Partida Rol por web

El elfo escuchó el informe de la otra misión, tomando algunos apuntes de vez en cuando. Asintió serio cuando se confirmó la relación entre ambas empresas, y otra vez cuando Agatosh propuso estudiar los viales.

—Estudiaré el vial, pero en la tranquilidad de mi tienda. Cuanta más información tengamos, mejor preparados estaremos. También puedo preparar algunos pergaminos para quien lo necesite. Ya que sabemos que nos enfrentamos a un vampiro y que las sombras son sus aliadas, debemos pertrecharnos adecuadamente.

Luego miró a los nuevos rostros, como Mercer o Alya.

—Algunos nos conocemos, pero no a los nuevos aspirantes. ¿Qué podéis aportar? 

Agatosh escuchó la voz en el viento, y en seguida supo a quien pertenecía. Como no tenía nada que hacer, además de que así lo había dicho, acudió a la llamada del mago. Entró a la tienda cuando éste le invitó, se acomodó donde pudo (lo que incluía el suelo de ser necesario) y escuchó. Al acabar el elfo de hablar, le tendió el vial y suspiró. Permaneció unos minutos en silencio, dejando que el arcano inspeccionara el líquido, y cuando pareció creer haber dejado lo suficiente, comenzó a responder a cada una de las preguntas.

—Soy lo que ya has visto. Empecé como me ves ahora, y acabé así. No todo es alquimia, está en mi sangre, y yo lo he investigado y potenciado. No es cuestión de controlarlo o no... —Señaló el coletero que llevaba—. Es un sombrero de disfraz, simplemente lo mantengo oculto. —Se encogió de hombros—. Nadie busca más de lo que tiene delante, si no le dan motivos para ello. Y respecto a las pociones, si te refieres a mis extractos, si, los hago yo. Puedo hacer pociones, si conozco la receta. Y eso es, más o menos, lo que quiero, conjuros que pueda transformar en mis fórmulas. Un vistazo a tu libro me permitiría saber que puedo convertir y que no.

Tras la larga explicación de lo acontecido, Ildyra guardó silencio, bebiendo para refrescar su reseca garganta. Miró la dinamica de grupo, viendo si alguno era especialmente conflictivo. Al parecer a parte de algún pequeño roce de egos, nada especial, sólo querían demostrar sus habilidades.

-¿Por que ibas a querer beberte eso Abelgos? Como consejo, no bebas nada que no sepas lo que es, y si crees pero no estas seguro, tampoco. No querría tener que meterte una estaca en el pecho... -Aunque Ildyra sonreía y estaba claro que el tono era jocoso, su lenguaje corporal no acompañaba.

Tiró un palo con el que estaba jugando al fuego, y se levantó, golpeandose el pantalón para quitarle el polvo.

-Tengo entendido que los magos són los más aptos para crear objetos magicos, e incluso el más novato puede hacer pergaminos, si te doy los materiales ¿podrías hacerme algún pergamino o varita?

Mientras el resto hacia elucubraciones Cylina hablaba mentalmente consigo misma «Ahora resulta que todos son grandes expertos en magia o alquimia, y el resto debemos ser unos patanes que no son capaces de examinar un puñetero frasco de sangre». La exasperación empezaba a agriarle un humor ya de por si agrio. 

—¿Que parte de sangre de vampiro no habéis entendido? En ese frasco no hay nada alquímico, y claro que tiene magia es la sangre de un jodido vampiro y una magia muy poderosa además. En cuanto a lo que hace, ya os digo que para un nigromante eso es todo un tesoro y para el resto...— Se le vino a la mente la sensación que le había producido el simple hecho de oler aquella sustancia mientras la examinaba, sin mirarle señalo a Abelgos con el pulgar antes de continuar. —Pues digamos que si el chistoso se la bebiera de primeras sentiría tal éxtasis que seguramente se la pelase como un mono aquí mismo, y después no sé, pero me da que se sentiría bastante predispuesto a cambiar de bando por el de ese vampiro.

Las pullas se disolvieron en el aire. Una pena, tenían su encanto, aunque el semidrow se iba a ganar una visita a su ano. Ratas y fuego, eso siempre funcionaba. La conversación dejó paso a un tema más trascendental.

- Yo no sé si jugaría mucho con ese frasco tan mono que tienes ahí a bebérmelo. Si es igual de adictivo como el hechizo que me lanzó, puedes convertirte en una virgen extasiada que se siente en medio de una orgía Aunque examinarla no estaría de más, quizás nos aporte algo de información adicional sobre ese ser. No quise usar mis mejunjes potenciadores, odio bastante tomármelos, pero pueden ser de muchísima ayuda. E Ilydra, no soy maga y los pergmainos y varitas no son lo mío, pero con los materiales adecuados puedo crear pociones o incluso talismanes, como la diadema que llevo en la cabeza.

Alya dejó ir un suspiro, hastiada. No sólo no estaba consiguiendo entablar conversación con los que la rodeaban en absoluto, sino que además parecían ignorar sus palabras y, para colmo, ni siquiera prestar atención a las historias ni informes.

Estaban demasiado absorbidos en sus propias segundas voces como para prestar atención a lo que decían los otros...

En silencio, obviando la pregunta de Caidus, se levantó de su lugar junto al fuego y se encaminó a su tienda arrebujada en su capa, para descansar la noche antes de dedicar las alabanzas a su deidad que le correspondieran al amanecer. Sólo quedaba esperar el momento de la acción.

- Muchacho beberse eso es mala idea, lo se yo que de las cosas arcanas entiendo menos que de tener maneras finas, pero si sigues con esas idea me puedo transformar en algo muy grande y sujetarte, pero si te pones cachondo como comentas lo mismo te meto un par de guantadas.

Escucho a la chica de orejas puntiagudas sobre su habilidad para crear objetos mágicos y de un salto felino se puso frente a ella.

- ¿Así que fabricas cosas mágicas? Algo como un amuleto de armadura natural, puedo usarlo yo mismo, pero con un objeto es mejor, es decir, lo llevas siempre encima, menos gasto de poder. - se puso a rascar el suelo como intentando recordar algo - y hay otra cosa, algo llamado per...perma...¡permanencia! ¿Eso lo conoces?

"Alya, espera" quiso decir Vicnan en voz alta, pero no lo hizo.

¿Qué podía decirle? estaba tan preocupado como ella por los eventos de la región, en especial por la mención de los vampiros, criaturas que despreciaba con particular empeño. Pero, ¿cómo decirle que él opinaba igual que ella?.

Así que sólo la acompañó con la mirada y luego volvió a posar sus ojos en el fuego. Había algo inquietante en las sombras de todos los compañeros reunidos. La charla y el humor, el vino y la comida, alguna burla, algún negocio. Todos rodeados por sus propias sombras que se movían al vaivén del fuego crepitante.

"Como si una sombra mayor se extendiera por el mundo y no fuéramos capaces de verlo" pensó.

Las advertencias y los comentarios sobre beber esa vial de sangre volaron, todos tenían una opinión aunque solo la de pelo blanco parecía saber sobre las propiedades y efectos que es lo que preguntè.  Sus malas maneras no me gustaron nada, parecía que hubiese cenado clavos en vez de lo que nos sirvieron al resto, si era así normalmente no necesitaría beberselo para cambiar de bandom

Me quedé mirando el vial que baila entre mis dedos, sonreí e hice el amago de beberme el contenido entero de un solo sorbo. Sonrío, nuestro que está entero para que vean que es una chanza y lo guardo.

-En caso de volver a Norul, más os vale prepararos para enfrentarse a un aventajado mago, un vampiro, gente inocente controlada y alguna sorpresa más.

El elfo cogió el vial y comenzó a estudiarlo. Cuando Agatosh terminó de hablar, Caidus seguía analizando el frasco. Unos minutos después, depositó el vial en un soporte y le aplicó varios conjuros.* Una vez acabado, hizo unas anotaciones.

Después, observó al alquimista descaradamente, tratando de escudriñar la naturaleza de su sorprendente compañero mientras recapacitaba sobre sus palabras. Si la información recibida era suficiente o no, es algo que se reservó para sí mismo. Entonces le devolvió el grial.

—Debo comprobar unas notas. Quizás averigüe algo más. Ahora, ven.—dijo a la vez que hacía una señal a Agatosh para que se acercara.

El mago extrajo de su bolso un libro. Sin soltarlo, explicó a su compañero sobre los hechizos que podían interesarle con detalle de sus efectos. También que podía hacer algún pergamino. Por último, le pidió presenciar la conversión de los conjuros a pócimas.

Desde luego, se presentaba una mañana productiva.

- Uhmmm, luego hablamos, Balthor, quizás pueda ayudarte. ¿Podríais prestarme el vial un momento? 

Se espero a su respuesta. Una vez en su mano, sacó unos pocos instrumentos de alquimista e hizo una mezcla de dos compuestos. La mezcla no tardó en pasar por su gaznate. Al instante, su poel se volvió mas quebradiza, su cara se surcó de arrugas, como si fuese una semielfa ancuana. Como odiaba aquello.

A continuación empezó a examinar el líquido carmesí, moviendolo de un lado a otro y estudiándolo con varios filtros de color.

—Así es, Ildyra. Los magos somos los más adecuados, aunque no los únicos. Puedo preparar pergaminos y construir algunos objetos maravillosos, pero varitas no. Como Aerin, creo. Sin embargo, sólo estaremos 4 días aquí. Tres de ellos ya los tengo ocupados.

Luego se dirigió a la mujer de pelo blanco.

—Cylina, cada gota de conocimiento que tengamos nos ayudará a enfrentarnos a nuestro enemigo con más probabilidad de éxito. Ignorarlo o jugar con el vial—dijo mirando a Abelgos—de necios.

Mirando a todos alrededor de la fogata, hizo un ofrecimiento.

—Si alguien necesita un pergamino, que me lo haga saber*

Tras observar el libro, sin hacer ningún comentario en caso de que Caidus decidiera ocultar algo, fue señalando varios de los hechizos—. Estos podría aprenderlos, si me dejas un poco de tiempo para transcribirlos. Mas adelante, si no te importa, también te pediré que me muestres este de nuevo. No me importa que me observes, pero te aburrirás; copiaré lo necesario y luego, simplemente, lo traspasaré a fórmulas, cantidades, temperaturas y demás. Por último, probaré a crear una y me la beberé, a ver si surte el efecto deseado —Observó al mago—. ¿Has descubierto algo del vial? Aunque deberíamos ir a ver a Aerin, seguramente ya habrá sacado conclusiones también.

Se me escapa gesto de desagrado cuando Aerin se vuelve una vieja pelleja. ¿Sería su verdadera forma? A saber pero acaba de perder el interés en ella por el momento. 

Respondo al ser llamado necio con una mueca juguetona para luego ponerme en pie.  -Ya que nadie cuenta chanzas, no hay apuestas, desafíos y puedo encontrar mas alegría en un cementerio que aquí... el necio va a adjuntar el vial de sangre junto al resto de pruebas e informe. Luego de eso me voy a por otra cerveza. -El grupo le hace cambiar constantemente de humor y eso era agotador, necesito el néctar de los dioses para equilibrarme o caer inconsciente.

No tardé mucho en irme y volver a hacer acto de presencia con dos jarras en las manos, una para mi y otra para Mercer. Me puse a su lado y se la ofrecí. -La has pagado tu, yo me la bebería. Si me la bebo yo empezaré a encontrarte atractivo. --Era mi forma de decir gracias por el préstamo.

Aceptada o no lo jarra, volví a mi lugar, junto al cobijo del fuego y es entonces cuando me doy cuenta que una de las chicas se ha ido. -Si que logra pasar desapercibida, si.-

Lo que estaba siendo un momento agradable se tornó incómodo cuando las bromas e historias se convirtieron en una discusión sobre el vial de sangre de vampiro. En ese momento pudo distinguir con claridad quienes eran los cautelosos y quienes los impulsivos del grupo, para saber con quienes tendría que estar más atento si en algún momento le tocaba compartir equipo para una misión. Había dos polos opuestos, ejemplificados por Alya y Abelgos. Alya era precavida y seria, aunque tal vez demasiado de lo último. Por otro lado Abelgos, quien parecía temerario, tal vez en extremo. Mercer se consideraba un punto medio, así que sabría como actuar si estuviera junto a cualquiera de los dos. Eso sí, no quería ni imaginar las discusiones si esos dos tenían que convivir seguido. 

Notó como la chica se apartó del grupo, tal vez frustrada por los comentarios, así que decidió que lo que mejor podía hacer era no opinar respecto al vial. No le correspondía y así se evitaba generar malos rollos con unos u otros. Ya llegaría el momento de tomar decisiones en las que su opinión tenga peso, pero este no era el caso. Aunque si alguien le preguntaba lo más sensato para él era llevar el vial donde algún superior, que seguro ellos sabrían que hacer. 

Afortunadamente Abelgos no continúa con la discusión y más bien regresa con una cerveza que le ofrece y Mercer la acepta de buena gana. —En ese caso me la tomaré con gusto, para evitar... complicaciones. — Bromea. —Si algún día te veo beber de más me aseguraré de dormir con la espalda segura, no vaya a ser que te tienes. — Añade y le da una palmada amistosa en la espalda. Ese era el ambiente que le gustaba, bromas y camaradería. Los problemas debían dejárselos a los que mandaban, para algo tenían esos cargos. 

La conversación, tras los reportes y el tema del vial, se había apagado, y Agatosh estaba cansado, así que al cabo de un rato más, tras dos jarras de cerveza que se bebió con demasiada premura, se levantó y desperezó. El día había sido largo y la noche empezaba a pesar. La mañana siguiente, además, tenía intención de pasarse a por el frasco y visitar a Caidus, por lo que necesitaba tener la mente despejada. Aerin sería la segunda parada de su jornada, tanto para explicarla algunas cosas como para que pudieran, entre los dos, sacar similitudes entre los extraños líquidos. Por todo esto decidió irse ya a su tienda y descansar.

—Yo me retiro —se despidió—. Nos veremos estos días, hasta que decidan que hacer con nosotros. —Hizo una ligera inclinación, dedicó una última mirada a la bruja y alquimista, y se alejó de allí

Pues llévate esta. -Dije señalando mi regazo y entrepierna con una sonrisa de oreja a oreja. -Y que sueñes con los angelitos. -Me llevé rápidamente la jarra a la boca para ocultar la sonrisa que ahora era tensa, la típica cuando un niño es sorprendido tras una travesura.

¡Ja! Muy gracioso, sobre todo lo último. No se dio la vuelta pero, mientras se iba, se le escapó una risotada.

- Pues nada todos a dormir, mañana será otro día emocionante de vigilantes, los que lo sean claro, pero aunque no sea vigilante puedo pegar muy bien. Bien Aerin, seguro que puedes fabricar cosas impresionantes.

El grupo parecía poco unido, algo malo si se peleaban contra cosas muy poderosas, pero seguro que era solo por la difícil misión que habían acabado.

Sin mas se enrosco en su forma gatuna y se durmió junto a la hoguera.

Aunque aún había gente en alrededor de la hoguera, algunos se habían ido ya, apagándose el interés de Caidus en lo que pudiera suceder a partir de ahora.

—Bien, yo también marcho a dormir. Hay mucho que hacer estos días.

Tras levantarse y hacer una leve inclinación de cabeza, se fue acompañado de su jerbo a su tienda de campaña. Mañana sería otro día, más tranquilo que los últimos, pero de mucho provecho.