Partida Rol por web

-Hace unos días el Heraldo nos contó una hermosa historia. Trataba sobre un objeto perdido hace mucho tiempo: La llave de Quinari, Llave silvana o como sea que quieran llamarla--introduce Amílcar la cuestión sin reparo alguno.

-A pesar de no ser realmente una llave en el sentido más estricto de la palabra, se supone que esa... cosa... es una clave que guarda algo realmente importante.

-¿Os suena de algo? Quiero decir, ¿conocéis alguna leyenda que hable del tema?--pregunta el nómada al sacerdote mostrando una gran curiosidad.

Pues... no. Lo siento. Desconozco su paradero, responde algo triste el místico.

¿Por qué no es una llave exactamente? ¿Cómo es?

Amílcar duda un momento, pero finalmente decide extender una mano hacia Touran para que éste saque de su mochila la pequeña y elaborada cajita. Cuando la tiene en su poder, el arquero abre con celo la tapa de la misma y le muestra el interior de La llave de Quinari al sacerdote, sin llegar a soltarla, mientras suena la dulce melodía silvana.

-Así.

¿Una llave? Vaya. Cualquiera lo diría, aunque es cierto que, a menudo, las cosas no son lo que parecen. Y sin embargo...

El hombre examina la caja al tiempo que escucha la música.

Definitivamente no puedo ayudaros. Lo siento.

Cuando ya se ha vuelto para marcharse, se gira de nuevo y dice:

Claro que, se me ocurre, tal vez podríais visitar a Halthorne. Es un gnomo que tiene su puesto en el bazar y se dedica a vender baratijas. No obsante, se rumorea que puede ver el futuro. Tal vez él sepa qué objeto tiene la caja, quiero decir, la llave. No obstante, y asumiendo que su poder sea real, os advierto que lo que se puede ver en el Río del Tiempo suele ser confuso y ambiguo.

Decepcionado por la contestación del sacerdote, Amílcar baja la tapa de la cajita de música y se la devuelve a Touran.

-No se preocupe. Gracias de todos modos.

Una vez se encuentran de nuevo solos, el nómada medita en voz alta sobre la conversación que acaban de tener:

-La verdad es que no nos ha ayudado mucho. ¿Un gnomo vidente que vende baratijas? ¡Puff! No sé... No termina de gustarme mucho la cosa, pero...

-¿A alguien se le ocurre algo mejor o nos vamos para el bazar antes de regresar a la posada?--concluye el arquero, al parecer bastante frustrado.

Supongo que nos equivocamos de sabio...

Apunta Kolthar tratando de razonar.

Para saber algo de un objeto elfo, deberíamos preguntar a un sabio de los elfos. ¿Conocéis alguno? yo no, no les gusto mucho a los elfos.

Mientras lo dice piensa en Keygholad, su compañero ahora fallecido.

Tu  idea es buena, minotauro. Pero hay un problema: los elfos que residían en Pashin han ido desapareciendo. Imagino que fueron al norte, a reunirse con sus hermanos que cruzaron el desierto bajo el mando del Orador de los Soles y las Estrellas.

Vais al bazar por el camino que ya conocéis. Después de preguntar un par de veces, llegáis al lugar que os indican.

Cerca del centro del bazar hay una tienda pequeña y vulgar de color caqui manchada por la exposición a la intemperie. La parte frontal está abierta, revelando una pequeña figura marchita. Parece un gnomo, pero es más raro que la mayoría, ya que carece completamente de pelo y su piel es casi del mismo color que su tienda.

Touran entra lentamente en la tienda y comienza a mirar las cosas de forma curiosa. Cuando llega al gnomo pregunta:

¿Halthorne?

Una vez me confirme que es él me presento.

Me llamo Touran, el Padre Micah nos ha dicho que quizás pudieras ayudarnos con un problemilla. ¿Tienes un momento para nosotros?

Cuando os disponéis a entrar, con Touran a la cabeza, percibís que sus ojos, que se han vuelto de un extraño tono grisáceo debido a las cataratas, parecen mirar a través de vosotros. El pequeño personaje sonríe, mostrando unos dientes perfectamente blancos mientras respira con un jadeo.

Bienvenidos, os he estado esperando. Veo que buscáis respuestas. Desdichadamente, las respuestas que buscáis sólo os llevarán en busca de aún más respuestas. Vuestro camino es largo y sólo vosotros podéis encontrar la respuesta final.

La sonrisa del viejo gnomo se ensancha.

Buscad a los elfos. Ellos os proporcionarán las primeras respuestas y vuestras siguientes preguntas.

Acontinuación, el gnomo se vuelve y desaparece silenciosamente hacia el interior de su tienda, dejando que la entrada se cierre suavemente.

Esto es cada vez más extraño... - digo mirando a mis compañeros.

¿Le seguimos?

-¡Vaya! Al final va a resultar que nuestro amigo el minotauro tenía razón, je, je, je--bromea Amílcar girándose hacia Kolthar para guiñarle un ojo.

-Sí, pero será mejor que entremos uno o dos como máximo, no vaya a sentirse acosado en esa tienducha--propone después el nómada asintiendo a Touran.

Entonces acompáñame.

Mientras le dice esto a Amilcar, Touran se dirige hacia la puerta de la tienda.

Muy bien, los demás esperamos fuera, sobretodo estad muy atentos porque la gente de esa raza son muy enigmáticos. Responde Hank a sus compañeros mientras ellos siguen al gnomo al interior de la trastienda.

Amílcar sigue a Touran al interior de la tienda.

Entráis en la tienda y veis cómo el gnomo, que estaba ordenando las innumerables baratijas que se agolpan el interior, se vuelve y os sonríe afablemente.

Ohvayasaludosamigos. SoyHalthorneelquenaciocuandoelinvento hidraulicoseestropeoporquemipadre habiaolvidadoengrasarlopuestoqueenesosdiashabiaundragonque... BuenodejemosoloenHalthorne. ¿Puedoayudarosenalgo?

La inconfundible habla gnómica os asalta.