Partida Rol por web

Sus primeras reacciones, tras liberarse de la capucha, fueron de confusión y miedo. A lo largo de la formación se había acabado resignando ante la idea de que durante sus primeros meses de formación sufriría todo tipo de gamberradas y bromas pesadas a modo de novatadas por parte de sus compañeros más veteranos. Pero esto parecía mucho más serio que todo lo que hubiera podido imaginar. Estaba solo y a oscuras en una especie de celda desangelada, a cierta distancia de la fortaleza Damalba, si su sentido de la orientación no le había fallado.

Freddy, calma. Usa la cabeza y actúa con lógica. El hobbit echó un vistazo rápido a su alrededor, analizando la estancia donde se encontraba. No tardó demasiado en concluir su revisión del lugar. Parece que no hay mucho donde elegir...

Freddy agarró con todo el valor que pudo reunir la manilla de la puerta y, en caso de que estuviera abierta y cediera a su movimiento, intentaría abrirla muy despacio, poco a poco, con la intención de observar lo que hubiera al otro lado procurando no llamar la atención de lo que pudiera encontrarse allí.

Zinnia empezó a ponerse algo nerviosa. No tenía ni idea de dónde estaba, no había reconocido la voz de ninguno de sus captores y encima ni siquiera podía quitarse esa maldita mordaza. 

Lo único que vio, una vez que sus ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad, fue que frente a ella había lo que parecían ser cuatro puertas de madera. A su derecha el pasillo se perdía en la oscuridad, y de repente a Zinnia le pareció escuchar un ruido, como si algo viniera arrastrándose por allí. 

Algo que la iba a encontrar aún atada a sus cadenas. Indefensa.

Volvió a escuchar un ruido, como si alguien hablara, pero no venía del pasillo, sino más bien de frente, como si hubiera alguien detrás de una de las puertas.

Freddy giró la manecilla de la puerta, esperando contra toda esperanza que la puerta se abriera. Como era de esperar, no lo hizo. Pero tenía que haber algún modo de salir de allí, ¡tenía que haberlo!

La situación era difícil. Seguía con las manos atadas y no parecía haber nada en la estancia que pudiera utilizar para salir. Piensa, Filoargento, ¡piensa! ¡Tiene que haber algún modo de salir de aquí!

Declani se agachó para ver la rendija de tenue luz que había por debajo de la puerta, pero esto no le dio mucha información. Decidida a no dejar palmo sin registrar, comenzó a recorrer la puerta lentamente con sus manos. Entonces, a media altura de la puerta encontró una especie de pequeño tirador. Trató de moverlo hacia los lados, hasta que se fijó en que tirando de ello, se abrió una especie de ventanita, con hueco suficiente como para dejar pasar una bandeja con comida y un vaso, por ejemplo.

Una vez abierta la ventanita en la puerta, comenzó a entrar más luz desde fuera, iluminando un poco más la sala en la que se encontraba. No mucho más, pero lo suficiente como para que Declani observara un brillo metálico en una de las esquinas de su pequeña celda, como si hubiera algo metálico allí.

La mirada de Declani intentó absorver lo más que le era posible de la habitación con la nueva fuente de luz, aunque no era demasiada. Probó primero si la rendija continuaba abierta si soltaba del tirador; si ésta se abría hacia adentro, hacia afuera, o era más bien como si se insertara en el roble. Luego de hacer aquellos experimentos y dándole vuelta a los resultados, dejó la puerta de momento y se acercó hasta donde había visto el brillo. Iba a tantear con la mano, pero se detuvo un momento. ¿Y si fuera una trampa?

Lo sopesó unos segundos, pero al final se arriesgó a intentar encontrar lo que había brillado con la mano. Era la mejor pista que tenía en ese momento, y si se ponía a dudar podría estar teniendo el tiempo en contra. Lo podían llenar la habitación de agua y ahogarla... Yikes.

Muy bien, la lógica de momento no nos lleva a ninguna parte.

Hubiera sido demasiado fácil. Freddy se sintió algo estúpido por haber llegado a plantearse que la solución fuera simplemente abrir la puerta de la celda, pero el miedo y los nervios le estaban jugando una mala pasada.

Algo has tenido que pasar por alto...

El joven Trillo procedió a armarse de paciencia para realizar un examen detenido a cada rincón de la celda donde se encontraba. A fin de cuentas, tampoco tenía otra alternativa.

Resuelto a no dejar espacio sin registrar, Freddy revisó palmo por palmo la habitación en la que estaba encerrado. Repasando la puerta, encontró a media altura una especie de pequeño tirador. Después intentar moverlo hacia los lados un poco, se fijó en que, tirando de él, se abría una especie de ventanita, con hueco suficiente como para poder meter por ahí una bandeja con comida y un vaso para un hipotético prisionero.

Una vez abierta la ventanita en la puerta, comenzó a entrar más luz desde fuera, iluminando un poco más la sala en la que se encontraba. No mucho más, pero lo suficiente como para que observara un brillo en una de las esquinas de su pequeña celda, como si hubiera algo metálico allí. Al acercarse a observarlo, pudo distinguir que se trataba de una especie de barra de metal muy fina, pegada a la esquina con un poco de resina. Puede que, tirando, lograra sacarla.

Lo que había brillado en la esquina era al parecer una barra metálica de aproximadamente un metro, muy fina, que estaba pegada a pared con unos pegotes de resina. Al estar de pie, encajada en la parte interior de la esquina, había sido difícil distinguirla de la propia pared en un primer momento. Declani pudo ver que en la parte inferior, junto a l suelo, la barra terminaba en una especie de curva, como si fuera un gancho. 

Desgraciadamente, Ricciardo fue incapaz de desatarse, y se quedó en el centro de la habitación, pensando algún modo de salir de este lugar. La cosa pintaba realmente mal.

Ostras. Declani palpó con curiosidad, y tocó la punta de aquel gancho con algo de nerviosismo, por si había algún mecanismo escondido que hiciera que el gancho subiera y la dejara colgada... Glup. Antes de intentar arrancarlo de la pared, ahora que sabía qué buscar, recorrió las paredes hasta dar con todas las esquinas e palpar alrededor. Si no encontraba nada más, volvería a esa esquina para intentar sacar el gancho.

¿Habría alguna compuerta o mecanismo encima de la puerta que no podía ver? Tal vez con aquel gancho pudiera alcanzar el techo...

Segura de que sería el único hallazgo, de momento, la pelirroja regresó a la esquina donde había encontrado la vara con el gancho. No sabía que tan resistente sería esa resina, pero intentaría arrancar con cuidado la vara metálica. -No me vendría mal tu ayuda en este momento, Rojo.- Masculló hacia el aire, tronando sus dedos y buscando donde poner las manos para tirar de la vara efectivamente.

La vara al final no fue tan difícil de sacar como Declani se hubiera esperado. La resina con la que estaba pegada al muro era fuerte y pegajosa, pero al fin logró arrancarla tirando para un lado y para otro. Al fin se quedo con ella en la mano y, para su alivio, ningún extraño mecanismo se puso en funcionamiento comenzando a llenar de agua su celda. En lugar de eso, la hobbit se encontró con una vara de algo más de un metro, terminado en una especie de gancho. Parecía un largo atizador de chimenea, y Declani se preguntó quién la habría dejado allí y por qué.

No había que ser un Trillo para darse cuenta que aquella vara no estaba allí de casualidad. No sólo por la manera en que estaba escondida, también en hacerlo complicado para removerla pero no imposible.

Con la vara en la mano, la pecosa se sintió un poco más confiada, pensando que podría usarla como arma para atizar al primer idiota que cruzara la puerta. Oh, pero no podía pensar como Chauncey y sólo ver el lado bélico de las cosas. Había que ser más astuta como Zinny, y buscar el uso que pudiera dar a aquella herramienta.

Volvió a acercarse a la puerta y tiró de nuevo de la manilla para obtener un poquitín de luz. Intentó ver esta vez encima de su cabeza, si había algo que colgara del techo o de las paredes a una altura que no podía alcanzar. -Hum...- Mientras mantenía abierta la rendija con una mano, posicionó el gancho de la vara en la abertura, y la encajó hacia arriba. Soltó el mecanismo de la puerta, sosteniendo el gancho para evitar que se cerrara, y de ese modo bajó hasta poder recostarse en el suelo y poder ver mejor a la habitación contraria.

Ricciardo debía ser paciente, suponía una novatada dadas las fechas y la proximidad de su graduación como cadetes de la guardia. Revisó la puerta palpando sus laterales buscando las bisagras, determinando de que lado abriría la puerta, para sentarse junto a la puerta y forcejear sin hacerse daño en las muñecas sobre las ataduras de sus manos, aflojando las cuerdas para intentar deshacer los nudos más con maña que con fuerza.

Su plan en principio era soltarse y esperar escondido a un lado de la entrada a la celda, cuando se abriese la puerta, quedaría escondido en la apertura detrás del portón, dándole la oportunidad de emboscar a sus captores desde la esquina con la puerta abierta.

La luz que entraba por la rendija no aportó mucha más información a Declani sobre lo que había en su habitación. Parecía una celda normal y corriente, salvo por esa vara que, sospechaba, alguien había dejado allí para que su ocupante utilizara.

La abertura por debajo de la puerta no le permitía ver mucho: era una rendija bastante pequeña. Y lo que veía era más bien otra habitación similar a aquella en la que estaba o, más bien, un pasillo. Entonces, por el rabillo del ojo, le pareció ver movimiento a su derecha. Como si alguien estuviera ahí fuera, vigilando...