Cartas, tratados, solicitudes oficiales, visitas de estado y embajadas.
Buscando un embajador (1)
Mi secretario me anunció la llegada del conde. Dejé los documentos que estaba estudiando sobre el escritorio, ordenándolos metódicamente en dos montoncillos perfectamente simétricos.
- Que pase –ordené.
Al cabo de unos instantes anunciaban:
- Su excelencia don Amadeo Mendoza y Alba, conde de Peña Andrada.
Me levanté y le estreché la mano afectuosamente. Supuse que el conde, comprendería la importancia de aquel gesto: Manuel Godoy no se levantaba ante cualquiera. Ordené que nos sirvieran un par de copas de jerez e hice que nos dejaran solos.
- Don Amadeo –dije por fin-, iré al grano. Bonaparte ha logrado dar un giro completo al equilibrio político europeo. La Francia republicana ha demostrado ser un hueso muy duro de roer incluso cuando las otras potencias se coaligan en su contra. El resultado de la guerra es todavía incierto, pero si Bonaparte logra derrotar a los austriacos en Italia su supremacía terrestre será incontestable. Esa potencia debe estar de nuestra parte. Yo necesito... quiero decir, España necesita, tener un hombre de confianza en París, cerca de Bonaparte. Alguien que pueda influir en el cónsul y en su gobierno para que su política coincida con los intereses de España.... ¿sois vos ese hombre?
Buscando un embajador (2)
Gustosamente aceptare esa mision sera para mi un honor servir a mi patria y ya de paso hechar una ayuda a ustedes
Buscando un embajador (3)
No pude evitar sonreír con cierta malicia: sabía que Andrada aceptaría mi propuesta. Era un hombre ambicioso y el cargo de embajador en París era un puesto envidiado... y sin duda era también un hombre inteligente que sabía que no le convenía rechazar una oferta del hombre más poderoso de España.
- Me alegro de que haya aceptado –continué-. Verá señor conde, el actual embajador don Francisco Cabarrús es un buen diplomático... de la vieja escuela. Pero en París necesito otro tipo de hombre: deberéis moveros en los ambientes cortesanos y acercaros a personas importantes, tejiendo una red de relaciones e influencias de manera que llegado el caso podamos hacer que la acción política y militar de Napoleón vaya por los caminos que le interesen a España. Debemos poder controlar la potencia de la nueva Francia en nuestro provecho y, en última instancia, evitar que se vuelva contra nosotros. ¿Comprendéis lo que vuestra patria espera de vos?
Buscando un embajador (4)
Creo que si pero si me puedes aclarar algun dato mas le estaria muy agradecido
Buscando un embajador (5)
No sabía si el conde me estaba tomando el pelo... ¿acaso quería una orden por escrito firmada de mi puño y letra? Pero no, por lo que yo sabía Andrada distaba mucho de ser un estúpido. Tal vez pensaba que su nombramiento era solo una maniobra para alejarlo del príncipe Fernando (en realidad algo de eso había) o tal vez sentía un oscuro placer en ponerme las cosas difíciles.
- Señor conde –dije algo malhumorado-, seduzca, robe, mienta, chantajee, soborne... haga lo que sea pero impida que a Napoleón se le pueda siquiera pasar por la cabeza la posibilidad de volver sus armas contra España. ¿He sido lo bastante claro ahora?
Buscando un embajador (6)
Me ha quedado muy claro pero para ello me tendreis que proporcionas recursos economicos, tierras, y porque no una gran mansion en la cual pueda realizar grandes fiestas para ir conociendo a la gente que me interesa, y ya de paso invitar a pasar grandes temporadas a Napoleon rio sarcasticamente
Miro al señor Manuel Godoy y espero su respuesta
Creo que nos llevaremos bien señor, por nosotros y por el futuro de España
Buscando un embajador (7)
No pude evitar sonreírme… efectivamente el conde no era un estúpido… de hecho ahora estaba hablando en mi mismo idioma: la ambición personal. Está bien: uno siempre puede hacer tratos con personas ambicionas… no soporto a los idealistas.
- Escribiré inmediatamente a don Francisco para que adquiera una residencia acorde con vuestras… necesidades –respondí-. Por otra parte se os asignará una generosa asignación mensual de… pongamos 2.500 reales de vellón… para vuestros gastos. Respecto a tierras y nuevos títulos, la Corona se reserva la posibilidad de concederos dichos privilegios en función de los resultados que obtengáis en Francia. Haced que quedemos contentos señor conde, y sabremos ser generosos.
- Tomad vuestras credenciales –dije pasándole una elegante carpeta de cuero y dándole a entender que el regateo estaba ya cerrado-, deberéis presentarlas con mis respetos al ministro Talleyrand.
- Por nosotros y por el futuro de España –dije alzando la copa uniéndome al brindis-. Creo que esto puede ser el principio de una hermosa amistad.
- Espero que sus servicios valgan lo que cuestan a las arcas de la corona –pensé mientras me llevaba la copa a los labios.
Buscando un embajador (8)
Bien veo que nos empezamos a enteder, tambien me hgustaria llevar un sequito, para las fiestas que realizare gente de confianza con la que pueda llevar acabo mis planes, y ya de paso alguna sirvienta
Seria bueno que manadarais una carta a Talleyrand, como que espero llegar en la sigiente semana a Francia, tambien seria bueno llevarle un pequeño detalle igual unas cuantas barricas del mejor vino español que tegamos en prueba de gratitud
Buscando un embajador (9)
- Perded cuidado, señor conde, Monsieur Talleyrand tendrá conocimiento previo de vuestra llegada –dije-. Y si lo deseáis podéis mandarle esas barricas… en prueba de respeto, porque la gratitud de España aun debe ganársela.
- Respecto al séquito, podéis llevaros con vos a quien os plazca… entendiendo que eso es un gasto que corre por vuestra cuenta… con 2.500 reales al mes… ya os vale. Por otro lado hay alguien –dije pensativo-, a cuyos servicios yo he recurrido alguna vez, y que tal vez os resulte de utilidad. Es una persona que podría guardaros las espaldas y a quien podríais confiar cierto tipo de acciones que gente como vos y como yo jamás llevamos a cabo personalmente… pero que nos vemos obligados a ordenar bastante a menudo. Su nombre es Iñigo Montoya. Si os interesa tenerlo a vuestro servicio una temporada decídmelo y haré que se ponga en contacto con vos.
Si te interesa que en el séquito del embajador se integren PJ’s pon un anuncio en “Entre bastidores” diciendo que tipos de personaje necesitas porque hay varios jugadores que no saben por donde empezar a jugar y tal vez les pueda interesar eso.
Ojo que te equivocaste de personaje en el mensaje anterior. Te lo he cambiado.
Prepare un par de barricas del mejor vino Español o tengo que realizar unas ultimas gestiones en España y me disondre a partir lo antes posible, espero verle por mi casa de francia, de todos modos tendre un mensajero que le informara de todos los hecho acontecidos, y de todos mis pogresos
En contacto con los buenos vecinos (1)
De francia llego una carta al ministro Godoy, donde a parte de las formulas comunes decía lo siguiente:
"....... El gobierno de Francia desea que españa tenga lo más pronto posible un embajador apropiado para el manejo de los negocios e intereses de nuestras naciones, invito a su excelencia designe al mejor hombre para dicho fin. Francia hará lo mismo esperando que se reciba a nuestro enviado de la manera tan amigable como nuestras relaciones siempre han sido.
Espero que vuestras majestades asi como vuestra excelencia sigan reinando en paz con armonía y buena vecindad.
Charles Maurice du Talleyrand-Perigord"
La carta llego a manos del ministro Godoy
En contacto con los buenos vecinos (2)
Leí atentamente la carta de Talleyrand... resultaba una casualidad sorprendente. O tal vez no se tratase de una casualidad. Tal vez los agentes que sin duda el francés mantenía en la corte de Madrid no habían estado ociosos. Los franceses resultaban unos aliados útiles pero había que andarse con mil precauciones. Todavía estaba fresca en mi memoria la maniobra del Directorio durante la última guerra... entablando conversaciones de paz con los ingleses sin tenernos en cuenta. Y sin duda tampoco habían sido ajenos los franceses a la maniobra política que me apartó del ministerio en el 98. Si, había que tener mucho cuidado con los franceses.
En cualquier caso procedí a responder la misiva del ministro francés. Le escribí informándole de la próxima arribada a París del conde de la Peña Andrada, y le comuniqué que estaría encantado de recibir a su nuevo embajador. Finalicé añadiendo algunas frases sobre mi voluntad de estrechar las relaciones entre el reino de España y la joven República Francesa dentro de un marco de amistad y respeto mutuo, y sobre mis deseos de que la victoria de las armas del Primer Cónsul dieran paso a una época de paz y prosperidad para Europa.