Partida Rol por web

Iros de aquí las dos. AHORA.

¿Un elfo herido? Podría ser importante. Ese elfo ¿os fijásteis si tenía algún tatuaje o cicatriz distintiva?

¿Os dijo quien lo había herido y porque?

En realidad no es nada interesante. Una mujer me ofrecio una buena bolsa si entraba hoy aquí – digo señalando el piso superior – y encontraba algo para ella. Según ella unos elfos se lo habían robado y quería recuperarlo. Yo no lo me lo creo mucho pero, por lo que paga, no me importa. No era más que un estuche con unos mapas o algo así. Tengo el estuche, pero no creo que los elfos lo echen de menos. Tienen esa habitación repleta de mapas. Es increible. Cambio nerviosamente el peso de pie. ¿Puedo irme ya? No quisiera meterme en más líos.

Mientras los demás hablan en el callejón, Klaxtor se dirige decidido hacia la puerta de la posada y trata de abrirla, pero no puede. Vuelve a intentarlo con más energía, por si estuviera atascada, pero es incapaz. La puerta está cerrada a conciencia.

Al oír a Klaxtor forcejar con la puerta me acerco hacía él mientras le grito.

-Tranquilo ya nos aviso que aparentemente estaría cerrado teníamos que decir que veníamos de su parte dando su nombre Caranthir.

Al escuchar el relato del chaval, me acerco y hablo con un tono amigable...

--"¿Tienes los estuches?... podríamos verlos verdad?" mientras extiendo la mano. Aparece una sonrisa conciliadora... que no se transmite a los ojos.

-No.. no tuve oportunidad de hablar con el. +mantengo en reserva el echo de que hablo con la joven que entro hace un rato+.Despues de su inesperado arribo, llego otro grupo, unos hombres bastante ... peculiares. Insistian en saber sobre elfos que podrian haber salido del bosque. Os suenan familiares?.

Pues más les vale que abran a Klaxtor no me gustaria tener que tirar la puerta abajo - respondo a Olaff.

ABRID ESTA MALDITA PUERTA!! VENGO DE PARTE DE CARANTHIR!! - golpeando bruscamente la puerta.

¿Quien es esa señora donde tenías que reunirte con ella? ¿A que hora?
¿Que aspecto tenía? ¿De que raza es?.

Chaval mi paciencia no es la de estos elfos que me acompañan.

Naurnes trata de mantener la tranquilidad de su voz mientras trata de discernir a cuánta presión se puede someter al chico antes de que "estalle" y se deshaga de los ligámenes del encantamiento. Su sonrisa plácida resulta encandiladora de por si, sin necesidad alguna de hechizos.

-Tranquilo, Auris, el chico sólo estaba tratando de ganarse la vida, no dejaré que le hagas daño. Vamos, chico, dame los estuches y no pasará nada. Estos humanos tienen un sentido del deber muy desarrollado, así que se encargarán de que la señora que te contrató no te cause problemas, pero para eso necesitarán que les des una buena descripción y les digas dónde y cuándo te tenías que encontrar con ella, ¿de acuerdo? Tú sólo tendrás que desaparecer unas horas para asegurarte de que no haya problemas... -la voz de Naurnes, dulce, melodiosa, está llena de sentido común y más aún lo está para el blanco de su hechizo.

Vamos, chico, se bueno, no queremos derramamientos de sangre, ¿verdad? -piensa para si mientras tanto.

¿Unos hombres armados y a caballo? ¿con unos modales un tanto bruscos? Seguramente eran Salas y sus hombres. Son nuestros aliados, aunque un poco impulsivos. Están buscando a esos malvados elfos que se ocultan en el bosque. Es poco probable que pueda encontrarlos, sobretodo porque se resiste a entrar en el propio bosque. Es un buen hombre, pero de ideas fijas.

Las bruscas preguntas de Auris me ponen más nervioso de lo que sería aconsejable y las palabras de la amable elfa no ayudan demasiado.

Lo siento, señores, pero creo que han confudido los términos de mi contrato. Tengo que llevarle esto a ella, en persona o no cobraré. Y creo que darles más datos nos pondría en peligro a todos, especialmente a mi. ¿Por que no lo dejan estar y me voy ya? Sería mejor para todos

Me parece que va ser que no, que tu te quedas y les devuelves esos pergaminos a sus dueños, que accidentalmente se han caído por la ventana y tu tan amablemente has recogido con la intención de devolverlos.

Llego al lado de Klaxtor e intento ayudarle a picar en la puerta golpeándola con mi hacha, no por la parte del filo.

- No se si están sordos, Caranthir nos ha dicho la verdad pero ya no hay un restaurante o nuestro inofensivo amigo, - mirando al joven que salio por la ventana, - los ha dejado con una sonrisa de oreja a oreja y por eso no sale nadie ni a decir que nos vayamos a molestar a otro sitio o llamaran a la guardia.

Me quedo pálido. No, por favor. Quedense con los mapas, no me importa, pero por favor, déjeme ir. Suplico mientras trato de escabullirme.

Quizás vos podáis ayudarnos en esa parte. ¿No te parece, Elizha? Puede que maese Cynan pueda ayudarnos a encontrar a esos arteros elfos y descubrir lo que traman en el bosque. No es por despreciar a Salas y sus hombres, pero no han hecho ningún progreso.

-Tal vez... Aunque me gustaria serles de ayuda, no desearia comprometerme sin saber mas, por favor. Como por ejemplo, esos .. aliados de ustedes, señoras... por que no quieren entrar al bosque? Y por que expresamente elfos? En si, me gustaria estar mas interiorizado... La propuesta ha demostrado ser interesante, pero hay que ver todos los lados de una cosa primero.

Mesa con cuidado la corta barba negra, escuchando atentamente a las mujeres.

La inofensiva elfa, frágil y grácil como sólo una mujer de su raza puede ser, no se interpone en el camino de huída del ladronzuelo, su pie sí.

Maldito cabrón, cuando intenta escabullirse le cog del brazo mientras desenfundo mi espada con la otra mano dispuesto a acabar con la vida del muchacho.