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Tal y como el Conde de Salisbury había anunciado el día 1 de marzo se presentó con todo su séquito en las puertas de Cholderton, anunció que pensaba quedarse solo ocho días, por lo que al final el torneo no se iba a celebrar en aquella visita, pues sería una visita muy corta

-Deseo Sir Edward que este año me acompañéis como parte de mi séquito, deseo visitar otros señoríos y siempre es bienvenido un caballero que me pueda servir de guardaespaldas, ¿aceptáis? No os apenéis Lady Ealasaid, pretendo volver a visitaros en mayo, mi estancia será más larga y así podréis ver a vuestro esposo y vos podréis acompañarnos entonces para la Corte que este año se celebrará en Sarum

A la atención de Sir Caerwyn de Berwick St. James

Estimado Sir, me gustaría invitarle a una sesión de cacería a finales de marzo, espero reunirme con vos entonces

Sir Roderick de Salisbury

Conde de Salisbury

A la atención de Sir Floridas

Tengo pensado pasarme por su Señorío para pasar una temporada, la mitad del mes de marzo, me acompaña mi séquito, espero esté a bien acogernos en su señorío. 

Me gustaría que se crease allí un torneo, uno pequeño, local, de tan solo cien personas. ¿Sería posible que hubiera una arena de justas?

Sir Roderick de Salisbury

Conde de Salisbury

-Señor, nos comunican que una fuerza de sajones se dirigen hacia nuestro señorío, están a dos días de distancia -te comunica uno de tus criados

Eslasaid había estado ocupada supervisando que todo marchara bien, que las viandas fueran las adecuadas, que los dormitorios para el Conde y su séquito estuvieran limpios y elegantes. En muchas ocasiones incluso ayudaba al servicio en las labores, aunque le decían que debía descansar, la joven necesitaba sentirse ocupada y útil. Además, ello hacia que la vieran con mejores ojos y más cercana.

Cuando el Conde y su séquito llegaron, Eslasaid se encontraba junto a su esposo y detrás de ella su doncella y Mollie. Había tomado a la hermana de su amigo bajo su responsabilidad y sentía que volvía a tener de nuevo una hermana con ella, pues ambas mujeres de apoyaban la una a la otra ante sus pérdidas. Además, Eslasaid pedía a la joven Mollie que la acompañara todos los días a la capilla para así rezar por sus almas y por la protección de quienes amaban. Aunque en sus plegarias Eslasaid siempre tenía la de poder darle un heredero a su esposo.

- Mi Conde - Hizo una cortés y elegante reverencia ante él - Condesa* 

Realizó otra reverencia ante ella, esperó a su esposo y escuchó con atención las palabras del Conde.

No le agradaba la idea de separar de él pero sabía que como devota esposa debía cumplir con sus funciones, así que sonrió e hizo una reverencia de nuevo.

- Gracias por de visita Conde, será para mí un placer acompañarles a su regreso. No me apena, esperaré por mi esposo hasta mayo y mientras seguiré trabajando por el bienestar de Cholderton.

A la atención del Conde Roderick de Salisbury

Muchas gracias por el gran honor de poder recibirle en el señorío de Steeple-Langford. Me aseguraré de que tiene una gran estancia y de que se celebra un torneo digno de su presencia.

Suyo,

Sir Floridas

Edward recibió al Conde y su séquito junto a su esposa, ataviado con sus mejores galas. Sobre el señorío ondeaba la enseña de Salisbury, no la propia de Cholderton.

El sonido de los trabajadores en el campo de justas era evidente, asi como el olor a pintura fresca mientras los albañiles y pintores seguían trabajando pintando el exterior del salón de Cholderton con lo que serían escenas de la biblia. 

Edward recibe al conde con una reverencia mostrando clara deferencia hacia su señor. Bienvenido a Cholderton mi señor. Lamento el desorden, peor estamos adecentando el señorío para poder realizar las mejores justas de Salisbury. 

Ante las palabras y el ofrecimiento del conde Edward toma un posado digno y responde Haceis gran honor a los Bryce y Cuningham con este ofrecimiento, sire. Acepto el formar parte de vuestro séquito y prometo seguir sirviendoos con lealtad y entereza si mis fuerzas me lo permiten.

A la atención del Conde Roderick de Salisbury.

Estimado señor mío, será un honor compartir una cacería con vos. Quedo a la espera de los detalles y el lugar donde tendrá lugar nuestro encuentro.

Que Dios os guarde a vos y a vuestra familia.

Sir Caerwyn de Berwick St. James

-Pensé que tendrían una habitación de invitados para nosotros -dijo con desdén la condesa poniendo mala cara al ver que les tocaría compartir una habitación del señorío en vez de tener la suya propia.

Los caballeros que acompañaban al Conde tampoco vieron con buenos ojos el tener que dormir en sus propias tiendas de campaña.

Pero después de ocho días de quejas y ver las tierras de Cholderton, el séquito se marchó dejando a Lady Ealasaid con un señorío que limpiar y a Sir Edward con un camino por delante.

-Iremos a visitar a Sir Floridas, estaremos con él hasta final de marzo -informó el Conde a Sir Edward

Edward vio con alivio alejarse al Conde y su sequito. Habían sido 8 días intensos. No le gustaba ver a la gente quejarse del señorio qie tan duramente trabajaba para hacer próspero y un orgullo para Dios y sus representantes en la tierra. 

Nunca pensé que diria esto, pero ser un vasallo elegido puede ser complicado! Realmente este año estamos atribulados hasta de buenas noticias! 

Edward miró a la despensa con gesto azorado. 

No entiendo por que a la condesa Ellen no le gustó nuestro cuarto mientras nosotros dormíamos en el salón. Aun siento su mirada tenaz de desaprobación en la nuca. En fin, alegremonos de haber suprado la prueba mas o menos y sigamos adelante. 

No entendía ese desdén, les habían dejado el mejor de los dormitorios, el dormitorio personal de ella y su esposo y aún así lo habían despreciado... 

Ealasaid hizo una cortés y elegante reverencia, bajando su cabeza en modo de disculpa.

- Lamento que no fuera de su agrado el dormitorio, Condesa. Para mi sería un honor recibir sus consejos para cómo mejorarlo para que sea de su agrado si Dios dispone que volvamos a recibir su agradable visita. 

Habían dispuesto también los alojamientos del pueblo para los caballeros y aún así habían preferido dormir en las tiendas de campaña, ya preguntaría a su esposo los motivos de ello. 

Cuando se hubieron marchado miró a su esposo con desconcierto.

- Yo tampoco lo entiendo... Hemos dado lo mejor que teníamos... - Suspiró - Si, centrémonos ahora en la limpieza y en que no le falte al pueblo de nada... Vamos a darles parte de la comida sobrante y ver si necesitan algo más... - Acarició el rostro de su esposo - Te echaré en falta... ¿Aprovecharemos el tiempo antes de tu partida? - Le dedicó una mirada con cierto toque pícaro, uno que solamente él conocía. 

Edward miro a su mujer era nnuna.media sonrisa. Le gustaba que su mujer se hubiera recuperado bien de las perdidas y estuviera volviendo a ser ella misma. La tomo de la mano y mirándola de soslayo ( y riendo mbos) la arrastró hacia el interior del señorío. 

Tus exploradores te informan de que han visto a un grupo de sajones por la zona, han visto a un centenar de ellos, parece que se dirigen a Woodford, pero no saben si se terminarán separando o hay más que vienen por otra parte

Estas preparando todo para la llegada del Conde cuando tus exploradores te informan de que han visto a un grupo de sajones por la zona, han visto a un centenar de ellos, parece que se dirigen a Woodford, pero no saben si se terminarán separando o hay más que vienen por otra parte

Las noticias me crean gran preocupación. ¡Los Sajones están en Salisbury! Mi primer pensamiento es hacerles frente para expulsarlos, pero es obvio que necesitamos una fuerza considerable. Es urgente que avise al resto de caballeros y al Conde. Llamo a Stanley para que me traiga material de escritura para preparar las misivas inmediatamente.

Preparo varias cartas que sello con mi escudo y envío inmediatamente. La primera de ellas para el Conde Roderick, por la relevancia militar del evento. Las demás, una para cada señor en la zona, para alertarles. Llamo a 2 mensajeros y les digo:

— ¡Muchachos! Les encomiendo un misión crucial. Han de entregar estas misivas con urgencia. Bron, entregue ésta al Conde Roderick, sin parar hasta llegar al destino. Después, entregue ésta a Sir Cuthbert de Woodford. Matthew, usted pare en cada señorío entre Steeple Langford y Dinton y entregue a cada señor una carta. Que el señor de Stapleford envíe mensajeros al norte, para alertar al resto hasta Winterbourne Stoke. ¡Viajen con premura, pues hay sajones en la zona y hemos de alertarles! Y tengan cuidado en los caminos para no ser avistados por el enemigo. Si necesitan montura, vayan a los establos. Bron, monte el corcel y Matthew la acémila. Que el Señor os de velocidad.

A continuación, digo a los exploradores que busquen otros destacamentos de sajones por la zona y que nos avisen si hay noticias.

Finalmente, me dirijo a con seriedad Stanley.

— Stanley, prepara los caballos y el equipo de guerra. Vamos a partir para apoyar a nuestros hermanos.