Partida Rol por web

— Así sea.— Asintió Sir Floridas ante la sugerencia de Sir Bronn. Al final y al cabo, era momento de acción y no de debate.

— Stanley, ya has oído el plan. Dame la lanza y mantente a una distancia prudencial. Sí fallamas, será tu responsabilidad atraer a los Sajones. Y si sobrevives, serás el líder de nuestra familia.

A continuación, ajusto la lanza y, tras ver a Sir Bronn espolear su caballo, le sigo. Con la vista fija en el enemigo, los músculos tensos, y sudor frío, pido fuerza al Señor. Mi desprecio por los Sajones me impide temer a la muerte y me ayuda a afrontar mi destino.

¿De qué fuerza puedo disponer? ¿Sólo de mi mismo?

Un mensajero llega a Tisbury y os entrega un mensaje:

Estimado Sir Caderyn de Tisbury.

Mi deber me obliga a acudir al llamado de mi vecino Sir Floridas de Steeple Langford, ante el avistamiento de sajones invasores. He informado al Conde antes de partir, mas si fracasamos y el enemigo llega a mis tierras, he dado órdenes de que lleven a Gavin hasta vuestro señorío para mantenerlo a salvo.

Que el Señor os guarde. 

Siempre vuestro.

Sir Caerwyn de Berwick St. James

No parece complicado llegar a mantener la distancia si vamos a caballo y ellos no, pero tampoco puede parecer que les estemos guiando por lo que creo que habrá que asumir estar a distancia de arcos y quizá sufrir alguna herida que les envalentone... 

Por suerte conozco la zona y la táctica a pesar de lo básica suele ser efectiva si su odio hacia nosotros se parece el que yo tengo hacia ellos.

Caderyn apretó la mandíbula cuando terminó de leer la carta, intentando que las lágrimas no cayesen por su rostro. Sin embargo, el rubio era un hombre de acción, por lo que no tardó en convocar a su madrastra, a sus hermanos,

— Mi deber —y algo más—me lleva a Steeple Langford, Lady Rebecca —a pesar de que la mujer ya no ostentaba título alguno, el de Tisbury la seguía tratando con sumo respeto, pues a efectos prácticos, ella era su madre—. Los lugareños han avistado sajones, y han hecho un pedido de auxilio. Seguramente el Conde ha sido informado también, pero temo que movilizar sus fuerzas tome más tiempo del que tengan los hombres que están allá —hizo una pausa, mordiéndose el labio inferior, inseguro—. Además, existe la posibilidad de que lleguen refugiados de Berwick Saint James y otros lugares, en especial un... pequeño —hizo todo lo posible por no sonreír de más, intentando que su semblante no traicionara lo que pensaba, y quien era el pequeño, pero fallando estrepitosamente—, seguramente de la mano de una nodriza. Su nombre es Gavin, y... debe ser tratado con el mayor de los cuidados y respetos —miró primeramente a su madrastra, con una súplica silenciosa en la mirada, y posteriormente a su mayordomo—. Os pido por Dios que atendáis a mis palabras como siempre lo habéis hecho.

A juzgar por la distancia desde Berwick hasta Tisbury, Caderyn asumió que Saurum ya estaría avisada, pero aún así, resolvió escribir una rápida carta al Sir Roderick.

Dios os bendiga, Sir Roderick.

Como estoy casi seguro de que ya sabéis, los sajones han sido avistados cerca de Steeple Langford. Para el momento que esta carta os encuentre, si es que lo hace, es probable que yo ya esté en camino para unirme a la defensa del territorio.

El caballero le entregó la carta a un mensajero, para que fuera entregada con suma importancia al conde. Acto seguido, preparó sus pertrechos, raciones de viajes y todo lo demás, incluido el corcel que el conde* les había regalado a los caballeros. Una vez estuvo listo, dedicó una pequeña plegaria a Dios para que protegiera a Sir Caerwyn, a Cathleen, en la batalla, y que si era su voluntad, ambos pudieran salir de ahí ilesos, por Gavin. Sin mucha más dilación, Caderyn empezó a cabalgar junto a Frederick hacia Steeple Langford.

La estrategia de Sir Bronn no había funcionado, no habían conseguido conducir a un grupo de ochenta sajones hacía los hombres de Sir Bronn, ya que les separaba un río por medio, pero seguían siendo más que ellos, aún no se divisaba la ayuda, por lo que era el deber de ellos poder atacar y contenerlos hasta que la ayuda llegase.

El enemigo sajón va a pie, podéis ver sus lanzas y hachas preparadas para el ataque

A medio camino hacía el señorío de Sir Floridas, puedes ver un ejercito de los sajones, pero no van hacia el lugar que te habían comunicado, sino hacia Woodford, estás justo a las espaldas del ejercito enemigo, puedes ver que se trata de casi un centenar de guerreros, aunque la mayoría parece ir a pie

Algo debe ir mal, pues cuando llegas al señorío de Sir Floridas ves que éste no se encuentra en él, al otro lado del río, cerca del señorío Woodford, ves un gran ejercito sajón, de casi cien sajones

Decides ponerte en marcha, cuando estás a medio camino, ves al señor de Dinton, está agazapado tras una ladera de la montaña, su vista fija en un ejercito de sajones, casi un centenar que parece ir en dirección al señorío de Woodford

Desde tu escondite ves como los sajones se acercan a tu señorío, pero no es el único, ves a varios caballeros acercarse, a través del rio a Sir Floridas y Sir Bronn, y por la montaña a Sir Ewan y Sir Caderyn, pero todos ellos sin un ejercito que haga frente al enemigo

El Conde parecía haberse tomado bien tu charla sobre el que sería mejor viajar a Cholderton en otro momento, al parecer después de la perdida que había tenido la familia, el Conde supuso que querrían estar a solas para pasar el duelo, por lo que asintió diciendo que ya los visitaría en otra ocasión.

Estáis de camino hacia el señorío de Sir Floridas cuando varios escuderos, los reconoces como el escudero de Sir Floridas y un mensajero del señorío de Sir Bronn y Sir Caerwyn os cortan el paso.

Pero no es el único, Sir Llywellyn que había conseguido seguir el rastro dejado por un séquito tan grande, llegó a vosotros justo cuando el Conde está leyendo la misiva.

El Conde lee las misivas y su rostro se endurece

-Los sajones están en nuestras tierras -dice el Conde-. Estamos cerca de Sarum, que el séquito se dirija hacia allí. Sir Edward, Sir Llywellyn nosotros aceleraremos el paso, debemos ir a Sarum a por un ejercito y nos reuniremos con nuestros hermanos de armas

Sir Caerwyn intentó ver si en la lejanía distinguía a su compañero de armas, pero el territorio era demasiado basto y acercarse con la única compañía de su escudero a aquellas fuerzas invasoras, sería un suicidio.  

Finalmente, al no encontrar a Sir Floridas de primeras, resopló y decidió preguntar a las buenas gentes de Steeple Langford si alguien sabía dónde podría hallar a su señor.

—Soy Sir Caerwyn, señor de Berwick Saint James— dijo, con gesto serio y más hosco de lo pretendido —. He recibido una misiva urgente de vuestro señor. ¿Dónde se encuentra?— preguntó con un ligero tono imperativo no pretendido. Le extrañaba mucho que Sir Floridas le escribiera y luego desapareciera, y su preocupación claramente estaba afectando a sus buenas maneras.

Sir Caerwyn no dejaba de mirar hacia Woodford. De hecho, arrugó el ceño y miró a Kieran —Esperaba llegar antes de que Sir Floridas fuera al encuentro de los sajones— comentó, muy serio —. Un centenar de sajones... son muchos para un par de caballeros. Deberíamos haber esperado los refuerzos de Sarum— bajó la mirada, apretando los labios antes de enfocarse hacia Woodford —. No queda más remedio que aproximarnos. Con suerte hallaremos al señor de Steeple Langford antes de que sea demasiado tarde— miró de nuevo a Kieran —. Nos mantendremos lejos de las líneas de arqueros. Los sajones no luchan con honor, no lo olvides. 

Dicho esto, con el corazón en un puño, Sir Caerwyn se dirigió con su escudero hacia Woodford, rezando a Dios para hallar a Sir Floridas y, tal vez a Sir Bronn, antes de las fuerzas sajonas cayeran sobre ellos.

Miro a Sir Floridas con una mezcla de resignación y orgullo, estaba en buena compañia y delante un enemigo odiado, no se me ocurría mejor forma de dejar Britania. Lástima la cerveza que volvía una y otra vez a mi cabeza como algo pendiente de acabar. Bueno, y la sonrisa de mi mujer, nuncá pensé que antes de una batalla una mujer ocupara mis pensamientos y menos la mía!!! pero así era, la veía riéndose de mi torpeza mientras intentaba bailar en mitad del salón.Será feliz seguro.

A caballo pico espuelas, despacio, dirigiendo el caballo hacia uno de los flancos para intentar romper su línea y tener alguna oportunidad de pasar a lo largo y seguir ganando tiempo. Britania!!! Uther! mis co.... (el último grito se pierde en el viento pero la risa que lo acompaña da a entender que no sería nada precisamente noble)

Sir Floridas devolvió la mirada a Sir Bronn, pero en su caso predominaba la resignación y no se percibía tanto orgullo. Al menos habían intentado destruir la fuerza entera, aunque no habían tenido éxito. Ahora sólo quedaba atacar con todas sus fuerzas para acabar con tantos enemigos como fuera posible, antes de caer abatidos.

Cuando Sir Bronn comenzó la carga, Sir Floridas se puso junto a él con su caballo, hombro con hombro, lanza en ristre. Su mejor oportunidad era golpear juntos en el mismo punto de la formación sajona.

- ¡Muerte!

Debía apurarse a dar aviso a sus vecinos, lo bueno era que yendo a pie no avanzarían tan rápido como una fuerza de caballería, ni como un jinete solitario. - Lucas, apartémonos y corramos a avisar, tu vé al señorío más cercano y que envíen aviso inmediato al Conde y los refuerzos que puedan, yo veré si puedo rodear la fuerza enemiga y llegar a Woodford para ponerlo en pie de guerra. - apoyó la mano en el hombro de su escudero - Llevate mi escudo pintado, y que no te vea el enemigo, luego busca a Sir Floridas y a otros caballeros por el camino, con suerte llegaréis a tiempo de atacarlos por dos flancos.

Caderyn aminoró inmediatamente la marcha, haciéndole un gesto a Frederick para que guardara silencio, aunque dudaba que los sajones pudiesen escucharlos en medio del barullo de la marcha que llevaban. Como pudo, se acercó silenciosamente hasta el señor de Dinton, llamando su atención mediante ruidos inconspicuos.

— Sir Ewan, ¿qué rayos está sucediendo? —preguntó, en voz baja, pero claramente atribulado, su vista incapaz de apartarse del nutrido grupo de enemigos, atemorizado y airado a partes iguales. ¿4 contra 100? Aquello sin duda era un suicido, pero era su deber retrasar al ejército todo lo que pudieran. Caderyn tragó en seco, mientras su pensamientos iban más allá del río, a Berwick.

Mientras Lucas iniciaba la marcha en dirección opuesta a la que llevaba el ejército, Sir Ewan hizo una señal al de Tisbury de que se acercara, alejándose a un tiempo de las fuerzas enemigas - Me alegro de veros por aquí Sir Caderyn, me dirigía a Woodford para avisar a su señor que prepare las defensas, y a prestar mi brazo para las mismas, y envié a Lucas a buscar refuerzos al señorío más cercano y que envíen un aviso inmediato a nuestro Señor. - miró al rubio y sonrió - ¿Por que no me acompañáis a reforzar las defensas de Woodford?, si conseguimos avisar a tiempo quizá puedan hacer una leva y preparar algunas sorpresas para los malditos sajones. - echó una mirada al escudero de Sir Caderyn - Lucas irá a Stapleford, si Frederick va hacia Newton a pedir refuerzos para Woodford tendremos más posibilidades de detener la marcha de los Sajones ¿Que decís? Sir Floridas debería estar cerca, él fue quien me envió aviso de esta fuerza enemiga.

La mirada de Sir Edward se torna dura. ¡Sajones! Asiente con seriedad. Por supuesto Sire. iremos tan deprisa a Sarum como se aposible para tomar las medidas necesarias. Sir Edward llama a Leo, su escudero. Leo, prepara a Angelus para viajar ligero. Tu nos seguirás con el resto de utillajes y Pax Dei. Tenemos que llegar a Sarum cuanto antes para ayudar al Conde.