Partida Rol por web

Ya casi había salido del edificio...

Vamos, vamos, un poco más, solo un poquito...

-Aguanta campeón, que ya casi estamos

Seguía arrastrándole para sacarle de ahí... y podía ver ya la lanzadera... un poco más y llegaba...

-¡¡¡APRIETA MCALLEN JODER!!!!! ¡¡¡SOLO UN POCO MÁS!!! -me estaba arengando, si gritaba y me cabreaba sacaría más fuerzas... me tenía que autoanimar a sacarlo de ahí

¡¡Vamos, vamos, vamos, vamos, CORRE JODER!! - sus pasos eran apenas audibles, ya que tenía la costumbre de correr prácticamente de puntillas, manteniendo el equilibrio con bastante eficacia, aunque siempre parecía que estuviera a punto de caer y romperse la crisma. 

Ethan salió como una exhalación por la puerta del centro de mando y vio fugazmente la lanzadera, ya que su atención se dirigió automáticamente al punto que le había sido asignado por la cabo, el punto que tendría que defender con su vida si era necesario para que sus compañeros, que ahora mismo estaban en franca retirada, llegaran a tiempo para ser evacuados. 

Los motores de la lanzadera rugían impacientes, mientras en el cielo puntos de luz surcaban veloces el firmamento, alrededor suyo se seguían escuchando el tableteo de las moritas, cuando de repente....¡¡KA-BOOM.....KAA-BOOOOOOOOOM!! dos detonaciones hicieron temblar el suelo y casi hacen resbalar a Ethan del susto....."Fu...Fu...Fu....Fusilero Ethan en posi...posi...posición, ¡SEÑORA!, cu...cu....cu...cu...cubriendo mu...mu...muro oeste, apuntan...tan...tando entre los dos edificios, ¡SEÑORA!" dijo al llegar con un último crujido de sus botas en la nieve al punto indicado....

-Cabo Odonell, vaya movilizando a 4 infantes mas a la zona de las lanzaderas para que partan en la segunda que esta por llegar. Sargento Focker, elija a 2 infantes y manténgalos cerca de la misma zona, partirán también en esa lanzadera.-

Echó a correr hacia el centro como si le fuera la vida en ellos en el momento en que Miller le pasó corriendo al lado riéndose como una hiena en el club de la comedia.

Ya le caía bien.

El sonido de las detonaciones la hizo encogerse mientras corría agarrando su morita contra el pecho. Aún tenía los dos cargadores de la cabo, y otros dos en el cinturón... ninguno en el rifle.

Estupendo Sam, siempre podrás tirarle a los bichos el rifle, lo mismo funciona como proyectil contundente...

Allí estaba, como una promesa hecha realidad, como una enorme vagina dispuesta a devorarlo. La lanzadera. Era el momento de partir, de marchar, pero no de dejar de prestar atención a cuanto pudiera estar ocurriendo. Bauer abordó la lanzadera, deteniéndose junto a la boca abierta de la misma tras cruzar su umbral, su lanzagranadas dispuesto a ser disparado si fuera necesario.

Viendo la que se me viene encima y aunque pueda retenerlos un tiempo se me echarian encima el resto de sus congeneres, asi que salgo esprintando por el muro sur hacia la primera escalera que baja mientras paso al lado de los pobres infantes que cubren el muro, aunque algunos de ellos al pasar yo, se dan la vuelta. Seguramente me seguiran, pero no tengo tiempo para mirar a ver que hacen, debo bajar al patio y acercame a la lanzadera lo mas rapidamente posible.

Corro lo mas rápido que pueda para intentar llegar lo mas cerca del centro del fuerte
Sin tener tiempo que perder corría hasta alcanzar mi objetivo, a mi alrededor otros camaradas igualmente corrían sin control, cada quien hacia el lugar que le pareciera mas seguro, no había mas remedio, cuando hay que pelear hay que pelear, peor cuando hay que correr hay que hacerlo lo mas rápido que se pueda, mientras atravesaba el muro hacia el centro de la fortaleza solo esperaba poder llegar y que todos lográramos sobrevivir, ya habíamos luchado suficiente, era hora de largarnos de aquí.

Miller llega dentro del edificio con tanta adrenalina que parece un refresco de cola recién agitado y a punto de estallar. Un vistazo rapido por las ventanas y a su alrededor para situarse y reconocer a los compañeros dentro de la precaria y efímera seguridad del edificio. La presencia de Tsumina de alguna manera reconfortaba.

Joooder, esa ha sido buena..

Dice recuperando el resuello. Con una mano sobre el comunicador del casco comenta al pelotón:

Venga chavales, hay que largarse, los que estén más cerca de las lanzaderas que se vayan. ¿A quién le toca ahora? ¿Nos coordinamos con la infantería ligera para salir de aquí?

Baron cain rodruiguez y josh intentar llegar lo antes posible. Sois los próximos! Si no llegáis, saldreis con la siguiente.

Brocheta, lleva a barón al sur de la posición actual de la lanzadera, que lo recogerá ahí mismo el medico. Miller nos iremos los dos con la ultima lanzadera de la eco.

Sam, bill, white, suerte, nos vemos en la nave. Aguantar en el control de mando hasta que os ordenen la evacuación.

-Oído... jefa...- digo con una mezcla de gruñido de esfuerzo y jadeo de agotamiento.

Acerqué a Baron lo máximo posible al sur de la lanzadera y entonces me puse a gritar

-¡MÉDICO! ¡¿DÓNDE ESTÁ EL MÉDICO QUE ME PROMETIERON?! ¡TENGO AQUÍ UN HERIDO DE MUERTE!

Le dejé tumbado en el suelo- tranquilo, que de esta sales... más te vale que salgas...

-Ha sido un placer compartir bichos y frío, una lástima que os llamen a cenar, nosotros seguiremos jugando un rato más.-le entró la risa, de ahí seguro que no salían, pero que le quitaran lo bailao.

A Miller se le hace un nudo en la garganta al oir ala infante ligera.

¿Como?

El zapador se gira hacia el Capitán Tsumina, que está en el centro de mando. Tenía pensado aprovechar este breve momento para solicitar una recomendación al oficial, pues la necesitaba para convertirse en un Pathfinder, pero le supo repugnantemente egoista, superfluo y fuera de lugar. Realmente importaba una mierda en comparación con cualquiera de los comparos que hoy habían muerto o iban a morir.

Señor tienen que mandar más lanzaderas y más apoyo aereo. Si no es muy probable que los de la Fox y la infantería ligera no lo consigan y esa gente se ha dejado la piel como cualquiera o más.

Miró al oficial y se dió cuenta de que evidentemente ya lo sabía. El capitan no había sido evacuado, por lo que probablemente pensaba quedarse hasta el final, incluso morir.

De hecho Señor, usted debería ser evacuado ya mismo, puede que en unos minutos la LZ sea zona caliente y no podamos asegurar los despegues.

Ya la lanzadera estaba cerca, el caos reinaba por doquier, pero la infantería móvil estaba siendo evacuada con cierto orden. Las piernas las sentía ligeras gracias al traje activado, y el dolor del costado quedaba practicamente enmascarado. No podía sacarse a Crow de la cabeza, mierda que habían peleado demasiado juntos, ahora su cuerpo sería pasto para los bichos. Se sentía vacío, pero sabía lo que tenía que hacer ahora, simplemente sacar su trasero de allí. ¿Volverían los demás? ¿el sargento, la cabo, el bocazas de Miller?

Mientras se acercaba a la nave de evacuación, lanzó por la radio parcamente Frost abordando lanzadera, órdenes cumplidas. Las miradas que allí veia eran como verse a sí mismo: quedarse y morir, o irse y dejar morir a sus compañeros era practicamente lo mismo.
 

El sonido de las explosiones en el exterior junto a que los primeros aracnidos ya empezaban ha golpear el muro, hacía que la escena ganase una apariencia dantesca. Las ordenes volaban como las balas, no había un respiro. En el momento que uno de nosotros fallase todo el plan de evacuación se iría al traste.

- A sus oredenes cabo.

Unas ordenes sencillas correr hacia la lanzadera. Venga que igual salimos de esta. Empiezo a correr moviendome hacia las escaleras para bajar del muro. Pasando cerca de los miembros de la infantería ligera que había ido a rescatarnos.

- Que no os piquen las chinches niños....nos vemos en la nave. Espero.

Una vez lleguado al patio del fuerte empiezo a esprintar hacia la lanzadera.

"MCALLEN ¡¡ ¿VAS A DEJAR DE JUGAR A LAS MUÑECAS CON BARON Y VENIR AQUI CAGANDO LECHES? Si quieres ju...ju...jugar a algo.....imita a S..s....s.....sam....que se le da bien ju..ju..ju.....jugar con BICHOS!! Ven...¡¡cúbreme el flan...flan...flanco derecho!!"

-Caliéntame el sitio-le contestó a  Rumsfeld según pasó por su lado, él tenía suerte y se largaba de ese infierno helado. 

MCALLEN ¡¡ ¿VAS A DEJAR DE JUGAR A LAS MUÑECAS CON BARON Y VENIR AQUI CAGANDO LECHES? Si quieres ju...ju...jugar a algo.....imita a S..s....s.....sam....que se le da bien ju..ju..ju.....jugar con BICHOS!! Ven...¡¡cúbreme el flan...flan...flanco derecho!!"

Cerró un ojo con tanto grito.

-Oh, venga Ethan, si vas a llorar ahora voy yo a cubrirte el flanco derecho... o el izquierdo, el que te venga mejor. Quiero un cigarrillo-soltó de pronto. Iba a tomarse las cosas con filosofía, y con un cigarrillo , a falta de algo mejor, seguro que parecía más relajada de lo que ya estaba.... aunque no debería.

Los motores resonaron justo cuando el último de los infantes abordó a la lanzadera. El momento de dejar el fuerte había llegado, el combate había terminado para esos infantes. Principalmente poblada por miembros del escuadrón Heat, la lanzadera permanecía silenciosa, muchos compañeros habían caído, muchos compañeros se habían quedado atrás aun luchando por sus vidas. Muy poco había que celebrar.
Bauyer y Frost de la Eco así como Firestorm de la Heat también iban en esa lanzadera, de entre ellos solo el artillero Bauyer había salido ileso, quizá había tenido suerte o quizá simplemente el destino así lo había querido.
Desde las compuertas de la lanzadera que a escasos 30m del suelo aun se mantenían abiertas, los allí presentes pudieron observar la llegada de la segunda lanzadera que empezaba a descender sobre el suelo del fuerte. A su alrededor, infantes de diversos escuadrones se aglutinaban para abordar en cuanto esta abriera las compuertas.
Mas allá, del otro lado de los muros, la marabunta de bichos golpeaba los muros con suma insistencia, los cuales empezaban a desmoronarse ante sus ojos. Quizá nadie más sobreviviría.
Sin embargo no todas las noticias eran buenas. En los cielos la flota combatía contra las fuerzas aéreas de los arácnidos en un esfuerzo por dar cobertura al ascenso de las lanzaderas. Para los infantes en las lanzaderas era claro que sus vidas aun estaban en juego y esta vez no podían hacer otra cosa mas que esperar.