Partida Rol por web

La habitación se había llenado de gente, pero yo ya había hecho todo lo que tenía que hacer allí y Arramus estaba combatiendo con una momia, así que salgo de la habitación para dirigirme a ver como le va a Arramus con el combate.

Como el combate con la momia aún no ha terminado, me desplazo a la habitación contigua por pasar el rato mientras se prolongue la pelea.

Saludo a los enanos y al elfo y me pongo a buscar tesoros en la habitación.

Aenur concentraba sus poderes, estaba preparando un poderoso sortilegio que en el interior de una mazmorra podria ser letal, tenia que calcular bien hasta donde alcanzaba su poder antes de lanzarlo.

Mientras Durgin y Ungrim, los dos enanos, se vieron asaltados por dos zombies que habian cruzado la sala anterior. La carne desnuda del matador, resulto un blanco facil para seres que devoraban a los vivos, el cadaver se abalanzo mordiendole e infectandole la herida con su saliva podrida. El enano gruño y se lo quito de encima.

Durgin, tuvo mas suerte, ya que el ataque del muerto humano, no le causo daño alguno, solo una repugnancia horrible.

Arramus y la momia continuaban con su lance, en un tira y afloja. A lo lejos, su siguiente rival se aproximaba a paso lento pero continuo.

La criatura estaba demostrando ser resistente pero la habilidad de Arramus era superior. El sacerdote le propinó una rápida patada en la boca del estómago que hizo a la momia doblarse hacia delante. Arramsu aprovechó entonces para, cogiendo el martillo con ambas manos, descargar un poderoso golpe de arriba a abajo que impactó en el cráneo de la momia y desparramó sus sesos podridos y parte de su cráeno por el suelo del laberinto.

VUELVE AL INFIERNO, CRIATURA MALDITA!

Tras acabar con su rival, Arramus se tomó unos segundos para recuperar el aliento.

Durgin se acercó a su compañero enano y atacó sin piedad a otro zombi, que ni siquiera vio venir el hachazo.

Menuda ruina de laberinto. En lugar de encontrar suculentos tesoros, lo único que consigo es despertar a zombis mal dormidos. Me acerco con la vara sigilosamente y por la espalda a uno de ellos, que se encara con Ungrim, y lo ataco con toda mi alma.

Yo creo que ni se ha enterado.

Me acerco al mago y ataco al zombi que atacó el,seccionando la médula del zombi de un preciso corte, haciendo que caiga y le reviento la cabeza en el suelo de una patada

Arramus consigue tumbar a la momia de forma brillante, no me equivocaba con él, su forma de luchar es excelente. Bien Arramus, que gran golpe. Le digo al acabar con la momia. Se te ve un poco fatigado, fue duro el combate. ¿Si quieres me encargo yo del zombi que se acerca? Le pregunto amablemente por si quiere descansar un momento.

El dolor por el mordisco del zombie hizo que Ungrim tardase un poco más en reaccionar al ataque, por lo que para cuando levantó su hacha, ambas criaturas yacían inertes en el suelo.

- Al parecer, este sitio esta plagado de no-muertos, más nos vale seguir atentos para que no nos vuelvan a sorprender de esta forma.

Como en esta sala ya no se podía hacer nada, avanzó a la suguiente, alternando la vista entre el suelo y las entradas por si aparecían nuevos enemigos.

Arramus, se permitio un segundo de descanso, despues del agotador con la momia. El zombie avanzaba directo, pero lento y fue un alivio poder tomarse un respiro. Mas aun fue cuando vio a Agamenon a su espalda y un nuevo zombie asomando por el otro lado.

El grupo del interior, colaborando entre ellos, logro terminar con la existencia de penuria de los muertos animados y se disponian a salir para continuar por ese peligroso laberinto cargado de magia.

Tras la lucha a muerte sucedida en la habitación Durgin se dispuso, de n uevo, a limpiar el hacha y seguir avanzando. A cada paso miraba a su alrededor en busca de algún objeto de valor.

Arramus resuella pesadamente pero ve la oportunidad de cargar contra el zombi que se acerca. Confia en que Agamenon se encargue del otro a su espalda y se lanza en salvaje carrera contra el no muerto. Sin embargo, un tropezon lo desequilibra y su ofensiva falla estrepitosamente hasta el punto que esta a punto de caer de bruces frente a su enemigo.

Cuando iba a ir a por el zombie para que Arramus se tomara un tiempo para descansar tras su combate con la momia oí un ruido a mi espalda y resulta que por ahí se acercaba otro zombie, así que no queda más remedio que nos encarguemos de uno cada uno.

Me acerco al zombie armas en mano y le asesto una serie de cortes que lo hacen caer al suelo a la primera de cambio.

La habitacion parecia estar totalmente vacía, pero el pasillo tenia bastante actividad, a juzgar por el ruido de los combates a ambos lados.

Ungrim atravesó la puerta dispuesto a luchar contra cualquier enemigo que hubiese, pero, para su decepción, a su izquierda Agamenón ya estaba rematando a su enemigo. Al mirar a su derecha, vio que Arramus todavia combatia con lo que parecía ser un zombie, pero el cuerpo del hombretón ocupaba todo el ancho del pasillo.

Resignado, Ungrim se acercó a Arramus, sin poder hacer otra cosa por el momento que seguirle.

Retomando el encantamiento, termino la invocación y me desplazo cruzando los muros mientras le digo al mago humano:

 Voy a adelantar por aquí

Veo desaparecer al elfo entre los muros de piedra y me pregunto si no habrá sido una maniobra un poco arriesgada. Me he quedado solo en esa habitación ya que todos corren atraídos por el bullicio de las peleas. Me dirijo a la sala contigua, a seguir admirando la arquitectura de este laberinto y, de paso, a ver qué me encuentro. Espero que no sean más muertos vivientes.

El tropezon de Arramus le obligo a caer sobre el cadaver revivido, pero supo reaccionar rapidamente y cuando este fue a golpearle, puso el escudo por medio y salio ileso.
No corrio la misma suerte Agamenon, que tras acabar con su rival, se dio la vuelta para ver como le iba a su compañero y un zombie se le lanzo al cuello mordiendole repetidas veces.
Durgin, por mas que miro la sala no encontro nada, cosa que no se puede decir de Jandrus, el cual sufrio un tremendo empujon derribandolo al suelo y permitiendo que un zombie se le echara encima. Ayudandose de las piernas lo empujo para caerlo de espaldas, ambos se levantaron quedando enfrentados.

A Ungrim no le quedo mas remedio que esperar, ya que los estrechos pasillos les impedian combatir con a varios a la vez.

Pero quien mostro el verdadero espiritu de un suicida, como si de un matatrolls ebrio de cerveza se tratara fue al elfo Aenur.  Cargado de valor, se adentro en las entrañas de la tierra, arriesgandose a perderse entre ellas para siempre. Justo al final, sintio el aroma de la humedad que recubria de musgo las paredes y salio a una sala ancha y perdida. Casi por casualidad habia llegado al mismo corazon del laberinto, un lugar tan cargado de trampas como de enemigos.

Al notar su presencia. Una momia que estaba sentada sobre uno de los tronos, abrio los ojos y dijo - Soy la Dama y Señora de la Torre, la Guardiana de lo Olvidado, La Maestra de los Conocimientos Perdidos y tu, has venido a molestarme.
El resplandor de sus ojos dejaba claro que no era una momia normal y corriente, que en su interior radicaba el poder de una hechicera perdida. Aenur no lo sabia, pero estaba frente a Sodmena, la amante de Melar, la cual se sacrifico para custodiar el tesoro de su amado y de la que nadie recordaba ya nada.
A una orden suya, los esqueletos de piedra de la entrada, cobreron vida y con otra palabra levanto los restos de los otros que habian intentado robar en aquel sagrado lugar.

- Aguanta Jandrus, allá voy!

Arramus detuvo el golpe con su reluciente escudo nuevo y lo uso para cargar contra el zombi, aprisionandolo contra la pared del estrecho túnel. Entonces, con la otra mano empezó a aporrearle la cabeza una y otra vez hasta que dejo de moverse.

Hombre, Ungrim! Tu por aqui?

Si, el otro camino ha resultado una perdida de tiempo. Aparte de un montón de zombies no había más que salas totalmente vacías, pero por lo que veo, no hemos sido los únicos que nos hemos encontrado con enemigos.

Ahora que esto parece estar despejado, ¿que te parece si avanzamos? Ve tu delante y yo te sigo