Partida Rol por web

-Pero Bill Keiho... Kei... kai... ,como se llame, también está muerto -le recordé al payaso. No me extrañaba que ya nos confundiéramos sobre quién estaba vivo y quién muerto. Me había pasado a mí antes con Magdalena y Madame Thelma, y más tarde con la periodista y la cantante de ópera. Era natural que el estrés también comenzase a hacer mella en los más jóvenes-. Apareció con el cuerpo desgarrado al lado de la jaula del Aswang. No recuerdo exactamente el momento, pero creo que fue a la par que Magdalena mataba al señor esrito. Aunque no me extrañaría que hubiera alguien que sí haya organizado esta fiesta para arruinar por completo a Sir Herbert, quizá invitando tanto a los hombres lobo como a los aswangs para provocar esta carnicería.

Judd chasqueo la lengua contrariado. -Bueno pues la lista se resume, pero aun quedan muchos sin decir ni pio. Y no me creo que nadie viera nada. Si tienen miedo que no lo tengan, que seguro que alguien podrá protegerlos. -Eran solo elucubraciones, pero al igual que la mansión estaba lleno de asesinos, monstruos y locos. Tendría que haber otra gente tan valiente como la trapecista. -Maldita sea mi estampa, tendre que estar mas atento para evitar estas meteduras de pata.

-¿Esta muerto?- ni siquiera me había dado cuenta, con eso de que aparecían muertos por todos lados a uno se le olvida uno que otro. Cosas que pasan-. Pues en mi caso... emmm.... Bueno mi mejor pista era el tipo rico que terminó siendo inocente- una idea acudió a mi mente-. En las novelas siempre es el mayordomo el asesino.

Tenia acceso a toda la casa, conocia cada recoveco de la mansion y, sobre todo, conocia las conexiones de su patron. Todo encajaba.

El domador entra en la estancia en silencio y sin mirar a ninguno de los presentes. Se dirige a una silla vacía y se sienta en la mesa. Sin decir palabra, coloca al cachorro en sus rodillas y se pone a comer. De vez en cuando, corta trozos de carne de su plato y se los da al cachorro.

Mientras mastica lentamente, permanece en silencio, como sumido en profundas reflexiones.

-No queda mucho tiempo para que finalice el turno de votaciones, y me temo que estoy de acuerdo con esa asustadiza muchacha. Es realmente sospechoso que el Domador entrase en la jaula del Aswang y no resultase asesinado. Ahora, sabiendo que hay Aswangs entre nosotros, todo cobra sentido. Lo siento, Sir William, pero todo apunta hacia usted.

- Hora 07:00 am - Receso - (uso de poderes)

Termina el tiempo de votaciones y solo se han emitido 3 votos. No dialoga mucho Hebert con Kipling para llegar a una sensilla conclusion.
-Tres votos dispares son insuficientes*. Necesitamos que al menos se hallan emitido el 50% de los votos. Tomamos otro receso sin llegar a ninguna conclusion.-
Los presentes se dispersaron y un momento despues se escucho un disparo. ¿Habia regresado Warren? No, en la guarida de los lobos encontraron el Cowboy con su arma humeante recien disparada, en sus manos muertas. Con su cuerpo desprovisto de corazon como sucediera con Bill y con Ion no muy lejos de él, no una bala en la frente y el corazón, presumiblemente del Cowboy, en sus manos ensangretadas...

-Agh- dije molesto-. Olvidé votar*- mi mente estaba en otros asuntos, como evitar que algo me matara de forma horrible-. Pero si hasta hace poco todos pensaban que el domador era inocente- incluso su gato detective había reaccionado con la actriz, que resultó ser un monstruo-. Al menos acertó con respecto a la actriz.

No queria meter a alguien inocente al calabozo... pues asi los monstruos tendrian mas posibilidades de cerbarse de mi precioso cuerpo. 

-Esto empieza a ser un mal juego del gato y el ratón donde los ratones estan ganando al gato. - En verdad Judd nunca comprendió del todo esa metáfora y el nerviosismo y ansiedad que empezaba a acumular, no le daba oportunidad a pensar en ese tipo de trivialidades.

De regreso de contemplar la macabra escena que se muestra en "La guarida de los Lobos", el domador entra en el comedor  y se dirige directamente al aparador de las bebidas. Selecciona una de las numerosas botellas que allí se ofrecen, que contiene un líquido de color ámbar, la olfatea y, con gesto de aprobación, se sirve una generosa ración en un elegante vaso de cristal tallado. Agita el vaso en la mano un instante, para despertar los aromas del licor y después se bebe el contenido del vaso de un solo y largo trago. Deposita el vaso en el aparador y lo vuelve a llenar, aunque esta vez no se lo bebe. Con el vaso lleno en la mano y el cachorro de león frotándose cariñosamente contra su pantorrilla izquierda, el domador repasa con la mirada los rostros de todos los presentes durante unos segundos, antes de hablar:

-Damas y señores, les repito lo que antes ya he manifestado en el cuarto llamado "La guarida de los Lobos": Ahora, por fin, tenemos una prueba concluyente de que los "hombres lobo" existen. Y también, afortunadamente, de que su número se ha visto reducido en las últimas horas... ¡Brindo por nuestro buen amigo, el cowboy! ¡Ha vendido cara su vida y nos ha librado de al menos una de esas peligrosas alimañas!

Alza su copa y la pasea, mostrándola a todos los presentes. Después se lleva el vaso a los labios y bebe.

-Sabemos que dos lobos estan muertos, tambien un ans... un awarr... la criatura de la jaula, un "edward"- dije pensativo-. ¿Cuantos pueden quedar? ¿Dos? ¿tres? y eso si no hay otro mas entre los muertos- o encarcelados. Aunque nadie fue envenenado o prendido fuego-. Aunque si tenemos el mismo numero de Edwards... estamos jodidos... estoy jodido porque no me dan los numeros- observo a todos con nuevos ojos, pues podria haber un lobo al lado mio ahora mismo.

-Siento desilusionaros, caballeros, pero creo que esto no confirma que el Renczi fuera un lobo -comenté, dándole vueltas a lo sucedido-. Solo que el Hombre Fuerte fue quien asesinó al Cocinero al inicio de esta reunión. Probablemente fuera otro tipo de amenaza, un loco asesino, como la señorita Magdalena. En su caso, destrozaba costillas y arrancaba corazones. Por lo que he podido advertir desde aquí, el cuerpo del Cowboy no presenta mordeduras ni zarpas de animal, mientras que los cuerpos del Mago y la Cantante sí lo hacían.

-Solo quedamos once, puede que doce si el señor Warren sigue vivo, y no creo que hayamos derrotado todavía ni a los aswangs ni a los lobos. Todavía pueden quedar fácilmente tres hombres lobo y tres aswangs, aunque quiero creer que su número nunca ha sido tan alto.

Si... Tiene usted razón, doctor. Me he precipitado en mis conclusiones...

Aunque no tengo ninguna duda de que la periodista, Ms. Harrington, sí pertenecía a esa especie de lobos humanos, dadas las claras evidencias que su cuerpo presenta. Caballeros, les ruego que mediten con inteligencia sus próximas votaciones, puesto que ya han desperdiciado tontamente sus cada vez más escasas opciones votándome a mí...

En cualquier caso sigo estando dispuesto a recluirme voluntariamente en el calabozo, tal y como indiqué al comienzo de esta aciaga aventura, si así se quedan más tranquilos. Creo que el calabozo no es el peor lugar en el que estar, dadas las circunstancias...

-Lo de la periodista era evidente desde el momento en que se la resucitó y no proporcionó información alguna sobre quién la había matado o que había visto. Sabía que ocultaba algo, pero nunca hubiera pensado que fuera un hombre lobo.

-Para mí, lo que deberíamos hacer en la siguiente votación es ir a por el Aswang. Acabar con la bestia y comprobar qué hacen sus posibles compañeros. Provocarlos, dicho claramente. Porque, que yo sepa, ninguno de nosotros posee la capacidad de obtener información sobre nuestros adversarios. Esa hubiera sido una buena baza en nuestro favor. Seguimos yendo a ciegas, como al principio. Lo único bueno es que parece que hemos detenido al pirómano y al envenenador, ya que nadie ha vuelto a morir de esas formas.

- Hora 08:00 a.m. - Votos -

La tormenta ha durado toda la noche, inspeccionar los jardines ha sido complicado por la lluvia, por no decir imposible. Deberia amanecer, pero continua lloviendo y callendo rayos. Y las nubes negras oscurecen el cielo.

Las luces se apagan, parace que alguien va a morir, nuevamente, ¿Pero quien será la victima esta vez?...

Todos corren e intentan ponerse a salvo, algunos debajo de la mesa, otros tras las cortinas, otros tomando cuchillos.

Al volver la luz encuentran en un sillon de la guarida de los lobos, al cachorro del Domador muerto. El Domador entra y encuentra a su tierna mascota sin vida.

Luego notan que el Medium, al igual que el Jefe Warren, ha desaparecido...

Judd se sorprendió al ver al cachorro del domador muerto, Al parecer solo había una victima y ni siquiera era humano. Eso debía de ser una buena señal, aunque viendo el cariño que Thomas tenia a aquel cachorro aquel hombre menudo tuvo claro quien fue el objetivo esa noche. Lo raro es que solo hubo una victima, claro que el Medium había desaparecido... ¿Tal vez alguien lo intentara proteger de algún ataque? Pero entonces donde esta y que fue del policía... Aun no había vuelto. Milton se rasco la nuca un tanto contrariado.

-Bueno, creo que a tenido mucho suerte señor mio. Creo que algo a ido a por usted y su cachorro a pagado el plato. Le diría que le alegre, pero entiendo que sea igualmente difícil para usted. -Le dedico una leves palabras al domador por la perdida de su cachorro antes de mirar al resto. -En cuanto a los demás. ¿Alguien vio algo? Por que ahora ademas parece que tenemos un secuestrador, ya van dos personas desaparecidas... tal vez deberíamos buscarlos por la mansión. O que hable aquel que haya visto algo, porque esto empieza a ser ridículo. -Tan ridículo que estamos encerrados y apenas divisamos la salida de seguir esto así.

Arrugué el ceño al ver al pobre leoncillo muerto. Aquella criaturita era inocente y había perecido en las intrigas de aquella mansión.

-Lo siento por su mascota, Sir William -dije, con tristeza. Me pregunté si a Oscar le quedarían fuerzas para hacer alguna broma sobre el gato detective-. Se ve que usted le tenía mucho cariño. Ahora la cuestión es, ¿quién lo ha hecho? Si usted me lo permite, quisiera examinar el cadáver del león y practicarle una autopsia para saber cómo murió. Eso nos permitirá saber si le han matado por fuerza bruta, si han sido los lobos, los Aswangs o, por el contrario, aún sigue suelto el envenenador.

-También coincido con el señor Judd en que uno de los aquí presentes es un secuestrador, a la vista de que tanto el señor Warren como ahora también el Médium han desaparecido. Solo quedamos diez, y entre nosotros hay: un secuestrador, el asesino del cachorro y al menos un lobo y un aswang. Aunque hay algo que me desconcierta y es que no haya habido al menos dos muertes durante la noche. ¿Significa eso que hemos acabado sin darnos cuenta con una de las dos facciones de monstruos?

-Por otro lado, sugiero que hoy matemos al Aswang de la jaula. Sir Robert, sé que usted quería exponerlo por el mundo, pero una bestia como esa no debería vivir. Sabemos que adopta las formas que considera oportunas para engañarnos y aún no hemos resuelto el misterio del niño al que vio el señor Kipling. Creo que si ejecutamos a esa bestia de la jaula, estaremos más cerca de acabar con esta masacre.

 Con el traje sucio y arrugado y las manos manchadas de tierra húmeda, el domador entra en el comedor, dejando un rastro de barro y hojas muertas al caminar y se sienta en una de las sillas vacías. Se queda allí inmóvil e inexpresivo. No habla ni mira a nadie.

Hombre Bala- Milton Eugene Judd:

-Bueno, creo que a tenido mucho suerte señor mio. Creo que algo a ido a por usted y su cachorro a pagado el plato. Le diría que le alegre, pero entiendo que sea igualmente difícil para usted.

El impávido rostro del domador se gira lentamente hacia quien le ha hablado:

-Uno o más de ustedes, cobardes miserables, han matado a mi amigo. Mataré de la forma más horrible que se me ocurra a aquél que lo haya hecho. 

-Doctor- William Bradley

-Lo siento por su mascota, Sir William. Se ve que usted le tenía mucho cariño. Ahora la cuestión es, ¿quién lo ha hecho? Si usted me lo permite, quisiera examinar el cadáver del león y practicarle una autopsia para saber cómo murió. Eso nos permitirá saber si le han matado por fuerza bruta, si han sido los lobos, los Aswangs o, por el contrario, aún sigue suelto el envenenador. 

Una vez más el pétreo rostro de Sir William se gira con exasperante lentitud para encararse con el del doctor. Sus fríos y vidriosos ojos no parpadean cuando habla:

-Está enterrado en el jardín. Al pie del roble solitario. Al que se acerque, lo mato. 

Su mirada desenfocada se dirige al cuchillo que tiene en la mesa, justo delante. Como si fuese la primera vez que lo ve.

-Domador, tranquilo, lo entiendo, pero personas tambien han muerto hoy aqui...-

-Bradley, en este momento, creo que debo concordar con usted mal que me pese. Ya ha muerto mucha gente y no podemo arriesgarnos a que muera mas.-

-Hebert estara de acuerdo en que será mejor matar al aswang por preservar nuestras vidas y olvidar el negociado por el momento.-

-Aunque yo no votaré. Lo dejaré en vuestras manos.-

-Por cierto Thomas, que buen licor,... Se ha ido la resaca...- le estaban dando un té helado de hierbas medicinales con especias que se asemejaban a un wisky sin alcohol...

No dije nada con repecto al pobre cachorro detective, aunque por dentro me alegraba que no fuera yo el que aparecia asesinado, el cachorro era el que mas me agradaba de los presentes. Despues de las damas, obviamente.

-Pues no quiero tirar mas leña al fuego- dijo tratando de despegarme el traje del cuerpo-. pero alguien me roció con liquido inflamable. Asi que el piromano sigue dando de las suyas... aunque agradezco que no me encendiera.

No creia que matar a la criatura nos ayudara en nada, pero si todos iban a por ella... no podria hacer mucho.

-Sigo pensando que la criatura no es la amenaza mayor. El que atacaran una sola vez significa que los edwars no pueden atacan mas, murió el ultimo al matar a ese lobo. Deben quedar uno o dos lobos- me pasé la mano por la barbilla-. Aunque ahora que lo pienso, podria ser al reves. No mas lobos y queda un edward... Que complicado

            - Esta noche de pesadilla espero que acabe pronto para que podamos huir de esta masacre y que la policía se encargue de esas malditas criaturas ... no se si matar a ese Aswag sea la solución pero es cierto que no puede ser mas insegura que si decidimos acabar con la criatura enjaulada! -     Indica Samara su opinión al respecto de lo que los demás proponen después de llegar del jardín y tras acomodar su cabello y tratar de respirar y relajarse un poco baja su tono de voz y trata de ser un poco mas sensible con la pérdida del domador, así como de los demás ausentes

            - Disculpe por favor si le molesto Sir William, pues lamento mucho su pérdida ... si bien no me agrada estar expuesta a que una bestia salvaje, por muy linda que fuera pueda tener nos a su alcance ... me parece que en este momento hay otras bestias de las que debemos preocuparnos mas ... pero su amenaza intimidatoria no me deja mas tranquila caballero! -      Dijo la joven acróbata poniendo se detrás de Oscar aparentemente temerosa de la reacción del iracundo domador y tras acercarse un poco al payaso le susurró algo al oído