Partida Rol por web

Adenoriel abrió un canal de comunicación para comunicarse con todo el interior de la nave - Aquí el Tecnomarine Adenoriel de la Guardia de la Muerte, asumo el mando de este navío, repito, asumo el mando. Mantened la fe en el Emperador y realizad vuestras tareas, sois tripulantes preparados, contamos con vosotros - su voz ahora sonó tranquila, dura y directa, pero tranquila. Luego, se dirigió hacía el puente de mando sin prestar atención del combate en el que se habían enfrascado sus hermanos, confiaba en ellos plenamente en esas pesquisas - ¡Informe de daños! ¡Ya! - ahora era Adenoriel, gritando ordenes como un sargento de instrucción, la situación era peligrosa y el tiempo apremiaba - ¡Todos a sus puestos! ¡quiero ese campo Geller funcionando! ¡Enviad equipos de contención de daños al Enginarium! 

Salaphael se lanzó a ayudar al Escudo Negro, con la intención de terminar con todo de una vez. La Furia no pudo evitar el ataque del astartes, y la arrancó de un golpe una de las alas, haciendo que cayera con un sonido húmedo antes de desvanecerse como si estuviera echa de cenizas empujada por una brisa que no se llegó a notar.

Mientras tanto, la otra furia devolvía los golpes al Lobo Espacial, lanzando golpes bien dirigidos que podrían llegar a impactar en el astartes.

Mientras tanto, el puente de mando comenzó a organizarse algo más, aunque sonaban muchas alarmas.

-Señor, informes de incursiones en todas las cubiertas -dijo el segundo de abordo a Adenoriel.

   Bolverk maldice cuando la Furia esquiva su ataque. El engendro aleteó y se separó de él. - Malditos sean... estamos en su puñetero elemento. - Pensó Bolverk, pues se encontraban en mitad de la Disformidad y los escudos y protecciones habían caído. La furia volvió a arremeter contra el Lobo Espacial, que consiguió parar su ataque. Entonces Bolverk volvió a arremeter contra el engendro.

   Atacó con sus dos armas, primero con el arma de su mano derecha, descargando un golpe horizontal que buscaba partir a la furia en dos, y el segundo después descargó la espada de su mano izquierda, de manera descendente. Los golpes de Bolverk no eran bonitos, no había florituras, solo furia y un objetivo: desmembrar, acabar con aquel engendro de manera rápida y efectiva.

Bolverk paró con éxito el ataque de ese ser; pero después lanzó un tremendo ataque que seccionó el ala izquierda de la Furia, haciéndola caer y desapareciendo como pasó con su compañera difunta.

Pero no había descanso. En el instante en que la furia se desvaneció, otras tres furias aparecieron causando más caos aún en la estancia.

Parecía que entre los cuatro hermanos habían conseguido tumbar a las dos Furias que habían aparecido inicialmente con cierta rapidez y, al mismo tiempo, Adenoriel parecía haber conseguido que la tripulación recuperara el control de sí misma y trabajara como era debido. Aún iban a poder salir de esa situación... Si dejaban de aparecer demonios, claro.

Sin embargo, Muerte no se achantó lo más mínimo, blandiendo aún su espada de energía. Miró a otra de aquellas impías criaturas y cargó contra ella directamente, con claras intenciones de abatirla con rapidez.

- ¡Aquí no tenéis cabida, criaturas infernales! ¡Esta es una nave del Imperio!

La furia se desvaneció un instante, lo suficiente como para que el corte de Muerte cortase la nada. 

Salaphael gruñó con furia contenida al ver como más aberraciones se manifestaban. Debían seguir limpiando. Limpiando aquella inmundicia y asegurándose de que todas aquellas cosas encontraran su fin. Pero se manifestaban muy deprisa. Debían intentar destrozarlas aún más rápido. 

Salaphael le había cogido el truco al movimiento de esas Furias, y se esperó a que apareciera de nuevo para acabar con ella de un golpe tremendo, demostrando que los Ángeles Sangrientos eran uno de los mejores capitulos de asalto que había dado el Imperio en toda su historia.

Sintiendo que la mayor amenaza podría ser ese Ángel Sangriento, las otras dos Furias se lanzaron contra él en una lluvia de garras y mordiscos; pero el Ángel Sangriento, una vez más, demostró que no era un objetivo fácil, consiguiendo evitar los ataques de esos demonios de la disformidad.

Mientras eso ocurría, uno de los pocos miembros del puente de mando que no se había escondido de los demonios alzó la voz.

-¡Señor! Creo que podría intentar reconectar el Campo Geller; pero no se cuanto podría cubrir ni qué zona cubriría -informó el joven- Puede que si cubriéramos el puente podríamos salir de aquí.

Adenoriel asintió de manera un tanto tosca dirigiéndose raudo hacía la consola más próxima. Comenzó a teclear a un buen ritmo antes de entrar en comunión con el espíritu maquina. En inicio, este le rechazo por el dolor que sentía ante la intromisión de la disformidad dentro de su sagrada forma, pero Adenoriel se sobrepuso y redobló sus esfuerzos tratando de reactivar el el campo geller, intentando cubrir todo lo posible de la nave, pero sobre todo, centrándose en el puente de mando... primero salvar la cabeza y luego el corazón.

Un zumbido sonó en todo el puente de mando mientras la energía se redirigía con éxito al Campo Geller y parte de la nave quedaba bajo su protección. El campo cubrió el puente y, por los datos que le llegaban a Adenoriel, cerca de un tercio de la nave quedó protegida. Solo un tercio, lo cual no prometía demasiado, además de que no parecía que ese Campo pudiera aguantar mucho más.

Había despertado a un moribundo para que luchara hasta el final.

En el instante en que el campo funcionó, ese aullido atroz dejó de sonar y se pudieron escuchar las emisiones de radio. Caos era decir poco. Todos parecían sufrir ataques, todos parecían estar envueltos en la histeria; pero entonces una voz rompió con todo eso.

Mensaje en modo repetición. Hermano Bibliotecario Polyos al habla. Para todos los supervivientes o personas que puedan escuchar esto, diríjanse a la capilla de la nave, es el lugar más seguro. Tengan cuidado durante el trayecto. Mensaje en modo repetición. Hermano Bibliotecario Polyos al habla. Para todos los supervivientes o personas que puedan escuchar esto, diríjanse a la capilla de la nave, es el lugar más seguro. Tengan cuidado durante el trayecto...

El mensaje era un bucle y parecía llevar 5 minutos de tiempo de la nave repitiéndose, un par de minutos después de que el Campo Geller cayera.

   Bolverk sonrió, bajo su casco, cuando la sangre de la furia salpicó su armadura y el ser desapareció. Aquello era antinatural... pero... ¿qué lo era en ese Reino de Caos? Como en un parpadeo otras furias aparecieron y  dos de ellas se lanzaron contra Salaphael. Bolverk limpió en el aire su espada sierra de sangre y trozos coriáceos del ala de la furia, y cargó contra uno de los engendros que asaltaba a Salaphael.

   Sea lo que sea que estaba haciendo Adenoriel, pareció funcionar y en el torbellino de Caos y lucha la voz se transmitía por radio ofreciendo una vía de escape. 

   - Hay que sacarlos de aquí... - Dijo a través del comunicador, refiriéndose a las personas del puente. Pero eso sería después de acabar con las furias.

Con otro parpadeo, la Furia evitó el ataque del Lobo Espacial. Parecían haberle cogido el truco a los ataques del fenrisiano.

Mientras los demás Marines luchaban, Adenoriel no se había quedado de brazos cruzados, empezando a trabajar con rapidez en la nave para tratar de recuperar el control y, sobre todo, el Campo Geller. Y pronto dio la impresión de que había tenido éxito, al menos parcial. Eso era bueno por que, al menos, estaban recibiendo algunas transmisiones. La más importante, la del Bibliotecario Pollyos. ¿La capilla? Ese lugar podía ser seguro, pero...

- ¡No sin acabar con las Furias primero! - exclamó Muerte, en lo que estaba cargando contra la criatura que acababa de esquivar a Bolverk - ¡Además, creo que necesitaremos el puente para poder mantener el Campo Geler aunque sea un mínimo! ¡Si no lo mantenemos, aunque estemos en la capilla la nave se perderá en la Disformidad y tendremos un destino peor que la muerte! - antes de que acabara la frase, él ya había descargado otro golpe certero contra la criatura, dudando de que esa vez fuera lo bastante rápida como para poder evitarle.

Continuando con esa táctica de grupo, Muerte se lanzó esta vez contra la Furia que acababa de evitar el ataque de Bolverk, siguiendo el ejemplo de Salaphael. La espada de energía atravesó el torso del demonio y se desvaneció en la nada como habían hecho sus compañeras.

Salaphael volvió a repetir el proceso, aunque quizás en esta ocasión su furia estaba empezando a remitir, pues su brazo no imprimió tanta fuerza al impacto como en los anteriores golpes. 

-¡Hay que salir de la disformidad!-dijo simplemente ante lo que decían sus compañeros. Una salida de emergencia era el único modo de que aquello tuviera un final, si el campo Geller no podía recomponerse por entero. 

La furia del Ángel Sangriento hizo que pudiera hacer pedazos a ese demonio con poco movimiento, y aunque la sierra hizo saltar trozos de carne por todos lados, éstos se desvanecían en el acto al separarse de su cuerpo. El demonio desapareció y el puente quedó en calma, aunque aún se escuchaban las transmisiones de algunas cubiertas que sufrían el acoso de diferentes demonios.

Oficial, contacte con el navegante y que nos saque del espacio disforme de inmediato - le ordenó sin dejar de mirar y analizar los datos que llegaban, que no eran nada halagüeños, la nave esta comprometida pero aún tenían que luchar - Hermanos - se dirigió a los tres - id de inmediato a la capilla de la nave, salvad a todo le que podáis por el camino y organizar un grupo de asalto, puede que necesitemos que entréis en el enginarum, yo me quedaré en el puente, sellaremos las puertas con los cierres magnéticos 

   El torbellino de sangre y muerte había terminado tan pronto como terminó. Las malditas furias eran ágiles y habían esquivado los golpes de Bolverk, pero no habían conseguido dañar a ningún miembro del grupo de combate de aquellos marines. 

   - Hermano Adenoriel, alguien debería quedarse en el puente a tu lado. No me gusta que tengamos que dividirnos... pero tal vez sea necesario para poner al personal a buen recaudo. 

   Además de ser servidores del Emperador y no merecer lo que la Disformidad les aguarda... podían llegar a ser un estorbo si los marines deben hacer frente a un enemigo superior que esas furias en ese puente de mando. En su afuero interno, Bolverk maldice por no tener un equipo adecuado para hacer frente a esta amenaza, pues adecuaron su equipo a la misión que era su destino. Pero harán frente a esta nueva amenaza con todo lo que tienen a mano.

   - Cuales son las ordenes. - Inquirió al Hermano Adenoriel, que durante la anterior misión se había eregido como líder y en esta misión parecía volver a realizar esas funciones.

Finalmente habían conseguido acabar con todas las criaturas demoníacas, lo que significaba que el puente estaba completamente despejado. Sin embargo, eso sólo era un problema... al que probablemente habían dado tan sólo una solución temporal. Había mucho más de lo que ocuparse si siquiera querían aspirar a sobrevivir.

De hecho, Adenoriel parecía tener un plan. uno que no terminaba de convencer a Muerte del todo. Y Bolverk parecía pensar como él.

- Estoy de acuerdo con el Hermano Bolverk, no debéis quedaros aquí solo. Uno de nosotros debería quedarse contigo, hermano tecnomarine, para apoyarte.

La decisión final le correspondía a él, pero el Escudo Negro esperaba que lo reconsiderara al haberle dado dos de sus compañeros su opinión.

Por fin el puente había sido despejado, al menos de momento. Poco a poco, la ira que embargo al Ángel Sangriento al ver aquellas aberraciones se fue diluyendo. Había dado buena cuenta de ellas, junto a sus hermanos, y eso era todo lo que importaba. Adenoriel impartió sus órdenes, que en seguida fueron discutidas por los otros dos astartes. Tras escuchar a todos, el propio Salaphael dio su opinión.

-Acatare lo que decidas, hermano Adenoriel. Los hermanos Bolverk y Muerte tiene razón, pero por otro lado, mientras el campo Geller aguante, y con el puente sellado, no debería haber muchos problemas.