Partida Rol por web

PELOTON DE HOSTIGADORES:

- Escena de la zona de acampada de los Hostigadores.

- Esta zona podría funcionar con un tiempo diferente al de las escenas principales cuando ello resulte conveniente o necesario.

- Lengua Negra deja de pertenecer al Pelotón de Hostigadores.

- Ikharus se incorpora al Pelotón de Hostigadores.

Reunión durante la noche tras la reunión en la tienda de los mandos.

Aquella misma noche Matagatos reunió a todos los hostigadores que se encontraban en condiciones de asistir a una pequeña reunión. Se habían producido novedades que debían ser compartidas con el grupo.

-Compañeros, he convocado esta reunión para daros una mala noticia. Los mandos han decidido que nuestro Hermano Lengua Negra dirija a partir de mañana al pelotón de Campamenteros, así que esta será su última noche entre nosotros. Su labor al frente de este pelotón y su posterior ayuda como consejero será algo que recordaremos con orgullo y sin lugar a dudas todos lo echaremos de menos. Como gesto de agradecimiento hacia él y de amistad hacia los campamenteros que han sido nuestros pupilos he decidido que debemos pertrecharlos debidamente antes de la siguiente batalla, para que su falta de recursos no sea motivo de muertes entre ellos o entre los que luchen a su lado. Al fin y al cabo si iban a volver a luchar juntos, cosa que aún desconocía, a todos les interesaba que estuvieran bien armados. Por supuesto soy consciente de las necesidades de nuestro propio grupo y es por eso que antes atenderé nuestras propias necesidades.

Matagatos hizo una pausa y dejó que todos pudieran asimilar la noticia mientras sacaba una lista con todo lo que habían conseguido de botín tras las últimas batallas.

-Nos ha sido cedido un caballo de guerra pesado por nuestra importante labor en las batallas. Se lo entrego a Sicofante como nuestro mejor jinete y líder de nuestra pequeña caballería. Así mismo podrá disponer de una lanza de caballería y un escudo redondo metálico. A cambio debe comprometerse a ceder a su caballo Recio para ser usado por otro Hostigador que él mismo considere. Del resto de armaduras, escudos y armas atenderé las peticiones que me lleguen y decidiré sobre ello.

Dejó así que los Hostigadores sopesaran lo que necesitarían antes de decidir quien podía quedarse con cada cosa.

Attar asistió a la reunión, con su habitual aspecto distraído, aunque lo cierto es que había comprendido muy bien lo que se había dicho. Lamentaba la pérdida de Lengua Negra, ya que se conocían desde niños, como a otros tantos de los Oscuros de su edad. Sin embargo, las necesidades de la Compañía pesaban más que cualquier otro motivo, y el mestizo lo tenía muy claro. 

Y de necesidades estaba hablando Matagatos. Quizás podría hacer algo para cubrir las suyas. 

-Attar va a la batalla sin protección... Si fuera posible, me gustaría una armadura. 

La idea de desprenderse de Recio no le agradaba en absoluto. Había pasado muchos años con aquel maravilloso caballo con el cual mantenían un vinculo que no podía describirse con palabras. Estuvo apunto de rechazar la oferta pero se contuvo a tiempo. Al ser el líder de ese pequeño grupo de caballería tenía una responsabilidad que cumplir y sabía perfectamente que no podía permitirse rechazar tanto el caballo pesado para mantener a Recio. Sin embargo, Matagatos tuvo la consideración de tener en cuenta el vínculo que mantenía con su montura por el hecho de permitirle a él elegir al Hostigador que cabalgaría a Recio a partir de ahora.

Decidiré al nuevo jinete de Recio en unos días- dice el tagliano- no necesito escudo, puesto que ya tengo uno, pero si la lanza- añade. No iba a discutir por la armadura, puesto que había mejores guerreros que se la merecían mas que él. 

- Vaya, así que Lengua Negra se hará cargo de los Campamenteros. - pienso. No me lo esperaba. Pensaba que sería Piojillo como segundo de Cochinillo quien los guiaría tras la muerte de este.

Luego miro a Matagatos.

- Salvo que pueda usar una de esas Armaduras de Cuero no encuentro utilidad alguna al resto del botín. - digo secamente

- Me gusta llevar dos Hachas al Combate. - digo al Líder los Hostigadores.

Matagatos fue escuchando las peticiones que le iban llegando y memorizando cada una de ellas mientras asentía, no podría tomar ninguna decisión hasta que todos los Hostigadores hubieran reclamado algo.

-Es una buena idea Attar, debes ir protegido a la batalla o seguirás recibiendo muchas heridas. En tu caso creo que tanto la cota como la armadura de cuero podrían servirte.

La fortaleza del mestizo le permitiría vestir cualquiera de las dos sin que ninguna supusiera una penalización a sus movimientos. Asintió ante la petición de Ojopocho.

-Bien Ojopocho, tu necesitas una armadura de cuero, lo tengo en cuenta.

La mayoría de K'Hlatas no llevaba ningún tipo de protección así que sería bueno que pudieran disponer de algo con lo que poder salvar los golpes y cortes más leves, eso supondría menos bajas amigas y más enemigas.
Ikharus también reclamó para si la pequeña hacha de mano, por algo lo llamaban leñador.

-¿Sabes combatir con dos armas? Quizá podamos entrenar alguna vez juntos, me gustaría perfeccionar mi estilo.

Sería interesante poder entrenar con alguien que también usar dos armas para combatir, además Ikharus era un hombre con experiencia y seguro que podría aprender cosas de él.

- Cuando quieras será un placer entrenar contigo. - respondo a Matagatos.

Realmente sería interesante entrenar con el Líder de los Hostigadores, de momento.

- Veremos que has aprendido en todo este tiempo. - pienso.

Ese ingrato de Lengua Negra se queda ahí, de pie. Ni se digna en dirigirnos unas palabras. Claro, al ser Oscuro nos mira por encima del hombro. Por ser más callado no significa que sea más majo. Es tan altivo como Matagatos o Serpiente.

Chep-chep-chep-chep...-protestó saliendo de su ensimismamiento por algo que se acababa de decir-Un momento... ¿En serio que vas a ponerte una armadura, Ojopocho? Quiero decir... sé que lo pasaste mal cuando estuvimos bajo mando de Ponzoña y casi te matan apaleado en aquella emboscada que nos tendieron... Pero la realidad es que sigues siendo un arquero. Cuando asaltemos la Puerta te quedarás como un baobab, con las raíces firmemente en su sitio y sin mover un pie, mientras disparas flechas en la retaguardia. Lo sé porque te he visto luchar. ¿No sería más útil que esa armadura la vista alguien que vaya a trabarse en el cuerpo a cuerpo?

Rastrojo no se refería a él, aunque lo pareciese. El chamán tenía la protección de los espíritus. Nunca había sido herido en combate y nunca lo iba a ser. Las lanzas y las flechas esquivarían su carne y se perderían en el aire, y no necesitaba de un montón de cuero endurecido sobre su torso para salir bien parado.

Luego se dió cuenta que estaba intentando entablar falsa amistad con Ojopocho, para que le ayudase a coger hierbas, y que acaba de decir algo indebido. Así que se retractó.

No dije nada. La armadura hará buen servicio siendo vestida por Ojopocho. Sí.

- Yo no necesito ahora mismo ninguna de las armas, ni armadura. - dice Loor al cabo de unos instantes- Que se le entregue a los campamenteros en su caso, o a otros que puedan darle uso. Cuantos menos hermanos o posibles hermanos caigan, mejor

Guepardo miró  Loor y meneó la cabeza de arriba a abajo en un claro gesto de aprobación. —Sé que llevar armadura es un gesto de debilidad para ti. En mi caso, más que por el gesto, es porque no estoy acostumbrado y perdería capacidad de maniobra. No obstante, si me dejas darte un consejo, cogería alguna lanza corta para lanzarla al enemigo antes del enfrentamiento. Hay muchas y si puedes eliminar a alguien antes de vértelas con él...—. Tras lo dicho dejó de mirarla y habló en alto. —A mi me gustaría llevarme un par de lanzas cortas si hay de sobra. Sino con una me bastará.

- Hace tiempo compré una armadura de cuero, Guepardo - explica la mujer- Y también una honda, y tengo aun de mi primer botín algunas lanzas cortas. Lo que hay... es mejor que vaya a quienes más lo necesitan. Cuantos menos de los nuestros caigan, mejor para todos.  

—Comprendo...—fue la escueta contestación de Guepardo a Loor.

Lengua Negra asistía en silencio a la reunión, ocupando un segundo plano en el que ya no sería su grupo. Su rostro era serio, grave, y la necesidad de mendigar no mejoraba su estado de ánimo por la forzada partida. La Compañía lo había dejado claro. Tan solo estarían a su disposición las armas y protecciones que los Hostigadores estuvieran dispuestos a prestarle. Nada más.

- Cuando asaltar campamento… Uro enfrentar gran guerrero… Ser algo torpe… pero llevar gran coraza.

El quedo susurro del salvaje retumbó grave y sombrío en la quietud de la noche, como un trueno en la lejanía, tomando por sorpresa a casi todos los presentes. Era un vozarrón áspero e inexpresivo, que pareció surgir de algún insondable rincón de la tierra, y que bastó para que muchos sintieran que se les erizaban los pelos de la nuca.

Si las tumbas recién removidas pudieran hablar, muy probablemente lo hubieran hecho con aquella voz…

En verdad, la repentina irrupción había resultado aún más sorprendente pues pocos esperaban la presencia del antiguo Cazador de Cabezas en aquella reunión. El bárbaro se había mantenido alejado del resto de sus compañeros durante los últimos días, recorriendo con gesto hosco las inmediaciones del campamento o simplemente practicando hasta la extenuación en algún retirado rincón de la empalizada y no había cruzado palabra con nadie en todo ese tiempo.

Ni siquiera comía junto al resto, y parecía haberse sumido en un mutismo tan absoluto como inexplicable. Pocos podían precisar con seguridad el momento exacto en que había cambiado el carácter del bárbaro, pero los más perspicaces aventuraban que podía estar relacionado con su reciente estadía en Chon D´lor. Quizás fuera la imponente mole de la ciudad, o tal vez alguno de sus siniestros moradores, el caso era que algo allí había perturbado profundamente el espíritu del bárbaro… y nadie podía imaginar las consecuencias de todo ello.

- Si MATAGATOS encontrar… Uro dejar esta... - sentenció con firmeza, a la vez que palmeaba con su mano derecha las gruesas correas de su propia armadura - Y llevar coraza de gran guerrero… Nadie más poder…

Cuando terminaron las peticiones Matagatos tomó rapidamente las decisiones oportunas.

-Toma Ikharus, el hacha es tuya. Haz que nuestros enemigos tiemblen bajo ella.

Nadie más la había reclamado así que no habría problema en concedérsela a él. Cogió la cota de mallas y se la entregó a Attar.

-Primo, espero que esta cota te libre de más heridas como esa. Dijo señalando su herida en el pecho.

Aunque había sido en un entrenamiento, con una armadura no le habría pasado eso.
A pesar de la intervención de Rastrojo, OJopocho no dijo nada más sobre la armadura de cuero así que Matagatos interpretó que el explorador quería y podía usarla.

-Ojopocho, toma una de las armaduras de cuero duro para ti.

Escuchó la petición de Guepardo y la posterior intervención de Loor, no estaba del todo de acuerdo en esa cuestión así que intervino.

-Guepardo, hay 40 lanzas cortas, suficientes para que puedas coger dos sin ningún problema si así lo deseas.

Por último Uro reclamaba una de las corazas metálicas que vestían los nobles caballeros del Triplete que habían derrotado, pero esas habían sido parte del botín que la Compañía había reclamado para si.

-Lamento decirte que no tenemos ninguna, pero lo tendré en cuenta de cara al futuro Uro.

Imaginarse al guerrero embutido en una gran armadura metálica solo le hacía suponer el terror que podría causar con su fuerza y su aspecto entre las filas enemigas. Esperaba que poco a poco todos sus hombres pudieran estar bien pertrechados para la batalla y que las necesidades y escaseces que habían pasado al principio se olvidaran en breve.

-Pues si nadie quiere nada más cogeré un arma para Peregrino y el resto quedará a disposición de Lengua Negra y los Campamenteros.

Matagatos dejó uno de los machetes que llevaba encima con el resto de armas, había recuperado su espada corta y ya no necesitaba dos. Después escogió el arma que consideró más adecuada para Peregrino. Ninguna estaría a la altura de su espada, pero no podía luchar con las manos vacías.
Tras eso cogió la bolsa donde se encontraba el botín de monedas de plata que habían conseguido durante las últimas batallas y comenzó a repartir él mismo la parte que correspondía a cada uno.
En cuanto Pelagatos se pusiera al día con Lengua Negra de todos los asuntos de la tesorería dejaría que fuera él quien se hiciera cargo de todo aquello.
Cuando terminó dio la reunión por finalizada.

-Podéis marcharos.

Guepardo cogiolas dos lanzas cortas y espero por si Matagatos tenia algo mas que decir.