Partida Rol por web

Con un delicioso contoneo de caderas y movimientos gráciles y estudiados  ingresa la actriz Sybil Winder al comedor, con una linda sonrisa se acerca seductora hasta el anfitrión y lo toma por el cuello en un amoroso y gentil abrazo.

-¡Oh, mi querido Lloyd! Gracias por la invitación, es un verdadero pla-cer haber asistido...- la actriz se retira delicadamente y con una actitud de picara e inocente pregunta al domador -Disculpe caballero, ¿este lugar está ocupado?...-

Ante la pregunta del domador, la cantante río alegremente. Calle, calle, para quien ibamos a reservar este sitio mejor que para usted. Sientese, adulador, y no se haga de rogar. 

Cuando se sentó el doctor, prácticamente delante suyo, la cantante intentó cortar la conversación sobre el cadaver (un tema poco apropiado para una cena). Relájese, doctor, seguro que hay otro momento para preocuparse de esa... desgracia. Ahora, tengamos una cena agradable. Por cierto, ¿donde tiene usted su consulta en Londre...?

Pero la cantante no pudo acabar la palabra, la llegada de la poco pudorosa actriz, la puso roja de furia. Que se creía esa furcía, avalanzandose de esa manera sobre el anfitrión. Relajate, Marianne, que a las busconas las quieren para lo que las quieren, pero ese no es el papel al que aspiras. Al ver que se quería sentar al otro lado del domador, maldijo interiormente y cambió su rostro al más dulce que sabía finjir. Bone soire, mademoiselle saludó en frances.

-Ejem... Ejem... ¿Y usted que opina del extraño especímen que nos han presentado Doctor Bradley?...- El ciéntifico carraspea ante la incomoda situación que la actriz desencadena.

Ingreso al comedor con la agenda de Sir Lloyd repleta de cancelaciones, esta reunión no tenía sentido, lo mejor de todo es que Sir Bill "K" -para abreviar todo su apellido hawaiano- acepto asistir si no los negocios sobre la refinería en norteamerica y la demanda de tabaco en sudamérica si hubierna visto bastante comprometidos, y luego esa... esa cosa que han traído que me pone los nervios de punta, Dios cuanto trabajo y a estas horas de la noche, en verdad que no tenía ganas de asistir a la cena.

-Buenas noches...-  Atino a saludar antes de dirigirme al único lugar más cercano a Sir Lloyd ya que los demás invitados han acaparado todas las sillas cercanas a él.
 

Las campanillas alertaron a Jonathan sobre el anuncio de la comida, en cuanto vio las mesas, se alegro, había un par al fondo, y entre el payaso o el hombre enorme, se quedaba con el fortachón, le daba menos miedo. 

​En cuanto entró escucho como hablaban de un accidente, los ideales de Kipling se avivaron un poco. Esto era lo más parecido a su sueño que iba a encontrar y ya se sabe lo que decían los economistas de ahora: No desaproveches una oportunidad.

​-Sir Lloyd, si necesita cualquier cosa, aquí me tiene.- Mas palabras serian maleducadas y el Lord ya sabia lo que podría o no podría hacer el abogado, incluida una defensa en una denuncia de decesos por peligrosidad.

​Dicho esto, tomo asiento.

-Delacroix a mi derecha y Winder a mi izquierda, ¿No seré yo el hombre mas afortunado de la tierra? Sea bienvenida Leady Sybil. Que bueno que estoy en medio para evitar peleas.-
-Por mi, cof cof,.-
Tomo un vaso de agua en donde remojó su espeso bigote negro.

Apenas entro al salón comedor y escucho el rumor sobre lo del actor y su trágica muerte, ¿Cómo, cuando y donde? esto me interesa sobremanera, más noticias para el períodico, a final de cuentas esto será una muy buena inversión, y con esto podré ajustar mis cuentas que de por sí ya estaban muy desfalcadas.

-Buenas noches, damas y caballeros...- Asiento la cabeza elegantemente y busco un lugar para escuchar más sobre el rumor de la muerte del desafortunado actor.

La amena charla transcurre con tranquilidad aún cuando el terrible accidente es el comentario principal previo al banquete de bienvenida, aún faltan lugares y los sirvientes ya se encuentran impacientes por servir la cena a la expectativa de las indicaciones de Sir Lloyd G. Hebert.

De pronto unos rugidos del cachorro de león se escuchan debajo de la mesa, el cachorro busca a su amo muy inquieto y rugiendo cómo si algo lo amenazara justo bajo de la silla del Domador.

Nose si me tengo que levantar, nose si será educado. -Pequeño ¿Que te sucede? Ya traen la comida, calmate un poquito aunque sea.-

-Aaaaah bella dama, soy de las estepas congeladas de Varrrsovia... -моя прекрасная родина- *Mi bella tierra natal. -A sus pies madame.- el ruso se levanta y hace una elegante y rígida reverencia a la cantante. Luego escucha los rugidos del pequeño cachorro de león.

-Hahahaha, ese cachorro deb tener hambrre...- Mikael finaliza con una sonora carcajada su comentario.
 

-Debo aclarar que sólo es protocolo para descartar cualquier posible suceso- les contesto a los curiosos que habian preguntado por posibles culpables para no causar más alboroto -Espero que su colaboración nos ayude para aclarar esta situacion- contesto el comentario del doctor ya que su ayuda sería esclarecedora en esta situación.
Pasado un tiempo el cachorro del domador comenzó a quejarse, todos pensaban que era por hambre pero he sabido de casos en que los animales gracias a sus instintos pueden llegar a detectar amenazas y peligros de los cuales nosotros como humanos jamás nos percatariamos, y así con un poco de nerviosismo continue con la cena.

Tras responder con una sonrisa al saludo del tragasables, la cantante no pudo decir nada, interrumpida por el rugido del leoncito. Dio un pequeño saltito por la sorpresa, pero habiéndolo tenido antes entre sus brazos, los rugidos del leoncito le provocaban a Madame Delacroix más ternura que miedo. Vamos, hombre, le dijo al domador con una sonrisa y haciendo un gesto con sus manos de elevar algo. Saque al pobre animal de ahí debajo y que se ponga cómodo. Moviendo su cabeza de un lado al otro para dirigirse a todos a la vez, añadió. Ya verán que es una monada de cachorrito. Una bestia noble, y no como eso de ahí fuera, la verdad.
 

El anfitrión se levanta de su lugar con muy buena cara y llama la atención de todo el mundo. -Es un placer para mí tenerlos cómo huéspedes en mi humilde morada.- alza una copa de vino previamente llenada y la alza delante de todos los presentes.

-Salud por su entrañable amistad, que comer y beber es primero que cualquier tipo de negocios.- Después de que los invitados brindan y aplauden a una señal del anfitrión un verdadero ballet de platillos y manjares comienza a desfilar alrededor de la kilométrica mesa sirviendo aquellas delicias casi al unísono inaugurando aquel festín.

Hace una elegante reverencia a la cantante sentada a su izquierda guiñandole un ojo esperando que la bella dama olvidase el pequeño desaguisado en la entrada.

Luego dirige su mirada hacia el abogado Kipling. -Mr. Kipling, terminando la cena podría acompañarme a mi desapacho junto con el jefe Warren y mi secretaria particula Mrs. Alice para revisar algunos asuntos pendientes y sobre todo el caso del desafortunado señor Allen, que en paz descanse...- baja la mirada en tono triste y sombrío. -En fin muy desafortunado el incidente pero como ustedes dicen... "El espectáculo debe continuar".- Hebert toma asiento y se dirige al domador -He ordenado que traigan una bandeja con los más tierno trozos de carne de venado cazados aquí en las inmediaciones Grimshaw para aplacar un poco el hambre de tremenda bestia que nos ha traído de improviso Sir William.- finaliza Lloyd tomando los preciosos cubiertos de plata entre sus manos.

-Soy empresario mi lady.- se refiere a la cantante -Tengo varios asuntos que tratar con nuestro amable anfitrión.- dice el millonario acomodándose la servilleta para degustar tan fino banquete. - Espero me dé una oportunidad después de lo del desafortunado accidente.- termina la frase justo cuando le están sirviendo la deliciosa sopa.

-Durante toda mi vida, he visto toda clase de extrañas criaturas en los países que he visitado para ejercer como médico militar -le expliqué al señor Remedios, acerca de la pregunta que me había realizado-. Aunque nunca había visto a una criatura como el "Aswang" que nos ha mostrado Sir Robert. A priori, diría que se trataba de una especie de simio o un humano con algún tipo de malformaciones, aunque lo considero demasiado real como para que pudiera tratarse de un fraude. ¿Quién sabe si no existen todavía centenares de criaturas desconocidas para el ser humano? Por ejemplo, en las selvas del Congo, los nativos pigmeos aún hoy continúan creyendo en la existencia de lo que usted y yo consideraríamos una especie de dinosaurio y que ellos denominan como Mokèle mbèmbé. Y no solo creen en su existencia, sino que incluso afirman que esta especie forma parte de su dieta diaria y que pueden cazarlo con relativa facilidad. Puede ser verdad o solo un cuento con el que los indígenas quieren captar la atención de los forasteros, aunque no hay duda de que a la especie humana aún le quedan muchas cosas por saber.

Alcé mi copa con el resto, culminando el brindis bebiéndome el contenido de un trago para luego aplaudir. Al fin la comida llegaba, no sabía que agarrar primero y viendo que enfrente de mí estaba una mole de músculos y tatuajes, debería luchar por cada bocado. Por suerte me han dejado bastante solo, lo que me permite explayarme y usar uno de los platos que tengo al lado como apoyo. Escucho un par de cosas más, historias que a nadie le importa si no tienen que ver con el festín que me estaba por dar.

-Mierda, jamás voy a poder comer algo así nunca más- pienso apenas pruebo algo que la verdad no sé qué es pero que se derrite en mi boca. Bajo la comida con lo que hay en mi copa, la cual es rellenada por un sirviente, casi como si me leyera la mente. La gente rica tiene tantas comodidades y privilegios… espero que alguna vez se hundan en la mierda hasta el cuello, solo para que sepan lo que se siente.

-Mmmmhhhh interesante perspectiva Doctor.- El científico se queda pensativo mientras le sirven la cena. -Yo no soy oriundo de estas tierras, sin embargo he vivido mucho tiempo en las cercanías y no dejan de sorprenderme varios comentarios tomados de la misma vox populi, tradiciones y creencias que se toman cómo verdades absolutas, por ejemplo el rumor sobre la maldición del bosque Grimshaw y sus peligrosas bestias, el Paso del Cuervo donde desafortunadamente sucedio el terrible accidente del actor, ese es un lugar de muy mala reputación por la gente de aquí, coincidencia ó no, me llama mucho la atención ese hecho doctor y lo que pueda pensar un aldeano común y corriente al asociar una bestia con aspecto poco común como el especímen que ha traído Sir Robert y este desafortunado evento de azar.- le señala con los restos de una jugosa pierna de pavo.

Levanté mi copa en señal de afirmación a la invitación del anfitrión de pasar a su despacho, -Asi sera Sir Lloyd-observé a su asistente que también nos haría compañía, pude observar que la mujer tenía una gran belleza, tenía curiosidad en saber que me diría Sir Lloid con su abogado y Secretaría como compañía, de igual forma con la duda en mi mente continúe con la charla y el banquete.

Llegar al comedor no fue difícil lo difícil fue elegir donde sentarse, aquella casa estaba llena de extraños pero al menos le pareció ver algo que le era familiar. -Un payaso, no recuerdo que hayan invitado ninguno conocido, pero sera mejor eso que la compañía de algún abogado o profanador de derechos. Ademas parece que hay una hermosa jovencita al otro lado. -Miro el asiento vació entre el payaso y la actriz. -Con suerte tendré una nueva conversación y al otro lado una agradable compañía, espero que huela tan bien como aparenta. -Judd se aseguro un lugar en la mesa al sentarse, no sin esfuerzo en una de aquellas sillas altas, y de largo respaldo, mirando los invitados a su alrededor.
-Un placer señor, señorita. Me presento, Milton Eugene Judd encantado de compartir mesa con ustedes. -Fue educado con ambos y espero respuesta, por si acaso hubiera interrumpido alguna conversación previa.

Al parecer algunos hablaban de la falta de alguien, para él no era nadie. Realmente no lo conocía y si había muerto, nunca lo conocería por lo que prefirió olvidarlo antes de tener que empezar a lamentarse.

-Tal vez fueran cuatreros, ya saben, ladrones que se esconden en los bosques en busca de presas fáciles, seguramente ese hombre llevaba mas dinero del que supiera contar y eso atrajo a las urracas. -Pero llevaba tiempo sin abrir la boca y decidió que ya era momento de hacerse notar. -Que sepan que por tamaño no sera.

Escuché una vocecita a mi lado justo cuando estaba degustando un jugoso pedazo de carne. A mi derecha había un pequeño hombrecito, creo haberlo visto en el vestíbulo, aunque estaba algo ocupado tratando de no cagarme de miedo con esa criatura.

-Oscar- le dije dándole la mano y sacudiéndosela mucho, como hacía con los niños. Maldita costumbre-. Deberías probar esto, es algo increíble- y le pongo en el plato un enorme pedazo de carne, como la que me acababa de devorar-. Y la bebida lo hará saber mejor- y le lleno el vaso hasta el borde. Estaba por responder con un “¿A quién le importa?” sobre la muerte del presunto actor, pero tuve el decoro de responder-. Son tiempos difíciles para la buena gente. Por eso hay que reír tanto como se pueda.