Partida Rol por web

Sonrió ante la ocurrencia de Serpiente de hablarle al caballo.

Al menos no le ha hecho caso.

-Elige primero tu pupilo y después déjate curar por Dedos antes de que termines desangrado. Quiero que cuando hable contigo puedas prestarme toda la atención y no tengas que estar pendiente de tus heridas. No te preocupes, haré correr a Hechizado cuando venga hacia vosotros, creo que a mi me hará caso.

No estaba seguro de si Serpiente soportaría consciente el dolor que le causaría coser de nuevo sus heridas, pero si no lo encontraba despierto al atardecer tendría más días para ponerlo al corriente de todo.

-Será mejor que no enfades a la chica que tiene que coserte la espalda. Dijo finalmente a su primo, para después dirigirse a Dedos en un tono algo burlesco. No le hagas mucho daño, por alguna extraña razón los mandos lo quieren vivo.

Serpiente estaba empezando a enfadar a la exploradora, era experto en enfadar a la gente eso no se podía negar, así que sería mejor que la dejara en paz al menos hasta que terminara con su espalda. Cuando sus heridas estuvieran nuevamente cerradas no tendría que utilizar la magia para contener la sangre que debería estar brotando de su espalda.

Ni me molesté en mirar a Dedos. No hice nada que la diese a entender que le prestaba atención o me importara lo que estaba diciendo. En ese momento ya estaba conversando con alguien más interesante y cuya respuesta sí deseaba conocer: el caballo.

- No hacía falta que lo tirases de verdad- aclaré después de ver su elocuente mirada. Pero si lo hubiese tirado seguramente no hubiese presenciado nada tan divertido desde el grito de Tarado cuando le alcanzó la sombra. Imaginarme a Matagatos revolcándose en el suelo después de la aparatosa caída me hizo sonreír.- Con que rampases me hubiese bastado. O piafando.- Asentí.- Piafa si te apetece galopar.

Del caballo pasé al que era el segundo sujeto de mi interés no sin antes colocarme la toga a la espalda, cuyo roce cada vez me molestaba más.

- No sabes lo que te han regalado, Matagatos. Miras sin ver y oyes sin escuchar. Pero da igual… “Elegiré”. Un canto rodado y una rosa del desierto los candidatos. Cinco son las heridas en mi espalda. El canto rodado fue el primero en llegar, luego será el primero con el que empiece a contar. Uno…- comencé señalando a Keropis.- Dos…- proseguí con Niña de Oro.- Tres… Cuatro…- Y así seguí alternando entre los candidatos hasta que me detuve en el ermitaño.- Y cinco. Elijo el canto rodado- dije esperando ver incertidumbre en aquellos que habían sido testigos de mi método de elección.-Primera lección Keropis: El que tiene poder muchas veces toma decisiones arbitrarias sin atender a ninguna razón, simplemente con la intención de ejercer ese poder.

Lengua Negra asintió a la orden de Matagatos.

-Que cada pelotón pase por aquí. Disponemos de veintiseis quesos a repartir entre cuatro pelotones. Eso nos da un total de seis quesos por cada uno de los tres pelotones principales. El de retaguardia, que es donde irán los heridos, dispondrá de ocho quesos. Recordad que solo se usarán en caso de emergencia. Como consejo, no los consumáis a un tiempo. Empezad uno y cuando lo acabéis, otro. Cada queso, una vez cortado, se mantendrá comestible durante una semana aproximadamente -señaló a los que se acercaron de cada pelotón-. Un queso, bien administrado, equivaldría a siete raciones y deberéis conservarlo alejado de la humedad y de la luz solar directa.

Ponzoña volvió a reclamar la atención de su pelotón.

-Atentos. La hora de partir se acerca y deberemos estar bien preparados. Llevad con vosotros lo imprescindible, nada que vaya a demorar vuestra marcha o incapacitaros en el combate. Aquello que os sobre, dejadlo con el cuarto pelotón, el de retaguardia. Quiero que llenéis vuestros odres si estuvieran vacíos y quiero saber si alguno de vosotros no dispone de uno -ordenó-. Piojillo, hemos oído a Lengua Negra. Nos corresponden seis quesos. Encárgate de hacerte con ellos y distribuirlos entre tus compañeros campamenteros. Será responsabilidad vuestra su conservación y transporte. Te confío aquello que puede suponer la diferencia entre el hambre y un estómago satisfecho. Y Piojillo, eres un guerrero. No lo pongas en duda. Pero como todo cachorro de león, deben crecerte las garras, los colmillos y la melena. Nadie nace poderoso. Y confía en el destino. Si nos topamos con enemigos, pronto podrás cubrir ese cuerpo tuyo con sus armaduras -dijo con una sonrisa siniestra-. Derramarás sangre, joven K´Hlata, y te bautizarás con ella.

Dicho aquello se dirigió al cuarto pelotón, a cuyo frente estaba Dedos.

-Dedos, dejaré a tu cargo mi brasero y el estiércol del que dispongo. Si lo necesitas para los heridos, puedes disponer de él. Pero usa madera si la consigues.

Acabado aquel trámite, rellenó sus dos odres de agua, y con los enseres que habría de transportar a la espalda, aguardó a que sus hombre finalizaran con sus respectivas labores para ponerse en marcha.

- Campaña no tiene odre, Hermano - dijo Campaña en respuesta a la petición de Ponzoña.- Pero Campaña no sabe si necesita uno o no.

Sabandija estaba llenando su odre de agua cuando oyó el tema de los quesos.

``Que mareo de gente´´ piensa, ``primero me dan el queso, luego me lo quitan y ahora me lo dan otra vez´´ Pone los ojos en blanco delante de su reflejo en el agua del barril, tapa su odre y se dirige hacia lo de los quesos. Si son 6 quesos por pelotón debe de ser uno por cada pareja Hostigador-Campamentero así que debería ir a coger el suyo...

De repente, el joven K´hlata recordó lo que Ojopocho dijo ayer sobre los quesos. Si seguía en sus trece, podrían ser los únicos que se quedaran sin queso. Pero... ahora no parecía muy atento, así que trató de pillarle con la guardia baja. Luego se lo agradecería:

-Bueno, Ojopocho, voy a por el queso que nos tocará cargar.-dijo como quien no quiere la cosa y se dirijió lentamente hacia Piojillo fingiendo que asumía que estaba de acuerdo.

El guerrero se encolumnó detrás de su capitán mientras tanteaba sus pertenencias para asegurarse que estuviesen listas. Le dedicó una mirada frenetica a su pupila para que hiciera lo propio.

Miro rápidamente a sus compañeros de grupo y los apremió con un gesto de su mano, a la vez que se ubicaba detrás del que guiaba la comitiva.

-Sí, si quieres beber, hermano. Puede que no sientas el dolor, pero la sed si la sentirás y verás cómo tu lengua se hincha y llena tu boca -dijo el Hiena seriamente-. Ten, yo tengo dos. Te ofrezco uno -señaló tendiéndole uno-. Acabo de llenarlo con agua fresca. Deberá servirte para lo que queda de día salvo que hallemos un pozo o hasta que nuestras existencias se repongan. Cuida de él y cuando la misión acabe y volvamos a unirnos al campamento principal, comprarás uno y me devolverás este. Aunque quizás encontremos a generosos enemigos dispuestos a proporcionarnos sus odres -comentó volviendo a lucir su siniestra sonrisa de guerra.

- Gracias, Hermano - dijo Campaña recogiendo el odre de Ponzoña.- Campaña te lo devolverá después... Campaña tiene algunas monedas, es verdad que es bueno comprar un odre, a Campaña no le gusta tener sed.

- Tranquilo. Ve. - respondo a Sabandija mientras observo mi equipo y decido que puedo cargar con todo sin que me estorbe en demasia. Al fin y al cabo siempre puedo lanzarlo rápidamente al suelo antes de empezar a disparar flechas. Mi pellejo está lleno así que me relajo hasta que den la siguiente orden.

Vieja Gloria todavía se aferraba con fuerza a su arco como si aquel trozo de madera, el legado entregado a él por su padre y que debería haber entregado a sus hijos, fuera capaz de protegerle de los malos espíritus. Él no conocía su voluntad tan bien como los chamanes, él no podía escucharlos, pero si en algo se parecían a los hombres estarían tan inquietos como él por las hechicerías usadas aquel día. Y la inquietud podía derivar en conflicto.

- Vamos, muchacho- le dijo a su pupilo Avestruz.- Ya has escuchado a los mandos, hay que prepararse. Asegúrate de que tienes el pellejo bien lleno y en marcha.

Por supuesto después del consejo él hizo lo propio y se aseguró de que todo estaba en su sitio y no le faltaba nada.

Piojillo asintió a Ponzoña, las palabras de ánimo nunca hacían daño. De vez en cuaando era bueno no sentirse como un trozo de excremento de camello en esta Compañía, donde había más mala leche que un rebaño de cabras muertas. Con pasos largos se acercó hasta el carro y examinó los quesos, eligiendo seis quesos de buen aspecto, sin moho, marcas o abolladuras. En definitiva los seis mejores que pudo seleccionar entre la pila de quesos y se giró hacia el grupo:

¡Plumilla, Odio, Sabandija, Michou, Pesadilla! venid a por los quesos.

Piojillo fue entregando uno a uno las grandes ruedas cremosas y ayudando a sus porteadores a cargarlas en sus mochilas, asegurándose que la comida no se dañaba y estaba protegida de la luz del sol. Una vez hubo terminado, cogió uno para él y lo metió en su mochila. Sabía que esos kilos de más los notarían en la marcha, pero era una responsabilidad y un seguro de vida.

Responderemos por estos quesos si algo les pasara, así que velad por que no les pase nada malo. Ya habéis visto como funciona aquí la disciplina

Caracabra tubo un primer impulso de taparse la cara tras el conjuro de Serpiente, era magia negra, magia mala, pero tenia un aprendiz al que dar ejemplo, de forma que se mantuvo firme. Observo a su recluta ¿mantenía la posición? ¿Estaba bien erguido?.

Una vez terminado el castigo, el guerrero volvió a la formación. Manta le seguía con paso cansado, había odio alguna historia acerca de él, al igual que de todos los miembro de la compañía, pero el jorobado no se acordaba de los detalles, solo se acordaba de que manta tenia el estigma de vago. Unos tenemos faltas en el cuerpo, otros en el alma, pero con esfuerzo todo se supera.

Manta, dime, ¿Por qué te uniste a la compañía? Puede que entendiendo el motivo que había impulsado a Manta a unirse a la compañía, consiguiera hacer del campamentero un buen recluta.

El queso era una responsabilidad mayor de lo que podría decirse a simple vista, así que Odio se acerco casi al instante a recoger el correspondiente y lo metió con cuidado en la mochila. El peso se notaba sobre los músculos de la espalda, pero no había de que quejarse, habían entrenado para aquello..

Volvió a la formación junto a Loor, de la que no se separaba en ningún momento.

Y ahora, será mejor que nos coloquemos en la formación.

- Enseguida, Sicofante.

Después del castigo de Serpiente, el ánimo del grupo parece haber decaído y puedo ver en las caras de mis compañeros el disgusto provocado por las malas artes del brujo. Me consuela al menos pensar que si entramos en combate no estaré entre sus objetivos.

Me acerco a Piojillo y recojo el queso que se me ha confiado. Je, parece que mi destino era acabar con un queso después de todo. Echo un vistazo a mi equipo, por si me convendría dejar algo con el otro pelotón para aligerar mi carga. Lo cierto es que sería un alivio dejar algún peso atrás, pero no encuentro nada prescindible, así que tendré que hacerme a la idea y soportarlo.

Después de volver a colgar mi mochila sobre los hombros, recojo mis armas y vuelvo junto a Sicofante, preparado para ponerme en formación.

Attar miró a Dedos, y esbozó una leve sonrisa. 

-Te lo agradezco, necesitaba beber-dijo en K'hlata. Aquello era bastante raro. El guerrero ni solía ser muy expresivo, ni solía expresarse en primera persona. Pero cuando se dirigió a Matagatos, dijo:

-A Attar le gustaría marchar, pero temo que no va a poder... Attar está herido. ¿Cómo está Peregrino? ¿No habrá sido castigado? A Attar no le gustaría. 

Plumilla acudió veloz hasta Piojillo, tomando el queso que éste le asignó aprovechó para acercarse a él.

-Piojillo, Campaña necesita que le trate la herida- dijo con un leve titubeo en la voz acompañado por varios parpadeos rápidos-puedo encargarme yo... pero necesito que me des con qué hacerlo.-hizo una pausa para tragar saliva, afectada,-Por favor-añadió finalmente.

Ella no tenía encima vendas para cambiar las de Campaña ni con qué suturarle de nuevo después de lavar la herida.

Pero en el carro había equipos médicos y si le dejaban usarlos podría tratar a Campaña, que se mantenía ajeno a la gravedad de la herida que ella misma había examinado para comprobar su estado.

Guepardo asintió cuando Peregrino lo colocó como explorador del grupo. No le extrañaba en absoluto su elección, pues había sido reclutado por la compañía para tales menesteres. Después escuchó como Ponzoña pidió que dejaran sus pertenencias más frugales y continuaran con lo imprescindible. Se miró a si mismo y sonrió...poco tenía que dejar él. No llevaba esterillo para dormir y no le hacía falta, estaba acostumbrado a dormir en la intemperie, pese a que los últimos días había dormido en el palacio. Estudio su equipo: su larga lanza, el cuchillo de caza, dos lanzas cortas y algunas monedas. Aparte las hierbas y el odre. Poco más. Se dirigió entonces a Chamán Rojo. —Toma esto. Me lo devolverás cuando consigas otro arma mejor.  — Y le ofreció una lanza corta que le arrebató a los chacales. —Ahora llena tu odre, si lo tienes, y si no pídelo a los mandos. Y mira a ver las posesiones que vas a llevar.

Dicho lo cual se acercó a Peregrino y habló con él. —Sé que estoy al cargo de Chamán Rojo, pero creo que no sería apropiado que me acompañara si tengo que explorar. Cualquier ruido o mal paso puede poner en peligro la misión. No obstante, tu eres el líder del grupo; tu decides. —En realidad las ideas de Guepardo eran otras. Sabía que siendo cuidadoso no tendría problema en llevar a su compañero, pero quería saber cómo estaría de vigilado si más adelante tenía la oportunidad de desertar.

Sicofante comprobó que tenía todo lo necesario, pero sobretodo comprobó que su odre estaba bien lleno de agua. Sabía que eso lo necesitaría mas que nada para el viaje. Observa como recoge Mihou su queso y cuando se coloca de nuevo a su lado, le dice:

Comprueba que el odre lo tengas completamente lleno- le dice- por muchas armas que tengas, si no tienes agua morirás de sed. 

Keropis no apartó la mirada de los ojos de Serpiente y no pudo evitar una risilla cuando habló como habla él- Ahorrra sssi que parrrecesss una ssserrrpiente -dice en lo más parecido a un tono de broma.

Entonces, cuando ve como es elegido por Serpiente no puede evitar soltar una carcajada y cuando le da su "lección" no puede evitar contestarle.

-Porrrque el que tiene poderrr norrrmalmente no necesssita excusssasss parrra ejerrrcerrrlo, puesss disssfrrruta con ello. Sssolo hay que verrr el motivo porrr el cual el Ssseñorrr del Terrrrorrr nosss intentó obligarrr a arrrodillarrrnosss, que yo lo hice; perrro otrrrosss muchosss no ,¿verrrdad? -mira a Serpiente y luego vuelve la mirada hacia el resto de la compañía- Losss habrrrá que piensssen que querrría intimidarrrnosss, perrro ¿porrrque demostrrrar lo poderrrossso que errres ante una compañía que contrrratasss parrra lucharrr porrr tí? ¿Qué tienen sssusss rrrivalesss parrra que nosss necesssite parrra vencerrrlosss? No estoy cuessstionando lasss decisssionesss de losss mandosss, sssolo esss currriosssidad.

Tras decir esto se hiergue y mueve los hombros, como si comprobara que la armadura está bien ajustada.