Partida Rol por web

- Transcurren tres días de dura travesía hacia el Nordeste.

- Extrañamente, no vuelve a llover en esos tres días, y los dos primeros (las tierras bajo el dominio de los Hombres de Arena) el terreno es extraordinariamente árido y seco.

- Al tercer día, conforme el Pelotón se aproxima a las tierras de los Tres Castores, el terreno se vuelve cada vez más verde y fértil. La llegada, por fin, de la primavera es un importante factor. Los días se vuelven más templados, aunque las noches continúan siendo frías.

- Durante estos tres días, Matagatos se adelanta en solitario una y otra vez, volviendo generalmente al atardecer para indicar un lugar de acampada ideal. Anoche encontró un pequeño y resguardado oasis, con un manantial y un estanque de aguas puras y cristalinas.

NUEVA COMPROBACION DE ESTADO FISICO AL LEVANTARSE LA MAÑANA DEL DIA 1:

- Tirada: TS Fortaleza. - Dificultad base: 14.

- Modificador: Penalización de -2 para quienes se encuentren en los estados afligido, lesionado, dolencia, enfermedad, maldición o locura. - Bonificación de +1 para los que durmieron a resguardo, y secos, durante la noche de la Tormenta.

- Caso especial: R'Gaa fue atendida exitosamente por Matagatos, por lo que ignora la penalización de -2.

- Entrenamientos: Los que partan del estado Sano, se les permite un entrenamiento moderado estos tres días. El resto, en cambio, descansan siempre que pueden.

Siguió caminando día tras día, manteniendo su posición sin quejarse aunque con constantes dolores en las piernas. Cuando llegaba la hora de acampar o durante los descansos para comer se refrescaba sin encontraban agua y se mojaba las piernas, el agua fría le hacía sentir menos palpitaciones en sus doloridas extremidades. Cuando acampaban se dedicaba a descansar, a hacer la guardia si se le pedía, normalmente sentada, y a dormir el máximo de horas posibles. Intentaba recuperarse cuanto antes, pero el caminar no ayudaba.

Poco a poco, con el descanso, sus piernas fueron dejando de tener ese color rojizo. Cada vez le costaba más el caminar, los pinchazos de dolor eran más raros y ya al alba del primer día de primavera podía andar sin dolor alguno. Los cuidados de Matagatos habían sido muy eficientes. Sus piernas volvían a tener una bonita forma sensual y femenina.

Attar siguió la marcha, procurando mantener el ritmo, pero la verdad parecía que la ausencia de parte del pelotón, el tema de los reclutas cada vez mas enfermos y la caída de parte de los animales le había afectado, llegando incluso al cansancio físico.

R'GAA:

- Si miras bien tu ficha, verás que en la Tirada de Salvación de Fortaleza tienes un +4 en total (que viene de la base + bono de Constitución) que no has sumado a la tirada. Así que la pasas.

Habían pasado ya tres días desde que nos habíamos separado del resto. Al contrario de lo que en un principio pensaba Campaña, Mentiroso y Sacorroto no nos habían alcanzado, quizá habían intentado cargar demasiada carne y eso les había ralentizado, comenzaba a preocuparme y plantearme regresar sobre nuestros pasos ahora que habíamos llegado a nuestro destino. Me había pasado los tres días alejado del grupo, partía por la mañana y no volvía hasta tarde, para guiarlos al lugar donde me había parecido más adecuado acampar. El resto del día lo pasaba observando y buscando alguna evidencia de la presencia de fuerzas enemigas, comenzábamos a estar muy cerca de su territorio. Al tercer día habíamos llegado a nuestro destino. Había encontrado un pequeño oasis, resguardado de las inclemencias y de las posibles miradas de exploradores lejanos. Allí estaríamos protegidos y con un suministro de agua pura importante, no nos tendríamos que preocupar por eso mientras estuviéramos allí. Esa zona era un poco menos árida que el resto y la vegetación era relativamente abundante. A la mañana siguiente de llegar al oasis decido buscar por los alrededores alguna de las plantas que necesitábamos para atender a los enfermos. Ahora que habíamos acampado y teníamos que esperar por el resto podría atender a los enfermos con más calma. A lo lejos me parece ver un grupo de plantas que me resulta familiar, al acercarme compruebo con satisfacción que es manzanilla. Esto le vendrá bien a Campaña para sus ojos cuando vuelva. Recojo toda la que puedo, que no es mucho ya que la mayoría está en mal estado y regreso al oasis. Mis compañeros comienzan a levantarse y es un buen momento para observar el estado de todos. Doy un paseo entre la gente mirando y preguntando como se encuentran, iré atendiendo a los que estén más enfermos. Mientras me organizo me acerco al carro y golpeo las lonas.

-Khadesa, he encontrado manzanilla para Campaña. ¿Puedes guardarla hasta que regrese? Si se limpia con una infusión de esto la infección se le curará. Aquí hay plantas suficientes para dos dosis.

Tras darle las hierbas a mi hermana me quedo junto al carro y miro hacia el horizonte, por la dirección en la que hemos llegado el día anterior esperando ver a alguno de mis amigos acercarse. También estoy preocupado por Lengua Negra y Uro, nunca me acabó de convencer la idea de que fueran al poblado de los Hombres de Arena. Espero que estén bien. Eso me hace recapacitar, aunque allí estamos relativamente protegidos, no está de más asegurarnos un poco.

-Guepardo, ven un momento. El ranger se acerca hasta el carro y espera atento. ¿Ves ese pequeño promontorio? Desde allí tendrás una buena visión, vete a montar guardia y avísanos si se acerca alguien. Era mejor estar prevenidos.Me giro de nuevo hacia el carro, y le pregunto a Khadesa.

-¿Como está Loor? ¿Sigue inconsciente? No sabía muy bien lo que le pasaba y tampoco podíamos hacer nada más. Mi padre estaba en el carro con ella y había dicho que tan solo podíamos esperar a que se despertara.

- Matagatos ha encontrado hierba manzanilla, suficiente para dos usos.

Durante el viaje no había mucho que hacer, por lo que Sicofante entrenaba un poco cada día, eso sí, sin agobiarse. No quería enfermar como la anterior vez. La verdad es que el entrenamiento le hace bien a su cuerpo y a su mente, puesto que estar cabalgando continuamente sin hacer nada no era una opción. 

SERPIENTE:

- Sucumbes a una demencia temporal.

- Tienes un exceso de energía y te sientes hiperactivo, sientes que eres capaz de resistirlo todo y de sobreponerte a todo. Además, estás convencido de que drenas la energía vital de tus compañeros, lo que te permite derrochar una energía ilimitada, pues mientras estés con ellos siempre podrás "alimentarte" de su vitalidad.

Los tres días han sido una pesadilla para el sin tribu, no ha podido evitar meterse de lleno en una espiral autodestructiva. Ha caído en una fuerte depresión, llegando a echar en falta su anterior vida. Se siente desplazado, tiene la impresión de no encajar aquí. El compañerismo que crece día a día en la compañía escapa a su comprensión, parece que se ayudan sin necesitar que nadie se lo mande pero al mismo tiempo desconfían los unos de los otros. La falta de ordenes directas, y todo el tiempo para pensar mientras caminan no ayuda, la envidia hacia Campaña se torna en asco y lo evita todo lo que puede, alejandose de él continuamente. Vive el dia a dia desganado, y eso afecta a su rendimiento físico, ya no es capaz de caminar sin su lanza cómo apoyo, y ha optado por dejar el escudo en el carro, para evitar peso innecesario. Cada paso que da le produce una punzada de dolor que de forma inútil intenta reprimir.

Las noches son aún peores, el frío le agarrota las articulaciones y tensa sus musculos, por lo que su espalda se resiente con un dolor constante, duerme mal y temblando. Se mete en la tienda comunal siempre que puede, en silencio, sin hablar con nadie. No es que quiera aislarse, simplemente no sabe cómo tratar a esos cada vez más desconocidos compañeros, tiene la sensación de ser un monstruo, es lo que han dejado claro todo este tiempo, pues no ignora los comentarios sobre su persona y las caras de repulsión cuando cruzan la mirada con él, así que oculta su rostro y da la espalda a los que comparten tienda con él. 

El único momento de alivio o calma que tiene, és cuando se pone a lustrar sus trofeos lejos de las miradas de los demás, sacando brillo a cada una de las piezas con mimo, incluso hablandoles a veces, o más bien dicho hablándose a si mismo, prometiéndose que vendrán tiempos mejores. Ingresó a la compañía en busca de un motivo por el que vivir, es un animal de manada que necesita un lider, que necesita seguir a alguien, pues nunca ha tenido más aspiraciones que ganarse el respeto de la gente a la que sirve, y con sus últimas acciones y su estado actual lo ve cada vez más difícil. 

Habían sido tres días de marcha, una marcha marcada por un paso lento pero constante, con la vista puesta en la vanguardia durante el día pero mirando hacia la retaguardia durante la noche, vigilando si los tres reclutas dejados atrás, regresaban con  el grueso. No había sido así y la posibilidad de un accidente o de un ataque iba creciendo en el Hiena. Atrás había quedado también todo rastro de enfermedad y ni siquiera la noche transcurrida bajo la lluvia, cubierto por su tela impermeable junto a Campaña, había hecho mella en su salud.

Sí, el Hiena se sentía fuerte. Era como si sus pies, al andar, fueran absorbiendo la fuerza de la nueva primavera que pugnaba por brotar de la tierra. Andaba todo el día, comía cuando se establecía y dormía en un lecho a cubierto del frío. Hacía sus guardias y en el tiempo libre, se dedicaba a entrenar con quien quisiera hacerlo y si no, en solitario. Incluso había tenido algo de tiempo en los tres días para seguir avanzando en su talla que iba cobrando forma progresivamente.

Y ahora descansaban en un pequeño oasis, un regalo para los sentidos. El polvo y el barro de su tonificado cuerpo fueron barridos por las limpias aguas del lugar, su odre volvía a estar lleno de agua pura y potable y se sentía lleno de energía y salud. Pero algo había aprendido. No había que esperar a tener órdenes para saber el trabajo que debía desempeñarse. Su tienda ya estaba montada y Guepardo debía hacer una primera guardia vigilando desde el otero fijado por Matagatos. Pero era necesario soltar a los dos animales de tiro si no querían perderlos igual que a los anteriores y encender un fuego. Por no olvidar a los enfermos, alguno de los cuales parecía mostrar un aspecto peor que el de la víspera o la antevíspera. Caracabra era un claro ejemplo de ello.

-Matagatos -dijo dirigiéndose a su actual líder-. ¿Dónde quieres que duerman los enfermos? Debemos montar su tienda y encender el fuego. Y hay que atender también a los animales.

-Será mejor que los enfermos duerman en la tienda grande, cuanto mejor descansen antes se recuperarán. Si era posible esperaba que todos estuvieran totalmente recuperados antes de que volviera Lengua Negra. Los animales pueden estar pastando en el oasis, tendrán bastante comida y no se escaparán. Miro al cielo, no parece que vaya a volver a llover de momento y el oasis nos protegía del excesivo calor. Ahora estarán bien. ¿Como sigue la provisión de leña? ¿Seguimos teniendo suficiente? De todas formas no encendáis fuego si no es absolutamente necesario, no quiero que llamemos la atención. El clima se había suavizado un poco y si no llovía podríamos pasar bien la noche sin necesidad de calentarnos con un fuego, las tiendas y las mantas serían suficiente, incluso podría dormirse al raso. Un fuego en mitad de la nada llamaría demasiado la atención a pesar de que el oasis nos protegía un poco.

El Hiena se limitó a asentir. Si no debía encenderse el fuego, no lo haría, y respecto a los animales, parecía bastar con que se les soltara.

-Hay leña pero parte está húmeda. Es madera del lodazal. Esta noche no lloverá. Podemos extenderla en el suelo para que se seque -dijo. Fue a darse media vuelta, pero pareció pensárselo mejor-. Matagatos. Caracabra lleva mucho enfermo y es un guerrero orgulloso. Tu ayuda le vendrá bien -afirmó antes de marcharse.

Tras aquellas palabras, se alejó hacia el carro, para ayudar a bajar las telas que habrían de servir para montar la tienda comunal y descargar la madera húmeda que debía secarse. Las mulas seguían atadas, esperando pacientes que alguien se encargara de ellas. Eran animales tozudos y al Hiena no le agradaba aproximarse a ellas, pero era preferible esquivar un mordisco a que cayeran enfermas. Se acercó a los animales y acarició sus lomos con manos callosas, para luego desembridarlas del tiro. Las acercó al estanque y dejó que bebieran de él. Poco a poco, como había visto que otros hacían, e impidendo que se hartaran. Según había oído a algún recluta, era malo que tras una jornada de marcha bebieran cuanto quisieran, especialmente, si estaban acaloradas. Tras ello, ató las largas rienda a un árbol para que pudieran pacer de la hierba de alrededor.

Tres días. Tres días acarreando tiritonas y rechineos. Tres días más de marcha. Y para redondear la fiesta, tres días junto a Serpiente. Gracias primo por colocarme junto a este lengua viperina. Durante todo el tiempo me mantuve en silencio; en silencio y de mal humor. Lo único que me excitaba levemente era desear que Serpiente se rezagase un poco y se colocase tras Orgullo... Nadie podía culparme de la inoportuna coz de un caballo, además, la culpa sería de Serpiente, todo el mundo sabe que no debes colocarte tras un caballo. Sí, todos, Serpiente incluido, lamentablemente. No hubo suerte.

Cuando Matagatos encontró un buen lugar de acampada, la compañía se detuvo dispuesta a pasar la noche. El lugar era un oasis con aguas cristalinas y pasto para Orgullo, además de un buen terreno para el descanso. Bueno, algo positivo venía por fin.

Desmonté de Orgullo y descolgué mis pertenencias. Tras llevarlo a abrevar, fui en busca de Matagatos. Tal vez se habría acordado de buscar algo para ayudarme a sanar, aunque lo dudaba. Cuando le encontré parecía observar el movimiento del campamento.

- Oye, ¿has encontrado algo para mí? Aún no estoy en plena forma.

-No te preocupes, los atenderé a todos. De momento no voy a hacer más incursiones, así que mientras llegan los rezagados y Lengua Negra con Uro intentaré que todos recuperen la salud. Gracias por decirme lo de Caracabra, lo tendré en cuenta. Después pienso en la madera. Sí es buena idea dejarla secar, seguramente los trozos más gruesos todavía guarden humedad.
Ponzoña se aleja y va hacia las mulas para desatarlas y dejar que beban y coman. Yo me quedo allí de pie esperando a que el resto se organice.