Partida Rol por web

Naga contiene la respiración y aferra su rifle, preparándose para lo que sea que les espera al otro lado. 

Cuando pulsan la palanca, pueden ver que es una esclusa de vacío, una antigua protección contra fugas de aire al vacío del espacio. Consiste en dos esclusas con una cámara de descompresión entre las dos, por lo que al abrir la primera solo ven la siguiente. Tras pasar por la cámara intermedia, finalmente pueden abrir la puerta real del taller, y lo que ven no es algo que se vea todos los días. 

En el centro de la sala, brilla y chisporrotea una máquina cilíndrica: tiene el aspecto de todas las chapuzas hechas por los goblins, aunque esta en concreto parece más sólida y de mejores materiales. Rayos azules de electricidad la recorren de arriba a abajo y saltan hacia el techo como relámpagos. Toda la sala está acondicionada como taller, aunque antes fuese probablemente un almacén. A un lado, una gigantesca pecera de agua verde alberga un animal muy extraño que solo Muffin reconoce como una rara y esquiva arqueoanguila de los mares de Tarkin IV, un animal extremadamente raro de ver. La electricidad biológica producida por su enorme cuerpo se canaliza por unos cables que salen de la pecera y alimentan todo el taller, desde las luces del techo hasta el resto de aparatos. Sin embargo, no alimentan la máquina central. Al otro lado del taller, hay unas cajas largas con aspecto de ataúdes. En ellas hay unas pantallas que monitorizan las constantes vitales de lo que quiera que haya dentro. 

Y a su lado, la que solo puede ser Ika Berg: una goblin sacachispas más grande y alta que sus congéneres, con buena armadura más resistente y un enorme cañón eléctrico en las manos de factura casera. Al ver entrar a los dos aventureros, se vuelve y una enorme sonrisa cruza su rostro. 

-¡Por fin!-grita en común. Su común es mejor que el de los otros goblins pero aun así con un horrible acento-¡Más sujetos de prueba! -Mira a Muffin y frunce el ceño- Tú no me sirves para nada -mira a Naga- Pero tú... ¡Maravilloso! ¡Más androides! Cuando mi rayo PEM esté preparado, ¡se hará la oscuridad! ¡Y solo yo, Ika Berg, con mi electricidad biológica, tendré energía! ¡Voy a ser la señora de este sector!

Ahora ven, quedan muchos experimentos por hacer. 

El yoski se quedó embobado mirando al magnífico ejemplar que estaba malviviendo en una pecera de tamaño extremadamente pequeño. Aquella arqueoanguila era todo un descubrimiento y solo por haber tenido la oportunidad de posas sus ojos sobre ella ya había merecido la pena aquel viaje. No digamos ya nada de si puediese hacerse con ella. 

No fue hasta que no gritó que el ysoki posó su atención en aquella goblin de aspecto extraño. Sobredimensionada y, aparentemente, muy inteligente sin duda sería un peligro. El ysoki asió el arma en la mano y se preparó para luchar a muerte. 

Algo se removió en el interior de Naga cuando la goblin pronunció aquellas palabras, haciendo que su vista se desviara directamente hacia los ataúdes. Apretó el rifle tanto que se hizo daño, presa de la rabia. Observó que el ysoki parecía más fascinado por la criatura que nadaba en el tanque. Aunque no le resultaba conocida, le recordaba a las anguilas que se había encontrado anteriormente. 

-¿Crees que ese amigo tuyo podría conseguirnos algo de ventaja si le liberamos del tanque? -le preguntó en un susurro. 

No, no podría. Las arqueoanguilas son exclusivamente acuáticas y solo pueden respirar bajo el agua. 

Imposible, se ahogaría. - dijo el ysoki poniendo cara de horror. 

Al ver que la reacción de ambos es hostil, Ika cambia su expresión a una de ira, como si le enfadara que Naga no se preste voluntaria para sus experimentos. Mira a Muffin con desprecio. 

-Tú no me sirves para nada. ¡Fuera de aquí!

Agarra su gran arma eléctrica, pero demasiado lento. Los dos aventureros tienen tiempo de actuar antes de que dispare...

Naga no pierde tiempo. Apunta decidida con su rifle a la goblin y pone en el disparo toda su rabia contenida. Por fuera, su rostro es una máscara impasible, pero por dentro bulle al pensar en los horrores a los que miembros de su especie habrán sido sometidos en ese laboratorio. 

El ysoki tampoco perdió el tiempo y abrió fuego mientras se movía alejándose de la androide por si llovía las granadas. Con una serie de movimientos y amagos consiguió dejar al enemigo desprevenido a sus ataques. 

Antes de que Ika pueda siquiera disparar, los dos aventureros despliegan su potencia de fuego contra Ika. Muffin es rápido incluso para su raza, saltando a un lado y y amagando un ataque por arriba que se convierte, con una ágil voltereta, en un rayo bajo que sale de su arma táser e impacta de lleno en Ika, que se había agachado para evitar el golpe. Mientras gruñe y se quita los electrodos de la armadura, llega el ataque de Naga. 

Es mucho menos florido en acrobacias pero igual de efectivo: el rifle que tantos esclavistas ha matado anteriormente parece restallar de ira como su dueña cuando se dirige hacia la goblin. Poco puede hacer por apartarse cuando el rayo láser le atraviesa limpiamente la protección del hombro y deja una quemadura de tercer grado sobre su piel. Ika, sorprendida por la habilidad de sus contrincantes, retrocede y se cubre tras la elevación central de la sala. 

-¡No interrumpiréis mis experimentos! ¡Nadie puede!

El gran rifle eléctrico zumba en sus manos y un rayo azul quebrado como un relámpago surge del cañón para ir a impactar en Muffin con fuerza, chamuscando su pelo y enviando dolorosas punzadas por todos sus músculos. 

El ysoki se movió raudo buscando una forma de sortear la cobertura de su enemigo pero erro el tiro. 

Naga se movió rápidamente para colocarse en una posición de tiro menos al descubierto. Se agachó y disparó hacia Ika, un objetivo casi imposible de alcanzar en esos instantes. En su visión, parpadeaba la luz que indicaba que sus constantes vitales, su pulso y la adrenalina, ascendían a niveles alarmantes. Lo ignoró y presionó el gatillo. El tiro golpeó en el suelo, levantando un haz de chispas. 

El ysoki se mueve con agilidad hasta estar al lado de la piscina de la arqueoanguila, pero su disparo de táser se queda corto y se estrella inofensivo contra el pedestal. El disparo de Naga esta vez solo arranca lascas de metal de un lateral del dispositivo que hay sobre ellos: Ika ríe ante el fallo de sus enemigos. 

-¡Tu raza no será más que energía para mí! ¡Ríndete!

Inmediatamente su enorme rifle eléctrico zumba y chasquea, lanzando un rayo en parábola perfecta sobre Naga. Por suerte no le hace verdadero daño, pero su armadura comienza a sufrir. 

El ysoki seguía hostigando a su presa oblingandola a retroceder si quería seguir poniéndose a cubierto, y seguiría así hasta que cometiese el error de dejar cubierto uno de sus flancos. Con una descarga de energía que se estrelló en el suelo frente a la goblin Muffin aprovechó para apoyarse en uno de los cofres de la zona para recuperar el aliento a ver si así conseguía mejorar su puntería. 

La armadura chisporrotea y las alarmas se encienden en la parte biónica del cerebro de Naga, pero no es nada que le impida seguir disparando. Esta vez, consigue dar en el blanco y observa con satisfacción cómo su tiro impacta contra la goblin. 

Ika maldice en su lengua y chasque contrariada cuando el maldito ysoki vuelve a engañarla, aunque su armadura detiene la electricidad. Vuelve a retroceder, mientras grita al ysoki insultos en su lengua, pues está haciendo que dé vueltas al pedestal central para volver a ponerse a cubierto. Su ira ahora se dirige hacia Muffin, y levanta el rifle eléctrico, brillante de energía. 

-¡Maldita rata! ¡Deja de molestarme y estate quieta!

Poco puede hacer Muffin ante la descarga que le lanza la goblin y que atraviesa su segunda piel como si no estuviera ahí. Nota la descarga por todo el cuerpo, y un sabor metálico en la boca cuando se muerde un abazón al contraérsele la mandíbula. Aquella descarga no ha sido ligera: empieza a doler de verdad, y bajo la piel ratonil comienzan a aparecer quemaduras por electricidad. El pequeño cuerpo del ysoki no soportará muchas más descargas como esa. 

El ysoki estaba empezando a tener problemas pero ya se habían colocado de forma que si elegía cubrirse de uno no podría hacerlo del otro. Ahora era el momento de protegerse él. Con una finta, el ysoki se escondió cubriéndose con el cofre al tiempo que abría fuego contra el enemigo consiguiendo, esta vez sí, impactar en la goblin

El combate prosigue entre los chasquidos de la enorme máquina del centro y los chapoteos nerviosos de la arqueoanguila, que se remueve en su pecera soltando descargas que son absorbidas por la maquinaria. Sin duda tanto ruido, golpes y la elevación de la temperatura típica de los tiroteos láser están poniendo nervioso al animal. 

Naga falla su ataque, que acaba en una pared, pero Muffin esta vez tiene mejor suerte. Con una finta que deja desconcertada a Ika, su táser acierta de lleno en la zona ya debilitada de su armadura. El golpe es lo suficientemente fuerte esta vez como para que el rifle de la goblin falle su objetivo en el esquivo ysoki. 

La mano le tiembla ligeramente debido a los daños ocasionados en su armadura. Alguno de los ataques de la goblin debe haber afectado a los circuitos, y Naga maldice en voz baja al ver que su tiro se desvía. Pero, lejos de amedrentarse, no tiene ninguna intención de darle cuartel a Ika. Vuelve a apuntar y dispara, pero tampoco consigue acertarle esta vez.