Partida Rol por web

Llevo ya tres cadáveres seguidos. Adelantate tu , yo quiero registrar las salas de atrás.

Arramus pasa al lado del enano y se dirige a la habitacion.

En silencio absoluto y asumiendo su ya definitiva muerte Aeunur se lanza a por la momia intentado llevarsela con él en su último viaje.

He sido atacado a traición por otro de esos zombis que se levantan cuando uno los molesta al buscar tesoros. Escucho los gritos del enano que acude en mi ayuda.

Pongo mi mano sobre la frente del zombie, que parece verse sorprendido por un instante. La imaginaria tormenta que le rodea le tendrá entretenido durante un rato.

Por un instante me viene a la cabeza el elfo. Espero que su excursión a través de las rocas acabe bien.

Nada más acabar con el zombie, apareció otro que se lanzo a por mí mordiéndome en el cuello a traición. ¡Ahhgg! Maldito zombie. Grito por el dolor mientras me lo quito de encima como puedo.

Una vez estamos cara a cara le golpeo con todas mis fuerzas con la intención de acabar con él de un golpe y poder deshacerme de su molesta presencia, pero mis golpes son lentos y previsibles, el dolor me impide atacar con eficacia.

A pesar de la horda de enemigos que se abalanzaban sobre ellos, el grupo de heroes supo contenerlos, incluido el diestro espadachin llamado Aenur, que el solo habia terminado con la vida de un peligroso ser y se debatia con maestria ante tres enemigos.
Lastima que no hubiera nadie para cantar tan magna batalla.

Durgin avanzo a gran paso para enfrentarse contra el muerto que acechaba al mago y el cual, habia logrado frenarlo con su magia.
Por ultimo Arramus, parecia perdido en el laberinto, pues volvia atras en sus pasos, quizas buscando la emocion de un nuevo combate...

Me defiendo del zombie a la perfección, no dejándole que me roce si quiera, parece que todas mis energías están de vuelta después de los mordiscos recibidos.

Vuelvo a arremeter contra él, mis armas parecen más ligeras y rápidas según pasan los segundos, pero mi mejoría no es suficiente, ya que el zombie consigue detener todos mis golpes.

Me aprovecho de la pausa que me ofrece Ungrim para rebuscar en la habitacion en busca de algo de interes. (aun no habia buscao tesoros con tanto matar)

Al menos no haré el ultimo viaje solo. Entono el canto de despedida a los guerreros  y me dispongo a atacar al primer esqueleto.

 Sumido en el trance del guerrero mi espada y yo nos convertimos en uno, desechando el miedo a la muerte pues ya la acepte al ver a mis enemigos, ejecuto la danza de la espada acabando con el primero de los esqueletos, y trazando una red de acero a mi alrededor que junto a mi piel endurecida por el conjuro espero que me permita acabar con alguno más de mis enemigos antes de que la muerte me lleve. l  

Por detras de Ungrim, solamente estaban las habitaciones vacías por las que acababa de pasar, y por delante, solamente se veía un largo pasillo sin puertas a ninguno de los lados. Visto que no había ningun otro camino, Ungrim se colocó el hacha al hombro y se internó en la oscuridad del pasillo.

La balada de muerte, movio las energias del lugar, pues Aenur, logro frenar todos y cada uno de los golpes de los tres enemigos y ademas, terminar con la vida de otro de ellos.

No era la misma fortuna la que corria Agamenon, que si que se vio asaltado por el zombie, cuyas garras la arrancaron trozos de piel.

La magia de Jandrus, se habia desvanecido y su compañero Durgin, estaba tardando demasiado. Quizas tendria que terminar con el y no confiar en el apoyo de sus amigos.

Arramus, trato de encontrar algo de valor en aquel maldito lugar, pero no era el dia de suerte de sus compañerors, ya que a lo lejos un zombie mas salio al paso de ellos, frenando el avance de Ungrim.

Dando las zancadas más grandes que podía dar, Durgin llegó a la habitación donde Jandrus intentaba mantener a ralla al muerto viviente.

Debido a la oscuridad del pasillo, Ungrim apenas pudo ver al zombie que le esperaba mas adelante, solamente un gruñido le previno de la presencia del monstruo

Sin dudarlo, se lanzó al ataque, pero su hacha no encontró más que aire a su paso.

- Muestrate y lucha con honor, bestia inmunda!!

El zombie vuelve a acertar con su golpe. ¡Ahgg! Grito por el dolor. Ahora que parecía recuperar mis fuerzas el zombie vuelve a darme un buen golpe. Pero esta vez es diferente, estábamos en pleno combate y no me coge de sorpresa.

La rabia va creciendo en mi interior, el zombie me ha dañado unas cuantas veces y yo no le he rozado, eso hace que la sangre me hierva por dentro y ataque con muchas más ganas, pero aunque mis ataques fueran con una fuerza extraordinaria el zombie es capaz de defenderse a la perfección.

Avanzo hasta Agamenon, que parece estar teniendo problemas y comienzo a gesticular para lanzar un conjuro de curacion sobre él.

¿Necesitas una mano, compañero?

Algo ha fallado en la invocación de la Tempestad, porque además de afectarle al bicho, también me ha afectado a mí y aún estoy un poco mareado por el vaivén de la tormenta. Tendré que comentarlo con Mentor.

El ataque del zombi me saca de mis ensoñaciones justo a tiempo para interponer mi vara y librarme del golpe. Aprovechando el impulso, volteo el bastón para sacudirle sin que tenga tiempo a reaccionar, en un expléndido movimiento de ataque, que, cómo no, falla estrepitosamente y casi le doy al enano.

- Bienvenido a la fiesta, maese Durgin -le digo al enano, que también ha fallado sus golpes- ¿Usted cree que acabaremos pronto con él? Presiento que nos corre un poco de prisa ir a echar una mano a nuestro amigo el elfo ...

El trance es tan profundo que ni me doy cuenta de mis pequeñas victorias, pues ahora solo existe el combate.

 Cada paso es medido, cada vuelta equilibrada, estocada, parada , finta, respuesta y esquiva se van sucediendo con armonía y gracia.

Cuando más cuesta arriba se me estaba poniendo el combate, de repente empiezo a recuperar fuerzas y noto que mis heridas dejan de dolerme casi por completo.

Al instante oigo unas palabras por detrás. Oh, es Arramus ofreciéndome su ayuda. Pienso mientras sigo intentado acabar con el zombie.

Gracias Arramus, espero que con las fuerzas restauradas pueda acabar con este bicho por fin.

Los heroes se vieron rodeados por las hordas de no-muertos. Durgin y Jandrus se debatian con fiereza, evitando los golpes de la repulsiva criatura. Aun asi, el muerto les estaba echando un duro pulso.

Lo mismo se podia decir de Aenur y las criaturas que lo rodeaban, a pesar de superarles en numero, lograba salir airoso de casi todos los ataques. Por desgracia, cuando el zombie logro lanzarse a su cuello hiriendolo, atrapandolo y rompiendo el hechizo de proteccion que llevaba encima, la cosa se volvio mas turbia, pero aun asi demostro tener dote de combate y aguanto evitando cualquier otro ataque.

Agamenon, sintio una oleada de calor, era la proteccion del angel que habia convocado Arramus. Su calor fue suficiente para sentir como recobraba las esperanzas. El zombie lanzo un golpe y este lo evito con presteza. Ahora era su turno y se sentia fortalecido.

A lo lejos de ellos, Ungrim se lanzo contra el zombie que salio de las sombras. Le ataco, pero su golpe fue precipitado. El zombie, sintiendo el deseo de matar, tambien fue rapido y se quedo corto, dejando al enano la posibilidad de volver a atacarle.