Partida Rol por web

Zinnia sonrió ante la declaración de Declani, la idea de tomar unas cervezas ahora se hacía tan lejana como apetitosa. Luego suspiró comenzando a caminar. Pero dedicándole una mirada a su querido Ricky, sin que se diera cuenta, se detuvo en seco.

Parada en medio de aquel pasillo, se giró sobre sus pies y miró hacia la ventana. ¿Y si hay una salida...? Pensó, entonces se giró, y sin decir nada, caminó el poco tramo que quedaba entre la posición en la que se encontraba, y la pequeña abertura al exterior.

Tras dar un salto, se agarró a los barrotes de la ventana y asomó la mirada hacia el exterior. Seguían de noche, y pudo percatarse de la zona donde se encontraban, gracias a los árboles, la posición de la colina y los olores. Miró hacia la luna, tratando de determinar la hora que era, pero entonces un sonido la distrajo.

A ceño fruncido, detuvo su respiración y asomó la mirada discretamente para averiguar que clase de animal se aproximaba a su posición, igual hasta tendrían suerte y podrían cazar algo... Sin embargo, la lentitud de los pasos y la forma de olisquear, le dejó claro a la hobbit que no era un animal, si no un hombre, o algo similar.

Rápidamente se escurrió para esconderse en la ventana -bajando o en los laterales internos- pero echando un ojo curioso al exterior. Ahora estaba cagada de miedo, pero la curiosidad la guiaba cual gato hambriento.

El andar bamboleante, los brazos simiescos, la enorme barriga y el siniestro olisqueo le trajo una idea a la cabeza a Zinnia: era un troll lo que se estaba acercando a su prisión. Los trolls eran humanoides gigantescos que vivían en las Barrancas, una zona de colinas peladas y estériles que se encontraban al noreste de las Frondas. Aunque normalmente se quedaban allí, de cuando en cuando alguno lograba burlar la vigilancia de las patrullas que los hombres tenían en Fuerteloma y lograban escabullirse hasta el Bosque del Draco, que era donde suponía Zinnia que estaban aún (no había dado tiempo a viajar mucho más lejos).

Si era realmente un troll lo que se estaba acercando, estaban en serios problemas. Todas las historias coincidían en que los trolls no tenían ningún problema en devorar a un hobbit asado a fuego lento en un espetón, aunque es verdad que preferían comer ovejas, carneros y cabras. Con algunos se podía razonar y quizá librarse de ellos con un soborno, o engañándoles, pues no eran muy listos.

Sin embargo, el hecho de que estuviera olfateando le indicó a Zinnia que debía estar hambriento.

Y que probablemente estaba oliendo a hobbits.

Una prudente elección, joven Zinnia. Pues aléjese de la ventana e informe a sus amigos. Recuerde que de Chauncey no hay rastro, así que no le ponga en la lista de destinatarios.

Ricky sintió a Zinny moverse en dirección contraria y como tampoco había mucho sitio hacia donde ir, espero a la joven Hidalgo por su regreso antes de partir junto a Declani. - Pues si, la verdad es que no me caería mal una cervecita a estas alturas de la noche. - Dijo al grupo antes de proseguir. - Venga Zinny, que tenemos que estar todos juntos. - Dijo para acelerar la marcha de Zinnia y alertar a los demás de la decisión de su pareja.

Asomando la mirada, y pudiendo ver desde su posición lo que había detrás de la ventana, los enormes ojos azules de Zinnia se volvieron aún más grandes, ante el impacto de lo que con ellos percibió. Olió a peligro en seguida.

Con el corazón latiéndole a mil por hora, trató de ser silenciosa con sus pasos -cosa que por norma general, se le daba bien- hasta dejar atrás la ventana, entonces, ya envuelta en la penumbra del pasillo, apretó sus pasos y miró a Ricky, que por alguna razón estaba allí esperándola.

Agarró al hobbit por el brazo con fuerza, y tiró de él caminando tan deprisa como había llegado hasta ahí.

- ¡Tenemos que salir de aquí! - En susurro, elevó la voz, se la veía realmente inquieta. Miró a Declani y Freddy, mientras tiraba de Ricky, olvidándose del sigilo, de la oscuridad, y de todo. - ¡Hay un troll ahí fuera!

Freddy se vio en medio de dos opciones sin tener muy claro por cual decidirse: Declani se marchaba decidida hacia el interior del pasillo, ignorando la inseguridad que podía transmitir que se encontrara entre penumbras, mientras Zinnia cedía a la tentación de asomarse por las rejas de la ventana que les aportaba un mínimo de luz.

Aunque le seducía más la idea que les acercaba a la luz y al exterior del edificio donde se encontraban atrapados, escuchar aquellos olisqueos aparentemente provenientes de una gran bestia le paralizaron a unos pasos de su compañera. La chica de los ojos azules oteó durante unos segundos el exterior, y su reacción posterior le dejó clara cual era la única opción viable en ese momento.

-¿¡Un...-se dio cuenta de que su tono era demasiado alto, y controló el volumen de su voz con prudencia cuando Zinnia y Ricky pasaron a su lado-Troll!?

Sintiendo como un sudor frío perlaba su frente y empezaba a recorrer su espalda, Freddy controló el impulso de dejarse atenazar por el pánico y automáticamente siguió al resto de sus compañeros pasillo adentro.

-Sí... vamos chicos... No creo que por este pasillo podamos encontrar nada peor que un troll.

Ya Declani llevaba unos cuantos pasos adelante, cuando escuchó las palabras de sus compañeros detrás de ellos. -¿¡Un troll!? ¿¡Pero como llegó un troll acá!?- Aunque la pregunta realmente tendría que ser, ¿dónde era "acá"?

-¡Vamos, vamos! ¡Busquemos salir de aquí, hay que avisar a la guardia!... Joder, ¡somos la guardia!- Pero, ¿podían enfrentarse a un troll? En ese momento, la mejor idea que se le ocurría era salir de allí, y luego... Luego verían que hacer.

Asustados al escuchar lo que Zinnia había visto ahí fuera, los cuatro hobbits se apresuraron a adentrarse en el pasillo. Dicho pasillo se alejaba en línea recta de las celdas y aunque sus ojos se habían acostumbrado a la falta de luz, a medida que se alejaron de la ventana la oscuridad se hizo completa. Declani abría la marcha, seguida por sus tres amigos.

Declani abrió la marcha por el pasillo, moviendo la barra por el suelo delante de ella, tratando de detectar cualquier caída o peligro mientras avanzaba. Llevaba su mano cogida a la de Zinnia, esta a la de Ricciardo y éste a la de Freddy, que cerraba la marcha. 

La vara iba haciendo un ruido metálico mientras golpeaba la piedra del suelo delante de Declani. El pasillo avanzaba en línea recta pero pronto, a unos veinte metros, giró a la izquierda. La oscuridad era cada vez mayor a medida que se alejaban de la ventana por la que Zinnia había visto al troll.

Justo antes de girar, notaron cómo la luz de la luna se ocultaba por completo. Al girarse a mirar, pudieron ver cómo algo estaba tapando la ventana por fuera. Algo que empezó a olisquear (-Snif, snif, snif-) mientras se acercaba a los barrotes.

Le mosqueaba no poder ver ni su propia mano mientras avanzaban, pero sabía que tenían que continuar avanzando por aquel pasillo. La mano de Declani sostenía con fuerza la de Zinny, no sólo por asegurarse su apoyo en caso que encontraran problemas en el camino, sino para darse algo más de valor a pesar de aparentar estar total y absolutamente segura de que todo iba bien.

Por supuesto que iba bien. No estaban atados ni amordazados. ¡Eran Guardias de la Arboleda! Eso no evitó que toda ella temblara al ver como la única fuente de luz que tenían se desvanecía y algo grande y feo comenzaban a olfatear en su dirección. Glup.

-Vamos, más rápido.- Instó la pelirroja a media voz, tomando la curva hacia la izquierda, esperando que aquel ser lo encontrara muy difícil llegar hasta ellos.

La respiración de Zinnia se había disparado desde que vio al ogro al otro lado, y ahora tocaba ir con calma, sin hacer ruido, aunque ella escuchaba su corazón golpear contra su pecho y su garganta. Apretaba tan fuerte la mano de Declani como ella, moviendo sus ojos como si pudieran acostumbrarse a la oscuridad, pero era casi imposible.

Estuvo atenta a los sonidos de la vara, mientras su otra mano aferraba la de Ricky, con miedo a que se soltara o... o algo. Suspiró temblorosamente al oír el sonido de la nariz del otro lado y suspiró tratando de calmarse.

La voz de Declani se hizo con el ambiente, y el giro hizo que fuera precavida con sus pies, pero apresurando el paso a la velocidad que su compañera indicaba.

Freddy se había quedado a la cola del grupo, aferrado con cierta crispación por culpa del miedo a la mano de Rick, dejando que el resto de sus compañeros fueran delante para adentrarse en aquella oscuridad que parecía completamente insondable. Sin embargo, escuchar aquel ruido como un fuerte resoplido cada vez más cerca de la ventana que dejaban a sus espaldas hizo que se replanteara si realmente quedarse en aquella ultima posición en la fila había sido una buena idea.

Echó una rápida ojeada por encima de su hombro, tan rápida que ni tan siquiera estuvo seguro de si había avistado con certeza una sombra acercándose a esa ventana reduciendo la ya de por sí escasa iluminación que llegaba al lugar. Contuvo como buenamente pudo sus nervios para obligarse a mirar solo hacia adelante, donde apenas distinguía las figuras de sus compañeros avanzando en fila india hacia donde demonios se dirigiera aquel pasillo.

-¿Hay... Hay algo ahí delante? ¿Veis algo?

La pregunta resultaba terriblemente absurda, pero necesitaba centrar su atención en otra cosa que no fuera el troll que rondaba ahí fuera cerca de la ventana.

Ricky era un hombre más de charla que de acción, exceptuando en esas ocasiones en las que un troll va detrás de tu olor para meterte en una cazuela y hacer un exquisito consomé de hobbit, por lo que el joven Filoargento apresuraba el paso, empujando un poco a su querida Zinnia y tirando del brazo del pobre Freddy.

– Vamos Declani, que se nos hecha encima. Se le puede ver la lengua… o el colmillo… o el brazo de Chauncey saliéndole de la boca… eso en caso de que se lo haya comido. – Susurraba con temor en su habla, con los ojos abiertos de par en par en una búsqueda fallida de ver en la oscuridad.

-Ja ja, primero Rojo se comería al troll que al revés, Ricky.- Intentó bromear la pelirroja, aunque lo cierto era que le preocupaba que no hubiera encontrado a Chauncey. Una de las celdas estaba vacía... ¿Habría sido destinada para el compañero faltante de aquella pandillita? Vamos, vamos, vamos, seguro que aquel bruto está más que bien. Estará durmiendo la mona en su cuarto tranquilito sin enterarse de esto. O no se habrá dejado atrapar.

A medida que avanzaba, Declani se dio cuenta de que el pasillo iba girando ligeramente hacia la izquierda, y que al fondo del mismo se veía una débil luz. Al fin, los hobbits llegaron a una pequeña estancia en la que descubrieron la fuente de la luz. Parecía salir del fondo de un pequeño pozo situado en el centro de la sala. Era una luz amarilla, no muy brillante, pero sí lo suficiente como para que la oscuridad no fuera completa y pudieran orientarse con algo de dificultad.

A la derecha del pozo, en una de las paredes, parecía haber una sólida puerta de roble, al final de un tramo de cuatro escaleras que subían desde el suelo de la sala hasta dicha puerta. 

El propio pozo era de piedra gris y tenía un pequeño tejadillo de madera sostenido por varios tablones clavados en la piedra. La luz parecía emanar del fondo del pozo, pero tendrían que asomarse por el borde y mirar en su interior para averiguar más cosas.

Antes de que pudieran hacer nada más, escucharon un gran estruendo procedente del pasillo que habían dejado. Y después un rugido escalofriante que les heló la sangre en las venas. Los hobbits no habían escuchado antes gritar a un troll, pero no tuvieron ninguna duda de que lo que acababan de oír era algo que encajaba perfectamente en esa descripción.