencilla, pero siempre resultaba más divertido jugar.

- Las espinas del puercoespín- respondí a Matagatos con una risotada, adelantándome a la cara que creía que pondría al escucharlo.- Sólo eso. Y luego decirme si os gusta cómo se clavan. Tu hermana tiene que mirar más, pero es que tu hermana tiene mejor vista y mirando donde tiene que mirar puede que aprenda algo.

Sicofante y Lengua Negra ya habían dado su respuesta a la pregunta formulada por Matagatos y los dos coincidían en que no lo sabían. Yo tampoco lo sabía, por supuesto, principalmente porque no me interesaba saberlo, pero algo sí sabía era que por mucha gente que hubiese en la ciudad, la ciudad pertenecía a los muertos. Por cada hombre vivo debían haber muerto al menos diez en sus calles, y en urbes como aquella las diferencias no hacían sino aumentar.

- Y los que no hemos venido buscando nada, pero puede que queramos algo, ¿en qué grupo vamos?- Sonreí.

-Como que escucharías nuestras sugerencias, Serpiente. Pero si vienes en el mío por mí puedes hacer lo que te dé la gana. Mientras no sea hacerme cosas a mí.

Mentiroso no tenía un propósito real detrás de esta invitación a Serpiente, aparte de que si el mago iba con ellos probablemente habría menos interesados en visitar los puestos y el grupo sería más pequeño y ágil. Además, a Mentiroso no le molestaba su compañía, ni mucho menos. De hecho, siempre parecía tener cosas interesantes que decir aunque la mayor parte de las veces no las comprendiera. Era hasta entretenido cuando no se ponía especialmente molesto.

La cogió un poco por sorpresa la ayuda de Lengua Negra pero, ¿por qué rechazarla? La verdad es que no buscaba nada especial, simplemente estaba interesada en ver si podía ahorrarse algo más que en el puesto de Mercader.

- No es nada especial, Lengua Negra. Quiero ver si puedo ahorrarme algunas monedas en una tienda de campaña para poder comprar ropa del tipo Oscuro –no iba a entrar en detalles sobre por qué lo necesitaba- Lo que no imaginaba es que fuera una ciudad tan… próspera. Lo que significa precios altos –resopló descontenta.

Tal vez cambiara de opinión y viera algo de utilidad.

- ¿En qué estás especializado? ¿Se te da bien regatear? –preguntó a Lengua Negra- Tengo ojo para valorar algunas mercancías -añadió.

Cuando escuchó que pensaban dividirse no le gustó la idea. No tenían un tiempo limitado como en Dadiz y un grupo numeroso como ellos era menos propenso a que los problemas se metieran con ellos.

- ¿Separarnos? –negó con la cabeza- Ya estamos llamando demasiado la atención con las armaduras y armas como para separarnos -volvió a resoplar.

Lengua Negra se encogió de hombros ante la pregunta de Dedos. Responder casi le parecía innecesario, pues si se había ofrecido obedecía a dos causas y una de ellas era su capacidad para regatear. La otra... prefería no comentarla públicamente, así que se acercó a Dedos para musitarle algo imperceptible al oído.

-Antes de comprar nada de ese tipo, deberías hablar con mi primo. Quizás te haya ahorrado esfuerzos. Y dinero.

La respuesta la cogió por sorpresa, ¿significaba aquello lo que creía? Se llevó los dedos a los labios para ocultar una media sonrisa y terminó por rascarse la nuca.

“¡Ay! Qué cosas tiene.”

- Ahm... gracias –ahora sí sonrió, pero era una sonrisa de agradecimiento.

Decidió que primero debían dejar claro qué iban a hacer con el asunto de separarse en dos grupos.

MENTIROSO:

- Tiradas ocultas y secretas de:

* Tasación.

* Buscar.

* Otear.

* Recabar Información.