Partida Rol por web

La hija de Chronos

Jornada 4: Espejito espejito

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11/11/2017, 15:13
Dastan

—Somos viajeros y avanzábamos por el Reino Eterno en nuestra búsqueda, en dirección al castillo y a la capital.  —sonrió Dastan. 

Era muy extraño que la chica no pudiera recordar a quién llevaba los pastelillos. Dastan se preocupó al momento, pero no quiso preocupar a la chica. 

—Aunque no se los lleves, debes ir con esa persona y hablar con ella, tu compañía seguro que es todavía mejor que los pastelillos. 

Mike se comió otro. La abuela que estaba al lado también se interesó por la chica, pero todavía no se había presentado. 

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11/11/2017, 16:23
Komori-san

 

La abuela Komori sacó un cordel, ató un nudo en medio y sostuvo ambos extremos en sus manos.

Mira, este es tu inicio, movió su mano izquierda, y este era tu destino, movió la mano derecha.  En medio, en el nudo, está este lugar en el que se te cayeran los panecillos.  

En todo parece que siempre tiene que haber un cordel, aunque no lo veamos.

¿Que es lo que te acuerdas de donde venías o donde ibas?   

¿Si seguimos tus huellas hacia atrás... miró el camino... a donde nos llevarían

 

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12/11/2017, 11:28
Detlef

Detlef se dedicó a ir recogiendo los pastelillos y pasándoles la manga por encima con disimulo. El efecto final no es que mejorase mucho los pastelillos, y menos aún la manga de su camisa, pero no se sentía a gusto no haciendo algo, y además no se le daban bien las chicas que lloraban. Le producían una desazón intensa que no mejoraba sus habilidades de conversación, que ya de por sí no eran una maravilla. De modo que se afanó en recoger tantos como pudiese mientras dejaba que los demás atendieran a la jóven, que tampoco era cosa de agobiarla...

Algo le llamó la atención. ¿No recordaba a quién se los llevaba? Hm, qué raro. ¿Cómo se olvida uno de algo así? Especialmente ya que su reacción demostraba que esa persona era alguien importante para ella, si no no estaría tan disgustada. Bueno, Holger von Eppendorf postulaba que la amnesia anterógrada podía darse a veces por motivos emocionales con poco o ningún trauma físico externo, pero... ¿para algo tan específico? Hmmm...

Detlef decidió dejar eso para más adelante. Prefería no agobiar más a la pobre Nanimono- así se llamaba, por lo visto- que ya debía tener bastante con lo que tenía. Se acercó al grupo.

He recogido todos los que he podido. Bueno, no parecen muy apetecibles ahora mismo pero, eh, no sé. ¿Quizás esa persona se sentirá bien de saber que pensabas en ella y que le hiciste algo con cariño, aunque los accidentes pasen? Recuerdo haber leído en un ensayo de Amélie Bois-Chartres que el sentimiento con el que se cocina es tan importante como la ejecución, al menos en...- Detlef se dió cuenta de que estaba empezando a meterse en una diatriba de las suyas y de que algunos ya le miraban con cierta cara de "¿Qué?" y decidió que tenía que empezar a ser más directo y enrollarse menos.

Eh... bueno, da igual. ¿Recuerdas al menos dónde estaba esa persona a la que ibas a ver? Si vas hacia la capital, quizás todavía podamos hacer algo... hmmm, a ver, repostería del reino del Peligro, creo que... a lo mejor tengo algo por aquí, ¿dónde había oído yo que...?- empezó otra vez, sacando sus notas y pasando páginas arriba y abajo buscando quien sabía qué.

Esta claro que a veces ni el Camino cambia a alguna gente...

 

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14/11/2017, 00:05
Selenne

Las palabras de Nanimono eran muy extrañas, ¿cómo puedes olvidar tu objetivo de repente? - No te preocupes, yo muchas veces voy a la cocina y al llegar no recuerdo qué es lo que buscaba.... y al poco, ¡Lo vuelvo a recordar! - Eso le había pasado a todos y era lo único que veía relacionado con lo que le había ocurrido a la chica.

Dastan y la anciana trataron de ayudarle a recordar, Detlef juraría que también lo intentaba pero no entendía la mayor parte de sus cavilaciones, por lo que asintió a las palabras de sus compañeros. - Nosotros podríamos acompañarte, ¿verdad? - Se dirigió a la anciana. - ¿Vendría con nosotros, señora?

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14/11/2017, 20:56
Nanimono

La chica asintió a lo que dijo Dastan, lo de ir con esa persona, el problema es que no sabía con quién debía ir. ¿A quién llevaba los pasteles? ¿Y de dónde los había sacado? Ella aseguraría que los había cocinado, pero no podía decirles a aquellos viajeros que tampoco estaba segura del todo de ello. Sentía esos pasteles como suyos, así que debían serlo.

-No recuerdo mucho… ¿dónde vais vosotros?- miró con curiosidad el cordel que Komori-san tendía frente a sus ojos. Ella no veía las cosas como si fueran una línea recta, pero Nanimono era educada y no reprocharía la teoría de aquella amable mujer.

Sonrió a Detlef por el gesto. Claramente no estaban comibles aquellos pastelillos, pero era un gesto muy amable el recogerlos.

-Gracias…- dijo más animada y también le agradeció sus palabras a Selenne. –Quizás en la ciudad me acuerde de algo- señaló el castillo. –Esa ciudad es muy grande y quizás encuentre a quien busco… O no.

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15/11/2017, 14:02
Komori-san

 

Mmm, que extraño. -dijo Komori-san, de forma pausada, como meditando en cada eme.  Tenía una voz un poco carrasposa, seguramente traída por el clima de su último viaje.

Será por mi edad, pero tiendo a mejor recorrer el pasado para reconocer las cosas.   Mi sugerencia sería recorrer hacia atrás tus huellas.  Esas sí los podemos ver. Así sabríamos de donde vienes, y podríamos avisar a tu familia, o descubrir claves de hacia a donde íbas. 

Meternos a la ciudad sólo sería meternos más profundo en lo que no conocemos.  Sería seguir huellas aún no hechas.  -Algo muy de los Maravilleanos, así que se sentía en casa con estos viajeros, pero ella prefería comenzar siempre por lo razonable primero.

Tomó el cordel, y se lo dio, sonriendo ante el amable no-comentario de Nanimono hecho sólo con su mirada baja y el respetuoso silencio.   Si, probablemente la respuesta sea más enredada que esto.  Se rió.  

 

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15/11/2017, 14:10
Dastan

Dastan sí le veía el sentido a lo que decía la abuela. Pero la pobre chica no conseguía recordar. Se acercó a la mujer que quería ayudar también mientras el resto de compañeros consolaban a la muchacha. 

—Hola, señora. Soy Dastan y lidero a este grupo de viajeros. Somos Detlef, Kivo, Sasha y Selenne... Podemos tratar de ayudar todos juntos a esta chica —Se presentó a la espera de ser correspondido. 

—Pienso que aquí hay pocos lugares de donde pudo venir. Quizá acudiendo a la ciudad recuerde donde hizo los pastelillos. 

 

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15/11/2017, 14:16
Komori-san

 

Mucho gusto Dastán, chicos. Les dijo, inclinándose en una pequeña reverencia a modo de saludo. 

Mi nombre es Komori, vengo desde el País de las Maravillas, mapeando nubes.  Soy meteomaga, como pareces serlo tu también.   Su mirada de lado lo examinaba, con ese estilo revisor que sólo tienen las abuelas.  

Si, seguir sus huellas de regreso, creo que sería la clave.  Levantó y pegó dos veces en el suelo con su bastón de forma de dragón de primavera para dar ánimos.   Pues a ponernos en movimiento miniña.

Mirá, ahí están tus huellas últimas, antes de que cayeran tus pastelillos.  ¿Donde es que están las anteriores?  

 

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15/11/2017, 15:09
Sasha

¿Qué era ese eco lejano? Ah si... la conversación y cavilaciones de mis compañeros. El agotamiento y la distracción frecuente,  me impedía focalizar la concentración la mayoría de veces. Y me dispersaba... Pero algo pasa, un olor, un Mike yendo al olor, un yo yendo al olor...

¡Pastelitos! Golismeo los pasteles junto con Mike, y no es hasta que levanto la mirada cuando veo que hay mas gente. Una chica y una anciana. La primera estaba triste. Normal, acababa de tirar al suelo unos pasteles que olían tan bien...

Detlef se los recoge, pero no sin que antes yo cate aquel manjar.

Eftan fuenos.... - a boca llena, con gusto. Pero luego soy yo la que pone cara larga. ¿Aun no íbamos a descansar? Jo... Estaba muy cansada. Me tengo qeu consolar con que, si la acompañaba, su lugar de origen me llevaría a donde hay más pasteles... - Yo quizá pueda olfatear... Soy buena rastreadora.

 

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16/11/2017, 13:47
Kivo

Kivo se había mostrado cortés al no comerse los pasteles que no eran suyos, pero precisamente por eso le costaba mantener la atención en la conversación que estaban teniendo los demás. Sobre todo cuando Mike metió el hocico para comerse algunos.

Eso fue un poco como darse cuenta de que se podía picar algo. A nadie parecía importarle. Se agachó con la lengüita asomando y tendió la mano a por un rollito de frutas escarchadas. No tenía mala pinta y se había ensuciado poco. Lo estba casi rozando con los dedos cuando, de pronto, Sasha metió la zarpa y se lo llevó para tragárselo en dos bocados.

—¡Eh! Pe... pero...

Había uno de merengue de margaritas. Estiró el brazo, ¡Mike lo pilló antes!

El de dulce de leche. ¡Sasha otra vez!

Al milhojas de piricuelos maduros se le había pegado un plumón, pero si lo soplaba seguro que seguía siendo comestible. Se relamío, pero ¡Sasha!

—¡Ey! Que yo...

La redecilla duendera melosa. ¡La abuela aquella!

—¡Pero si yo...!

Se arrodilló buscando algún pastel libre entre toda aquella tormenta de manos. ¡Sasha! Vio rodar una trufa de chocorosa y almendritas y se lanzó a gatear tras ella. ¡Mike!

—¡No!

Era el colmo. Se sentó en el suelo con brusquedad y haciendo pucheros.

—¡Noooo! ¡Yo quiero! ¡No me dejan ningunoooooo!

Alguien dijo de ir a una pastelería o algo así. Kivo se levantó, se sorbió los mocos y se limpió con la manga.

—¡Sí! ¡Hay que ir! ¡Vamos ya!

 

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21/11/2017, 16:43
Naga

Sasha se comió los pastelitos e hizo reír a la joven con ese gesto. Compartió plato con ella Mike y entre ambos no dejaron nada para Kivo. El pobre se había quedado con antojo de dulce, pero seguro que en el Reino Eterno habría una buena pastelería donde reemplazar los pasteles.

Así marcharon todos hacia la ciudad, que cuanto más cerca estaba, más imponente era. Al pasar su portón exterior pensaron que hasta un gigante entraría por ahí sin problema ni necesidad de agacharse para ello. ¡Era enorme!

Iban a comentarlo con Nanimono, porque lo mismo la joven había visto alguna vez un gigante. Decían que se encontraban al norte de los Trece Reinos y que daban mucho miedo, aunque eso seguro no era cierto. Seguro que eran exageraciones de las gentes del norte, como todo el mundo que tiene miedo de lo desconocido. Pero al girarse hacia donde ella estaba, ven que ha desaparecido. La joven ya no caminaba con ellos. ¿Dónde se había metido?

Qué raro, quizás se había acordado donde ir y se había marchado sin más. Deberían seguir con su camino, ¡tenían mucho que hacer! Seguro que la reina Blancanieves o algún vecino podía contarles más sobre sucesos extraños relacionados, si es que pasaban por todas partes. Puede que eso les llevara hasta la hija de Cronos… Pero antes, tuvieron que pasar por unos ricos pasteles para calmar aquel antojo de dulce que Nanimono les había dado con sus deliciosos pasteles.

  

Notas de juego

Gozáis de la bendición del relato de la amabilidad. Contáis con +1 grado a ESP hasta el final de la sesión.

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21/11/2017, 21:20
Komori-san

 

¡Hahahjajaj!  Rió la abuela Komori cuando reparó que Nanimono había desaparecido.  Levantó el cordel que había sostenido en sus manos, al que le había atado un nudo en medio, y que juntaba de donde venías y a donde ibas, se le quedó viendo un segundo, bajó la mirada, y ¡lo lanzó al aire!   

¡Jeje!  Se le veía de lo más divertida con la lección, implícita o explícita, que les había dejado la niña o espíritu.  Vio por un rato como el viento se llevaba el ligero cordel hacia alguna cañada de las que rodeaban la ciudad, a atorarlo en alguna rama.  Buen viaje, niña de los pasteles.  Visítanos de nuevo cuando quieras. 

Se volteó a sonreírles, con su dentadura incompleta, a los que compartían el viaje con ella.  Apoyó su bastón en el piso y siguió andando hacia la ciudad, riéndose por lo bajo de cuando en cuando.

 

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22/11/2017, 21:47
Selenne

Al pasar por el gran portón no pudo evitar observar cada detalle boquiabierta.  A pesar de haber leído bastante sobre ella,era tan distinta a todo lo que conocía que su imaginación no le había hecho justicia. - ¿Es tan grande para sobrecoger a los visitantes? ¿o realmente tenía una utilidad en el pasado? - Se giró para comentárselo a Nanimono, pero había desaparecido, retrocedió unos pasos y la buscó por los campos en el exterior poniendo la mano como visera. - Pero, ¿dónde está? - Al no encontrarla regresó con el resto.

Una vez con todos de nuevo, al parecer, a la anciana le hacía mucha gracia la situación, algo que ella no alcanzaba a entender, le miró extrañada y le devolvió una confusa sonrisa. - ¿No es todo muy extraño? - Comentó en general para el resto.

Ella no estaba especialmente hambrienta pero no podía oponerse a la idea de comer unos deliciosos pasteles, sus pasos y en especial el olfato de Sasha les guiaron a una bonita pastelería. En la vitrina exterior se podían ver todo tipo de pasteles: con nueces, de frambuesa, algunos tenían una cubierta de crema de fresa, otros de nata. - ¿Os suena alguno de estos a los que llevaba Nanimono? Quizás ellos sepan algo de ella. - No esperó mucho para entrar, pero ya se le habían adelantado la mayoría de los del grupo, impacientes por probarlos.

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23/11/2017, 11:07
Kivo

¿La chica se había perdido al entrar en la la ciudad? ¿O de verdad había desaparecido? Kivo no lo tenía nada claro, pero sí se sintió bien, satisfecho en su alma oobi. Notó cierta calidez de espíritu, un agradecimiento extraño, tibio y amable, como una recompensa por sus esfuerzos.

—¿Tú también lo notas, Mike?

Pero esa sensación se quedó ahí, dentro de su corazón, y muy pronto de olvidó de ella aunque no dejara de sentirla. La recompensa que secuestró toda su atención era la del dulce. El aroma de la calle de las pastelerías que había intramuros le cautivó y lo siguió casi flotando. Todos fueron, en realidad, hasta encontrar un escaparate fabuloso donde podrían satisfacer ese antojo de pasteles que Nanimono había hecho nacer en ellos.

—¡Quiero todos! ¿Cuál te pido, Mike?

Mike quiso una docena de buñuelos de colores y algunas marmalenas de pistacho. Kivo a buscarlos y, de paso, a preguntar por si alguien conocía a Nanimono.

Sin embargo, en realidad Kivo sentía que nunca más volvería a verla, o al menos no como la habían conocido, porque esa sensación que había dejado en él pertenecía a otro mundo. Ella, por lo tanto, no estaba desvalida, sino atenta y cuidadosa como aquella majestuosa ave que los bendijo, hacía tiempo ya, cuando quisieron salvar a Mö en el templo Mitsunobu.

¿Tenían, acaso, a un hombre-dragón guardando sus pasos? Kivo sonrió, cómplice, al ver una tarta decorada con mil coloridas y vibrantes plumas de azúcar, y supo que esa era la que quería.

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23/11/2017, 11:46
Dastan

Dastan se había alegrado de conocer a otra meteomago, y más en una aventura (porque encontrar a quién llevaba los pastelillos Nanimono era una aventura, no todas eran de luchar y vencer) y acudió con ella y el resto de su grupo hasta la gran ciudad. Sin embargo allí la chica desapareció, dejandoles a todos una simple sensación dulce y agradable. 

—Espero volver a verla... —musitó. 

Todos se precipitaron en la pastelería y mientras comían pasteles, que hoy sabían mejor de lo habitual, reparó en que estaba cansadísimo, y alguno de sus compañeros estaba igual.

—¿Buscamos una posada donde poder sentar nuestras cansadas espaldas? Allí quizá podremos escuchar rumores y enterarnos si aquí pasa algo relacionado con nuestra búsqueda. 

Miró a la anciana, una meteomaga más les vendría muy bien a la hora de encontrar a la hija de Chronos, ¿estaría interesada en ello? ¿Le habrían caído lo suficientemente bien? 

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24/11/2017, 14:48
Sasha

No me quedo tan perpleja como el resto de la desaparición de la chica de los pasteles. Lo cierto es que camina tan ensimismada en aquellos olores y pensamientos que llenan mi cabeza de dulces, y mas dulces... Que no me extraña para nada que la chica llegado un punto haya decidido marcharse, cambiando de opinión. Incluso se haya despedido de sus compañeros, pero ella no se haya dado cuenta.

Ah... ¿pero que no se ha despedido? - pregunto arrugando el entrecejo. Qué mal educada, se va sin decirnos donde había sacado esos pasteles tan ricos. Aun puedo sentir el saborcillo en el paladar, como si todavía los estuviera saboreando. 

Pero algo llama mi atención y tengo que alzar un dedo. ¡Ese olor! ¡Dulces! Camino sin demora hacia el origen de tales delicias. 

Si, estoy de acuerdo - asintió a Dastan. Siesta y pasteles. Los dos pilares de su joven vida.

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25/11/2017, 11:42
Detlef

El camino hacia el castillo siguió sin más incidentes, mientras hablaban entre ellos y con Nanimono, intentando tener una imagen más clara de lo que ocurría, aunque la chica parecía que realmente no conseguía recordar nada. Bueno, con suerte eso se arreglaría cuando llegasen al pueblo. Finalmente no había localizado nada en sus notas sobre repostería típica de este lugar. Eso habría que arreglarlo, si tenía un rato libre. Pero después de la siesta. Y de investigar sobre la hija de Cronos. Sí. Pero primero siesta. En el camino, su cuerpo no le retrasaba continuamente, y eso no era buena cosa. No tanto ya por él, sino por el resto de sus compañeros. Tenía que llevar mejor el ritmo, y para eso había que leer menos y descansar más.

Bueno, leer solo un poco menos y descansar algo más. Tampoco había que pasarse.

De vez en cuando le echaba un ojo a la anciana que se les había unido. Una meteomaga, ¿eh?. Sonaba interesante. Se expresaba de una forma peculiar, lo que probablemente quisiese decir que también pensaba de esa forma. Pero parecía amable, y Detlef suponía que uno no llegaba a vivir hasta su edad sin aprender unas cuantas cosas. No estaría mal que se les uniera. Aunque el joven no estaba acostumbrado a viajar en compañía- o de ninguna manera- había aprendido pronto que en camino, los números cuentan. No solo por seguridad, que también, sino porque así era mucho más entretenido.

Entre pitos y flautas, habían llegado al enorme portón. Detlef se volvió a ver cómo le iba a Nanimono y quizá a animarla un poco diciendo que seguro que aquí alguien lograba echarle un ojo a su pérdida de memoria. La Academia Paracelso de estudios somáticos tenía una sede aquí, era donde se había formado la famosa Promoción de las Hojas, cuyas investigaciones sobre memoria gestáltica habían...

Eh, bueno, esa parte mejor se callaba antes de que matase al resto del grupo a bostezos. Nos quedamos con que había alguien que podría ayudarla...

...o no, porque la joven había desparecido.

Eh... ¿y Nanimono? Juraría que estaba aquí hace un minuto...

Iba a volver sobre sus pasos a buscarla, pero algo le hizo volver la cabeza hacia el cielo. El sol brillaba en lo alto. Entrecerró los ojos y notó el calor en la cara. Pero tenía una cualidad diferente. Era una sensación plácida y amable que se extendía por su cara, pasando por el cuello y el pecho y envolviéndole. Era como sentarse en un lago calentado por el sol, o el viento templado del desierto soplando quedamente entre las tiendas. En realidad no había experimentado ninguna de las dos cosas, pero de algún modo sentía que sabía cómo se sentían.

Claro... debe ser eso...

Sí, algo había leído. ¿Importaba? No. Por un momento se olvidó de ello y simplemente disfrutó de la sensación, dándole las gracias a la chica de los pasteles en su fuero interno.

La sensación se fue como se había ido y vinieron otras más mundanas. Como la de sus riñones y sus piernas pidiendo misericordia. O la de su estómago recordándole que seguía ahí y que últimamente no le había hecho caso. El resto del grupo parecían ser de la misma opinión.

Algo me dice que Nanimono ya ha encontrado su camino- le comentó a Selenne. Tú también lo sentiste en el momento que desapareció, ¿no? Esa calidez. Creo que estará bien, ¿no lo crees tú también? Si no, algo me dice que volveremos a vernos.

Sonrió. Mike no se había equivocado con ella. La chica tenía buen corazón. Y el tenía un estómago que reclamaba atenciones, así que le echó un ojo a las filas de muffins, tartaletas y pastelillos. Muffins de arándano, de moras, de limón, de chocolate y hasta de dos chocolates. Los de mora le gustaban mucho a Helva, el color oscuro del relleno le hacía una especie de sombra sobre los labios cuando los comía que quedaba muy bien con el color natural de...

Por un momento, el recuerdo hace que la cara de Detlef se vuelva tan roja como alguna de las tartas de frutas, y decide dejar los muffins para otro día y centrarse en cosas menos... nostálgicas. Las tartaletas tenían muy buena pinta, se decidió ausentemente por una de naranja, y buscó con la mirada algo que complementase y... ¿eh? Oh, no. No puede ser. ¿Tenían strudel de verdad? ¿No le engañaban los ojos? Cielos, no había probado uno decente desde que salió de Baviera. Se pidió dos. Ya los quemaría caminando.

Mientras tragaba a dos carrillos (si, el strudel era auténtico. Tenía que llevarse un par para el viaje. O veinte), escuchó a Dastan y Sasha hablar de buscar posada, y le faltó tiempo para unirse.

Sí, por favor. Tengo los gemelos y la espalda hechos fosfatina. ¿Usted también necesita buscar posada para la noche, señora?- preguntó a su nueva compañera. Si es así, ¿por qué no viene con nosotros?. Cuantos más seamos, más fácil será recuperar el camino si nos perdemos. Y una maga no nos vendría mal si tenemos que buscar a la hija de Cronos... ¿Y por qué no? ¿No le habían recogido a él de la misma manera?

 

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25/11/2017, 14:41
Komori-san

 

Si, seguro jovencito.  Con gusto los acompaño, yo misma debo buscar donde quedarme.  

Claro, antes tengo que pasar a saludar allá en la embajada del Reino de las Maravillas.   La reina Lidell insiste que lo siempre lo debemos de hacer, por si nos metemos luego en problemas y nos necesitan ir a ayudar.  No se porqué lo piden, nosotros nuunca nos metemos en problemas. 

Probó un cocol, mmmm, que delicia de olor salía de ese pan con anís. Buscó entre los anaqueles, mirando de lado a lado, algunos panecillos que se vieran lo más parecidos a aquellos que había tirado Nanimono. 

Mmm, hm,jm, ¿estos serán? 

 

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28/11/2017, 14:59
Naga

El Reino Eterno era uno de los más prósperos de los Trece Reinos gracias a la reina. Todos pudieron comer y comprar lo que gustaron, pues la tienda tenía de todo. O casi todo, Mike parecía querer unas marmalenas de pistacho y no había. El empleado miró con cierta consternación al pony con jersey.

-Lo siento, amigo. Los pistachos que vienen del norte del Reino están retrasando su llegada. Dicen que allí andan las cosas como congeladas. La reina se está encargando del problema- explicó el tendero. –Por suerte tiene a su espejo mágico que es muy sabio…

Todo el mundo en los Trece Reinos sabía sobre el espejo mágico de Blancanieves. Se lo había quedado tras derrotar a la bruja negra y ahora era su mayor consejero. Se decía que poseía todos los saberes del mundo y por eso había que usarlo sabiamente. Además no mentía nunca, decía la verdad fuera algo bueno o algo malo.

 Eso hizo pensar a los viajeros que quizás él sabía ciertas cosas, como dónde encontrar a la hija de Chronos. Eso les vendría bien, que les dieran alguna indicación en su viaje pues se sentían algo perdidos.

El pastelero les indicó hacia dónde se encontraba el castillo en caso de querer ir, aunque era evidente debido a lo enorme que era. También les aconsejó una buena posada donde pasar la noche. La llevaba su hermano Jun y seguro sería muy amable con ellos, tratándoles como merecían. Le gustaba mucho tener una buena afluente de viajeros que le contaran sus historias.

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28/11/2017, 17:26
Dastan

Detlef también estaba para el arrastre, como Sasha y como yo... y quería descansar, la señora se nos unió casi al momento, aunque quería ir a la embajada. 

—Nosotros nos quedaremos en la primera posada que encontremos. Si quiere le reservamos una habitación —sonrió

Les vendría bien alguien así, alguien sabio, para que les guiara y ayudara. Enseguida consiguieron encontrar una buena posada. 

—Iremos a la posada de Jun, mañana podremos investigar algo más sobre como está el norte del Reino... parece que las desgracias también llegan hasta aquí. Si no encontramos nada, lo único que nos queda es el espejo mágico... que deberíamos tener en cuenta. 

Miró a sus compañeros por si alguno tenía otra idea.