Aviso por si acaso: En la partida es mediodía y os encontráis a unas horas de Port Voynod.
Calypso estuvo atento a todas las palabras y actos del caótico mago con estupefacta expresión. Tras sacudir la cabeza. Se dirigió a sus compañeros, aprovechando que el anciano mago se encontraba ocupado "haciendo su equipaje" a pesar de que segundos antes les había invitado a pasar la noche en casa (siendo en cambio pleno mediodia).
- Así es. Le conozco.... Es una larga historia. Sé que os puede parecer una estupidez lo que os voy a decir pero...- Ahora señaló con firmeza al viejo mago, mientras este seguía desbariando en el interior de la torre -...ese anciano de ahí tiene la clave de todo este asunto... en algún lugar de su alocada cabeza... hay una profecía completa... algunos de cuyos fragmentos inconexos salieron de sus labios. Esos fragmentos me llevaron al norte, a las tierras del Duque, donde sabía que me necesitarían .... ese hombre es un oráculo, a parte de un extraordinario mago.-
Calypso se detiene un momento solemne, antes de mirar a sus compañeros a los ojos:
-Debemos llevarlo con nosotros...Es de vital importancia- En la mirada de Calypso hay ahora una intensidad sin medida. Una fe ciega, casi fanática. Sin duda cree con firmeza en lo que acaba de decir. Una fe ciega en las caóticas palabras y actos del anciano mago, como si detrás de estos se encontraran las voluntades de los mismos dioses.
Áran casi se cae al oir eso.
-¡¿LLEVARLO CON NOSOTROS?! ¡¡¡ANTES PREFIERO LA MUERTE!!! Por si todos lo habéis olvidado:
Se puso en pie y se dirigió al resto del grupo. No iba a consentir que el mono siguiera cerca del grupo.
-¿Alguien puede rebatir todas mis objeciones? Si es así me gustaría escucharle...
Pues...- Asomo de forma algo modesta la voz del guerrero tras escuchar las palabras de Áran - Yo estoy totalmente de acuerdo con Calypso, de hecho esperaba el lugar más oportuno para buscar un mago que nos acompañara, si nos vamos a enfrentar contra magia, sería un punto a nuestro favor tener algo de magia de nuestro lado.
La mirada de Sigmund se poso sobre el mago el cual seguía buscando y rebuscando entre varios cachivaches "Supongo que la longevidad pocas veces va acompañada de la lucidez...".
El experimentado guerrero volvió a mirar a sus compañeros y al decidido Calypso - Por supuesto, me gustaría conocer que pensáis, como alguien dijo anteriormente... - se dibujo una pequeña sonrisa en su cara mientras con una voz ronca y sonora decía - Esto no es una dictadura.
Oliver estaba casi ajeno a lo que sucedia a su alrededor, no hizo mucho caso a las palabras de aquel anciano de larga barba y desorientada cabeza. Fueron los gritos de Aran los que le devolvieron a la realidad.
Tranquilo Aran, como dice Sigmund seria bueno contrar entre nosotros con un mago, nadie mejor que un mago para defendernos de otro mago. Aunque Oliver vio en los argumentos de Aran razones de peso como para que el anciano no les acompañara con mirada y voz firme Oliver se volteo hacia Sigmund y le dio su aprobación...Sigmund, a mi me parece perfecto que nos acompañe en nuestra causa.... miro hacia Calypso y se dirigio a el con las siguientes palabras..... Que podrias decirnos a cerca de Liozard a parte de que es un viejo loco y tiene un mono que ha resucitado decenas de veces.
Calypso repasa los recuerdos que tiene de Liozard. Se conocieron en un viejo templo en Falu en el que el clérigo estudiaba. Allí Liozard vivió un tiempo documentándose acerca de algo que nunca reveló. Ese tiempo fue suficiente para que entablaran relación y Calypso conociera, a pesar del rechazo inicial incitado por la aparente locura del mago, y llegase a apreciarle. Comprendió que el mago aparentaba una excentricidad exagerada, pero que en el fondo de sus actos residía una lógica finalidad, y siempre un fondo de bondad en sus actos.
Vamos, que es buena persona y que no está tan loco como aparenta
Naedunëa escuchó la propuesta de Calypso y seguidamente los gritos de Áran para finalmente oir los argumentos de Sigmund y Oliver. En todo este tiempo la joven estuvo callada y reflexionando acerca del asunto que creaba tanta polémica entre sus compañeros.
-Caballeros, lo primero de todo deciros que no podemos retrasar más nuestra llegada a Port Voynod, esta pequeña parada se ha alargado demasiado por lo que debemos tomar una decisión rápidamente.-La elfa recalcó bastante estas palabras-En segundo lugar, Áran, no creo que tengamos que temer a Liozard ya que es amigo de Calypso y él nunca desearía nuestro mal por lo que creo que es de nuestra confianza. Además si realmente en su cabeza hay una profecía sobre nuestro viaje creo que sería conveniente llevarlo con nosotros e intentar sonsacarle algún dato más. Y por último, si él fuera el mago enemigo, que lo dudo mucho, mejor tenerlo cerca y bien vigilado que no saber su paradero. Con lo cual, yo creo que también debe unirse al grupo...si ya aceptamos a Picco por otro más no pasará nada. De todas formas si vemos que nos retrasamos por su culpa será mejor dejarlo.-Nae habló mirando a todos sus compañeros y esperaba que ninguno de ellos se sientiera ofendido por sus palabras pero esta era su más sincera opinión.
El paladin asintió a todas y cada una de las palabras de la elfa excepto cuando esta se refirió a picco, en ese momento un gesto de seriedad inundo la cara de Oliver.
Sigmund por un momento se quedo asombrado por el pequeño carácter que demostró la elfa, en lo que llevaban de viaje no la había visto así y con cara divertida miró hacia ella, quería evitarlo pero le había hecho gracia verla en este estado- Tienes toda la razón Nae hehe. Y tus palabras son de lo más acertadas.
Tras ello se giro hacia el grupo poniéndose al lado de su buen amigo Oliver - ¿Alguna objeción o recogemos ya y nos ponemos en marcha?
Cuado Óliver le preguntó a Calypso qué sabía de Liozard, Calypso le respondió:
- Conocí al anciano en un viejo templo en Falu en el que me encontraba estudiando los sagrados caminos de Pélor. Allí lo conocí. El mago llegó un día sin anunciarse. El anciano mago pidió permiso a los más ancianos sacerdotes del templo para estudiar uno antiguos documentos que había en el tiempo. Los más ancianos sacerdotes parecían conocerlo, y accedieron. Cada vez que yo les preguntaba de qué le conocían, los sacerdotes se reían a carcajadas, y me decían... "tú calla, y atiende al mago en todo lo que necesita ¿de acuerdo?". El anciano Liozard estuvo acogido durante un tiempo en el templo. Vivía y comía allí. Los sacerdotes le proporcionaron todo lo que necesitaba mientras estuvo allí. Se pasaba el día entero enfrascado entre antiguos documentos y pergaminos del templo, buscando algo. Nadie sabía lo que buscaba, ni se preocupaban en preguntarle. - Calypso hizo una pausa dramática.
- A mí aquello me tenía intrigado, así que me acerqué a él intentando averiguar algo. Según empecé a tratarlo también pensé que aquél mago estaba loco - Calypso sonríe, sacudiendo la cabeza - Cuan equivocado estaba. Con el tiempo, llegué a darme cuenta que detras de todas aquellas excentricidades había una mente privilegiada. Liozard es un hombre sabio, y extremadamente inteligente, y os puedo asegurar... - Se gira para seguir comprobar qué está haciendo el anciano, por si está escuchando lo que dice, ahora en voz baja - ... que detras de todos sus aparentemente absurdos actos hay siempre un por qué.-
- También he de reconocer que, en el tiempo que pasé con él, llegué a coger cariño a ese alocado. Mago. No sé como explicarlo, pero es un individuo entrañable. Si lo llevamos con nosotros os daréis cuenta pronto que es muy buena persona, y que en el fondo no está tan loco como parece...- Al decir esto, Calypso sonríe.
Aunque rápidamente, Calypso parece recordar algo y entonces añade, con un rostro de preocupación.. -Eso sí ¡¡Por favor os lo pido!! No le pidáis que lance un conjuro... a menos que sea absolutamente necesario ¿vale?-
Aeldar observaba al mago mientras éste iba de un lado para otro ordenando y buscando entre sus pertenencias, hasta que Calypso sugirió que nos acompañase en nuestro camino.
Tras escuchar las opiniones del resto de sus compañeros, el elfo no podía estar más de acuerdo, a pesar de que el viejo mago no parecía estar en su sano juicio, conocía la magia y eso podría ser bueno.
Estoy de acuerdo, llevemoslo con nosotros. Sus conocimientos sobre la magia podrían venirnos bien para combatir con el mal que nos acecha.
Dicho ésto último Aeldar esperó para poder partir cuanto antes de aquel lugar hacia Port Voynod.
-Bien - dijo Sigmund mirando a todos sus compañeros con la voz más tranquila y comprensible para que no sonara fría y marcial como siempre - el viaje no ha hecho anda más que empezar.
Se llevo la mano al mentón con un claro gesto de que estaba meditando - volverá a pasar bastante hasta que podamos estar en la civilización y tras el último incidente con el colgante... - Sigmund no quería recordar el encuentro con la criatura voladora pero sabía que debían tenerlo en mente.- Creo que lo mejor será descansar adecuadamente en una posada y podernos tomar una pinta - la última frase estuvo acompañada de un guiño al enano.
No quiso fijarse en la cara de los demás para no tener que discutir su decisión- Entraremos en pequeños grupos y escogeremos dos posadas diferentes. Los grupos serán lo menos extraños posibles.
El guerrero se bajó del caballo y mientras nombraba grupos se iba acercando a sus caballos y los tocaba.
-Creo que lo mejor será:
Nae y Aeldar.
Calypso, Liozard y Thorin, podríais pasar por un grupo de aventureros.
Áran, Lihem y Picco. Ambos podríais pasar por guardaespaldas del mediano ya que creo que aquí le conocen, y además acompañarle al barco.
Finalmente, Oliver y yo. ¿Os parece todo Bien?
-Ah! Picco! - Miró al mediano - ¿Se te ocurren dos posadas cercanas entre sí? Preferiblemente, alejadas del centro de la ciudad.
La explicacion de Calypso en referencia a Liozard dejo a Oliver mas tranquilo a cerca del anciano, parecia que era una persona de fiar y no pronuncio ninguna palabra mas al respecto.
Todavía con la sensación de escalofrió en el cuerpo por lo sucedido con aquel engendro volador que hizo brillar el colgante de Nae el paladin vio como Sigmund organizaba los grupos para entrar en la ciudad lo mas discretamente posible.
Perfecto, me parece un reparto bastante acertada Sigmund.
Picco atendió a la pregunta de Sigmund y respondió de inmediato.
- Solo hay dos posadas en Port Voynod. No están en el centro pero se encuentran algo alejadas. La posada Puerta Dorada al este y Cofre del Mar al noroeste. En ambas sirven buena y abundante cerveza y ricas comidas.
Cuando por fin iban a partir ocurrió algo que inquieto a todos, vieron surcar el cielo a una criatura y justo en ese momento el colgante de Nae brilló por primera vez desde que salieron de los Robledales. La joven se dio cuenta al instante y Picco dio la voz de alarma. Que sería ese ser...¿nos estará buscando? Será mejor partir cuanto antes. Salieron inmediatamente hacia Port Voynod y sólo se detuvieron para decidir donde pasar la noche. Sigmund creyó que lo mejor para todos era dormir en la ciudad, a Nae la idea no le convencía del todo ya que a ella no le incomodaba dormir en el bosque-me siento más segura entre árboles que entre muchas personas-pero acató la orden sin protestar.
-Está bien dormiremos en la ciudad pero ¿quienes van a una posada y quienes a otra? y ¿dónde nos vemos y a qué hora? Además creo que sería conveniente distanciarnos un poco unos de otros en cuanto estemos más cerca de Port Voynod.- Nae conocía Port Voynod de ir a llevar mensajes y temía ser reconocida por alguien y que le preguntasen el porqué de su estadía en la posada.
Poco a poco la elfa se acercó a Sigmund y le susurró sin que nadie más la escuchara...Perdón, pero crees que es buena idea dejar juntos a Picco y a Áran...no es que no me fie de que no le haga daño pero pueden acabar mal ¿no?
Esto no podía estar pasando.
Perfecto, ahora el mago viene con nosotros. Un viejo mago loco que nos retrasará y que su propio amigo nos ha pedido que no le demos oportunidad a hacer magia. ¡Y para rematarlo la gema de la elfa brilla!
Después de tanta noticia agradable, a Áran la aparición del ser volador ya le importaba poco, y menos aún tener que hacerse pasar por el guardaespaldas de Picco.
No es novedad que nos vigilan, eso ya lo sabía yo sin la gema... Creo que mantenerme con la boca cerrada será lo mejor. Al menos no me toca acompañar al mago, y fingir ser un mercenario guardaespaldas no será ningún reto para mí. Y si por ende conocen al mediano por aquí, y supongo que les caerá a los posaderos mejor que a mí, podremos disfrutar de una buena comida y cama hasta mañana... creo que no me voy a despegar del culo del mediano hasta que dejemos la ciudad.
-De acuerdo, Picco. Por orden de Sigmund actuaré como tu guardaespaldas mientras estemos en la ciudad. No quiero tener mucho trabajo, asi que propongo una buena cena, una noche tranquila y mañana a primera hora te acompañaré al puerto. Quiero conocer al capitán que nos llevará...
Dicho esto volvió a envolverse por completo en su capa, y volvió a su posición defensiva daga en mano oculta bajo la capa. Pero esta vez no se sentó apoyado contra una pared, si no que comenzó a meterse en su papael situándose tras el mediano y quedandose erguido y en guardia. Su aspecto malhumorado y hosco no era precisamente lo que más le costaba fingir ahora mismo.
Cuando Calypso vió al anciano mago subirse al caballo, y unirse a la comitiva sin que nadie le dijera nada, se rió para sus adentros "viejo zorro" pensó para sí "es como si nos hubieras estado esperando aquí todo el rato ¿lo tendrías todo planeado o te habrán guiado tus visiones"
Continuaron viaje y la aparición de la sombra le preocupó mucho. Cuando desapareció, se sintió aliviado. Sine embargo, se preguntó por qué habra desviado esa sombra su camino. "Aquí hay algo que se me escapa"
Sin embargo, Sigmund, como simpre, tomó nuevamente las riendas de la situación.- A sus ódenes, Sigmund - Calypso mira a Thorin con una prístima sonrisa profidén. -No podían haberme tocado mejores compañeros. Un fornido guerrero enano, un avispado mago humano y un sacerdote semielfo. Además, las personas con barba siempre inspiramos confianza. Aunque la mía comparada con las vuestras parece un simple matojo. Ja ja ja -
Se dirige al resto de sus compañeros -Bueno jóvenes. Espero veros a todos muy pronto - Se giró hacia Liozard y Thorin - ¿Vamos?
En cuanto sea posible, nos dirigimos a Port Voynod por una vía distinta a la de nuestros compañeros.
- Desde cuando Áran es tan afin a Picco, jajaja . . . - Lihem se queda sorprendido ante la aceptacion de Áran, lo ultimo que habria esperado era esa reaccion al oir las ordenes de Sigmud.
- Descuida, Sigmud, aqui estan las niñeras - Se gira a Picco y le guiña un ojo.
- Y si todos estamos de acuerdo, pienso que deberiamos ponernos en marcha antes de que se haga mas tarde, Sigmud, tu mandas.