Partida Rol por web

Encontrar las llaves no fue especialmente difícil, pues colgaban del cinturón del nuevo capitán. Si el embrujo de Aerin no funcionaba sería bastante difícil arrebatárselas sin duda; sin embargo nunca hay que subestimar el poder de una bruja. Aunque la mente de su víctima era fuerte y tremendamente tozuda, pronto cedió bajo el influjo del sueño y cayó dormido sobre la mesa. 

Sin perder un solo momento, la comitiva de roedores trepó por la silla y las patas de la mesa con rapidez. Antes de que ninguno de los presentes pudiera hacer nada, Agatosh y Abelgos tomaron sus armas de tamaño reducido y las clavaron en la garganta de su enemigo. Tras esto apoyaron todo su peso sobre la empuñadura provocando un corte limpio que diseccionó la totalidad de las arterias carótidas izquierda y derecha. Una mueca de terror se dibujó en el rostro del capitán cuando este abrió los ojos por última vez. Trató de levantarse y tapar la herida, pero tan solo logró convulsionar hasta que el brillo de su mirada se apagó para siempre instantes después. 

La sangre comenzó a bañar la mesa hasta caer en forma de cascada sanguinolenta desde el borde de la estructura. Cuando Aerin y Caidus se percataron de que el fluido carmesí estaba empapando sus patas, así como los bordes del papiro de movilizaron para recuperarlo cuanto antes. Con cierto esfuerzo el mago levantó la cabeza del cadáver para que la bruja pudiera tomar la carta. El elfo oscuro tras deleitarse de aquella macabra escena, descendió por la espalda hasta llegar a su cintura, donde tras unos segundos logró arrebatarle las llaves.  

Mhun y Marcus observaban la escena con cierto horror, sin llegarse a creer lo que acababa de ocurrir. Sus ojos pasaban del recién fallecido a  Agatosh y Abelgos, los cuales se habían empapado de sangre de arriba abajo. No dijeron nada. No hizo falta para saber lo que estaban pensando. No veían con buenos ojos aquel acto, pero había que continuar. La carta decía: 

Querida ilustrísima.

Como nuevo capitán de la guardia le informó de que hemos realizado cada una de las labores que nos encargo. El cadáver de la joven está bajo nuestra custodia y pronto lo incineraremos con la ayuda del clero local. Además, el archimago ha sido expuesto de manera pública. La ciudad de Norul ha aceptado a Shandal como nuevo arcanista supremo al saber de la participación que ha tenido en el proceso de captura del traidor.

Por otra parte sigue sin aparecer la última carta. Llevamos toda la mañana hablando con la hermana de la fallecida, Alannah, pero no parece saber nada. Se que esta noticia no es de su agrado, pero seguiremos inv...

—Pues parece que hemos encontrado lo que buscábamos y el portal se está cerrando, podría decirse que hemos cumplido con nuestra misión—. Pero por mucho que quisiera marcharse de aquel lugar, sabía que eso solo era verdad a medias. —Al menos por ahora, pero supongo que si no queremos que se vuelva a repetir nos tocara asegurarnos de si la mujer del salón era la auténtica culpable o no.

Ya conocía a sus compañeros lo suficiente para saber que decisión iban a tomar, así que sin esperar su respuesta empezó a rebuscar en su mochila, sabía que tenía unas tizas con las que marcar el camino de vuelta hasta el portal.

Cuando vio que el falso capitán de la guardia caía dormido se acercó a Aerin y le dio un beso en la mejilla de forma apresurada.
-Eres magnífica. -dijo mientras se aleja disponiéndose a escalar.

No estaba satisfecho del todo con aquel acto, siendo sinceros. Ellos sufrieron una paliza brutal de la que aún le quedan recuerdos menores. Una muerte por degollamiento no era justo ni proporcional y apenas servia para desquitarse pero tuvo que anteponer su trabajo al placer.

Una vez abajo, lejos de salpicar a nadie se sacudió la sangre. -Buen trabajo Agatosh, un ghoul menos en el mundo. -Dijo como si nada mientras se acicalaba los bigotes. 

Vio el reproche y la condena en las miradas del mago y el capitán de la guardia. Sonrió sutilmente, se giró para mirar al cadáver y luego otra vez a ellos, no tenía tiempo para iniciar una debate moral ni tampoco quería parecer un sádico pero de poder, lo habría hecho.  -Lo de la última carta... ni la menor idea de que hablan pero si la buscan puede ser algo que nos ayude, la prueba o testimonio de algo.

-Siguiente parada los calabozos, mi capitán oh mi capitán.

Asintió, ajeno a las miradas de horror. Matar así no era muy honorable, pero tenía que hacerse. A veces era necesario ensuciarse las manos para poner punto y final a las maquinaciones de los malvados. Él lo sabía bien, y estaba más que dispuesto a bañarse en sangre si con eso hacía de aquél mundo un lugar un poco mejor.

—Parece que va a haber un puesto vacante que, el antiguo capitán, podrá recuperar —sugirió dirigiéndose al susodicho.

Se intentó limpiar un poco con la ropa del muerto, pero al ver que aquél pelaje absorbía el líquido carmesí como el papel chupaba el agua, desistió y se bajó de la mesa, trepando con agilidad y saltando el último tramo. No prestó demasiada atención al tema de la carta, aunque por lo poco que entendió imaginaba a cuál se refería (la que ellos tenían). Agatosh estaba interesado en acabar cuanto antes, y por ello su atención estaba en las llaves. En cuanto Abelgos las consiguió, se dirigió a la puerta.

—En marcha —dijo sin miramientos, haciendo caso a sus propias palabras e iniciando la marcha en cuanto estuvieron todos listos para continuar y descender a los calabozos.

Miró a los roedores, con un sonoro suspiro. Hombres... ella prefirió leer la carta y evitar mojarse las patas. Un tipo menos. Eso podía ser beneficioso pero también perjudicial. lo que  la desconcertó fue el beso. Las hormonas de ratón saltaron brutalmente , por un momento pensó en tirarse encima de él y follárselo ahí mismo. Hubiese cedido sino fuese porque se estaba empezando a enfadar. Perforó al semielfo con la mirada.

- Vamos a dejar de lado el hecho de que os habéis desquitado con este enemigo cuando no hacía falta y dado una víctima ilícita a nuestro vampiro para que siga diciendo que somos unos asesinos. Se lo merecía, eos lo entiendo. Lo que no pienso consentir es que pienses que soy tu hembra, Abelgos, contrólate que ya lo del queso ha sido suficiente. Tu vuelve a tocarme sin razón cogiéndote demasiadas confianzas y cuando seas elfo te saldrán ratones de las entrañas que te devoraran por dentro, y luego daré tus ojos a los cuervos para que se los coman... estando tu vivo. Espero que quede todo claro, eres mi compañero pero yo elijo con quien tengo contacto y exijo un respeto, ¿de acuerdo?

Finalmente le había salido el carácter serio, pero parecía que se pensaba que estaban de picnic, y o se ponía furiosa o todavía le violaba ahí mismo, así que había convertido el deseo en rabia. La cordialidad le gustaba pero empezaba a estar harta y había que poner límites, ese semielfo no tenía mesura y se excedía en general en todo. Se giró - Hecho el paréntesis, sigamos.

Luego ya hablarían de la carta, ahora no estaba de humor.

Mientras seguían el rastro de hedor dejado por el gigantón no muerto, Cylina dibujó flechas con la tiza en las paredes. Apenas unos minutos después llegaron a una gruesa puerta de madera entreabierta, la cual estaba parcialmente descolgada. En su interior residía una gran sala cubierta por multitud de camas de piedra en las que yacían cuerpos en diferentes estados de descomposición. En el centro del lugar se encontraba un gnomo hurgando en unos de los cadáveres. A su lado yacía el grandullón que debía medir al menos tres metros de altura, inmóvil y en completo silencio. 

El grupo de aventureros guardó silencio y observó durante unos instantes tratando de descubrir algo más, antes de lanzarse a la acción. Gracias a ello descubrieron que el gnomo estaba remendando con aguja e hilo las partes de un cadáver. Uniendo fragmentos separados, fortaleciendo las zonas articulares e incluso realizando trasplantes de músculo, tendones y huesos de otros cadáveres. Tras este metódico y extenuante proceso,  el tanatopractor sacó un frasco pequeño que contenía un líquido carmesí, en el cual introdujo un dedo. Momentos después dejó caer una gota de aquel líquido en la boca del muerto y espero. Tras unos instantes de espera, violando las normas de la naturaleza, el cuerpo inerte se reincorporo emitiendo un grito estridente. 

—Con este ya son veinte, pronto estará listo el regimiento para el ataque— pronunció alegremente mientras se llevaba el frasco a los labios y le daba un largo trago.

Los aspirantes observaron con confusión como la criatura de pequeño tamaño comenzaba a estremecerse e incluso profirió un gemido de puro éxtasis y satisfacción. Sin duda aquel líquido no era normal.

Con sumo cuidado para no mancharse con la sangre, Caidus leyó la carta. Aunque parecía casi terminada, lamentó que no fuera así. Sabía que, especialmente en gente poco organizada, era común añadir alguna posdata en las cartas y podían haber perdido alguna información. Por si acaso, 

—Bueno, al menos tenemos alguna pista nueva. Tenemos que encontrar y hablar con Alannah y encontrar la carta.—se giró a los demás ratones—Si alguno podéis abrir los cajones, quizás encontremos alguna información de utilidad.

Tras sus palabras, el elfo se dedicó a conjurar  con atención a la mesa y cajones, al ex-capitán degollado y, en general, a la habitación. [^{_{Lanzo detectar magia}}] Toda información era poca.

—Alannah es una de las chicas con las que Aerin y yo nos reunimos a las afueras de la ciudad, la que nos dio el pañuelo con el que identificamos al vampiro. Su hermana, Grace, debe ser la pelirroja que está abajo, muerta. La carta, si no es la que ya tenemos, destinada a Rosaline, sé por dónde empezar a buscar; hay un mocoso llamado Robb que hace las veces de cartero, seguramente él sepa algo. Le buscaré después de que liberemos al mago, salgamos de aquí y recupere mi forma.

Durante unos minutos registraron la habitación en busca de alguna pista más, pero tan solo encontraron registros de las personas encarceladas y asesinadas a lo largo de los años, así como multitud de sentencias criminales. En mitad de la búsqueda Agatosh reconoció el aroma del lacre recién quemado, algo que le hizo sospechas, por ello lo siguió hasta la parte lateral de la mesa. Con sigilo vaciaron los cajones y buscaron entre todas las hojas allí reunidas, pero no encontraron nada. 

Cuando estaban apunto de rendirse Aerin se percató de que la madera de unos laterales estaba ligeramente abombada. Tras arrancar el contrachapado encontró una estrecha abertura en la cual había multitud de papeles pulcramente doblados. Tras leer con velocidad los documentos, encontraron pruebas falsas que sustentaban las acusaciones contra el archimago, así como diferentes carteles de “se busca” de cada uno de los presentes con acusaciones de asesinato, conspiración y traición. Si las pruebas que allí yacían se hicieran de dominio público, los ciudadanos de Norul creerían que las desapariciones y asesinatos de las últimas semanas habían sido orquestadas por el archimago, el antiguo capitán y los aspirantes a Vigilantes para acabar con la influencia de la familia Belón en la ciudad. 

—Este maquiavélico plan nos ha convertido en piezas claves del engaño— dijo Marcus rompiendo el silencio—.  Sin duda debe ser Atrox Belón. Nunca ha aguantado al archimago, pues ostentaba gran poder en la ciudad, llegando incluso a rivalizar con el del propio noble. 

» Eso unido a la antigua rivalidad creada por el fallecimiento de la mujer de Lord Belón es más que motivo suficiente—. Tras pronunciar aquellas palabras señalo la chimenea en la cual permanecían unas resplandecientes ascuas—. Deberíamos quemar todo esto y acabar de una vez con esta farsa. 

Agatosh seguía esperando en la puerta, mirando a unos y otros mientras inspeccionaban todo, cada vez más impaciente por seguir con la misión; por suerte, nadie hizo caso de su exasperada prisa, pues unos minutos más tarde encontraron una pila de papeles que habrían manchado su imagen para siempre, por segunda vez. Cuando leyeron el contenido y se dio cuenta de todas las implicaciones que eso habría supuesto, gruñó.

—Me alegro de que hayamos acabado con ese cabrón —dijo con desprecio—. Apoyo la idea. Quememos las cartas, liberemos al mago, salgamos de aquí y preparémonos para eliminar a las siguientes piezas de este tablero: primero Shandal, luego a Atrox y a todos los Belón que estén implicados.

Vaya vaya, ¿qué habrá tras este tablón? Según leía los documentos, se iba enfureciendo cada vez más. Y lo más curioso es que les tenían bien fichados. ¿Cómo entonces habían caído en su trampa? Quizás porque no la conocían de verdad, pero era evidente que tampoco podía jugar a hacerse la tonta mucho más tiempo, las cartas se volteaban y había que hacer algo.

- Quiero conocer a ese tal Shandal, ¿sabeis? Si puedes Abelgos intenta reducirle sin matarlo, quiero ver si es tan macho después de comerse sus propios testículos por mentir tan caballerosamente. Y después le meteré un poco de ácido sulfúrico a continuación, para que se le quite el sabor de la lengua...

En lo que la gente registraba, encontraba aquellos documentos y decidían sobre que hacer el independiente semidrow fue a la puerta y si no pudo abrirla o pasar por un resquicio al menos pondría la oreja para montar guardia. Antes o después alguien por el motivo que fuere tendría que hablar con el despachado capitán y encontrarán su bonito cadáver

Una vez más, lo que sea pero rápido, cada segundo aquí es una apuesta en contra nosotros y aún no tenemos lo que veníamos a buscar.

Decepcionado por la mundana y nada extraordinaria colección de enseres y material de escritura, Caidus se acercó a la puerta con expresión escéptica.

Allí estaban los demás ya, así que hizo un gesto indicando que ya podían continuar.

Mientras lo hacían, observó a Agatosh interesado. Hay algo en ti, y me encantará descubrirlo, pensó el elfo.

Estaba claro que aquel maldito gnomo era quien estaba detrás del robo de los cuerpos y parecía estar preparando un ejército de muertos. Con un gesto de su mano indico a sus compañeros que esperasen un momento y se acercó a Alya que era quien había estado abriendo la marcha para decirle susurrando. —Si vamos a atacar que sea mientras esta distraído, dadme un momento para que me situé cerca del gnomo.

Después de lo cual lanzo un conjuro de invisibilidad sobre sí misma y empezó a rodear al gnomo para atacarle por la espalda cuando sus compañeros iniciasen el asalto.

El papel de los documentos y carteles de se busca prendieron con gran facilidad, dando como resultado unas hermosas llamas del color de la absolución. Después de admirar aquel espectáculo de luz y consumición el grupo se reunió con Abelgos, el cual vigilaba la entrada. 

Cuando bajaron las escaleras encontraron que el cadáver de la pelirroja había desaparecido. De manera silenciosa maldijeron aquella patada de mala suerte. Debían de habérsela llevado a incinerar mientras el grupo investigaba la parte superior. Con cierta frustración continuaron descendiendo la escalera de caracol hasta llegar a un pasillo, el cual conducía hasta la zona de celdas. 

Dos guardias protegían las zonas superiores, mientras que en los calabozos de la planta inferior había un total de cuatro. Durante la siguiente hora esperaron con calma en el interior de una de las celdas a que el veneno hiciera su efecto. Para infortunio del grupo solo uno de los guardias comenzó a mostrar síntomas de somnolencia, el cual se encontraba en el nivel inferior. 

—Luchar contra ellos en vuestro estado es algo que nos deja en gran desventaja— pronunció Mhun mientras observaba el ir venir de los guardias en el nivel superior—.  Tenemos que decidir qué hacer con vosotros, si romper la transformación o no. Solo tengo una poción mas y me temo que era para Nalen´Dag. 

» Si rompéis el encantamiento tendréis que salir de este lugar con la fuerza del brazo; sin embargo si no lo hacéis corremos el riesgo de que al intentar incapacidad a los soldados nos descubran y den la voz de alarma— explicó finalmente sus inquietudes mientras giraba en redondo y los observaba cara a cara.

Sopesó las opciones rápidamente tras mirar a sus compañeros y acompañantes. No le importaba demasiado matar a los guardiass, confiaba en que su capacidad marcial fuese superior a soldados regulares pero... Marcus seguro que tiene algo que objetar.

Se le ocurrieron varias ideas con un riesgo menor de fallo, ningún plan de contingencia. "Ratita favorita" ¿Puedes repetir lo de dormir mas veces? Si no, nos queda que alguien se haga invisible y vaya a darle la poción a  Nalen´Dag. Siendo un ratón los grilletes deberían quedarle grandes y poder huir. Ahí cuento con que el archimago pueda deshacerse de los guardias. Deberías ir tu Mhun.

También puedo crear una distracción que alertará a los guardias pero su reacción es siempre impredecible.

Se aceptan mas ideas ratoniles.

Las cosas se habían complicado, y tras el golpe de suerte, empezaron a llegar los reveses de la fortuna. Primero, la chica había desaparecido, y luego la mayoría de guardias se habían mantenido despiertos. Agatosh tuvo ganas de terminar el conjuro sobre su propio cuerpo y avanzar mediante la fuerza, pero sabía que era una locura. Eran demasiados y tampoco era cuestión de aniquilar a los soldados, no tenían la culpa de haber sido engañados y dirigidos por un peón corrupto. No, la idea de Abelgos parecía mejor.

—Dadme la poción y marchaos. Me haré invisible y llegaré hasta él. Y si hay problemas, también puedo conjurar la oscuridad como nuestro ratón mestizo, o a malas salir a lo bestia, aunque confío en que el mago nos saque después, aunque tenga que arrancarle el sello arcano de la piel a tiras.

La solución de Agatosh parecía buena. Siendo invisible y tan pequeño era prácticamente indetectable. Además, el gato, su mayor enemigo, parecía huir de él de tal forma que, en teoría, sería un paseo llegar a la celda del mago. Pero luego venían los problemas

—Cuando llegues a la puerta, ¿cómo la abrirás sin llamar la atención? Hay guardias y no parece que se hayan dormido todos aún. Si consigues entrar sin que te detecten, ¿podrás cargar con el archimago si es necesario, Agatosh? Es posible que esté muy débil tras lo vivido. Además, Mhun nos dijo que Shandal había inscrito un poderoso hechizo de contención que impide que Nalen'Dag lance conjuros, con lo que su ayuda puede ser insuficiente si hay problemas. No sólo eso, ¿y si hay algún hechizo más de protección?—el ratelfo negaba con la cabeza—Es muy valiente por tu parte, pero creo que subestimas la situación.

Entonces, miró a Abelgos.

—Una distracción puede ser una buena ayuda. Cierto que imprevisible, pero si aparenta ser algo plausible no debería suponer un problema mayor que el que tenemos ahora. Lo que desconocemos es si hay alguna consigna que, en caso de accidente o sabotaje, haya que reaccionar.

En esta ocasión se dirigió a Marcus Dember.

—Capitán, exactamente qué nos podemos encontrar abajo, suponiendo que Shandal no haya cambiado nada que no sepamos ya. Los guardias que custodian al archimago, ¿sabe si están engatusados por sus enemigos o podrían ser afines a nuestra causa? Mhun, suponiendo que el archimago pudiera, ¿es capaz de teletransportarse o teletransportarnos? 

Mientras esperaba la respuesta del capitán, Caidus era consciente de la premura requerida.

—En cualquier caso, lo más seguro es que vayamos juntos a la celda y, si queremos una distracción, vaya uno de nosotros a crearla.

Mestiza tu madre, que es una zorra y no veas como araña... -Pensé.

El anciano, con todo respeto pesa lo que dos pulgas fornicando para Agatosh... Si se encuentra con alguno de los problemas que has mencionado que vuelva y lo comunique. -Dije de forma seca.

El resto de argumentos los llegó a pensar pero los tuvo teniendo en cuenta que iría el no el bárbaro, lo que se tradujo en un gruñido y volvió a repasar el plan mientras esperaba la respuesta de Aerin.

-Con lo facil que sería matar a esos necios...

-Está bien, pues a falta de nuestra alquimista diga, vamos a ponernos bien a cubierto y hago mi truco de magia.

Asintió y fue respondiendo—: Podré cargar con él convertido en ratón. De hecho, hasta podría arrastrarle en su forma humana, aunque sería poco práctico, claro. —Se encogió de hombros—. Pero podría. Si no me sirve de ayuda y no consigo arrancarle el hechizo de contención, cosa que haré aunque tenga que despellejarle, simplemente me lo llevaré al hombro. Tampoco necesito abrir nada, puedo colarme por debajo de las puertas, como ya hemos comprobado arriba, si es que no hay barrotes y simplemente pueda pasar andando. Si es otra cosa y está sellado a cal y canto, bueno, tengo las llaves y soy invisible. Los guardias se darán cuenta de que se abre la puerta, pero nada más. Si entran a investigar, cerraré tras ellos y se arrepentirán de hacerlo. Y si hay hechizos de protección, bueno, veremos. Cómo último recurso volveré a mi forma real y entonces las cosas se pondrán divertidas. En cualquier caso, no es mala idea que nuestros dos guías nos explican al detalle que hay abajo.