Partida Rol por web

La palanca se oculta tras unos barriles. No estaba muy escondida por lo que ha sido fácil detectarla. Sin perder más tiempo Caesar la acciona y al instante las rejas de la celda comienzan a subir dejando, al fin, en libertad a los niños.

Los niños salen de la celda, sin saber si lo que está ocurriendo es verdad o es un sueño. En cualquier caso, se acercan a la elfa salvaje que es la que está más cerca de ellos. Los muchachos al fin se encuentran en buenas manos.

El objetivo principal está cumplido, y aunque parece estar todo cumplido aún quedan dos seres más que escaparon. La hermosa bandida con su mano repleta de anillos y aquel trasgo que parecía ser algo más astuto que el resto de su calaña. Por los alrededores está todo tranquilo, pero ya sabéis que este Bosque* es mucho más peligroso cuando llega la noche, pero por suerte el Sol os acompaña allá arriba y aún quedan algunas horas para que se esconda.

Es un humano de cabello corto y rizados, su cota de malla está completamente ensangrentada al igual que su rostro y sus manos. No sabes cuanto tiempo llevará en esa situación, pero lo que está claro que necesita atención urgente. El hombre jadea mientras se arrastra con la ayuda de sus brazos hasta que una voz (la tuya) le hace alzar la vista con esfuerzo.

-¿Qué...q-quienes sois...?- Pregunta con una mano cruzada sobre su estómago.

 Cuando el valletano había encaminado los primeros pasos hacia el pueblo siente como el elfo habla con alguien, entonces para para mirar a quien habla.

 - Con quién hablas? Que dices?- Entonces ve al elfo acercarse a un cuerpo tumbado.

 Vuelve soblresus pasos y se acerca al cuerpo caído.

Minsk, con un agudo sentido, vuelve el estoque contra su compañero Quérelar apuntando a su estómago, sin quererlo, y con una cara al parecer bastante enfadada.

¿No te ibas...? venga largo, quizá te necesiten. Nos reuniremos esta noche en la taberna en la que hemos pasado la noche, ¿entendido?

Luego, envainando el estoque se dirige hacia el herido, preocupado.

Soy Minsk, venimos con uno de los guardias de la ciudad, ¿recuerdas que te ha pasado?

En cuanto los niños se acercan a ella, lo primero que hace es examinarlos uno por uno para asegurarse de que ninguno está herido.

No os alejéis de mí, id siempre de la mano y avisadme si alguno de vosotros se pierde, entendido? les dice con voz tranquila y dulce para que no se alteren cuidaremos de vosotros hasta que estéis de nuevo en casa

 El valletano retrocede un par de pasos. Mirando la punta del estoque como si de una víbora se tratara. Luego mira al elfo a los ojos, en los ojos del valletano no hay temor.

 - Tú mismo, elfo. Aquí se separan nuestros caminos. No es que haya sido un placer, pero si una experiencia. Que tus dioses te guarden, mas yo no lo haré- La voz de Querelar es clara, un tanto gélida.

 Sin decir más el humano enrastado se dirige al pueblo.

El hombre está tendido en el suelo y con una de sus piernas atrapada por la propia roca que salió escupida del pasadizo. Su rostro está cubierto de sangre y hace intentos inútiles por liberarse mientras dice, después de escuchar la presentación del elfo:

-¡E-esperad....!- Gime por culpa del dolor y alza la vista hacia Querelar, tratando de llamar su atención.

Con tu ayuda y con la del muchacho los chicos se cojen de las manos y no se seperan de ti, excepto uno. Carraspea y las primeras palabras le cuestan salir:

-¿V-váis a llevarnos a casa?..- Pregunta. Pero más bien te parece una pregunta timida y algo te dice que esa no es la pregunta que realmente quiere hacer, ya que sabes que el muchacho se ha dado cuenta de como estabas "avistando" la zona mientras tratabas de calmar a los chicos.

Ante las palabras del alarmado joven que yace atrapado por la roca, Querelar se detiene y da media vuelta de nuevo. Sin decir nada se acerca al hombre, que parece herido, la roca esta puede haber roto tranquilamente su pierna. Una vez está cerca le dice mientras se aproxima para examinar detenidamente la roca.

 - Quien eres y que haces?

Por supuesto que os llevaremos y pronto dice con seguridad al tiempo que intenta dar a entender con la mirada que ha comprendido la preocupación del chico.

Seguidme... guía a los niños hacia donde se encuentran sus compañeros pero cuando están a un par de metros o así.. esperad un instante que ahora vuelvo... para hablar con los demás sin que les oigan los niños

Debemos irnos ya dice en voz baja para que no le escuchen los niños que le esperan fuera pero en un tono que no da lugar a discusión habrá problemas y debemos alejarnos lo más posible antes de que lleguen. No podemos arriesgarnos a una lucha teniendo a los niños a nuestro cargo. Vámonos... una vez termina de hablar vuelve a salir para reunirse nuevamente con los niños y vigilar el bosque con su arco preparado... por si acaso.

Su cuerpo roto y magullado, siente ganas de vomitar pero hace sus últimos esfuerzos para presentarse y explicarse:

-Soy Sunsteen Urbeth. Guardia de Aguas fuertes y ayudante del Capitán Hojaflecha. Tose y gime por culpa del dolor que siente en el interior de su cuerpo. Por vuestras cabezas pasa fugazmente la idea de ensartarle una daga para que se le termine el sufrimiento, a pesar de eso prosigue. Quería encontrarlos, pero he fallado, se lamenta. Los niños estarán todos muertos por mi culpa..-

Gira la vista hacia el elfo y recuerda su pregunta.

-He sido atacado por uno de ellos. Me atacó por la espalda y huyó por el Bosque..- A pesar de que no da muchos detalles, es de entender que el bandido al que perseguiáis le atacó y siguió la carrera por la frondosidad del Bosque Terrible.

 Querelar hace tiempo, que en su vida de aventurero ve como la muerte se lleba a otros, comprendiendo que no siempre es un castigo, en ocasiones resulta una liberación. Cuando estaba sospesando en darle la liberación es sacado de sus cabilaciones cuando escucha que este tipejo tiene algo que ver con lo de los niños.

 - Que hiciste!? Tú sabías que los tenían en el caserón? Que más sabes!? Cúentanoslo, aún no es demasiado tarde!

El elfo salvaje, salta por encima del cuerpo agonizante del guardia y sale corriendo hacia el bosque, desenvainando esta vez la espada larga, sin mirar atrás, hasta adentrarse en el bosque, agachando la cabeza al entrar, a fuerza de costumbre. Su espada roza un árbol al llegar, haciendo un corte a la altura de su costado.

Avisa a Hima de que hay uno de los suyos herido, voy a ver si encuentro a ese hideputa. -dice gritando mientras corre, refiriéndose claramente a Querelar.

Sus extremidades están atrapadas al otro lado de la roca, no sabiendo ni siquiera él el aspecto que tendrán. Probablemente hayan quedado aplastadas.

-Quería hacer algo no muy distinto a vos, querido ser. Contesta de la manera más rápida y directa que puede, pues en su estado es probable que hasta pensar sea un dolor terrorífico. Escuché a una viejo que decía algo sobre unos niños raptados en el Bosque Terrible y partí hacia allí para... Mierda, soy un estúpido, siempre he sido ignorado por la Guarda y lo único que quería era sentirme heroe por un día. Pero lo único que he conseguido es aumentar mi inutilidad-

El hombre cabizbajo tose sangre y observa como el elfo salta por encima de su cuerpo ágilmente. No se interpone a ello, además de que tampoco puede hacer ningún movimiento brusco debido a su estado. Alza la vista para mirar al Valletano:

-Ve con él, compañero, es demasiado peligroso adentrarse solo en el Bosque. No os preocupéis por mi..-

Sejmet observa el brillo de los guanteletes con curiosidad, ajena por un momento a lo que ocurre a su alrededor.

 Sin mirar por donde parte el elfo, Querelar mira al tipo chafado por la roca. Luego pasea la mirada por la zona próxima, estudiando lo que hay cerca de ellos.

 - Deja que el elfo se las apañe solo, no le iría mal una cura de humildad. Yo intentaré llevarte al pueblo. Aún vives, no te dejaré aquí. Los niños han sido rescatados ya.

 El humano se levanta y busca entre la zona próxima alguna rama gruesa que le pueda servir de palanca. Mientras se mueve por los alrededres comenta.

 - Dime, como te llamas?

Los ojos del humano brillan ante tanto dinero, su corazón no es un amante del dinero, la magia ha sido siempre su verdadero amor, sin embargo la buena vida de su infancia le han acostumbrado a un modo de vida que hasta aquel momento la vida de aventurero no le había sabido proporcionar, como quiera que fuese estaba listo para partir, los niños no debían ser expuestos al peligro por más tiempo. Debemos irnos antes de que tengan tiempo de organizar una partida de búsqueda para recuperar lo que es suyo, seguramente no dejarán este dinero simplemente así y ya, debemos darnos prisa y regresar al poblado, por otra parte podemos dividir el dinero a partes iguales y jugarnos el resto del equipo a la suerte, o bien venderlo y repartir nuevamente, aun que ya les digo que eso no suele ser muy conveniente, la mayoría de vendedores querrán dar una pequeña parte de su valor...