Partida Rol por web

Me aparto de su camino, dejando que el tipo haga su trabajo, sin meterme. La guardia se encargara, no es mi problema... Solo compruebo que el muchacho no me halla robado nada al golpearme.

Luego emprendo el regreso a la posada, molesto conmigo mismo y pensando:

*Debi preguntarle a la posadera... en fin, no todos son tan serviciales aqui como en Argluna, debo recordarlo...

Una vez llego, sin embargo, me dirijo a mi habitacion a dormir, dejando la investigacion para mañana....

Klaxtor coge carrerilla y la puerta ni siquiera es capaz de frenar su avance. La vieja puerta de madera, cerrada con llave, salta de sus goznes. Tanto la puerta como el semiorco entran en la oscuridad del interior del edificio. No hay ninguna luz encendida, pero la poca iluminación exterior os permite ver unas cuantas mesas y sillas repartidas por una gran sala.

Tras entrar abruptamente en la casa, tu visión en la oscuridad te permite ver que en la sala no hay más que algunas mesas y sillas. Ni siquiera hay una barra en la que servir bebidas. Ni siquiera ves una miserable botella. Esta habitación parece ocupar toda la planta baja del edificio. Al fondo de la sala a una puerta de madera (que seguramente aguante menos que la primera) y unas destartaladas escaleras que llevan al piso superior.

Me dirijo hacia las escaleras, y subo por ellas. A paso ligero, sin llegar a correr.

Entro en la habitación con la espada corta en la mano y alerta a cada rincon y cada sombra.

Una vez guardado el "regalo" del bribón en la mochila me acerco a la casa y me pongo en la puerta de entrada apoyado contra la pared de fuera. Disimuladamente llevo mi mano al pomo de mi cimitarra. Además intento localizar a todos mis compañeros con la vista

Como había indicado, Naurnes se dirige a avisar a los elfos, si esto fuera posible. Su paso es acelerado, pero no llega a la carrera, más bien a un leve trotecillo fruto de su incertidumbre y sus miradas hacia atrás por si sucediera algo. En parte quiere alejarse y prefiere no saber, pero otra parte de ella no puede alejarse sin saber qué ha sucedido... 

¿Te diriges al templo de Colleron Larezhian?

Tras perseguir al ladronzuelo por las calles un tanto desiertas de la ciudad, creyendo que no puede despistarte sin gente entre la que ocultarse, al dar un giro en una calle, te quedas parado. El muchacho ha desaparecido. Rápidamente buscas en todos los lugares posibles donde pueda haberse escondido, pero sin éxito. Tras unos minutos de infructuosa búsqueda compruebas rápidamente un par de calles más por si ves alguna pista para recuperar el rastro, pero sin éxito. El ladronzuelo te ha dado esquinazo. Puedes seguir intentando encontrarlo, pero ya es casi imposible. Lo mejor sería volver con los demás.

Vuelves a la posada, un tanto desilusionado, dispuesto para irte a dormir. Al llegar compruebas que las dos damas ya no se encuentran aquí. Subes las escaleras para dirigirte a tu habitación cuando oyes ruido. Posiblemente ruido de lucha. Al acercarte más compruebas que así es, una de las habitaciones tiene la puerta abierta, y al pasar por delante, pues has de hacerlo para llegar a la tuya, compruebas que hay una pelea dentro.

Las dos mujeres que te acompañaban en la caravana, las dos que te siguieron hasta la posada, están luchando con un hombre. En el suelo, tratando de mantenerse alejada de la lucha hay una mujer, posiblemente herida. El hombre, con el torso desnudo, blande un cuchillo contra la espada de una de las mujeres.

Hacen bastante ruido, es raro que no se oiga en el piso de abajo. Pero seguro que desde tu habitación sí. Si no acaban pronto, te va a costar conciliar el sueño.

Abatido por habérseme escapado y después de guardar el hacha en su funda me dirijo hacía donde comencé la persecución. Me temo que me quedaré sin cenar hoy.

Me detengo en la puerta, mosqueado y cansado. Alzo una mano, apuntando hacia los contendientes, aunque a ninguno en particular por el momento. Con voz fuerte, aunque fria y serena, les digo:

-Niños y niñas!, mañana tengo un dia largo y deseo dormir... Les "sugiero" que se detengan antes de que me obliguen a hacer algo desagradable, y luego llame a la guardia de esta ciudad...

Mientras la lucha sigue, el tipo que viajaba con vosotros en la caravana y que se aloja en esta misma posada se detiene ante la puerta de la habitación.

-Niños y niñas!, mañana tengo un dia largo y deseo dormir... Les "sugiero" que se detengan antes de que me obliguen a hacer algo desagradable, y luego llame a la guardia de esta ciudad...

herida y molesta, la caballero se vuelve a lanzar contra el sujeto, empuñando la cimitarra que cucha hoja curva daba la impresión de ser capaz de destazar a cualquiera, sin embargo, el nuevo sujeto que llega, detiene en parte su movimiento.

-...grr...- murmuró un gruñido, era verdad, recien llegada a la ciudad, y ya metida en líos, retrocedió, con la mano en la herida que el hombre le había proferido- de todas formas llama a la guardía, este hombre nos atacó a las dos e iba a matar a su mujer...- exclama finguiendo total inocencia y preocupación por aquella mujer, además de hacerse la herida grave, cosa que no estaba muy lejos de ser verdad, realmente - ... este hombre intentó asesinarnos...- exclamó retrocediendo y poniéndose a resguardo, no sabía con quién peleaba, eso le molestaba desde un principio, más considerando el hecho de sus rasgos.

Sidhe camina hacia la puerta sin dejar de mirar hacia su oponente.

"¿Guardia de la ciudad? No deberian traerlo para detenernos a nosotras, traiganlo y veamos si estan de acuerdo a que maten a una mujer inocente y sin proteccion alguna"

No - me - in - te - re -sa +mascullo, cansado+

Mi mano sin embargo, no baja un apice, sigo apuntando dentro de la habitacion. Miro a las 2 guerreras, el tipo que sigue callado y otra que esta acobardada en el suelo.

-Vamos a hacer lo siguiente. Los 4 van a salir de aqui a resolver sus cosas en la calle y dejarme en paz. Van a salir de uno en uno, empezando por esa mujer ahi tirada. Luego las dos chicas y ultimo el otro tipo. Quien tenga objeciones se las traga.

Retrocedo, poniendo la pared a mi espalda y apartandome levemente del camino de la puerta, para que ninguno este junto a mi al salir..

Ya estoy harto de todos vosotros, entrometidos. Acabemos con esto. Y lanzo un conjuro.