Partida Rol por web

Colonias de la República

La buena suerte (1)

Más rón!! bramó el capitán lafitte desde su mesa, en lo profundo de una sucia taberna en Santo Domingo. El haití francés lleno de pobreza y mala fortuna habia sido la cuna y base de sus operaciones. Y esta noche la suerte, no estaba con el.

Carajo, que necesito para que se me sirva Ron!! gritó de nuevo mientras clavo sus ojos medianamente ebrios en sus 5 cartas, viejas y ajadas, que sostenia con la mano. Mala suerte de nuevo, una dama de mas y un rey de menos. Siempre habia una razón para no ganar..

Lafitte levanto la mirada hacia sus oponente, un marinero francés y dos mulatos haitianos le sostenían la mirada, desafiantes y taimados, inclusive uno de ellos, el mulato más mal encarado le sonrió descubriendo 6 piezas dentales, valientes y moribundas en una boca despoblada. Lafitte frunce la boca y se limpia los dientes con el borde de su camisa. Finalmente esta ebrio...

¿Cartas?? y al decir esto apela a la suerte, que quiza esa noche llegue de una manera...peculiar

La buena suerte (2)

Los hombres pidieron cartas, 2 por ahi, 1 por alla, 3 el otro y Lafitte pidió 4 cartas, repartiéndose las cartas rápidamente de la parte baja de la baraja. Una antigua trampa que si con suerte no era detectada, le haría ganar la mano. Sin embargo como lafitte recordaría esa noche, la suerte no estaba de su lado.

TRAMPOSO!! gritó el mulato de dientes feos mientras clavaba un puñal sobre las 4 cartas que lafitte habia servido para si e intentaba tomar. A esto el pirata hizo un gesto de sorpresa y con la mezcla de ron y irrespeto que solia mantener dijo:

Tramposo yo!!, me esta llamando tramposo a mi???

Si!!, a usted sucia rata!! -- una vez más contesto el mulato mientras crecía exponencialmente su enojo.

No le permito a usted decirme sucia..quiza rata y quiza tramposo, y en algunas ocasiones les permito algunos apodos a la tripulación, pero en realidad sucia... Quiza sucio si, pero finalmente soy un hombre.

Lafitte...estaba borracho...

Le voy a matar -- bramó una vez más el mulato --

Lafitte supo que se jugaba esa noche cuando el mulato sacó de la funda tremendo machete que junto al puñal resultaban realmente amenazadores.

MMMm, entonces así estan las cosas, amigo? -- y el pirata sopesó sus opciones.

"La Buena Suerte" (3)

Y así estaban las cosas cuando las botas resonaron en el entablado suelo de la asquerosa taberna, abarrotada con mugrientos ladrones de tres al cuarto, marineros y sabandijas... Entre ellas, Lafitte. Cuanto tiempo sin verle y que casualidad encontrárselo ahora en aquella postura poco cómoda para su salud. A punto de ser amenazado de muerte por un mulato que parecía un muro de piedra.

La mujer no hizo más que acercarse a la barra y pedir un trago para calmar su sed y ver el espectáculo. Cuando aprendería el bribón a no jugar con trampas, al menos estando borracho.

"Un vaso de ron... ¿Una noche movida?"

El rechoncho tabernero no pudo sino servir y asentir, mirando con recelo a la joven mujer, de morena piel curtida por el sol y largos oscuros cabellos. El brazo apoyado sobre la barra y la sonrisa llena de sorna enfocada en la mesa de juego. A ver cuanto duraba la pelea.

La Buena Suerte (4)

El mulato simplemente levantó el cuchillo de la mesa de una manera realmente amenazante. Lafitte tenía su respuesta.

Oh..ya veo...

Mientras lafitte decía esto, el pirata sacó de sus ropas una de sus pistolas y la puso bajo la mesa, apuntado al mulato. Si lo eliminaba, matar a su compañero quizá no sería tan complicado, pero pelear contra los dos se antojaba...riesgoso.

Bueno camarada, no creo que tengamos que prolongar estos preámbulos tan molestos -- dijo lafitte al tiempo que traicioneramente detonaba la pistola debajo de la mesa. El estruendo lleno de astillas el espacio entre el mulato y el pirata. Dos Suertes diferentes se dieron en ese momento, la primera, mala para el pirata mostró que la bala de la pistola solo habia tocado la oreja del enorme rufían, pero la segunda, más benéfica habia dejado cegado al mulato, quiza por un momento, debido al acerrín y astillas de la mesa.

El pirata al ver que habia fallado su estratagema patió la mesa la cual cayó derramando copas, cartas y monedas y desenfundo la espada.

Debo de advertirles que soy letal con la espada -- dijo bravuconamente lafitte mientras tropezaba por culpa del ron...rapidamente tenía que sobreponerse o se encontraría con un palmo de acero en el estómago

El mulato que no estaba cegado atacó con un machete mientras lafitte paraba los golpes con su espada, la fuerza del negro era bastante para tenerle fuera de equilibrio y eso le preocupaba pues al momento que su compañero se uniera a la refriega lo barrerían.

Lafitte...piensa en algo y rápido...

La Buena Suerte (5)

El mulato herido se incorporó a la pelea mientras lafitte aun combatía con el primero, ambos hombres manejaban el machete mestizo como si fueran un par de demonios y un borracho pirata apenas podía mantenerlos a raya, si tan solo pudiera bajarse la borrachera.

Lafitte lanzó una nueva estocada la cual falló pero permitió que fuera desarmado por uno de los hombres, el otro, ríendo ante la precaria situación se arrojó sobre lafitte sujetándole mientras el otro le golpeaba. El pirata aun forcejeaba por soltarse cuando los hombres le sumergieron en un barril con agua fresca, intentando ahogarle o solo divertirse con el.

Lafitte comenzaba a ahogarse, la desesperación se agolpaba en sus sienes, la sensación de calor en su rostro...eso era!!...finalmente la borrachera cedía ante el peligro.

El pirata pisó el pie de uno de los mulatos con furía mientras daba un codazo al otro. Ahora...donde estaba su espada.

"La Buena Suerte (6)"

¡Por Calipso!, aquello resultaba más estimulante que una feria ambulante con monos entrenados para partir cocos y repartir el agua en vasos para los espectadores. No lo había visto nunca, pero siempre se había imaginado una muy buena atracción como esa. Apuró el vaso de ron en sus labios, mientras su mirada se desviaba de un mulato a otro y luego a Lafitte. Estaba en un tremendo apuro, y por descontado estaba que Kalliste se negaba a que le matasen así, si alguien había en aquel antro que pudiese matarle era ella; mucho más después de haberla echado de su tripulación cuando a penas estaba empezando en la piratería. Machista... ¿Con que las mujeres dan mal faio?, pues ahora sería esa misma mujer la que le sacaría el trasero del apuro.

"Esperadme con otro vaso repleto de ese ron. No tardaremos mucho"., espeto inclinándose sobre la barra en dirección al cantinero, que observaba atónito como le destrozaban su preciado local. La mujer se acercó con precaución a la pelea. ¿Que hacer?. ¿Invocar diálogo?, ¿desenvainar?. Eran considerablemente más fornidos que su persona, y aunque ella contase con agilidad, estaba en desventaja numérica. Si al menos alguien de su tripulación estuviese allí. En fin, había que parar esto antes de que le ahogaran. Este era uno de esos momentos en el que deseaba que el nombre que se había hecho, actuase de intimidante.

La espada de Lafitte estaba a unos escasos centímetros de sus pies. Con una agilidad casi felina una voltereta sobre sí misma por el suelo y estaba en sus manos. "¿Necesitas esto?", exclamó para llamar la atención del camarada en apuros, lanzándola hacia él. Pronto estaba ella en pié con su propia espada en mano... Por si acaso.

La Buena Suerte (7)

Vaya!! mi espada!! -- dijo el pirata mientras se percataba de lo que le habia caído en manos, después la voz femenina que le preguntaba si buscaba eso se dejó oir sin embargo no podia atender un rostro ni una mirada, se giró ante el primer adversario, el mulato feo que aun gesticulaba por el pisotón.

Lafitte atacó con dos estocadas rectas que obligaron al hombre a trastabillar y aunque luego contrarrestó el ataque lanzando machetazos como el demonio el pirata había recobrado la habilidad y el aplomo que le habian hecho sobrevivir largos años en el mar y en cantinas como estas. Y aunque el hombre peleaba con actitud y bravura fue solo cuestión de momentos para que Lafitte le atravesara los pulmones dejandolo ahi escupiendo sangre hasta que se le acabara el aire...y la vida.

El bucanero giró entonces al otro mulato que sangraba por oreja y nariz.

Te ves tan feo camarada -- dijo lafitte mientras componía una sonrisa socarrona -- permiteme aliviarte de esa horrible carga

Y ambos se enfrascaron en una batalla campal de machetazos y espadazos que no declaraban vencedor claro. De pronto, el mulato, aprovechando un descuido de lafitte lo tomó entre sus brazos mientras el ruido del machete y la espada se dejaban escuchar en el sucio piso. Lafitte sentía como el aire se le escapaba...pero lo que realmente le molestaba era el asqueroso hedor de las axilas y de la boca del mulato.

No...camarada...me temo....que no voy a ....morir...asfixiado...por tu aroma.....

Y dicho esto Lafitte propinó tremendo cabezaso al mulato que le reventó la cara dejandolo totalmente noqueado.

Lafitte le miró mientras recuperaba el aire...y se daba cuenta que el olor a axila..era suyo.

Creo que te debo una disculpa, amigo....ahora, donde esta la dama que me ayudo?

"La Buena Suerte (8)":

A tal pregunta, lo primero que Laffite escucharía sería el sonido de una espada vuelta a envainar, tras lo cual unos pasos resonaron y unos cuantos aplausos burlones con ellos.

"Excelente espectáculo, Camarada Lafitte. Nunca había visto tales artes desplegadas en el combate... Estoy segura que hubiese podido vencerles incluso sin vuestra espada". , exclamó la mujer quien se acercaba al pirata lentamente, lo suficiente como para arrugar el rostro y cubrirse la nariz por tan nauseabundo olor que desprendía el caballero.

"No habéis cambiado un ápice.. Aunque debería decir que vuestra higiene desmejora por momentos. Por dios santo!.. ahhh", blandía la mano de lado a lado intentando apartar dicho aroma.

Kalliste esta vez le miraba con suficiencia, aunque de su rostro no se apartó el gesto de disgusto que le producía el perfume peculiar. Pronto señaló la barra con un gesto de su mano, deberían tomar un poco de ron para olvidar el incidente e intentar contentar al tabernero.

"Comparta conmigo un vaso de ron.. Le hará falta." Con un ágil movimiento, cuatro relucientes monedas de oro acababan de aparecer sobre la húmeda madera del mostrador. Cuatro monedas que habían pasado a buen recaudo del saco de piel que colgaba del primer mulato muerto al suyo. ¿Pero quien se iba a dar cuenta si estaban ocupados mirando a Laffite?, ¿Acaso lo iba a necesitar ahora?, por supuesto que no. La morena cogió el vaso entre sus dedos sin apartar la vista de Jean Laffite, esperaba que le reconociera.. Tenía una deuda pendiente, un agravio quizás, para ser exactos.

La Buena Suerte (9)

Lafitte miró a la joven, que a pesar de sus ademanes para borrar el aroma de borrachera y vagancia que portaba el pirata no pudo evitar que los sentidos de Lafitte se concentraran en su bello rostro. "de algún lado la conozco"

Agradezco la invitación y sobre todo la ayuda mi hermosa dama -- y dicho esto Lafitte lució la más seductora de sus sonrisas. Siendo justos Lafitte encarnaba el papel perfecto del pirata ya decadente en la época, pero tambien conservaba un encanto que rayaba en lo sobrenatural y que de mucha maneras le habia hecho sobrevivir toda una vida de azarosos momentos.

Madame, me creerá un lunático cuando le diga que estoy seguro de haberla conocido en alguna otra ocasión, su rostro me es vagamente familiar... -- Lafitte detuvo sus palabras cuando en el rostro de la hermosa bucanera se dibujo una sonrisa socarrona, una clara invitación a hacer memoria, mucha memoria en los pecados, cuentas y recuerdos del marinero, entonces, el pirata cayó en cuenta -- .... pero hola!! mi hermosa...Kallisté, Kalliste era, no?

Lafitte mejoró su sonrisa abriendo los ojos, sin embargo, la joven rápidamente cambio su socarrona sonrisa para convertirla en una mueca bastante agresiva mientras cruzaba el rostro de lafitte con una cachetada que resonó a lo largo y ancho de la taberna.

mmmm, no estoy seguro de que me mereceria eso, Kalliste....-- terminó de decir Lafitte mientras acariciaba su roja mejilla. Odiaba olvidar lo que habia hecho antes de recibir siempre una bofetada.

"La Buena Suerte" (10)

Una merecida bofetada desde luego, bajo el punto de vista de la mujer. Y es que aquel hombre al que había recientemente salvado el pellejo, había herido su orgullo más que cualquier otro diciendo improperios. Le había apartado de su tripulación, antes siquiera que le probase lo capaz que era... También era cierto, que gracias a eso Kalliste se había afanado en conseguir su propio navío, una tripulación y un nombre respetable entre la comunidad de piratas y saqueadores a punto de extinguirse. ¿Entonces, tenía que agradecérselo a él?.

La idea había surcado su mente por un instante, mientras bajaba la mano y la posaba sutilmente sobre su cintura. "Tenéis razón... Os merecéis mucho más.", exclamó en un susurro, dando un sorbo al ron que le esperaba.

"Dadle gracias a los dioses por que mi daga no este anidada en vuestro pecho ahora mismo... No querréis recordad mis motivos, desde luego", una afirmación que estaba segura de acertar. El individuo ahora estaba en deuda con ella, y las deudas se pagaban en esta profesión, según el precio del beneficiario.

"¿Apreciáis tan poco vuestra salud, como para hacer trampas con dos tipos como aquellos?. Os contaba con mayor ingenio, camarada"., otro sorbo de ron y los oscuros ojos clavados en el rostro de Lafitte, sin casi siquiera pestañear.

La Buena Suerte (11)

Lafitte recordaba perfectamente lo sucedido con Kalliste, como habia decidido correrla del barco sin siquiera darle la oportunidad de ganarse un lugar, pero lafitte tenia una regla, "no orinar donde come" y tener esa mujer tan hermosa ahi, era invitarla a hacer de una travesía de guerra en un barco pirata un hermoso viaje en el bote del amor. Sin embargo la hembra habia demostrado ser valiente y capaz, y ahora lafitte estaba en deuda. Pero a quien no le debía algo?

Querida, claro que tenia algo preparado, una pistola bajo la mesa. Pero no conté con el ron y fallé el disparo. Procuraré tener más cuidado la próxima vez.

Lafitte le sonrió a la mujer al tiempo que continuaba la plática.

Que te ha traído a esta tierra kalliste?, te pense lejos de aqui.

"La Buena Suerte" (12)

"Tácticas un poco falibles para un pirata de vuestro nivel", susurró para dar otro sorbo a ese maravilloso néctar que poco a poco se iba subiendo a la cabeza, a diferencia de los demás miembros de la agrupación pirata, Kalliste sabía cuando era suficiente.

A la mujer se le veía segura, desenvuelta, ya no era la joven aprendiz que Lafitte había conocido. Ambos codos reposaban en la barra y su espalda tocaba levemente el borde de madera, mientras recapacitaba una respuesta creíble. No era para nada aconsejable hablar de los negocios propios con otra sanguijuela, así que había que salir del paso como fuera.

"Llamadme nostálgica, no puede una alejarse demasiado tiempo del origen". Como era de esperar, no sonaba del todo convincente y es que sus dotes de engaño eran casi nulos, solo servían para timos a gran escala y cuando implicaba a profesionales del sector.

"Centrémonos en lo que nos toca, Lafitte... Me debes una", exclamó dando la vuelta a la conversación mientras con una sonrisa burlona levantaba de nuevo la copa en un amago de brindis y un nuevo sorbo rodó por sus labios, calentando su garganta; obviamente se refería a la pequeña ayuda anterior, sin la que seguramente, los problemas de aquel hombre hubiesen sido peores.