Partida Rol por web

- De acuerdo compañero - dice Durgin mientras empieza a rastrear la habitación.

Me siento un poco inútil, como si mi presencia en este grupo no fuera muy necesaria. Y es que, ir de aventuras con dos poderosos guerreros como son el enano y el monje, deja poco margen para lucirse.

Mientras cavilo todo esto, veo cómo Arramus ha encontrado algo, que parece una poción; luego el enano se ha asegurado de que no haya trampas y también trata de encontrar algo de valor en la habitación. Por no desentonar, hago lo propio y escudriño con afán cada rincón de este sucio cuarto.

A ver quien de los dos valientes se decide a abrir la puerta, pienso entre tanto.

Agamenón caminaba despreocupadamente sin prestar atención a sus pasos, por desgracia, cuando oyó el click se dio cuenta del tremendo error y medio segundo despues estaba aturdido en el fondo de un pozo a unos 2 metros de altura.  Durgin sobresaltado se quedo quieto, observando todos las baldosas de la sala. No habian mas trampas, concluyo y entonces fue a ayudar a su compañero.

Mientras en el otro extremo, los tres heroes saqueaban al resto de los orcos, Jandrus termino encontrando una pocion verdosa que la indicaba como el brebaje de los heroes (permite atacar 2 veces en un turno) y Ungrim se topo con una pocima de curacion (4 puntos de cuerpo) Arramus sin embargo se acerco a la puerta, tras ella no escucho nada, asi que volvio a esperar el saqueo de sus compañeros.

Por otro lado, aunque no muy lejos, el combate entre el orco y el elfo seguia en tablas, fallando y protegiendose de los golpes del contrario.
 

Cuando veo que Ungrim encuentra una pocion curativa no puedo evitar sonreir. Mi dios esta de mi lado.

Como desde donde estaba no escucho nada, irrumpo en la siguiente habitacion con el arma por delante.

¡Bueno, vamos para alante! ¡a ver qué nos encontramos!

El intercambio de golpes era constante pero parece que ambos contendientes estaban empatados  y no conseguían abrir la guardia del oponente.

- La avaricia rompe el saco, Agamenón, y mira que te lo dice un enano - dijo Durgin mientras intentaba echar una mano a su compañero.

Sin embargo en su foro interno sabía perfectamente que él habría hecho lo mismo.

Avanzo tras Arramus y entro en lo que parece una estancia sin salida.

Extrañado por tal circunstancia, me acerco a las paredes y comienzo a palparlas y a golpear ciertos sitios que me parecen sospechosos, tratando de encontrar una salida oculta.

Me concentro tremendamente en la tarea así que espero que no me explote ninguna trampa en los morros, por no tener cuidado.

Una pocion de curación! Menuda suerte, asi no tendre que depender de la magia del humano este.

Por el momento, la herida que había sufrido parecia haber dejado de sangrar, asi que se guardo la pocion en una de sus bolsas reservandola para un futuro.

Al levantar la cabeza, vio que sus dos compañeros ya habían atravesado la puerta, asi que les siguió. Para su sorpresa, la nueva habitacion estaba totalmente vacia, lo cual era muy extraño teniendo en cuenta la cantidad de orcos que la vigilaban, asi que sería mejor ser precavidos.

Mientras buscaba algo de valor por la habitación, no me percaté de que había una baldosa suelta y cuando la pisé caí en un foso. El golpe no es que fuera muy doloroso, lo que más me dolía era el orgullo, que me tuviera que pasar esto a mí y justo con el enano delante.

Intento salir del foso, cosa que no resulta demasiado complicada, sobre todo por la inestimable ayuda de Durgin. Gracias compañero.

Una vez fuera del pozo sigo inspeccionando la sala, pero con cuidado no vaya a caerme otra vez. Como según Durgin la avaricia rompe el saco me pongo a buscar otras salidas alternativas a las que ya vemos y dejo de lado los tesoros.

Salir o ayudar a salir del pozo no gasta accion XD. No podrias salir si hay monstruos y en ese caso atacarias/defenderias con un dado menos. Y si, pierdes un punto de cuerpo que se me olvido anotar xD.

Cita:

Se me olvida algo?

Me quedo un poco azorado cuando, tras abrir la puerta de una patada e irrumpir en la habitación me encuentro con que está desierta y que, por no haber, no hay ni mas puertas. Busco apor todos los rincones a ver si hay algo que se me escapa.

La habitacion no esta vacia, solo es que aun no he actualizado el mapa, por que lo hago en el turno de los monstruos y acabais de entrar en la sala (en este turno)

Arramus, primero has abierto la puerta y despues has buscado tesoros (ambas cosas en el mismo turno, eso no se puede, abrir puertas cuesta una accion) considero nula tu segunda accion.

Si, claro.Entonces yo tenia razon. Me he hecho un lio con los comentarios de estos dos, no me hagas caso.

La puerta dificultaba la pelea entre los dos rivales, un asalto mas que aguantarian peleando...

Agamenon y Durgin, no encontraron nada en la sala. Estaba completamente vacia.

Los tres compañeros, si que se encontraron con una inesperada visita, dos orcos y un feroz Fimir que debatian ordenes, no los vieron entrar absortos en sus planes y esto les sirvio de ventaja, pero claro, sus sueños de enriquecerse en aquella sala, se desvanecieron rapidamente.

- Bien, vamos allá! - dijo Durgin sacándose el polvo de encima co rápidas sacudidas de sus manos. - El tiempo apremia; debemos rescatar a Sir Ragnar.

Y se dirigió hacia la puerta. Sin ningún tipo de delicadeza, esta vez se abrió pasoa través de ella empujándola sin cuidado alguno.

Otra vez una sala llena de enemigos, asi que al parecer esta mision iba a resultar mas complicada que la anterior...

Entre las sombras de una esquina, Ungrim distinguió a una criatura que sobresalia sobre las cabezas de los orcos. Hasta el momento, el matador no se había enfrentado a nada más poderoso que un orco, asi que esta era la oportunidad de mostrar su valia y convertirse en matador de fimir.

Solo había un problema, uno de los piel verde le bloqueaba el paso, pero con la emocion de un nuevo enemigo poderoso, consiguió acabar con él sin demasiados problemas gracias a un certero golpe de su hacha.

Una vez despejado el camino, se plantó delante del Fimir y rugió su desafio

- Ven aqui si te atreves, fimir cobarde. Pronto vas a probar el filo de mi hacha!

Un gruñido me alerta de la presencia de un grupo de bestias en las sombras. El enano se abalanza sobre uno de los orcos y yo me ocupo del otro. Muevo mi martillo como un ciclón y logro conectar dos golpes en las costillas de la criatura.