Partida Rol por web

El chico soltó una carcajada tétrica cuando la muchacha comenta aquello del juicio.

-No, chica... tranquila, conmigo estás a salvo. De hecho, me parece muy bien que lo hicieras...

Se dió la vuelta, mirándola de reojo entonces...

-¿Demonio? No....soy mejor que eso... Soy...

De su espalda surgieron dos alas, dos alas de murciélago, grandes y negras, que ocuparon bastante espacio del lugar...

-El elegido del Séptimo...

Concluyó, de nuevo, mirándola, sonriendo para sí...

-Pues soy Shapiro, elegida de nadie creo y mercenaria de a ratos.

Inclinó la cabeza a modo de completar la presentación, evaluando aquellas alas. En el gesto no había descortesía, sino un respeto natural pero indiferente. Tampoco iba a humillarse aunque le inspirara cierta soltura.

-¿Tu nombre? Y ya luego podemos ir al grano, si te parece.

-Togul barok. Lider de los Ainari, propulsor de la Nueva Era.

Comentó, girándose nuevamente y encogiendo las alas. La miraba con algo de respeto. Había algo en él que no terminaba de encajar: Era una persona respetuosa y, a la vez, ególatra. De todos modos se acercó algo mas a ella.

-Señorita, un placer.

Hizo una pequeña reverencia, elegante, y la miró desde allí...

-¿A que debo su humilde visita? Estaba avisado de que llegarías, pero nó la razón.... ¿Al fin deseas unirte a nuestras filas..?

Comentó, interrogante, mientras se enderezaba, cruzándose de brazos....

-Sí -respondió sin vacilar un segundo, con una determinación que habría sobresaltado a cualquiera- No esperaba encontrarme tan rápido contigo. Creí que a los "nuevos reclutas" los recibiría alguien menos prominente.

Aquel nombre le sonaba si. ¿Que hacía el legendario Togul Barok recibiendole? De repente cayó en cuenta de algo y frunció el ceño.

-¿Como que al fin?

Le sonrió misteriosamente de nuevo...

-Tenía que saber si las leyendas sobre tu homicidio eran ciertas...

Comentó con frialdad, analizando cada gesto de ella, quedándose así solo unos segundos. Después, volvió a darse la vuelta...

-Bien... Como guardiana, debido a que ultimamente los Tahedoranes poseen de vosotros para proteger a sus Tahedoranes, deseo  que viajes con alguien experimentado.

Se colocó frente a la cristalera en su habitación. El tiempo había cambiado algo, ahora comenzaba a llover.

-Acompañarás a Tir en su aventura, por el momento. Trata de que no muera. Ahora, ve a reunirte con él y avísale de las nuevas.

-De acuedo...- No había recibido respuesta del todo a su criterio, pero tampoco era algo demasiado ominoso. Abrió la puerta, mientras se disponía a salir.

-Y ellos fueron los primeros, no los ultimos. Por como esta el tiempo, vivir bien no es fácil aunque eso ya lo sabrás.

Agregó despreocupada, alegando a la familia de sus recuerdos.

De viaje con Tir, ese tipo es algo escalofriante pero no hay de otra.

Suspiró.

No dijo nada, solo aguardó a que saliera de la habitación, sentándose en su silla...

-Es perfecto...esa niña podrá serme util en un futuro.

Al salir te encuentras con Tir apoyado en la pared y dejándose dormir levemente. Tenía cara de inocente, algo que por supuesto no era....

Al escuchar el ruido del cierre de la puerta, la mira, algo sobresaltado, aunque luego sonríe, rozándole el rostro con el dorso de la mano de manera descarada...

-¿Y bién? ¿Se ha portado bien contigo?

Comenta, sonriéndole dulcemente.

Apartó la mano de si con gesto desafiante. Le miró atentamente, el iris cambió a un color gris platinado mientras hacía conjeturas de las pretenciones de su nuevo compañero de viaje.

-Si, ahora viajamos juntos. ¿Cuando salimos?

Echó un vistazo alrededor.

-Y ojalá en alguna montura o algo, que otras horas de caminata no me harían gracia ya

Sonrió al verla tan desafiante, bastante cautivado por aquello, aunque luego volvió a la realidad.

-Yo tengo mi montura. No es una montura normal, de cualquier modo..

Trató de volver a rozarle, esta vez el cabello con una mano, estando ella al lado de el, muy discretamente...

-Yo que tu no haría eso, el ultimo perdió mas que la mano. Y la idea es mantenerte vivo, no entero.

Echó a andar, alejandose unos metros y le esperó.

-¿Asumo que tienes provisiones y todo eso listo para el viaje para ti o te demorarás en eso? Si vas a ir con tu bicho-montura y eso puedes darme unos minutos para recorrer la ciudad, no ha de ser muy dificil encontrar algun caballo por aqui, ¿no? Y quiero creer que tratas así a todo el mundo, aunque resultaría raro que estuvieras así con tus compañeros -Finalizó de forma mordaz, con una sonrisa de medio lado.

El muchacho sonrió al escuchar aquello, colocando finalmente la mano, temerario.

-Solo lo hago con las mujeres que me cautivan lo suficiente..

Comentó, sugerentemente, tratando de acariciarle el cabello con aquella mano. Pronto volvió a la realidad.

-Hay suficiente espacio para ambos en mi dragón. No seas idiota. Además, siempre llevo la suficiente cantidad de bienes para dos personas, por lo que pueda pasar.

Volvió a sonreirle amablemente, mientras que se dirigía al exterior del castillo..

-¿Dragón? Ya que...si me caigo mientras vuela te llevo conmigo, que lo sepas.

Dijo mientras le seguía. Era bueno que no tuviera que preocuparse de nada. Sin embargo siguió con su gesto arisco usual y acomodaba la capa en su sitio.

-Supongo que salimos ya, la pregunta es donde -carajo- vamos...

Dejó escapar una sonora carcajada, limpia y clara.

-Jovencita mia, cuidaré de que vos no caiga, porque si lo hace no solo me llevaré un castigo de Togul, sino que sufriré yo.

Comentó, colocando un segundo una mano en el trasero de ella, apartándolo antes de que ella lo hiciera, observando su reacción.

Comenzaban a llegar a las afueras del castillo. En la explanada había una especie de establos muy grandes, y, en ellos, algunas de aquellas criaturas voladoras estaban sujetas,  esperando a sus respectivos amos..

Le respondió con un fuerte codazo, automático, con el ceño fruncido.

-La manaza quieta, que se mira y no se toca si eso.

Le miró de reojo y agregó.

-Como sigas por ese camino te voy a dejar eunuco con un punzón muy oxidado, enserio.

Sonrió alegremente.

El muchacho se quedó doblado por un segundo. Por toda respuesta a lo dicho por ella, soltó otra carcajada.

-Una mujer de armas tomar, ¿Eh? No hay problema, acabarás cayendo en mis manos, de una manera u de otra..

Se acercó a uno de los dragones de allí, acariciándole el hocico. El dragon era bastante mas grande que los dos humanos, de porte legendaria, inspirando bastante solemnidad y, a la vez, temor. Tenía unos ojos extraños, amarillos, y toda su complexión era fibrosa, como si estuviera tejida..sobre todo, destacaba su cuerpo color negro ceniza.

-Kai, tenemos compañía... no me la hagas caer ¿Eh?

Comentó, acercándose a la oreja de su compañero.

-Me gustaría que no acabase siendo puré.

Pareció como si el dragon le escuchase, dejando escapar una especie de gruñido, que el muchacho interpretó como una afirmación a lo que le había dicho.

-Buen chico.

Comentó trepando por el costado del mismo apoyándose en la montura que había encima del lomo del dragón, en concreto, de las espuelas a los lados que servían para mantener al jinete recto. Además, llevaba unas riendas que estaban atadas a los dos extremos de la mandíbula de la criatura, con unos hierros hundidos en este, que no parecían dolerle en lo mas mínimo... Cuando se colocó encima, tendió una mano a la muchacha, mientras que el dragón aleteaba algo, desperezándose y estirando sus alas, casi no cabiendo allí. Al otro lado del establo había una caida de muchos metros hacia abajo, de frente se veían las nubes mas cercanas que de costumbre...

-Vamos, no seas cobarde.

Comentó, con sorna, mirándola, divertido.

-¿Kai? Bonito nombre, ¿es hembra? Dicen

Si, me estoy metiendo con un dragon que podría dejarme caer en cualquier momento, bah.

-Eso o esta castrado, dicen que las mascotas tienen cosas en común con el dueño ¿no?

Dicho esto, intentó treparse de igual forma, aunque aferrandose bien ya que esperaba una buena sacudida en respuesta.

-No te enfades Kai, no tienes culpa del dueño que te tocó. Y me siento atrás donde pueda ver que mantengas las manos en las riendas -comentó sécamente.

-Si, es hembra. Y no, no tiene nada en común conmigo, con respecto a eso.

Comentó, sonriéndole pícaramente.

Mientras tanto, agarró las riendas fuertemente e hizo un gesto, haciendo que el dragon caminara hacia delante y comenzara a emprender el vuelo...un vuelo rápido, al principio casi en picado pero despues estabilizándose y ganando altura hasta llegar a la misma altura de las nubes, observando las ciudades en miniatura.

-Nuestro objetivo es el desierto, la ciudad de los nómadas de Haidare. Se ha registrado cierto revuelo, y se cree que hay un ejército pensado para atacar las tropas de mi señor. Nuestra misión es desarmarlo.

Comentó. El dragón avanzaba a una velocidad a la que la muchacha no estaba acostumbrada....

Se agarró a la silla lo mas fuerte que pudo. No iba a darle el gusto de caerse.

-Si... -comentó entrecortadamente, aunque procurando mantener el tono ácido que le caracterizaba- Aunque sería mejor que...

Aferró las piernas a la montura casi perdiendo el equilibrio por momentos.

-...me bajes donde sea y te vayas a dar una vuelta, seguro que sola tardo menos

El chico dejó escapar una carcajada sonor, sin mirarla ni soltar las riendas.

-Nada es mas rápido que un dragón surcando el cielo. Además, los dragones oscuros simbolizan la llegada del caos y la destrucción, por lo que son un elemento intimidatorio clave.... déjame hacer mi trabajo.

Comenta el, sin perder el tono divertido. Comenzaban a sobrevolar ahora kilómetros y kilómetros de mar.....