Partida Rol por web

Sam parpadeó ante la inesperada oferta y se recogió un mechón oscuro detrás de la oreja.

-Dioses una ronda... lo necesito como agua de mayo, asíque no dudes que te tomaré la palabra Hightower,nos veremos por la cantina, confío-le dio un empujoncito con el hombro afectuosamente y se alejó de nuevo hasta Alistair McAllen que hablaba con Baron.

-Tienes buena pinta, ¿echamos una carrera?-propuso a modo de saludo a Baron mientras que apoyaba el antebrazo sano sobre el hombro de McAllen y cruzando una pierna detrás de la otra en una postura despreocupada.

He sido atendido de mis heridas y pese al picor y tirón de los puntos, todo me sigue pareciendo irreal.

Es como si no me hiciera a la idea de que de alguna manera sigo vivo. Nunca había pasado tanto miedo como ahí abajo.

Camino a paso tranquilo, sabedor de que nada me va a hurgir en mi caminata pues no tenemos programado ahora mismo un ejercicio así que repasar pilas y pilas de información no corre prisa alguna. O eso pensaba yo, cuando escucho pasos alcanzándome y más por automatismo que por considerar que se ha colado un bicho en la nave, me giro para encontrarme con la Cabo. Y aunque durante un momento no entiendo por qué sonríe tan bobamente al saludar, todo se aclara muchísimo cuando me susurra unas pocas palabras al oido.

-... -Había pensado decir algo, pero no se me ocurren las palabras, así que le miro a los ojos, sonrío levemente y asiento con la cabeza. Y solo entonces mi cerebro decide ponerse a funcionar un poco y sacar algunas palabras. -Será un placer. Nos vemos en un rato y te echo una mano... o las dos. -Y amplio mi sonrisa, antes de volver para quitarme todo el pifostio de gala. Esa es otra cita más a la que no pretendo faltar.

Dos días ya habían pasado dos días desde que dejamos ese maldito planeta. Durante dos días había pasado la mayor parte del tiempo, que no nos habían tenido de un lado para otro, en la cantina y eso parece que no pero tiene sus malditas consecuencias. Lo primero hayas dormido o no pareces un zombi y con un uniforme de gala pareces un zombi bien vestido, lo bueno de no llevar medallas es que puedes ponerte detrás del todo sin dar mucho el cante en los actos oficiales. Lo segundo es que el rancho solo me sabía a tequila y cerveza. Y lo tercero era ese martillear en mi cabeza que me recordaba a los bichos golpeando el muro.....Maldita resaca...ni lo intentes siquiera noooo vomites....

Me mantengo lo mas firme posible mientras mi estomago y mi cabeza hacen una competición por ver quien puede incordiar mas. En unos minutos que deciden darme un respiro y puedo verme allí en esa sala viendo desaparecer uno tras otro los féretros ocupados o no por antiguos camaradas llegas a pensar si la I.M no será mas que una gran maquina de hacer picadillo, a pobres muchachos con ilusiones.

Una vez acabada la ceremonia marcho hacia el aseo mas próximo puesto que tanto mi cabeza como mi estomago han llegado a un acuerdo y nunca esta bien vomitar delante de tus oficiales superiores.

- De esta dejo de beber...y veras que si.

Paso rapido entre caras conocidas haciendo algún leve gesto de la cabeza cuando alguien me saluda.

- De esta dejo de beber...y veras que si.

camino por los pasillos, y veo a otro de esos hombres con cara de que se tomaron muy en serio la fiesta en la cantina. Vaya que luce fatal. Deberia hacer un poco de vida social, y este hace justo lo necesario.....Decir unas palabras hablando solo, a las que escuchas por casualidad y entonces le abonas algo para romper su monologo....

- la unica forma de dejar el trago, fue el dia en que vi a un compañero intentandose sacar el pito para orinar, no lo logro, y ese recuerdo quedo plasmado en video para la posteridad, mi miedo a la humillacion publica es mas grande que tomarme algunos tragos de mas...

Aguardo a ver si el chico me responde, quizas pueda iniciar una conversacion para pasar el tiempo....

Cuando viene Samantha, hago un leve gesto de cabeza a modo de saludo.

Sonrío cuando me reta a una carrera ¿Quién sabe? quizás tenga que entrenar con esto todavía durante unos días más. bromeo mientras levanto las muletas

¿Tú qué tal estás? te veo bastante bien, la verdad. ¿Y lo del ojo? ¿van a poder hacer algo al respecto? espero que no guiñes el otro ojo al disparar. Todavía recuerdo tu entrada en el fuerte, reventando a ese puto tanke de un cojonudo disparo. digo asintiendo, mientras rememoro ese momento. Uno más de los trágicos y terribles momentos que tuvimos que aguntar en ese puto fuerte en una piedra helada de mierda.

Sam Sonrió abiertamente y guiña el ojo sano.

-¿No lo sabes? Este pequeño-señala el implante biónico- es de rayos X...-hace un repaso de arriba a abajo a Baron y a  Alistair- uh, chicos, ya veo que todo lo que lllevabais era relleno... que decepcionante todo tsk tsk tsk-chasqueó la lengua en lo que negaba con la cabeza como desaprobando lo que se supone que veía el implante- que decepcionante todo-repitió antes de echarse a reir. Estaría jodida, pero había salido del infierno y una buena manera de sobrellevar el impactante cambio físico era recurrir al humor.

Steve Miller salió de su ensimismamiento meneando la cabeza y respirando hondo. Tras unos pasos despistados pudo ver como algunos de la escuadra se reunían en la salida. McAllen, García, Barón...

Madre mía, no mola nada ver como lanzan a tus compañeros por una condenada esclusa de vacío. Deberían devolvernos a Sirius y enterrarnos en un cementerio militar o algo así...

Dice llevándose una mano hasta el pelo cortado a cepillo y frotando de atrás a delante.

¿Tenéis una aspirina? se me ha puesto la cabeza como un bombo. Algúno se equivocó en esa maldita Cantina y puso un bidón de anticongelante donde debería haber estado el barril de cerveza.

Tienes toda la razón, Miller, aunque no por ello te voy a dar mis pastillas para los dolores.

Con una sonrisa inocente, me encojo como puedo de hombros No quiero que te acabes aficionando y njo seas capaz de distinguir una mina de una granada, jajajaja. me río mientras saco una pastilla y se la entrego al zapador.

y ten cuidado con Sam. Ahora es capaz de atravesar los tejidos blandos con ojo de rayos X guiño un ojo a Sam, mientras alzo las cejas señalando a Miller Venga, muestráselo

No podía evitar reírme, era una situación más que absurda, tras un funeral haciendo chistes tontos y riéndonos... 

-Ahora habrá que tener cuidado con lo que os tatuais, no vaya a ser algo un poco personal y Sam lo vea -dije acompañando las risas de Baron

-Vaaaya, alguien estuvo bebiendo de lo lindo y no compartió bebida con los que estaban dejandose remendar en el pabellón médico-comentó cuando Miller pidió la aspirina- ahora apechuga, cachorro.

Asintió dos veces a las palabras de Baron cerrando el ojo bueno y haciendo desaparecer la luz carmesí del ojo biónico antes de "abrirlos" y fingir hacerle un repaso completo a  Miller frunciendo los labios para hacer un sonidito parecido al de una fotocopiadora.

-Uhhhh, qué sórdido Miller, guardaré tu secreto, sí sí...-bromeó cruzándose de brazos y adoptando un aire de "entendida de los rayos X".

Dio a Alistair un golpe en el hombro con la mano sana a modo de broma.

-Tú calla o hablo de ese nombre de marinero con un corazón y un ancla que tienes tatuado en el culo. Lo sé, lo he visto...-sacó la lengua con una sonrisa alegre mientras se encogía un poco y se ponía tras Baron para usarle de escudo humano o de marioneta con muletas a modo de armas en caso de necesitarlo.

Eh, eh, eeeeeh digo cuando Sam se pone detrás de mí, agarrando mis muletas

No quiero que veas el tatuaje de "amor de madre" que llevo en la nalga derecha. digo mientras amago que me mueve en círculos para que no mire Samantha

¿Uff donde coño quedan esos baños?. Mientras andaba metido en esas elucrubraciones, otro infante paso a mi lado y ante mi murmullo y comentario me respondió.

    - la unica forma de dejar el trago, fue el dia en que vi a un compañero intentandose sacar el pito para orinar, no lo logro, y ese recuerdo quedo plasmado en video para la posteridad, mi miedo a la humillacion publica es mas grande que tomarme algunos tragos de mas...

Me paro un momento apoyándome contra uno de los mamparos de la nave y le miro mientras sonrio ("sonreir inhibe el vomito").

- Tuvo que ser una escena curiosa. Pero nunca he tenido problema con la bebida sino con la resaca que sobreviene....aparte el fondo de una botella es un buen psicologo.

Tuvo que ser una escena curiosa. Pero nunca he tenido problema con la bebida sino con la resaca que sobreviene....aparte el fondo de una botella es un buen psicologo.

Deberias probar tomandote otra cerveza y entonces algo de bebidas hidratantes, eso ayuda con la resaca. Estuviste en Galdonia...¿Verdad? mi nombre es Robert, de la HEAT - le extiendo la mano para saludar....

Ha sido una ceremonia solemne, la que cualquier soldado querría para conmemorar sus nombres y honrar su memoria al caer en combate y aunque el Capitán Tsunima es buen orador, sin duda nadie podrá quitarle el puesto al Sargento Mayor Focker y es que ese hombre tiene don para las palabras. Tras la despedida de los ataúdes vacíos o con los escasos restos encontrados, rompe la formación. Dos días de "tranquilidad" no son suficientes para reparar todo lo que hay que reparar o entrenar sus habilidades en ese campo. La próxima vez tiene que ser aun mejor.

Camina hacia las habitaciones para quitarse el uniforme y ponerse el mono de trabajo... muchos irán a beber, pero considera que es mejor beber en el momento indicado y no pasarse todo el día en la cantina... ya beberá de nuevo por los caídos y por los vivos en otro momento.

-Otra maldita vez. Ojalá estuvieran aquí esos gilipollas de la plataforma "amigos de los bichos".-Eran las palabras que le pasaban por la mente siempre que tenía un funeral, donde habían estado implicados bichos desde la muerte de su hermano. El uniforme de gala, los zapatos bien limpios y brillantes, el saludo marcial y un adiós a los caídos con el mas sincero pésame para ellos y para sus familias, ese en esencia, era el motivo de los funerales, un último recordatorio en público para demostrar a los vivos que hay gente a la que le importas si mueres y los honores que se te concederán en tu "último paseo".

Jim Raynor era de la Fox y solía bromear bastante con él, así que le conocía muy bien. Otro caído al que conocía era el sargento Wolf, no lo conocía mas que de saludarlo por los pasillos, darle algún que otro informe y la lata de cerveza que le tiró a la cabeza antes de bajar al que llamaba "El maldito fuerte helado", pero también sentía su pérdida y la de todos aquellos que dieron su vida por que pudieran vivir un día mas.

Los ataúdes se alejaban en el espacio y poco a poco la gente se retiraba. Como siempre, el recién ascendido Sargento mayor Gay Focker se quedaría hasta el último momento, cuando ya no se vieran los féretros a través del cristal y un poco mas. Evans estuvo detrás de él todo el tiempo, era su forma de ser. El sargento le había moldeado como soldado y pulido como mando de una escuadra. Al final llegó el último saludo a los caídos, un saludo para todos hacia la nada.   

Deberias probar tomandote otra cerveza y entonces algo de bebidas hidratantes, eso ayuda con la resaca. Estuviste en Galdonia...¿Verdad? mi nombre es Robert, de la HEAT - le extiendo la mano para saludar....

- Si me parece que estuvimos en la misma roca. Estiendo la mano y se la estrecho.. - Cain, de la Eco. La verdad es que después de cierta experiencia con unos bichos voladores aun tengo pesadillas. Lo de la cerveza casi que me lo voy a pensar, las bebidas hidratentes eso si. Seguro que la Sargento Odonell nos pone firmes a partir de mañana.

Y allí estábamos, todos vestidos de gala, dos días después de retornar del "infierno helado de Galdonia VI", como ya lo conocíamos extra-oficialmente, para dar nuestro último adiós a los caídos en combate.

Mientras se mantenía firmes y en posición de saludo, aún recordaba cuando bajó de la última lanzadera, cogiendo la mano de Sam y cómo lo separaron de ella los médicos, matasanos y demás técnicos que inmediatamente los rodearon para empezar a quitarles las armaduras y armas. Los habían enviado a una puta roca helada a rescatar a unos hombres y apenas casi habían conseguido volver....y ahora se preocupaban más en recuperar su equipo que en.....bah...no valía la pena ni pensarlo. Sólo conseguiría enfadarse más.

Ahora estaban allí, despidiendo a los que no habían podido volver, a aquellos que habían dado todo por la Federación, por la Humanidad, lo mismo que harían ellos tarde o temprano. No podía hacer menos que mostrar el máximo respeto. "Si quieres que te respeten, debes aprender a respetar tú primero", le parecía recordar las palabras de su padre mientras terminaba de escuchar el poema del Capitán Tsumina y la orden de romper filas. Tras un par de minutos contemplando cómo se alejaban en el vacío los feretros, se dió media vuelta y vió que en una de las salidas se estaban congregando varios miembros de la ECO.

Se dirigió allí y se alegró mientras se acercaba de ver a Sam y a Brocheta, aunque también había otros miembros del escuadrón, Miller y uno que era.....¿Barón?....sí....ése era su nombre....McAllen lo había sacado de allí también...."jeje...jodido Brocheta......has salvado el culo a más de uno ahí a abajo, eh?" pensó mientras terminaba de acercarse.

"Hom..hom...hombre.....mira tú por dónde....una flor bo..bo...bonita entre tanto cardo....¿Qué tal chicos? ¿Cómo vas Sam? Ya veo que has cum...cum...cumplido tu sueño" digo mientras me señalo el ojo con un dedo...." .....por cierto...os debo dos o tr..tr...tres rondas de cervezas a tí y a McAllen por esa granada que tan bien pusistes Sam, y yo siempre cumplo mis promesas.....aunque si el res...res....res....resto se quieren apuntar.....hoy me siento generoso." acabo con una sonrisa, mientras doy una palmada amistosa en el hombro de Sam.

Johnny había evitado la cantina, a diferencia del resto de la Eco. Ya se lo habían reprochado en las barracas y en el comedor, ya se habían mofado de él. Pero seguía sin ir, y este día no iba a ser una excepción. No podía soportar la idea de estar cerca de la mesa de billar nuevamente. Wolf todavía le debía un juego, se lo había prometido, cuando volvieran. Y el bastardo tuvo la brillante idea de irse de paseo por el espacio en un féretro. Era lo que pensaba mientras las palabras justas del capitán decían lo que necesitaba aquel pelotón.

Todos los que eran lanzados al oscuro y lúgubre vacío merecían su más profundo respeto y dedicación. Ellos eran lo que es todo infante, un hombre muerto que con su carne protege al resto de los seres humanos. Había dedicado un buen tiempo a estar impecable, en todos los detalles de su uniforme: la ropa perfectamente planchada, las medallas lustradas hasta el hartazgo, su cabello recortado nuevamente, prolijo, muy prolijo. El saludo que dedicó al llevarse la firme mano a su sien fue largo y ceremonioso, una inspiración porfunda por cada caido, un adiós silencioso para los cercanos y los desconocidos.

Todos habían roto filas por orden de Tsumina, y parecía que la Eco se estaba congregando junto con los infantes ligeros que habían bajado a rescatarlos. Casi ni los conocía, pero parecía que otros infantes ya habían hecho buenas migas, era una buena señal. Se notaba que lo que se solía decir de la infantería ligera no era cierto, ya que habían demostrado verdadero valor en combate, y habían sido una pieza fundamental para finalizar la misión que tanto les costó, en diversos sentidos.

Los soldados se iban dispersando, cuando Frost terminó su saludo personal a todos, y comenzó con el verdadero homenaje que había preparado. Había estado ensayando encerrado en el dormitorio mientras todos salían de juerga. Se había puesto a tono nuevamente, ya que no era lo mismo manejar un soldador o un morita que un instrumento musical. Mientras repasaba los ejercicios que había aprendido ya de memoria, recordaba que había comenzado con aquello para honrar la memoria de su madre, quien lo había acompañado en su primera batalla al traerlo a este mundo. Aquella vez él lo había logrado pero ella había quedado muy malherida, tanto que al año había muerto. Como en Galdonia, madre. Suspiró y se ajustó el violín al hombro. Recto, solemne, una figura solitaria en la oscuridad del espacio, comenzó a sacar la primera nota, lenta y dolorosamente, como si un arácnido lo estuviera desgarrando. Luego poco a poco la melodía fue creciendo, cubriéndolo todo con su tristeza.

Al tiempo de ida y vuelta del arco, Frost iba llenando su corazón del cálido recuerdo de quienes más extrañaba en aquél momento, de sus camaradas infantes, de sus padres: Wolf, un hombre de entereza y honor, Crow, el sargento William Frost, Alina Lebeau de Frost.

Dejándose llevar por la música, el infante parecía perdido en el vacío, sus ojos llenándose de negrura.

"Hom..hom...hombre.....mira tú por dónde....una flor bo..bo...bonita entre tanto cardo....

-Joder tío, no me digas eso que me sacas los colores -dije imitando la voz de una jovencita y tapándome la cara- ya se que son feos, pero no para tanto -tras decir esto no pude evitar la risa.

Entonces recordé donde estaba y paré de reírme de golpe- esto... será mejor que hagamos las bromas en este sitio, ¿no?, no quiero que alguien se moleste por nuestras coñas en un lugar de celebración donde pueden haber perdido a conocidos o queridos -me puse serio, por un momento se me había olvidado donde estaba.