Partida Rol por web

Las palabras fueron tan ásperas y toscas  como el aspecto de los propios enanos .Bonitas maneras .Si ya no les llevaba en mi corazón después del primer encontronazo el trato que dispensan a la elfa acaba por encabronarme del todo así que me pongo al lado de Lorantha para darle apoyo moral .O todos o ninguno compañera si tu no pasas yo tampoco

Tras la batalla y separarse de su amiga, Melissa tuvo que decirle adios a su otro amigo, siguió todas sus órdenes y sólo ella podía culparse de su caída. Galopar por un terreno que no conocía y no saber manejar las riendas tanto como ella creía. Ya sin lágrimas en los ojos pero con un profundo pesar, clavó su espada en el cuello de su fiel Carafea y tras coger un mechón de su crin color avellana, se dedicó a la tarea más terrenal de coger las alforjas con sus cosas y cargarselas al hombro, de vuelta al carromato.

El resto del día lo pasó complicado, hubo una subida de fiebre pero nada de extrema gravedad, al caer la nohe se pudo reunir con el resto para disfrutar de la cena de la victoria, al pasar a ver a los más heridos juraría que alguien le pellizco el culo, pero cerca sólo estaba Igor, y ese viejo chiflado apenas tenía fuerzas para respirar, encogiendose de hombros Melissa ocupo su sitio entre la compañía que se había dado la vuelta para buscarla a ella y a los otros. Sin saberlo, ese fue el primer día que la guerrera se sintió feliz desde hacía mucho tiempo. Por eso ni dudo en ir con el resto a conocer al Tal Cejohierro.

Una vez en su presencia y cuando se hubo presentado, nos pedía que hicieramos lo propio. También el testarudo enano, oh que sorpresa, no gustaba de la presencia de la Elfa en su territorio sin aviso previo, pero le dejaba una salida rápida y sencilla para cumplir los trámites de los más defensores de las tradiciones de entre sus congéneres... que son todos y cada uno de esos barbudos cabezones.

Me quede en el carro, herido como estaba no podía hacer otra cosa, aunque hubiera estado bien ir para pedirles ayuda con el caballo. Quizás tuvieran algún sanador para limpiar las heridas, pero cuando se me ocurrió ya se habían ido y no quedaba nadie que fuera a esa reunion, tampoco ninguno de los que quedábamos hablábamos el idioma de los enanos, por lo que era una tontería buscar a uno y preguntarle, quizás cuando vinieran nuestros compañeros y nos contaran que había pasado fuera un buen momento.

Su tiempo lo paso acariciando al perro y mirando al caballo y el color del vendaje, si se tornaba amarillo se debia de cambiar rápidamente, debía estar limpio, pero solo se habia atrevido a labar la herida.

No tenía mucho que decir hasta que Jaime abriera la boca. Durante la charla de los enanos se limitó a apretar el ventaje para que la zona coagulara cuanto antes. La flecha goblin le había hecho una herida bastante seria. De repente los enanos hablaron de botín.

¿Botín? Si casi nos matan a golpes. Veremos cuan generosos son. 

Miró con admiración el equipamiento de todos esos guerreros. Eran el orgullo de una raza, el orgullo del clan. Les habían salvado, así que si querían que la elfa pidiera permiso como el resto, ¿por qué no? No era mas que una simple normalidad, pero si bien era cierto, iba con bastantes segundas intenciones... ¿Que haría la elfa? No lo sabía, pero esperaba que no fuera egoista y causara mas roce entre los enanos y la compañía. Mas aún cuando ese ejército les había salvado.

Se presentaría después.

- Sir Hugo de Chatillon, caballero del lejano Reino de Bretonia, amigo de todo aquel que busque el bien, el orden y la justicia, para servirles.

Hizo una pequeña reverencia a modo de saludo.

Los enanos nos guiaron por el campamento que rápidamente habían levantado, donde aun se formaban barricadas y puestos de guardia por si los orcos u otras criaturas osaban acercarse. No todos los enanos eran tan oscos como aquellos que nos habían increpado a Sir Hugo y a mi al terminar la batalla, algunos incluso nos hacían un ligero gesto de saludo y reconocimiento....hasta que veían a Lorantha y su actitud cambiaba. Estaba claro que las razas antiguas no se llevaban bien.

En un circulo de rocas talladas, nos esperaba lo que parecía el grupo de mando de los enanos y de entre ellos fue el que parecía mas viejo....aunque todos los enanos parecen iguales....el que nos habló con su fuerte idioma. Gracias sean dadas a Sigmar que un enano nos sirviera de traductor sin este a mi todo lo que dijo me hubiera parecido el resonar de unas rocas golpeadas sobre otras. Por lo que nos decían eramos "bienvenidos" bueno al menos la mayoría de nosotros, como había creído entrever los enanos y los elfos no se tragaban, Lorantha no sería aceptada a menos que se hiciera una petición formal. Eso ya sería cosa de ella y de Jaime si quería intervenir. Pero pedían que nos presentáramos, no entendía muy bien como iba eso pero Kurt se había presentado y yo no iba a ser menos.

- Señores enanos del consejo, señor de las Runas Thorek Cejohierro. Me presento, soy Walter VonHoffen mercenario del imperio, también al servicio de Jaime. 

Otros de mis compañeros de clan podrían explicar mas de nosotros y salir mejor de esta situación de lo que yo podría hacerlo nunca.

Tras alcanzar el círculo del Consejo con el Señor de la Runa Thorek Cejohierro, empieza hablar en khazalid, el cual entiendo perfectamente y no escucho la traducción de su ayudante. Cuando termina de hablar, empiezan a presentarse mis compañeros y el ayudante traduce. 

Cuando llega mi turno, trago un poco de saliva y hablo en khazalid:-Saludos Thorek Cejohierro, Señor de la Runa de Karak-Azul, soy Grunt Haraldsson, arqueólogo de Barak Varr, al servicio de Jaime Sanpanza, líder del clan Sombra Lunar.

-¿Arqueólogo?- murmuró entre dientes Jaime -seguramente le llaman así a los saqueadores de tumbas- concluyo codeando al Kislevita Domochievski para que le hiciera caso y se riera con él, no obstante el duro hombre ni siquiera cambio su fría expresión. Aunque si lo hizo para presentarse inclinando el rostro ante aquellos enanos. Lo mismo hizo Jalon, que por la sonrisa de algunos y el asentimiento de otros, era probable que ya le conocieran. Contaba entonces aquel hombre con la posible ayuda de los enanos en el valle?, de ser así, se lo había tenido muy guardado.

Fue Jaime el ultimo en presentarse ante los enanos exagerando el saludo cortes, casi como si se presentase ante una acaudalada doncella de Bretonia. Algunos enanos se lo tomaron a burla y empezaron a vociferar, pero la traducción del emisario les hizo entender que no se burlaban de ellos, quizá aquel extraño ser de estatura pequeña tenia algún tipo de retraso mental. Aunque eso dejaba abierta la incógnita de por que dirigía a tan aguerrido grupo de personas.

Thorek asintió ante los saludos conforme con lo expuesto y sin hacer preguntas al respecto. Aunque una mirada a Lorantha dejaba en claro que no le gustaba que esta no se hubiese presentado y menos aun que Jaime la presentará en su lugar.

Ante el motivo expuesto de su viaje a través de aquellas lejanas tierras, tampoco parecía importarle mucho los motivos expuestos por el mediano, o quizá le convencían del todo. Al menos no era nada raro que mercenarios de distinta índole viajasen en busca de recompensas y gloria a las antiguas ciudades enanas; y Karak Azgal era famosa por ser una de las mejores para eso.

Thorek hizo llamar entonces al emisario quien se apresuró a ir hasta este. Luego, ante la presencia de todos extendió el pergamino y empezó a hacerle varios señalamientos sobre su contenido mientras señalaba a los mercenarios del clan y otros enanos emitían también opiniones. El emisario entonces se dio vuelta hacia los presentes y empezó a hablarles en la lengua del imperio pero con un claro tono osco de los enanos.

-En nombre de Belegar, rey de Karak Ocho Picos, y bajo la aprobación del señor de las runas Thorek Cejohierro de Karak Azul, el consejo enano ha decidido otorgarles la siguiente recompensa en base a sus actos en la batalla...-

La lista de menciones fue larga y detalla, era claro que los enanos les habían evaluado a cansancio hablando probablemente con todos los enanos que presenciaron sus hazañas. Por eso es que sabían a cuantos enemigos había abatido cada uno y que también se habían desempeñado. En el fondo, aquello sonaba bien, les entregarían el botín completo de cada pielverde que hubiesen matado y además una recompensa en monedas por sus hazañas.

La única cuestión a tomar en cuenta fue que bajo indicación del consejo, la recompensa de Lorantha, no podría ser entregada hasta que ella misma lo solicitase bajo una presentación formal ante el consejo solicitando se le permitiese pisar sus tierras. Era claro que los enanos lo aprobarían enseguida, pero querían dejar en claro que ella tendría que rebajarse ante ellos para poder compartir el mismo suelo que estaban pisando.

La recompensa por su parte, según les indicaban, les sería entregada en donde habían acampado una vez se hiciera un recuento formal del botín de guerra.

-En cuanto a su viaje- habló con voz firme el enano señor de las runas, -hemos decidido ayudarles, estos lugares son difíciles y estamos en un viaje de exploración y patrullaje por lo que nada nos perjudicar ayudar a mercenarios que quieran o no, ayudaran a nuestra causa.

Dicen que van a Karak Azgal. El camino es muy largo aun difícil, no obstante, podríamos ayudarles mucho. Los viajeros generalmente hacen parada en Karak Azul por lo que si esa es su intención, entonces podríamos permitirles el paso a través de los antiguos túneles enanos que conectan nuestras ciudades. El viaje será mucho mas seguro pues los túneles están bien protegidos. Una vez en Karak Azul, su camino hasta Karak Azgal será mucho mas fácil. No obstante la elfa no puede entrar allí salvo que nos pida permiso formalmente, y probablemente tendrá pedir permiso también ante los señores de Karak Azul.

Si deciden viajar por la superficie, podremos escoltarlos a través del valle y encaminarlos al antiguo camino enanos de las montañas que los llevará a Karak Azul. Aunque os advierto que está a gran altura, es muy viejo y poco transitado. Si quisieran evitarse las cuotas y formalidades de Karak Azul como muchos mercenarios quieren hacer, entonces tendrá que seguir hacia el antiguo valle del comercio que está al oeste de Karak Azul, un tanto fuera de sus limites. Podemos ayudarles cruzando el valle y pasando a través del pico de la sangre, conocemos un viejo camino en su interior. De allí tras unas cordilleras montañosas, habríamos de dejarlos cerca de un pequeño valle desde el cual ya no les será tan difícil su travesía.

La elfa, se habría quedado gustosa con Valdia y el anciano en la caravana pues sabía las consecuencias de su presencia en aquella comunidad, y fue esta y no otra, la razón que la llevaron a mantenerse al margen durante toda conversación en un respetuoso silencio.

Desde un primer momento, sabía que el viaje les llevaría a aquellas tierras, y tiempo atrás ya había advertido a Jaime de las consecuencias de acompañarles, pero este había quitado hierro al asunto y la verdad, parecía que las condiciones de los enanos no eran ni mucho menos tan estrictas como había imaginado.

Lorantha desconocía las costumbres enanas y las vagas palabras de su interlocutor podían ser una trampa mortal, - ¿qué eran los debidos respetos para un enano? ¿qué era un permiso formal? ¿podría hablerles ella directamente o lo considerarían una ofensa? -. Esos eran sus pensamientos mientras sus compañeros, uno a uno se daban a conocer y presentaban sus respetos ante el jefe enano.

Notó como Alfred se situaba a su lado y le mostraba su apoyo, cosa que agradeció con un ligero gesto de cabeza, pero luego también con un ligero gesto trató de hacerle ver que no era necesario tomar aquella actitud y que presentase sus respetos al clan enano.

La elfa se mantuvo callada, quizá algo de más, pero no quería interrumpir al señor de las runas.

Se había quedado con las palabras de Grunt a Jaime camino a la reunión. Hacía mucho tiempo que aquél enano y ella se conocían, y muchas habían sido las veces que a su manera, este, había intercedido en su favor. Una vez más se ofrecía a hacerlo, por ello se acercó a él y le susurró - Grunt, no sé cómo se hace una petición formal, y no querría parecer descortés ni ofender a tus congéneres de ninguna manera, mucho menos ante la amabilidad mostrada. Si me indicases el protocolo a seguir, te lo agradecería o si lo consideras más adecuado, me sentiría honrada si fueras tú el que me apadrinara en esa presentación formal.-

- Me gustaría también que les agradecieras de mi parte la enorme consideración que están teniendo conmigo y la indulgencia mostrada. Y en cuanto a la recompensa, no sé si es adecuado o no, pero, si no es una ofensa, salvo la tasa por pasar por Karak Azul y su dominios, me gustaría rehusar de ella porque me siento más que pagada por su oportuna intervención y por la generosidad de permitirme pasar por los dominios del Rey Belegar. También me gustaría iniciar las formalidades para poder acompañarles hasta Karak Azul y presentar mis respetos a sus señores.-

Luego esperó a que Grunt le indicara para proceder de la manera más adecuada.

Rebuscando en mis recuerdos, sobre protocolos y formalidades, recuerdo los protocolos y peticiones formales de paso or las tierras enanas, pero algo se me escapa y empiezo a desvariar, sin poder ayudara Lorantha.

Las palabras de Lorantha son bienvenidas y es sabido entre los miembros del clan que muchas veces he intercedido por ella y no era de extrañar que, una vez más, lo volviera a hacer, no sólo por ser su amigo, sino por la unidad del clan, ella es uno de los pilares que sostienen nuestro variado grupo, nos ha salvado el cuello en más de una ocasión.

-Descuida, querida amiga. Me siento honrado de me lo pidas y aunque no lo hubieras hecho, seguro que Jaime me lo hubiese pedido. Haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte.- le susurro, a la vez que le esbozo una sonrisa a través de mi barba.

Kurt sonrió ampliamente, una sonrisa sincera y genuina, cuando escuchó la recompensa por sus actos. Probablemente era su primera sonrisa en mucho tiempo, pero la ocasión lo merecía. 37 monedas de oro simplemente por salvar su propio pellejo... Además de una pila de equipamiento pielverde, que tardaría muy poco en vender para sacarle algún rendimiento, claro. Desde luego, aquel acto había conseguido cambiar completamente su opinión sobre las montañas. Quizás no fueran un lugar tan malo. Al menos, a pesar de todos los peligros, un hombre podía ganar algunas monedas. 

Viendo el gesto de la Elfa me adelanto y cumplo con el protocolo presentándome .Señor , soy Alfred  Kalb hasta hace poco soldado imperial pero ahora formo parte de esta compañía .Agradezco la recompensa y vuestra oferta de ayuda en lo que valen   .Inclino la cabeza a modo de saludo y retrocedo tres pasos para dejar en primera fila al mediano.

Grim se mantuvo silencioso con la mirada centrada en las runas que tenía al rededor. No tenía siempre un maestro rúnico la oportunidad de ver tantas runas enanas dispuestas a su alrededor en armas tan bien fabricadas. Estaba extasiado con la mirada recorriendo cada línea del arma perteneciente a Thorek. Cuando el resto de sus compañeros comenzó a presentarse él mismo tardó un momento y siendo uno de los últimos repetió su nombre como un autómata sin quitar la mirada de las runas. - Grim Hrafnkell, Herrero rúnico Adepto a su servicio.- Hizo una reverencia sin pensarlo quitando la mirada un momento del arma para volver a centrarse en él según subía. - Busco aprender más sobre nuestras runas de manos de un maestro de Karak Azgal. - Al poco salió de su ensoñación para ver lo que realmente tenía a su alrededor. Varios de los mejores enanos de aquel ejército y los ancianos del clan estaban haciéndoles un semicírculo decidiendo sobre su futuro. Lo más interesante es que se ofrecían a ayudarlos a llegar antes a su destino lo cual sería algo inmenso. Sus ojos se iluminaron al pensar en poder volver a entrar en una nueva fortaleza enana para poder disfrutar del ambiente y sus construcciones subterráneas. -Sería maravilloso poder pasar por Karak Azul, sin duda sería algo digno de ver con nuestros propios ojos. - Se giró hacia sus compañeros, la elfa era un problema para los Enanos pero al parecer estos eran bastante más abiertos que otros de su misma raza con los que había convivido antiguamente. - Grunt - Digo mirándolo y aceptando que la elfa quería que él hablara por ella - Puedes dar mi palabra como Herrero que Lorantha es digna de su confianza - Aquella elfa se había ganado su confianza y la de todo el grupo a lo largo de aquellas jornadas de viaje.

[khazalid]-Señor de la Runa Thorek Cejohierro, le presento a Lorantha, elfa nocturna. Me ha pedido que sea el intermediario en su solicitud formal ante este consejo. Tanto Grim como yo, nos hemos ganado su confianza y su amistad, es una valerosa guerrera y tanto nosotros dos como el resto del clan hemos puesto nuestras vidas en sus manos en varias ocasiones y nos ha sacado a todos con vida.- empiezo diciendo le.

Continúo añadiendo lo que me ha comentado ella:-Les agradece la enorme consideración que están teniendo con ella y la indulgencia mostrada. Así mismo, tan solo solicita el paso por Karak Azul y sus dominios, se siente sumamente pagada por su intervención y por la generosidad de permitir el paso por los dominios del Rey Belegar, sin la cual no estaríamos hablando ninguno de nosotros y poder acompañarnos hasta Karak Azul y presentar sus respetos a sus señores. 

El caballero asentiría a las palabras del señor Cejohierro cuando habló de recompensa. Ese dinero equivaldría, cuanto menos, a otra pieza de armadura para completar de equiparse como un verdadero caballero. Eso sumado a lo que podrían hacer con el acero saqueado... ¿Quien sabe si después de todo acabaría pareciendo un verdadero caballero? 

Una reluciente armadura... Con el blasón de su casa grabado en el acero y dibujado en su abollado escudo... Era el sueño de cualquier niño de la nobleza bretoniana.

Ahora, y después de haber pasado por momentos como el de hacía unos instantes en medio de la batalla, y siendo bastante mas prácticos, las apariencias le parecían mucho menos importantes, pero claro... Necesitaba mas protección para cargas como esa. Él, y su caballo. Cargar contra una "formación" de enemigos no era lo mas saludable del mundo.

Sonrió a Cejohierro y asintió con gratitud de nuevo, y miró a Lorantha. Había actuado de manera cauta e inteligente. A él quizá no se le habría ocurrido lo de usar un intermediario. Había sido un gran movimiento, si señor.

Se revisó la herida una vez mas, asegurándose de que estaba coagulando bien. Miró alrededor. Estaban cansados, algunos maltrechos, pero vivos.

Era feliz.

Trojan sonrió.

Si había algo mejor que la batalla era el botín que venía tras ella. Y si bien que el Gran Enano con Muchos Títulos les recompensara con el permiso para cruzar sus tierras bajo la protección de sus ejércitos estaba bien a Trojan le gustaban más las monedas de oro. Monedas de oro de los enanos, que Trojan sabía eran bien valiosas. Sin embargo...

El norsca gruñó en su idioma incomprensible, o tal vez no era ningún idioma y solo gruñidos, cuando vio que a los demás les hacían entrega de más monedas. Siguió gruñendo mientras los demás agradecían al enano su tacaña generosidad. Pero no pasó de los gruñidos. Y no lo hizo porque ya había tenido bastantes problemas con los imperiales como para querer cabrear a otro ejército, esta vez de enanos.

El Enano Tacaño les habló de túneles que conducían a Karak Azgal y a Trojan le pareció que ir bajo tierra debía ser inmensamente más seguro que estar vigilando constantemente a los ejércitos orcos que les acosaban en aquellas tierras sin ley. Además, quería ver una la ciudad azul de los enanos antes de llegar a su destino. Le echaría un buen ojo a sus riquezas para hacerse una idea de lo que encontraría más adelante.

Nada había aportado a la batalla y nada debía recibir. Visto es en la repartición del tesoro cuando Lorantha solicita el "permiso" que los enanos le pedían. Bastante orgullosas son las dos razas pero parecen contenerse lo suficiente para que no llegue la sangre al río. Ahora teniendo varias opciones para cruzar las montañas guiados y protegidos por los enanos, era cuando nuestro clan debería decidir por que ruta tomaríamos para seguir hacia nuestro destino.

La verdad me daba igual, pero una respuesta así ante estas gentes solo podría tomarse como un insulto. Así que decido mantener mi silencio y esperar a que otros tomen la iniciativa.

Nathan se dedico a preparar el campamento para descansar, y que cuando vinieran los demás les contaran lo que había pasado sin tener que montar nada, así que pidió ayuda a los que como el se habian quedado guardando el carro y el resto de pertenencias. Dando de vez en cuando unas caricias a Ulrich y a Stratego, vigilando que el vendaje de este ultimo no cambiara de color muy rápidamente. Antes de salir al día siguiente, tendría que cambiárselo seguramente.

De vez en cuando miro alrededor por si consigo ver algún Enano, de ser así, me acerco y le hablo en común preguntándole:- Tenéis entre vuestras filas algún entendido en materia de animales?, si es asi me gustaría que le echara un vistazo a mi caballo y a mi perro, se le pagarais conforme estipulen vuestras normas.