Partida Rol por web

Siguió avanzando sin saber muy bien hacia donde iba y llegó a un claro, era claramente un campo de cultivo en estado de abandono, a lo lejos se veía una casa y junto a ella un edificio, que debía de ser algún tipo de almacén. La casa no parecía ni habitada ni acogedora, pero la noche había caído sobre el y la leve llovizna parecía su única compañía.

- Definitivamente me he debido perder. Sólo espero no haberme alejado mucho del grupo - pensó Percyval. Sabía que le convenía buscar refugio antes de que la llovizna calara en sus huesos y la oscuridad de la noche no hacia el ambiente más halagüeño.

Tras dudar unos segundos se dirigió hacia la casucha mientras iba ensayando su discurso. No conocía el talante de las gentes del lugar ni cómo reaccionarían ante la visita de un extraño. Debía ser educado y afable y, por qué no, deslizar en la conversación detalles sobre su posición económica y su predisposición a ser agradecido con quien quiera que le ayude.

Percyval se acerco a la casa y se sintió tranquilizado cuando estuvo debajo del porche, al menos no seguiría mojándose bajo la lluvia que cada vez se hacia mas intensa.

La casa de cerca se veía muy abandonada, tenia una puerta en el centro del porche cubierto, y dos ventanas a ambos lados de la puerta, y aunque no tenían ningún tipo de visillo o cortina, no se acertaba a ver el interior debido a la oscuridad y la suciedad que se acumulaba en los cristales.

La sensación de tranquilidad se torno poco a poco en desasosiego, había encontrado una casa, pero parecía abandonada, aunque por otro lado podría ser la única opción para pasar la noche.

- Bueno, algo es algo, al menos hay un techo donde guarecerse - se dijo Percyval. -  Aunque debo andar con cuidado, debe parecer todo ahí dentro una escombrera o algo peor... Parece evidente que la casa está abandonada, por lo que debe estar en pésimas condiciones o incluso invadida por animales salvajes - pensó mientras buscaba a su alrededor algún palo u otro objeto que pudiera servirle de defensa si le atacaba algún roedor o algo parecido antes de llamar a la puerta. Si no había señales de vida, intentaría abrir para cobijarse.

Percyval rodeo la casa y reviso por encima los alrededores, protegiéndose como podía de la lluvia. El edificio contiguo, de debía ser un establo o almacén, se encontraba en peor estado de conservación y era imposible entrar en el, todo el techo había cedido y solo se mantenían las cuatro paredes, aparentando que aun era un edificio completo.

Terminó nuevamente en la entrada del edificio principal, y se guareció en su porche.

Parecía que aquella casucha estaba abandonada. Percyval se preguntó si sería posible entrar a ver si encontraba más refugio que en el exterior, ya que no sabía si el tiempo empeoraría en las próximas horas y posiblemente no sería buena idea reanudad la búsqueda hasta después de amanecer. Como pudo, intentó manipular la puerta e incluso darle un leve empujón para comprobar la firmeza del cierre. Quizás con un poco de suerte...

La puerta de la casa no se veía muy resistente, con un simple empujón cedió y dejo paso a Percyval al interior de la casa. En el interior no había mucho, una mesa en un lateral, un par de puertas, que debían de dar a habitaciones en el lateral opuesto, y al fondo la lumbre que debía de servir de cocina.

Todo se encontraba abandonado, y sin el menor asomo de vida, se notaba un aroma a muerte y soledad que hacia presagiar que aquella vivienda no había dado los mejores años de vida a sus últimos moradores.

Aun así las pocas cosas que quedaban no estaban en muy mal estado, hasta los animales de la zona debían de haber evitado el lugar haciendo que este se conservará mas tiempo sin daños graves. Aun así Percyval solo encontró como útil con el que defenderse un bastón bastante largo, con un extremo redondeado y bastante prominente, que debió de servir de ayuda para moverse a su antiguo dueño.

Solo algunas goteras, debido a que las resecas tablas del techo ya no cumplían como debían su función, parecían el único desperfecto.

- Vaya... ¿qué tenemos aquí? Finalmente parece que esta morada no se encuentra en un estado tan lamentable como creía- pensába Percyval mientras se agachaba a coger un antiguo bastón. - Creo que te adoptaré; sí, definitivamente el bastón me da un aire señorial que me hace más gallardo.

Apoyándose grácilmente en su nuevo adquisición y elevándolo ante sus ojos, intentó evaluar si ese trozo de madera labrada tendría algún valor, quizás poseía algún detalle que lo hacía especial. A fin de cuentas, un mercader de objetos valiosos no descansa nunca, y cualquiera pudiera ser un buen momento para sacar beneficio. Lo observó durante un rato antes de poder hacerse una idea.

Al momento giró la cabeza hacia las dos puertas que tenía frente a él preguntándose que habría tras ellas. No pensaba descansar antes de saber qué podría encontrar tras ellas, pero antes de echar una ojeada se entretuvo inspeccionando el interior de aquella casucha y buscando algo que pudiera servirle de luz, echaba de menos las modernas instalaciones eléctricas de su hogar, aquí quizás habría de conformarse con una antorcha improvisada...

El bastón era un trozo de madera, que el que seguramente fue el dueño de la casa había moldeado con un poco de gusto y cariño, para que fuese su apoyo, pero no tenia ni grabados ni nada destacable.

No le llevó ni 10 minutos inspeccionar la casa, una de las puertas tenia una habitación con dos somieres pequeños y una mesilla en medio, la otra contenía una cama con un dosel bastante rudimentario, que conservaba el colchón y una manta hecha jirones, debió de tratarse de una cama de matrimonio.

- En fin, poco más podré hacer hasta que amanezca - pensó Percyval mientras sacudía la manta y buscaba un lugar cómodo donde sentarse a esperar un rato. No creía que pudiera pegar ojo en un lugar así, pero al menos descansaría su cuerpo reposando unas horas. Para hacer tiempo, dedicó sus pensamientos a tratar de adivinar cómo le estaría yendo a sus compañeros. ¿Habrían encontrado alojamiento? ¿Estarían tan perdidos como él? ¿Cómo se encontraría la señorita Camille? Deseaba volver a verla, eso era cierto.

La silla no era cómoda, pero eso no fue un inconveniente para que Percyval se fuese quedando poco a poco dormido. El ruido de la lluvia y el aire fue cesando y todo se quedo en silencio y tranquilo, hasta el punto que tanto silencio parecía hasta inquietante, pero finalmente se durmió, pensando en lo que estarían haciendo sus compañeros y que le depararía el siguiente día.