Partida Rol por web

Sintiendo un pinchazo en un costado por el ataque del brujo, Durgin volvió a lanzarle un ataque consiguiendo asestarle un nuevo corte con el Filo del Espíritu.

Ungrim se actuaba como un torbellino, girando de un lado a otro para parar los ataques de sus enemigos. Sin embargo, hasta el mejor luchador podía acabar cayendo contra una superioridad numerica aplastante.

Los esqueletos no presentaron mayor problema, sin embargo, el guerrero aprovechó un momento de debilidad para atacarle. Por suerte, Ungrim reaccionó a tiempo y se apartó lo suficiente para convertir lo que habría sido una herida mortal en un simple rasguño en un brazo. Además, aprovechando el impulso lanzó un tajo descendente sobre el brazo extendido de su enemigo, rebanándoselo limpiamente.

Con un grito de dolor, el guerrero cayó al suelo desangrándose por momentos.

Después de destrozar literalmente al primero de los esqueletos, uno de sus congéneres se abalanza sobre mí pero, gracias a todas las protecciones que llevo encima, el ataque resulta infructuoso.

- ¡Ahora verás! -le amenazo mientras lanzo un estacazo de los míos.

La vara ha debido atravesar por algún espacio libre entre sus huesos porque sigue ahí, sin inmutarse, con esa grotesca sonrisa en su mandíbula.

Un esqueleto había llegado hacia mi y ahora me encuentro rodeado. Consigo esquivar los ataques de los dos con más suerte que otra cosa y lanzo el contraataque al guerrero consiguiendo por fin clavar mi espada en su pecho arrancándole lo que le quedaba de vida.

Una vez acabada mi eterna lucha contra el guerrero me giro hacia el esqueleto.

Todo parecia marchar mal para el Señor del Mal, pues sus tropas caian y sus golpes distaban mucho de ser certeros. Mientras combatia con Durgin y maldiciendo a Arramus con la mirada por sanar a su adversario, Morcar planificaba su siguiente accion, algo tan potente y definitivo que podria terminar con el Enano de un solo ataque. Solo tenia que aguantar un poco mas...  

Con el guerrero muerto, Ungrim pudo por fin concentrarse en los esqueletos, que probablemente no iban a presentar demasiados problemas.

El hacha del enano cayó con fuerza sobre uno de ellos destrozando varios huesos que acabaron formando una pequeña montaña a sus pies.

Durgin observó una mirada de astucia en los ojos de Morcar. Algo despistado, Durgin no consiguió impactar al malvado brujo.

El esqueleto de Arramus, siguiendo sus órdenes, se lanzó sobre su igual, el que atacaba a Jandrus. Levantó su guadaña y empezó a asestar golpes con su fuerza incansable de no muerto. Al final, de su rival no quedo mas que polvo de hueso. Por su parte, el sacerdote, se dirigo en la direccion contrario y acabo con uno de los esqueletos que atacaba a Ungrim con una salva de martillo.

- Gra.. gracias... -le digo cortesmente al esqueleto que me ha salvado del otro esqueleto.

Ahora que me veo libre de amenazas, ha llegado el momento de volver a donde estaba. Oculto otra vez tras la columna vigilo atentamente el estado de salud del ejecutor de Morcar. Si el enano empieza a sacar mala cara, aquí tiene a un mago dispuesto a sanarle sus heridas con un hechizo de curación.

Ya sólo me queda un esqueleto y por fin podré ir donde está Durgin. Pienso mientras ataco y acabo con el esqueleto de un par de espadazos.

Sin enemigos a la vista me acerco a Durgin y le meto en el bolsillo el frasco que contiene el brebaje de héroes. Todo tuyo Durgin, tómatelo si puedes, te vendrá bien. Perdón por no dártelo antes, se me olvidó. Le digo riendome mientras me pongo al lado del malvado Morcar para despistarlo de su lucha e intentar que sus ataques no sean tan certeros y así darle a Durgin más oportunidades.

Solo quedaba Morcar y un lejano enemigo que se arrastraba buscando al mago para proseguir el combate. Todos podian tomarse un momento de respiro antes de que una nueva oleada de enemigos llegara. Una oleada, que ya se escuchaba acercarse...

Morcar alzo los brazos, junto las manos, conjuro algo y una bola de llamas surgio y descargando con furia las garras magicas atraveso el cuerpo del Enano, que casi cae muerto al suelo. 

Con Durgin arrodillado, sangrando y luchando por mantenerse vivo, Morcar rompio a reir. 

- ¡Mirar donde esta vuestro heroe! - señalo al maltreto Durgin - ¡ser mis esclavos o morireis! - dijo cuando su horda por fin llego al campo de batalla. 

Durgin, agotado no podía apenas, impactar en su enemigo.

A lo lejos, un nuevo grupo de enemigos se acercaba rápidamente. Como siempre, Ungrim estuvo tentado a cargar contra ellos de frente, pero al final el sentido comun se impuso, eran demasiados.

En lugar de cargar de frente, se escondió detras de una columna cercana esperando poder pillarlos por sorpresa cuando se acercaran.

- ¡Venga, dale fuerte Durgin! ¡Que ya es tuyo! -trato de infundirle ánimos desde mi escondite.- ¡Dale otra vez!

A lo lejos, amenaza tormenta. Un aluvión de seres monstruosos corren hacia nosotros, haciendo retumbar el suelo.

Como el enano no atine un poco más con la espada, estamos perdidos.