Partida Rol por web

Lindo numerito, nuevamente intentaba atacar, y lanzar un hechizo, Alma estaba agotada de aquel fanfarrón inculto, que le había abierto una brecha en su vientre  plano. Con cimitarra en mano, avanzó lo suficiente como para lograr atacarlo nuevamente por el costado. 

Herido nuevamente, esta vez de gravedad, intento finalizar el conjuro a pesar del dolor, es mi única oportunidad. Sin embargo el dolor es demasiado intenso y pierdo la concentración. Ah, maldita perra. Te desollaré viva por esto.

Enarco una ceja, increedulo, mientras bajo la mano.

-Un mago tan estupido como para conjurar junto a una espadachina sin concentrarse especialmente para eso... No vales ni la molestia de un conjuro. Terminen con el de una vez y no hagan ruido, mujeres.

Me retiro por el pasillo en direccion a mi habitacion.

Dejas que los demás se ocupen de sus propios asuntos y te vas a tu habitación. Te preparas para ir a dormir.

Una vez en mi habitacion, cierro con llave y para doble seguridad, pongo una silla o baul que pueda mover, contra la puerta.

Hecho esto, me tiendo, exausto, a buscar en el sueño un descanso al largo dia...

Herido, ya me había cobrado de  tan sucia alimañan, pero... no podía dejar de pensar que dentro de mi había ayudado a la mujer. Eso no era posible, no, quien era esta mujer para que merezca mi colaboracion para no morir. Levanto mi cimitarra y la llevo al pecho del hombre. Un intento de atacarme y lo revano

- ese sujeto tiene razon, mi cimitarra es manchada con tu indigna sangre... - ahora, solo con mi voz, me dirijo a la mujer - ey tu, haz algo productivo, saca a la mujer de aqui, yo me encargo de este malnacido- debia darle su merecido, el desgraciado aparte de todo, me habia llamado perra.

- tienes dos caminos, terminar esto aqui e irte, o que termine con tu vida en este segundo, decide...- preciono mi cimitarra contra su pecho, aguardando el momento, vigilante a sus manos y sus labios, sabía sobre conjuros y eso era peligroso, pero aun así, no podía llegar y atacarlo, mi propio código me lo impedía. Estaba mal heridoy no podía aprovecharme de eso.

Mi compañera si ha ganado fuerzas, pienso mientras me acerco a la mujer sin temer lo que pueda hacer el hombre, sin dejar de tener su arco en la mano levanta a la mujer del piso.

"-Vamonos de aqui, ya has tenido suficiente al igual que nosotras, podriamos dormir en la calle por tu  culpa."

Sidhe lleva  a la mujer hasta el marco de la puerta de la habitación.

No creáis que esto ha terminado. Volveremos a vernos. Y tras decir esto, me desvanezco ante sus ojos.

Tras el último truco del tipo, que de alguna forma se ha desvanecido de vuestra vista, la mujer, ayudada por Shide, se levanta y sale de la habitación. Sin embargo, tan pronto como llega al pasillo empieza a correr como una loca y baja las escaleras a toda prisa. En seguida la perdéis de vista y os quedáis solas.

- bien, ni un día en este lugar y ya tengo un enemigo...- suelto una pequeña risita, mientras retrocedo, con mis manos en el vientre, observo a las dos mujeres que había retrocedido para escapar del extraño sujeto, ahora debía averiguar por quién he arriesgado mi pellejo, y cobrado una enemistad con alguien que ni el nombre conozco, más ahora al ver que el sujeto sabía sobre artes mágicas.

- dinos, ¿quién era ese sujeto?... y...¿en donde puedemos conseguir un clérigo...?- le pregunto, aunque sin querer, intento ser más agradable, buscar algo de información no requeire de mi personalidad déspota, sino, de algo más de clase, de la cual gozo en abundancia. Pero la mujer comienza a alejarse, fantástico, ni las gracias la desgraciada.

- vamos...- le digo a mi compañera, y salgo trás la mujer, corriendo por el pasillo y escaleras abajo, herida y todo, necesito información, haber enfrentado a un completo desconocido no es conveniente para nadie, más quien ha usado trucos de ese tipo, sin embargo, tan diestro no era... de lo contrario, estaríamos las dos, vueltas fiabre, en la habitación de arriba.

Dejo que el hombre corra, a pesar de que nos habiamos portado como heroinas me quedaba un sabor amargo, por lo menos pensaba que la mujer se iba sentir agradecida por nosotras, haberla salvado de las garras de aquel hombre que sin duda le iba a quitar la vida, el porque de sus actos no lo sabia ni me lo imaginaba, ¿Un lio de sabanas? ¿Dinero? No lo sabia y a estas alturas mis ojos al igual que mi cuerpo estaban cansados, no queria mas peleas. Si el tipo dijo que esto no terminaba aqui, lo creia sin duda alguna, solo espero que es dia este en mejores condiciones para atravezarle cualquier parte del cuerpo. 

Bajo el último escalón, el dolor en mi abdomen me obliga a detenerme, ya había perdido el suficiente tiempo y energías en algo que no era de mi competencia, como si tuviera algún tipo de deber para con esa mal agradecida. Bajo la cabeza, y cubro con mis manos la herida. Arriba ha quedado la arquera, cansada seguramente, pero yo,  aun debía tratarme esta bendita herida. Disimuladamente, todo lo que mi actual estado me lo permitía, me acerqué a los que estaban atendiendo en la barra y preguntar por el templo más cercano, aún debeía ver que tuviera el suficiente dinero en mi bolsa. Vaya suerte, es la que me he cogido, quizás una especie de karma por no haber ayudado aquel elfo, ¿pero por qué ayudarlo?... no era mi asunto, y él, había demostrado ser lo suficientemente inepto como para seguir con vida. 

El templo más cercano... pienso unos segundos... el Prado de la Estrella, es un templo élfico, pero supongo que no le pondrán pegas. Está solo a dos calles de aquí, en esa dirección.

asientiendo a las palabras de la posadera, hago gala de toda mi elegancia en la forma de expresarme. Acto seguido y sin esperar más, salgo de la posada, Mis cosas deben estar en la habitación aún y si bien no recuerdo si dejé cerrado, en esos minutos pierde cuidado, lo más importante lo cargo conmigo. Siguiendo las indicaciones de la mujer, busco el famoso templo, unas vendas y estaré bien. ¿no habría algún clérigo en el grupo de la caravana?. No recuerdo la verdad, luego deberé estudiar ese tema.

Siguiendo las indicaciones de la posadera, te mueves por las solitarias calles en la noche de Eterlund hasta llegar a una plaza. Allí puedes ver el edificio del templo élfico. Además, al no haber nadie por las calles, te llama la atención la presencia de un grupo de personas, saliendo de un edificio al otro lado de la plaza. Estás demasiado lejos y hay muy poca luz para distinguirlos con claridad, pero dirías que se trata de los miembros de la caravana que se tomaron tanto interés en aquel elfo herido. No puedes estar segura, si estuviese uno solo no lo reconocerías, pero así, en grupo... sí, parecen ellos.
Si que recuerdas que tenían un clérigo en el grupo, pero tienes un templo ahí mismo, al otro lado de la calle.

"No hay nada mas que hacer acá"

Camino hacia la sala principal del edificio, la pelea de hace unos momentos me había dejado un poco agitada y queria descansar, no mas problemas porfavor.

En una de las mesas alejada de la gente pido a una de las personas que atienden el lugar que me traiga algo de beber, no tengo mucho dinero, asi que me conformare con lo que pueda pagar.