Partida Rol por web

Cuando veo aparecer una figura humanoide de repente como por arte de magia me sobresalto, y al empezar a distinguir su forma artificial me tranquilizo y sonrío entre dientes preparado para lo que seguramente sería una buena batalla, al fin. Pero me sorprendo al ver su actitud pacífica, por más que sus palabras resulten de lo más irrespetuoso, y relajo la postura. Dedico una mirada de no entender nada a Ashima y espero a oír su explicación. ¿Unirse a nosotros? Bueno...porqué no. -En cuanto íbamos a entrar en el templo de los dioses del Bien ha aparecido y dice de unírsenos...quizás sea una buena señal, o alguna cosa de esas. -dioses del Bien, señales divinas...bah.

Viendo que la criatura, golem o lo que sea no tiene unas intenciones claras doy un paso atrás y preparo my escudo y bajo mi mano a la empuñadura de mi espada por si hiciese falta utilizarla ante esta "amenaza":

- No conozco los lugares ni las casas que mencionas, al igual que tú no conoces mi dios, el dios de la batalla. Y no se de que druida me estás hablando nosotros hemos sido enviados a este lugar para encontrar algo para vencer al mal de nuestro mundo, Ansalon, o por lo menos de este continente Krynn. Fuimos enviados por elfos, pero no todos son druidas.

Cuando el del bigote menciono Krynn y Ansalon el gesto del forjado (hasta ahora relajado) se congelo. De repente su lenguaje corporal se endurecio.

-Como has dicho? Ansalon? Krynn? Ese maldito saco de carne no me advirtio de que iba a enviarme a otro mundo! Me dijo que debia cruzar el portal para encontrar mi destino!! 

Tras el malentendido inicial, el forjado al verse en un mundo distinto al suyo explica los motivos de su viaje, resulta que visito un ermitaño mago/druida de la naturaleza para preguntarle sobre su destino , y este hizo una ceremonia que resulto en un portal , no sin antes hablarle que su destino y el de muchos estaba ligado a una llave. Casualemnte el resto le dijo que ellos tambien les paso lo mismo pues un sabio tambien les dijo lo mismo y fue el destino lo que les guio hasta aqui (por eso el modulo se llama la llave del destino:)

TD31. EL SANTUARIO DEL SOL

La pesada puerta doble que lleva a esta sala está hecha de hierro sólido y se mantiene brillante bajo una fina capa de polvo, sin ningún rastro de óxido. Ambas puertas están decoradas con un gran relieve representando a un sol ardiente.

Nota:se supone que hay un muro de viento cd 17 pero a base de intentarlo varias veces pasariais todos asi que me lo salto...Cuando los personajes entran en el santuario ven lo siguiente:

Esta sala es grande, casi tan grande como el salón del que venis. El suelo es de mármol pulido completamente blanco, igual que las paredes y el techo. Unas delicadas columnas de alabastro, se alinean a cada lado de la sala, con intricados grabados representando imágenes y simbolos de los dioses de la luz.

En la parte más alejada de la sala hay  un estrado con un bello altar de alabastro sólido encima. El mantel de terciopelo que lo cubría se ha podrido hace tiempo. Un estanque de luz rodea el altar, casi como si estuviera bajo una ventana abierta en el techo y lo bañara la luz del sol.

Tras este altar, en una cavidad de la pared, hay una enorme estatua de un hombre barbudo de aspecto amable pero rasgos serios, que mira hacia el altar con una pequeña sonrisa en los labios. La estatua de mármol va vestida con una armadura ornamentado que tiene un triángulo de platino en la coraza.

Cuando os aceráis al altar advertís algo más... en su base hay un esqueleto vestido con los restos harapien­tos de un atuendo sacerdotal, Una mano se aferra desesperadamente al mantel del altar, como si el individuo hubiera muerto intentando incorporarse. La parte  trasera de la túnica del esqueleto tiene un desgarro en línea recta, y bajo su cuerpo hay una mancha oscura.

Al entrar noto el calor del bien en la sala. Avanzo con decisión bajando mi escudo y alzando la cabeza. Tras dar un centenar de pasos veo la figura del avatar de Paladine vestido con Coraza y el símbolo del triángulo de Platino, en ese momento, hinco mi rodilla derecha en el suelo y hago una reverencia con mi cabeza mientras pronuncio unas palabras:

- ¡Oh Paladine, padre de los dioses del bien, acógenos en tu seno para acabar con la maldad de nuestro mundo! Tras tu desaparición, tu hijo, mi guía, Kiri-Jolith (busco la representación de mi dios en la sala pues en todos los otros templos estaban el resto de deidades de cada alineamiento, y supongo que en este no será menos), guía con fuerza y sabiduría a los dioses del bien, ayudado por tu amada esposa la Dama Azul, Mishakal. Estamos aquí para encontrar sus lágrimas y utilizarlas para hacer el bien y borrar el mal de la faz de la tierra.

El explorador no puede más que sentir cierto orgullo de haberse juntado con Robbie al ver su devoción por el gran Paladine. Sin embargo, Ashima se teme que no haya representación de su hijo Kiri-Jolith, ni tampoco de su propio dios, Branchalla.

¿Por qué será esta sala diferente? Además, la estatua mira hacia el altar, donde claramente hubo un asesinato... ¿Se nos está escapando algo?

- Chicos, id con cuidado y no toquéis nada del altar o alrededor, dejadme buscar antes cualquier indicio que nos ayude a entender la escena...
 

Avalancha se habia unido al grupo. No habia tenido muchas mas opciones. Se encontraba en otro... Mundo. Otro "plano" habia dicho el mago y su unica razon para poner un pie delante de otro ahora que lo habian separado de sus hermanos era ver cumplido su destino de la mano de aquellos santurrones.

En fin, por lo menos el minotauro parecia mas sensato.

-Por que... Que buscamos aqui exactamente?

-Buena pregunta. -digo sonriendo hacia el Forjado acentuando más de un lado de la boca que del otro, con claro deje humorístico. Entonces vuelvo mi atención hacia el altar y digo: -Tanto la mirada de la estatua como el gesto del cadáver indican que había algo importante sobre el altar...que quizás siga ahí, o quizás no. Creo que sería buena idea que lo comprobaras, clérigo.

Ashima supera dc 25 buscar y encuentra debajo del cadaver una daga negra como el carbon, cuando la ven surge otro parpadeo

Dos figuras caminan por el centro del santuario en dirección al altar, una de ellas es un hombre  anciano, con el pelo largo de color castaño arenoso convertido en gris. Su túnica holgada es del blanco más puro y tiene la capucha echado hacia atrás par revelar una cara que ha envejecido bien y está llena de paz. Alrededor del cuello lleva orgullosamente un medallón redondo con un triángulo de platino formado por tres dragones.

El otro es una cara familiar: la del traidor, llevando la misma túnica marfileña y azul de un sacerdote de Mishakal. Aunque lo oculta bien, en sus rasgos hay una sensación de incomodidad, una cierta rigidez que trai­ciona su intranquilidad al pisar suelo sagrado.

-¿De qué querías hablarme, Caeldor? ¿Cómo puedo aligerar la carga que veo sobre tus hombros? -dice suavemente el sumo sacerdote mientras sube al estrado y se vuelve hacia su compañero.

Caeldor, el traidor, levanta la mirada hacia el sumo sacerdote con una expresión disimulada de humilde piedad.

-Lo siento, reverendo padre Kennoth, os estoy apartando de vuestras oraciones vespertinas, pero siento que hay algo importante que debéis saber -Caeldor baja la cabeza y fija la mirada hacia el suelo mientras cambia su expresión a una de triste arrepentimiento-. Me temo que he encontrado a tiro traidor entre nosotros.

Una mirada de dolor cruza la cara de Kennoth, aunque se aparta de Caeldor para mirar la estatua de Paladine que hay tras el altar, como si mirara a la divinidad en busca de respuestas.

-¿Quien? -pregunta suavemente, sin encontrar ninguna respuesta en el dios.

CAeldor vuelve a levantar la mirada, suavizando su expresión mientras mete en mano entre los pliegues de su túnica y saca una daga de hoja curvada y aspecto cruel. Después sube al estrado y pone la mano amigablemente sobre el hombro de Kennoth, inclinándose para susurrar al oído del anciano.

-Yo

Kennoth abre los ojos con sorpresa, pero antes que pueda girarse para enfrentarse a Caeldor su cuerpo se agita espasmodicamente al notar la daga del traidor clavandose profundamente en su espalda.

La túnica de Caeldor se mancha con la sangre del sumo sacerdote, pero la mancha deja de verse cuando la única se oscurece hasta que ya no parece de la le de Mishakal, sino una túnica negra de un adorador de Chemosh.

Caeldor, casi delicadamente, deja a Kennoth en el suelo antes de retirarse, dejando caer la daga al suelo. Entonces saca la mascara de calavera del interior de su túnica y empieza a hablar con una voz seca y susu­rrante.

-Mientras, la sangre se derrama en el suelo me consagro al Señor de la muerte Mientras paso a través de la puerta de la muerte respiro mi aliento final. ¡Y en este lugar donde ahora reina la muerte, la luz no volverá a brillar jamas

Una oleada de oscuridad surge del cuerpo del traidor mientras una sombra se empieza a acumular en la habi­tación. Pero el traidor no se da cuenta de que el sumo sacerdote se mueve débilmente, levantando la mano para coger el mantel del altar e incorporarse, murmurando una plegaria para sí mismo.

-Llamo a los dioses de la luz, llenad este templo con vuestro poder.. ;protegednos, gran Paladine, de los trai­dores entre nosotros! -cuando la última palabra sale de los labios del sumo sacerdote se derrumba en el suelo, sin energía.

De repente estalla una poderosa ráfaga de viento, aullando enfurecida como si surgiera de la estatua de Paladine, en dirección al traidor. Caeldor, con un grito áspero, logra apartarse hacia un lado y dejar que el viento choque contra las puertas de hierro del santuario. En el exterior los ogros ya han empezado su ataque y mientras el traidor se levanta, se empiezan a oír los primeras gritos de los sacerdotes.

El traidor mira con furia al sumo sacerdote muerto y le escupe.

-Estúpido anciano. Eres tan débil como el retrasado tu dios.

Entonces se vuelve hacia la puerta y saca una calavera de cristal negro de su túnica, su sujetandola por encima de la cabeza. Volviendo a cantar de nuevo, el traidor libera la magia almacenada en la calavera, una magia que abre un portal hacia el reino del Señor de la muerte y libera una plaga de insectos esqueléticos escoltada por dos demonios envueltos en cadenas.

Ni el traidor ni sus criatura convocadas se dan cuenta de que un joven con la túnica sencilla de un acólito los mira con la cara pálida y conmocionada desde la entrada oeste de la sala mientras salen del santuario profanado. Sólo cuando el traidor cierra las puertas tras él, encerrando en el viento y la oscuridad, al sumo sacerdo­te y con el joven acólito, este entra en la habitación y corre hacia el altar

-¡Reverendo Padre por favor, no os muráis! -grita el joven mientras intenta recurrir a un conjuro menor de curación para sanar a Kennoth, inutilmente.

Por encima del viento, del sonido de los llantos del joven e incluso de la carnicería que tiene lugar en en exterior del santuario, un suave repicar danza en el aire. El sonido saca al joven de su llanto y, le hace mirar a su alrederor, intentando encontrar su fuente Casi en contra de su voluntad, el joven se levanta con el cuerpo derepente brillante como si lo iluminara la luz del sol. Lentamente, como en un sueño, se aleja del altar en dirección al centro de la sala. Allí, sin ser afectado por el viento que aulla a su alrededor; se arrodilla y toca el suelo...

- !Por el zurrón de Kensin!⁽¹⁾ Ésta no me la esperaba... creo que ha sido cuando he revelado esta daga que estaba escondida - dice Ashima señalando la daga oscura del suelo -. Robbie, tiene pinta de artefacto del dios de la muerte... quieres destruirla, o llevarla tú para hacer lo que corresponda con ella? Yo no tengo ningún interés en cogerla...

Ashima se incorpora tras la búsqueda por la zona del altar y mira al resto de sus compañeros.

- Al menos lo que acabamos de ver da sentido a algunas de las visiones que llevamos experimentando en estas salas. Ya sabemos cómo el traidor invocó la plaga de insectos, y quién es este cadáver.

Tras la visión y ver como la perversión vino desde dentro seducido por el poder del dios de los muertos Chemosh, muevo la cabeza negando que aquello pueda suceder, mis ojos húmedos por la visión de traición de un clérigo del bien me mantiene aún un poco aturdido pensando en como puede ser que se corrompan los corazones de ese modo cuando uno lo tiene todo, o casi..La voz de Ashima me saca de mi ensimismamiento y me enseña ese arma impía que miro con el ceño fruncido:

- No se si será un artefacto o tan sólo un objeto que portaba un ser maligno y traidor. Si es lo primero, no seremos capaces de destruirlo de momento y necesitaremos aliados más poderosos y podría ser un error cargar con semejante objeto. Si es lo segundo, cederá ante un buen golpe de mi espada- desenfundo mi espada y me preparo par asestarle un golpe a aquella arma impía mientras le señalo a Ashima que la deje en un lugar como una escalera donde pueda romperse el arma. En cuanto la deje allí, la golpeo para romperla a ver que sucede.

Siguiendo las indicaciones de Robbie, Ashima deja la daga apoyada en ángulo para que se pueda romper, y se retira unos pasos.

Avalancha dejo hacer a los sacos de carne mientras vigilaba la entrada. Cuando aquellas apariciones desfilaron ante sus ojos, se encogio preparado para luchar contra lo que fuera. La supervivencia en las tierras enlutadas solo era posible si siempre estabas atento a tu entorno. Sin embargo, la alucinacion paso y sus compañeros actuaban como si ya hubieran visto mas fenomenos como aquel. Aquello hizo que se relajara un tanto incluso cuando aparecio aquella extraña daga.

- Respecto a la daga, por mi rompedla si os hace sentir mejor.

Antes de realizar la operacion pudieron verla mas de cerca , echando el cadaver a un lado

Descripción: la hoja, es una daga con un filo cruel que se curva como una serpiente, con los bordes afilados y la punta muy aguzada. El propio filo es de color negro y completamente mate, para no traicionar a su portador brillando en la penumbra. La empuñadora tiene la forma del capuchón de una cobra, ofreciendo cierta protección para la mano, con la hoja saliendo de la boca abierta de la cobra y con pequeñas escamas negras que cubren la cruz y el mango.

Debian de debatir detenidamente que hacer

Pensándolo mejor, y cuando tenía ya las yemas de los dedos cerca de la daga... Ashima retira la mano, inquieto ante la tétrica apariencia de la daga, y se gira hacia el mago.

- Robbie, tu puedes ver el tipo de magia? Porque con este aspecto y su historia, no presagia nada bueno...

- Por los dioses, - dice echandose la mano a su dolorida cabeza - esa magia es muy poderosa, mejor que nadie la empuñe hasta que mi maestro o alguien igual de inteligente sea capaz de discernir que efectos puede tener.