En Kendermore quedan muy pocos edificios en pie, sólo varias construcciones de piedra. El más notable es la Biblioteca, un edificio robusto y achaparrado que fue levantado al estilo de la imponente fortaleza de Pax Tharkas. Se usó tanta piedra para su construcción que toda la estructura se ha hundido en los cimientos desde que se creó. La biblioteca no sólo era un lugar donde almacenar libros u obras literarias. También era un punto de reunión para muchas fiestas y trueques.
Otro gran edificio que sigue prácticamente intacto es un lugar conocido como "el Palacio". Este edificio recuerda al Gran palacio de Khuri-Khan. Sin embargo, las delicadas placas de oro que antes cubrían las cúpulas con forma de cebolla fueron robadas o destruidas y todas las ventanas están rotas. El estanque de su exterior, que antes estaba bien cuidado, ahora está seco y lleno de ceniza volcánica. El palacio solía servir como la mayor posada de la ciudad y como cárcel local.
El último de los edificios destacables que hay entre las ruinas de la ciudad es el Ayuntamiento, situado cerca del centro de la villa. En su tiempo este edificio era el lugar de reunión del Consejo de ancianos kender. Tiene cuatro pisos de altura y fue construido con mármol resistente importado de Palanthas. Ahora está en pie, aunque algo inclinado. Muchos de los muros exteriores que quedan han sido dañados por el fuego.
Los otros edificios de Kendermore están en diferentes grados de destrucción. La peor devastación tuvo lugar al sureste de la ciudad, donde el ejército de ogros abrió una brecha en las murallas y cayó en la trampa de los defensores que quedaban en la ciudad. Las calles fueron alteradas, llevando al ejército invasor a través de un puñado de trampas mortales antes de liberar la mayor trampa, iniciando un incendio que se extendió por toda la ciudad y diezmó a los ogros invasores os explica Plaga.
Después de varias horas de vagabundeo sin rumbo por el interior de las ruinas de Kendermores, oís fuertes gritos de sorpresa en la distancia, y un extraño y perturbador runruneo procedente del otro lado de un edificio en ruinas a vuestra izquierda.
Escuchar CD 15
Trato de discernir de que se trata el ruido que escuchamos...
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 20(+1)=21 (Exito) [20]
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 7(+4)=11 (Fracaso) [7]
No fue hasta que adopté mi forma de depredador predilecta, la del lobo con quien me había sentido identificado desde que fui consciente de mi propio nombre, que Anubis decidió ofrecer su opinión acerca de algo que habíamos comentado tiempo atrás. Giré mi cuello, observando con la inexpresividad propia de una bestia sencilla al mago, preguntándome qué le había llevado a compartir aquellas palabras, de un modo además tan vulgar e impropio de un estudioso. Porque los magos eran estudiosos, ¿no? Siempre me los habían descrito así, como personas sabias y cultas.
Además, aquello que él afirmaba no me parecía más que rencillas sin sentido. La grandeza de las obras de un hombre, o en ese caso de una mujer, no podían ser valoradas únicamente en base al patrón a quien sirvieran. Había belleza en una cascada constante, como la había en la destrucción de una riada vertiginosa. Una traspasaba un desnivel para ofrecer caudal a un río, mientras que la otra llevaba las aguas hacia su destino a través de cuanto alcanzaba, dejando a su paso destrucción, sí, pero también oportunidades de nuevo crecimiento. Cambio. ¿Y qué representaba aquello para mí? Ninguna diferencia. Yo defendía el equilibrio, de modo que las obras extremas en un sentido o en otro eran igual de importantes, para bien o para mal, ya buscasen el desequilibrio o la corrección del mismo. Al final, todo debía equilibrarse, eso era lo que me importaba. Los fanatismos de aquellos que anhelaban un mundo perfecto de bien absoluto, como los de aquellos que se guiaban por la pura maldad, estaban fuera de mi ánimo.
De modo que nada dije, ni con una palabra imposibilitada en aquella forma, ni con un gesto o sonido. Aquella discusión, sencillamente, no era para mí. Para mí, tan sólo estaba la causa que teníamos delante, y fue en eso que me centré absolutamente, caminando entre las ruinas junto a mis compañeros. Desde luego, la ciudad debía de haber sido inmensa, a tenor de la extensión de aquellas ruinas. La destrucción era ingente, a pesar de que aún se conservaban vestigios de la vida que había tenido aquel lugar. Sin embargo, costaba imaginar que nadie pudiera haber sobrevivido a tamaña destrucción, ni haber logrado asentarse en tan inhóspito y hostil entorno.
Al menos, hasta que, tras varias horas explorando el lugar, un repentino sonido rizó el pelaje de mi lomo, al tiempo que alzaba mi cabeza lobuna con las orejas en alto, tratando de averiguar la procedencia del sonido, un grito y runruneo, que resonaban en la lejanía.
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 6(+8)=14 (Fracaso) [6]
Preparada para lo que pudiera acontecer, terminé internándome en las ruinas de Kendermore junto a mis compañeros, donde finalmente pasamos horas deambulando hasta que algo nos desvió de aquella pequeña investigación.
Pero antes de ello, pudimos observar de cerca lo poco que había quedado de la ciudad sin miedo. Apenas unos pocos edificios se mantenían en pie, edificios de piedra o mármol entre los que destacaban lo que parecían ser la biblioteca, el ayuntamiento, y un palacio. Este último contaba incluso con un estanque que, sin agua, ahora albergaba más de aquella ceniza que confirmaba que el Pico de Malys era un volcán.
Miráramos donde miráramos, era destrucción cuanto veíamos, pudiendo encontrarse esta al parecer en un mayor grado al sureste de la ciudad; donde los kender supervivientes trataron de hacer frente a los invasores según nos relató Plaga.
A pesar de haber visitado ya durante nuestro viaje varios lugares que se podrían calificar como muertos, no dejaba de sobrecogerme al poner mis pies en alguno de ellos. No podía escuchar los gritos de batalla y los alaridos de los heridos, como los de otros lugares en los que había tenido que intervenir, pero en aquel desolado entorno, rodeaba de las piedras que habían sido testigo de los brutales ataques del Mal; casi podía oírlos.
Lo que sí pudimos escuchar todos tras tanto tiempo por aquel lugar, fueron unos gritos de sorpresa, acompañados de un runruneo que procedía de detrás de un edificio a nuestra izquierda. Traté de agudizar mi oído, pero no era capaz de reconocer de qué se trataba.
- Quizás deberíamos acercarnos... - sugerí temerosa, bajando la voz.
Pronto descubrís la fuente de la cacofonía. Podéis vera a una kender pelirroja precariamente subida a uno de los edificios y haciendo sonar su hoopak mientras lanza balas de honda a un grupo de ogros que corren en dirección al edificio. La voz aguda de la kender se levanta por encima de sus rugidos de rabia, resonando extrañamente por el callejón.
¡Eh!, lame porquerías, come uñas de pie, revienta verrugas, apaliza cachorros, feo trozo de... ¡upa! La kender agita los brazos cuando uno de los ogros da un puñetazo en la pared, haciendo que la maltratada estructura tiemble y esté a punto de hacer caer al muchacho de su posición.
¡Coged a ese pequeño bastardo! Ruge otra voz por el callejón, esta vez desde más hacia el oeste. Cuando miráis hacia la calle, veis a un ogro más bien grande vestido con una abigarrada armadura formada por piezas diferentes. El ogro se descuelga un látigo de la cintura. Tras él, dos ogros más sujetan una cadena larga, a la que están atadas varias figuras pequeñas con los cuerpos maltratados echados lánguidamente en el suelo.
¿A quién estás llamando bastardo? Grita la kender, que se dirige hacia un lugar seguro cuando uno de los ogros intenta agarrarle. Mientras la kender golpea al ogro con su hoopak, vuelve a mirarlo y a gritar. ¡Al menos mi madre no dormía con un chotacabras!
Entonces el ogro suelta un grito inarticulado de rabia, da varios pasos hacia delante y echa un brazo hacia atrás para hacer restallar el látigo, que se enrolla alrededor de las piernas de la kender. Antes de que éste pueda gritar de sorpresa, el ogro se retira arrancándole del muro y haciéndolo caer al suelo con un fuerte estrépito.
Hay 4 ogros y el ogro del látigo que parece ser el líder; por otro lado está la Kender
Los ogros ni la kender aún no os han visto.
Dándome cuenta de que estos ogros son esclavistas y que harán cosas horribles a la pequeña Kender y a los demás prisioneros, me apresuro a lanzar un conjuro de dormir, desde nuestro escondite, esperando mermar las fuerzas enemigas...
- Uso Dormir.
Finalmente, resultó que aquellos gritos eran fruto de un enfrentamiento, si es que podía llamarse así, entre una pequeña criatura kender y varios ogros, quienes parecían tener apresados a otros miembros de su raza. ¿Era acaso eso lo que había acontecido a cada uno de los exploradores de esa menuda raza que habían acudido a investigar su antigua patria? ¿Víctimas todas de esclavistas ogros?
No había demasiado tiempo para meditar acerca de ello. Aquella kender ya estaba a su merced, prácticamente, pese a lo mucho que se debatía por su libertad, como una presa indefensa entre las fauces de su depredador. El mago parecía tratar de arrojar un conjuro contra aquellos ogros, pero no tenía tiempo de esperar a comprobar si daba resultado, de modo que opté por seguir mi propio instinto, y con ello, mi propia estrategia.
Me alcé de nuevo como hombre, poniéndome en pie lentamente mientras alzaba mis manos con las palmas hacia arriba, recitando entre susurros antiguas palabras en la lengua de los druidas, invocando pactos con la vegetación que se remontaban al origen de los tiempos del hombre. Arbustos, maleza, hierva y ramas acudirían a la llamada, convirtiendo a aquellos ogros en objetivo de su apresurado crecimiento, enredándose en torno a ellos, aferrándose a su carne como lo hacían a la hierba y a la roca. Si lograba retenerlos allí lo suficiente, estarían a nuestra merced.
Acción rápida: Cambio de forma a humano.
Acción estándar: Conjuro Enmarañar, dirigido al líder y los dos ogros que van tras él (los de las cadenas).
No tardamos en averiguar qué significaban aquellos ruidos, viéndonos pronto presenciando el enfrentamiento entre un grupo de ogros y una kender que parecía dispuesta a luchar hasta las últimas consecuencias. Al parecer aquellas criaturas tenían a varios kender apresados, y seguramente malheridos, y aquella otra kender trataba de evitar el mismo destino.
Me quedé atónita en un primer momento, pues nunca hubiera imaginado encontrarme una escena semejante. No creí que en un lugar tan desolado como aquel pudiera haber tanto movimiento, pero como había escuchado en alguna ocasión, quizás la oscuridad había llamado a más oscuridad.
Teníamos que actuar rápido, habiendo sido finalmente la kender atrapada por aquel orco que portaba el látigo, y mientras algunos de mis compañeros parecían ponerse en marcha; a mi no se me ocurrió otra cosa que gritar, pues no había nada mejor que pudiera hacer desde aquella distancia.
- ¡EH, VOSOTROS! ¡SOLTADLA! - grité a cuanto daban mis pulmones, esperando poder distraer a los ogros, quizás así a la kender le resultara más fácil escapar; y a mis compañeros lograr lo que fuera que se proponían mediante el uso de sus artes mágicas.
Uno de los ogros cayo dormido por el hechizo de Anubis. Los otros incluidos el jefe se giraron para ver el origen de la voz que le incriminaba. ¡Tráela a ella también! Fue lo único que llego a pronunciar el ogro del látigo antes de que las hiervas y zarzas de la zona comenzaran a enredarse en sus pies. Uno de los ogros que estaba detrás del líder también comienza a ser atrapado por las plantas que frenéticamente siguen creciendo.
Los dos ogros que quedan libres, dejan sus actuales misiones, y se lanzan a la carrera contra Kairi. Okodar corre rápidamente para colocarse delante Kairi, y así, protegerla de la tremenda envestida.
Mientras, Plaga saca su Hupac y comenzó a hacerla girar mientras lanza piedras y murmura entre dientes mirando a la kender pelirroja. Qué guapa, que valiente y gallarda, su pelo parece fuego escupido por un dragón…
La Kender pelirroja, ignorado los comentarios de Plaga, consigue esquivar el látigo del ogro y continúa lanzado piedras, esta vez dirigidas al líder ogro. ¡Eh tú! ¡Saco de pus verde y maloliente, hasta los pies descalzas del tío Tas olían mejor que tú!
Anna se coloca en la retaguardia y comienza a preparar su arco para disparar.
Motivo: TS. Voluntad
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 10 (Fracaso) [10]
Ogro 1 – Dormido
Ogro 2 – Enmarañado
Ogro 3 – Carga contra Kairi, en relidad contra Oko
Ogro 4 – Carga contra Kairi, en relidad contra Oko
Líder ogro – Enmarañado
1º turno.
La reacción de aquel ogro, el que lideraba su manada, al oír la voz de Kairi recriminando sus ilícitas actividades, no pudo ser más despreciable. Lo único que demostró fue su intención de capturar a la sacerdotisa de Mishakal, algo que disparó mi imaginación de formas poco acostumbradas. En mi mente, contemplé la idea de la esclavitud, el abuso y la tortura de unos seres vivos sobre otros, aquello que aquellos ogros parecían buscar en los kender capturados y aquella pequeña pelirroja que trataba de evitarlos. Sin embargo, de algún modo, la idea ya de por sí repulsiva de que alguien padeciera tal funesto destino no fue nada comparado con lo que sentí ante la amenaza de que fuera Kairi quien se convirtiera en objeto de algo tan despreciable.
La sacerdotisa formaba parte de mi manada, como nadie más podía llegar a serlo. Y la manada era sagrada.
Mis manos, tras invocar el poder vegetal en busca de ayuda para frenar y retener al menos a una parte de nuestros enemigos, se disponían a trazar en el aire una nueva petición a Chislev, pero cambié de idea. Si en un principio me planteaba la idea de solicitar refuerzos, la ayuda de un aliado natural con quien compartir la lucha, en el último instante... me negué. La amenaza contra Kairi me disuadió de ello, pues una parte de mí deseaba sentir el sabor de la sangre de quienes se abalanzaban contra ella, contra Okodar que se interponía en su camino, personalmente.
De modo que, en lugar de ello, me puse una mano en el pecho y pedí por la capacidad de dañar a mis presas, de hacer que mis fauces fueran todo lo dañinas que fuera posible. Y tras elevar aquella plegaria, adopté inmediatamente mi forma de lobo nuevamente con un sonoro gruñido, dispuesto a abrirme paso entre aquellos ogros a dentelladas.
Acción estándar: Conjuro Colmillo Mágico, aplicado a mí mismo (+1 a Ataque/Daño con mordisco).
Acción rápida: Cambio de forma a lobo.
Conjuros disponibles: N0, 5/5; N1, 1/3; N2, 2/2
Me enfoqué en el ogro más cercano y le lancé una andanada de Proyectil Mágico, esperando que sirviera para acabar pronto con él y poder centrarme en sus canallescos compañeros...
Motivo: Proyectil Mágico
Tirada: 1d4
Resultado: 1(+1)=2 [1]
Motivo: Proyectil Mágico
Tirada: 1d4
Resultado: 3(+1)=4 [3]
- Uso Proyectil Mágico.
La reacción de los ogros ante mi grito no tardó en darse, al menos en parte de ellos, pues uno había caído dormido de inmediato; pudiendo suponer que eso era lo que el mago había pretendido hacer. Mientras el resto de despreciables criaturas ponían su mirada en mí, ordenando el que parecía el líder que me apresaran, parte de estos sufrían las consecuencias del que sin duda era el poder de Chislev canalizado a través del druida.
Me vi de pronto con los ogros que continuaban libres y conscientes tratando de cargar contra mí, y aunque aquello era algo que sabía que podía pasar, me asusté. Sin embargo, el miedo que sentía no era tan grande como para paralizarme. No estaba sola en aquello. Aun pudiendo ser dispares los intereses que los miembros del grupo teníamos en aquella asociación, todos tratábamos de enfrentar lo mejor que podíamos la cruel e injusta situación que nos habíamos topado. Estaba convencida de que trabajando todos juntos lograríamos derrotar a aquellos ogros, contando además con la ayuda de la kender, que finalmente había logrado no ser atrapada.
En lo que a mi respectaba, mientras me cubría con el escudo, canalicé la gran bondad de la Sanadora en pos de abrumar a aquellos seres. Con una muda oración, pedí a mi diosa su favor y estiré mi brazo hacia delante, señalando con mi maza en la dirección por la que se aproximaban aquellos indeseables antes de liberar el poder de Mishakal.
Uso el conjuro "Perdición" sobre los enemigos: -1 a las tiradas de ataque y TS contra efectos de miedo.
Anna dispara dos flechas contra el líder ogro, pero estas fallan o revotan contra la armadura hecha de restos de otras armaduras. Oko por su parte mantiene a raya a los orcos que cargan contra Kairi a duras penas, aunque Oko es un guerrero habilidoso está superado en número. Uno de los ogros incluso insulta a Oko y le maldice por luchar contra su propia raza, a lo que Oko responde con su característico silencio.
Los proyectiles mágicos de Anubis impactan contra uno de los ogros que luchan contra Oko, y a continuación, la plegaria de Kairi cae como un manto de desesperación sobre los ogros, haciendo que sus ataques sean menos precisos.
Uno de los ogros enmarañados trata de romper sus ataduras usando su pura fuerza sin conseguirlo. El líder ogro grita furioso y parte sin dificultad las ligaduras. Con la cara desencajada en una mueca de odio avanza hacia Oko. ¡MATAR! ¡Matar a estas infectas criaturas! ¡MATARLAS!
La kender pelirroja se ríe ante las palabras del ogro, y al igual que Plaga continúa lanzado piedras contra él. Algunas de las piedras golpean al ogro, pero este sin inmutarse continúa avanzando hacia Oko.
Motivo: Ogro Fue
Tirada: 1d20
Dificultad: 20+
Resultado: 8(+4)=12 (Fracaso) [8]
Motivo: Ogro lider Fue
Tirada: 1d20
Dificultad: 20+
Resultado: 18(+10)=28 (Exito) [18]
Ogro 1 – Dormido
Ogro 2 – Enmarañado, Perdición
Ogro 3 (-6pg) – Combate contra Oko, Perdición
Ogro 4 – Combate contra Oko, Perdición
Líder ogro – Enmarañado, Perdición, Furía
Perdición: -1 a las tiradas de ataque y TS contra efectos de miedo
2º Turno
Con tan sólo dos de aquellos ogros momentáneamente fuera de combate, uno inconsciente por el hechizo de Anubis y otro sujeto por la antigua alianza entre los druidas y la floresta natural, quedaban tres ogros combatiendo contra la manada. Dos de ellos cargaban contra Okodar y, tras él, contra Kairi. Anubis trataba de ayudar a Okodar, del mismo modo que Anna trataba de hacer lo propio contra el líder esclavista, que se había liberado de la vegetación.
Tan sólo podía permitirme un instante de duda, lo que tardé en analizar la situación de cada uno de mis compañeros. Okodar contaba con la ayuda de, al menos, Anubis y Kairi, contra dos ogros. Los dos kender ayudarían en lo que pudieran, aunque mucho me temía que aquellos guijarros no servirían de demasiado. Pero el líder ogro parecía el adversario más peligroso, aquel que si caía desbarataría las intenciones de aquel grupo hostil. Y no es que me creyera capaz de abatirlo, pero sí que podía intentar ganar tiempo para que los demás despachasen a sus esbirros.
De ese modo, razoné que mi mejor movimiento era saltar sobre el líder ogro y combatirle con garras y dientes, al estilo de las bestias, y ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
Motivo: Mordisco
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+8)=23 [15]
Motivo: Mordisco daño
Tirada: 1d6
Resultado: 3(+5)=8 [3]
La situación no iba mal, continuábamos sin ser heridos y parte de los ogros seguían fuera de combate, pero el que el líder de estos se liberara sin duda complicaría las cosas. No sólo parecía un fuerte adversario, sino que daba claras instrucciones de matarnos a sus esbirros. Además, parecía pretender dirigirse también hacia Okodar, aumentando así el número de enemigos que pretendían acabar con este.
Lobo Blanco se lanzó contra el líder ogro, lo que sin duda ayudaría a que Okodar no se viera rodeado, pero a pesar de ello y de que Anubis ya había atacado anteriormente a uno de los ogros que se acercaban a Okodar; temí que aquello no fuera suficiente. Los kender trataban de ayudar, pero aquellas piedras no parecían ser muy efectivas, y aún desconocía qué pensaba hacer Anna. Por ello, finalmente me aproximé hacia el lugar en el que se encontraba el semiogro para combatir junto a este. Yo sola poco tendría que hacer contra una de aquellas criaturas, pero rodeándolas obteníamos cierta ventaja que esperaba saber aprovechar.
Me posicioné para flanquear a uno de aquellos ogros y me aferré con fuerza a la maza, implorando a Mishakal que me ayudara mientras tomaba impulso con el arma antes de tratar de asestar un fuerte golpe a aquel malvado ser.
Motivo: Mazazo (+2 por flanqueo)
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+6)=26 [20]
Motivo: Confirmar crítico - Mazazo (+2 por flanqueo)
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+6)=14 [8]
Motivo: Daño mazazo
Tirada: 1d8
Resultado: 5(+1)=6 [5]
Daño mazazo: 6 (12 si se confirma el crítico).
Seguí con el Proyectil Mágico, esperando que eso ayudara a derribar al ogro que estuviera de pié más cercano. Definitivamente este no estaba siendo un viaje aburrido, pero al menos estábamos teniendo en esta ocasión de ayudar a inocentes de escapar del yugo de la esclavitud...
Motivo: Proyectil Mágico
Tirada: 1d4
Resultado: 1(+1)=2 [1]
Motivo: Proyectil Mágico
Tirada: 1d4
Resultado: 2(+1)=3 [2]
Uno de los ogros continuaba dormido a pesar del estruendo de la pelea. Finamente, el ultimo ogro atrapado por las plantas consiguió librarse de estas a base de fuerza bruta, arrancando y rompiendo las enredaderas. Este ogro rápidamente recibió una lluvia de piedras de parte de las Yupacs de Plaga y la Kender pelirroja. Enfurecido, el ogro corrió hacia los dos Kender que desaparecieron entre las paredes de una vieja casa.
Oko mantenía un duro combate contra los ogros que consiguieron alcanzarle, pero no era capaz de devolver los golpes recibidos. La misma mala suerte parecía haberse cernido sobre Anna, cuya flecha volvió a fallar. Cansada de fallar con el arco, la guía desenvaino la espada, el fragmento de luz. Otros dos proyectiles mágicos de Anubis impactaron contra el mismo ogro, el cual empezaba a estar seriamente herido y miraba con temor a su líder, esperando la orden de retirada.
¡Karar os matara a todos! El líder ogro no pudo llegar a su objetivo, que era Kairi, antes se interpuso Lobo blanco que consiguió morder con fuerza una de las piernas del ogro. Pero esto respondió con un fuerte golpe de su látigo que restallo por todas las costillas del lobo partiendo algunas. El ogro era extraordinariamente fuerte. ¡Muere sucio lobo! Kairi, consiguió ponerse en uno de los laterales del líder ogro, y golpear con su maza uno de los brazos del Karar. El golpe fue tan fuerte que una de las placas de la armadura de Karar se desprendió.
Motivo: Ogro Fue enmarañado
Tirada: 1d20
Dificultad: 20+
Resultado: 19(+4)=23 (Exito) [19]
Tirada oculta
Motivo: Atq Lider
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 6(+15)=21 (Exito) [6]
Tirada oculta
Motivo: Atq daño Lider
Tirada: 1d8
Resultado: 5(+11)=16 [5]
Tirada oculta
Motivo: Atq Orgro
Tirada: 2d8
Dificultad: 18+
Resultado: 16(+8)=24 (Exito) [8, 8]
Tirada oculta
Motivo: daño Orgro
Tirada: 4d8
Resultado: 24(+14)=38 [4, 6, 8, 6]
Motivo: Atq Oko
Tirada: 1d8
Dificultad: 16+
Resultado: 2(+9)=11 (Fracaso) [2]
Motivo: Atq Anna
Tirada: 1d8
Dificultad: 16+
Resultado: 7(+5)=12 (Fracaso) [7]
Ogro 1 – Dormido
Ogro 2 – Enmarañado, Perdición. Persigue a la Kender pelirroja y a Plaga
Ogro 3 CA: 16 (-11pg) – Combate contra Oko, Perdición
Ogro 4 CA: 16 – Combate contra Oko, Perdición
Karar, líder ogro CA: 13 (-20 pg) Combate contra Lobo Blanco, flanquea Kairi Enmarañado, Perdición, Furía,
Perdición: -1 a las tiradas de ataque y TS contra efectos de miedo
Lobo blanco: -16 pg
Oko: -24
3º Turno
El instinto de toda bestia era huir cuando el peligro acechaba. Un peligro evidente y posiblemente insuperable. Eso era lo que tenía delante, y evidencia de ello fue el doloroso y lacerante contacto de aquel látigo contra mi costado. Piel y carne se abrieron, dejando paso a un arma que no parecía tan mortífera, pero que lo era bajo la imponente fuerza de aquella mole salvaje. Aunque no tuve tiempo de comprobarlo, estuve casi convencido de que algunas de mis costillas no sólo se habían resentido, sino que habían quebrado por el golpe. Vi la sangre manar sobre la tierra, pero no me planteé retroceder.
Ese abría sido el instinto predominante, ante tanto daño. Pero otro instinto podía sobreponerse al de auto, incluso entre las bestias. La conservación de la especie, la protección de la manada, podía llevar a un animal a dejar de velar por sí mismo en favor de un bien mayor. Y allí estaba mi manada. Y allí estaba la sacerdotisa, combatiendo ya a la mole desde el otro lado. No podía retroceder. No podía abandonarla.
Sólo podía seguir mordiendo.
Motivo: Mordisco (+2 por flanqueo)
Tirada: 1d20
Dificultad: 13+
Resultado: 18(+10)=28 (Exito) [18]
Motivo: Daño mordisco
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+5)=10 [5]
PV: 23/39
Conjuros disponibles: N0, 5/5; N1, 1/3; N2, 2/2