Partida Rol por web

Las sombras de la rebelión: Castilla, 1520 [INCONCLUSA]

El pecado de la carne

Cargando editor
14/07/2008, 22:54
Tania Valach

-Eso ya corre por cuenta vuesta, caballeros. –Dijo secamente, advirtiendo que en parte y si bien el Obispo parecía complacido con los resultados, su trabajo no era considerado del todo de utilidad.

Por dentro no podía creer que Montalbán fuera tan necio de ver con sus propios ojos la veta que ella le mostraba. Era increíble que siendo los de su clan los maestros de la dominación y las intrigas, los líderes natos –según se decía, aunque Tania ya pensaba muy distinto gracias a las pruebas que el mismo Montalbán le demostraba- cuyas intrigas y manejos daban vida a la Secta, no pudiera entrever la fisura en la roca que Tania le mostraba. El punto de quiebre de la débil Camarilla. Y más le fastidiaba tener que explicar las cosas para que se le entendiera.

¿Acaso Montalbán era otro títere como de Osma? Nuevas posibilidades, ahora para ella se vislumbraban. Debía pensar rápidamente para que su coartada fuera certera. Para lograr una buena tajada en el asunto y ascender un escalón más en la Secta. Todo sea por llegar a la cima, al control total y absoluto del Sabbat. Por lo menos comenzando por Burgos.

El clima helado que se vivenciaba en derredor de la cainita, ese frío de tumba que la seguía a todas partes, de a ratos se hacía imposible de soportar. Sólo su hermano estaba habituado.

El primer paso sería congraciarse de tal manera con el Obispo, de lograr algún favor en especial y muy concreto de su parte. Quitarle el problema de encima para que salga airoso y con el suficiente prestigio como para que sus pares de Madrid –a los cuales parecía temer más que al propio Caín- quedaran conformes con lo hecho. Favor se paga con favor. Listo, ya estaba maquinado…

-Sin embargo… -Comenzó, imprimiendo en sus palabras ese tono enigmático que incitaba a los demás a escucharla. –Hay opciones menos riesgosas y más productivas para sacar el debido provecho, Su Excelencia… Y estoy segura que ya se le habrá ocurrido el intentar dominar con vuestros vastos poderes a ese títere del príncipe. –Dijo lisonjera, deslizando la idea para que el Obispo la hiciera suya.

Tania no era mujer de halagar, pero era capaz de todo con tal de llegar a la cima y aplastar a sus oponentes.

-De hacerlo, obviamente tendríamos una clara ventaja sobre el resto de los vástagos. Y así podríamos recabar información sobre ellos para luego proceder como mejor nos pareciera. ¿No lo creéis, Su Excelencia?

Cargando editor
18/07/2008, 00:58
Feliciano Montalbán

El obispo parece meditar cuidadosamente la sugerencia de Tania. Echa su cabeza hacia atrás, en un gesto pensativo, y musita, entre dientes:

-El pacto... no es una opción. Y dudo que pudiera mantener durante mucho tiempo mi influencia sobre el príncipe sin que se enterara de ello el resto de la Camarilla. No. La única solucción es actuar ahora, antes de que se extienda esta herejía por nuestras viñas. La extirpación, total y absoluta... Ivens
-dice, de nuevo enérgicamente y dirigiéndose a tu hermano-, vos seréis mi lugarteniente. Preparadlo todo con mis guerreros para que en el momento de nuestro encuentro con el príncipe se produzca un asalto simultáneo contra todas las posesiones de la Camarilla en la ciudad. El golpe ha de ser devastador. Mi señora Tania, a vos os reservo un cometido diferente. Vendréis conmigo a la reunión y suplantaréis al príncipe con vuestras habilidades. Eso me dará tiempo suficiente para interrogarlo convenientemente, y os permitirá ayudar a vuestro hermano dando órdenes confusas cuando nuestros enemigos se hayan dado cuenta del ataque...

Cargando editor
19/07/2008, 20:23
Ivens Valach

Tu hermano no parecía demasiado convencido con el plan.

-Veamos si he entendido lo que proponéis...
-comenzó, mirando fíjamente al Obispo-. Vos y Tania acudiréis a esa reunión con esa sabandija del príncipe. Una vez allí, esperáis capturarle y hacer que mi hermana utilice los ancestrales dones de los Tzimisce para modelar su carne a semejanza de ese patético Ventrue... habéis de saber que ésa es una transformación muy difícil... y dolorosa, a pesar de la maestría de mi hermana. Entiendo que si ella pudiese suplantar al príncipe durante esa noche, la captura del verdadero príncipe pasaría desapercibida ante el resto de la Camarilla, y, con mi hermana suplantando al líder de la Camarilla, yo mismo podría liderar en una noche un ataque simultáneo y devastador que dejara a Burgos libre de la presencia de esos bastardos... Sin embargo, no me gusta la idea, Reverencia. Los cainitas de vuestro antiguo y solemne clan desconocen, me temo, los caminos tortuosos de la Vicisitud: toda transformación ha de ser revertida más tarde, para devolver a mi hermana su verdadero aspecto... y cada una de esas operaciones conlleva un riesgo... Propongo que reconsideréis vuestro plan. En lugar de capturar al príncipe, acabemos con él esa misma noche: estallará la guerra y yo mismo eliminaré a las fuerzas de la Camarilla cuando vengan a atacarnos... No les tengo ningún miedo...

Notas de juego

Lo siento, antes no me he debido de explicar muy bien. Creo que ahora queda explicado mejor: básicamente el plan del obispo es que te transformes en el príncipe (visicitud 1 para una transformación total, tiradas de percepción + alteración corporal dif 8, 5 éxitos es una copia perfecta...) mientras él captura e interroga al verdadero príncipe sobre los planes de la Camarilla y tú le suplantas, haciendo que la Camarilla no sospeche nada, y aprovechando para sabotearlos desde dentro: esa misma noche, las fuerzas del Sabbat de Burgos, con tu hermano al frente, lanzarán un ataque masivo contra la Camarilla: contigo "dirigiendo" la defensa, eso sólo puede llevar al fracaso total de vuestros enemigos...

Por otro lado, está la contrapropuesta de tu hermano. O las que puedas hacer tú.

Si tienes más dudas, no dudes en decírmelo. Y siento mucho que no quedara claro...

Cargando editor
19/07/2008, 23:16
Tania Valach

Tania miró fijamente al Obispo. Quizá como nunca antes lo había hecho. Cada vez le resultaba menos agradable a sus planes aquel miembro de la Iglesia. Estaba loco si pensaba que ella haría lo que le pedía. En parte pensaba como Ivens. Era mejor finiquitar el problema de una vez o dejar las cosas de tal manera que más adelante se pudiera solucionar de mejor forma –ya conociendo bien al enemigo, cosa que en este momento no tenían en claro. Pero por ningún motivo Tania se sometería a los designios de Montalbán. No iba a aceptar ser un títere más del Sabbat. Ella estaba para algo más ‘elevado’. Y menos moldeando su carne a placer del Lasombra.

Era también bastante obvio que el ‘santo hombre’ nada de guerras sabía –cosa que tanto ella como más su hermano sí-. Transilvania había sufrido a través de los siglos el asedio de los otomanos, turcos, bárbaros, etc –sin contar las cruentas luchas entre voivodas y los llamados patricios que amenazaban desde Germania con invadir sus tierras.

-Lo siento, Su Excelencia, pero me temo que vuestro plan me expone de manera innecesaria. –Dijo ya sin fingida educación, sino más bien de manera fría y calculadora. -¿Queréis la cabeza del príncipe? Pues la tendréis. Mi querido hermano está deseoso de acabar con este flagelo lo antes posible y no le haré esperar. Él reunirá a las filas de La Espada y se preparará para asestar el golpe final. Yo os acompañaré a esa reunión, tal como lo solicitáis. Y allí obraré como mejor sea conveniente. Deberéis optar por interrogar a de Osma, o asestar el golpe certera y definitivamente, ya que no optáis por mi consejo. Pensadlo…

Tania volvía a imponer su decisión por sobre la del Obispo. Y ahora no era ella sola frente al prelado, sino que su hermano también opinaría de la misma manera. Montalbán no deseaba usar sus dotes de clan con el príncipe. Pues Tania utilizaría las propias pero no a gusto de otros, sino como ella misma decidiera. Y ya lo había hecho.

-Así que si ya decidisteis Excelencia, os invito a proceder. –Más presión imposible. Ahora decididamente Tania lo ponía en la obligación de ir a la cita, y de inmediato…

Giró su rostro anguloso hacia donde su hermano y sire se encontraba, para cambiar su semblante de piedra por uno hasta maternal.

Notas de juego

Muchas gracias. Ahora ha quedado aclarado. ^^

Cargando editor
20/07/2008, 14:32
Feliciano Montalbán

La cara del obispo se curvó en una mueca de disgusto, aunque hizo todo lo posible para disimularlo. Chasqueó la lengua.

-Por supuesto, por supuesto. Nada más lejos de mi intención que exponeros innecesariamente. Supongo que las fuerzas de vuestro hermano deberán luchar con más ahinco, pues la Camarilla quedará enterada de inmediato de que hemos capturado a su príncipe y estarán desesperados. Sea como fuere, en dos noches estallará la guerra. Ivens, preparad lo necesario: adiestrad a nuestros fieles y planificad vuestro ataque. Mandaré ahora mismo un emisario al príncipe para citarnos dentro de dos noches en el puente de Santa Gadea: es un lugar neutral del que espero no sospechará. Mi señora Tania, vos me acompañaréis en el encuentro: seréis mi único apoyo, pero cuento con vuestra experiencia para deshacerme del pequeño príncipe...

Cargando editor
20/07/2008, 14:38
Ivens Valach

Tu hermano, más calmado en cuanto entiende que no tomarás parte demasiado activa en el ataque, asiente con severidad.

-Así se hará; iré inmediatamente a hacerme cargo de los nuestros. Hermana, os veré más tarde en nuestro refugio.

Cargando editor
20/07/2008, 17:39
Tania Valach

Ella asintió sin hablar, dando por firme que ya el plan se llevaría a cabo. No era lo que ella hubiera deseado, pero ante los 'peros' del Obispo, eso era lo que se haría: se forzarían las cosas y seguirían haciéndose a la manera de la cainita.

-Muy bien. -Dijo poco satisfecha pero sin remedio alguno. -Esperaré vuestro aviso de que la reunión se ha concertado, Su Excelencia. Por lo pronto creo que nuestra labor ha culminado por esta noche, así que si nos disculpáis, nos retiraremos. -Dijo a modo de saludo, inclinándose levemente ante el prelado. -Tened una buena noche, Obispo.

Luego de esto se colocó sobre su cabeza la capucha de piel que colgaba sobre su espalda, ya emprendiendo el retorno a la Fortaleza, y esperó a que su hermano hiciera lo propio.

Cargando editor
22/07/2008, 23:06
Uriah

Tu sirviente te ayuda a montar y luego, mientras conduce tu caballo de la brida hasta la salida de la ciudad, dice:

-Est...ttt...tá la noche muy fff..fría, mmmm...mi señora.

Al cabo de unos treinta minutos, llegáis al monasterio. Pronto amanece y decides retirarte a descansar. Tu hermano aún no ha regresado, y cuando vuelves a levantarte Uriah te tiende un mensaje en el que el obispo te cita esa noche en el puente de Santa Gadea, en Burgos, para vuestro encuentro con el príncipe.

Cargando editor
25/07/2008, 03:15
Tania Valach

La mujer no iba a gastar palabras en su insignificante lacayo. Es más, hasta le molestaba escucharlo dirigirse a ella como si tuviera ese permiso. Era una relación tortuosa la que mantenía unido a sirviente y ama, pero placentera para ésta última después de todo, pues con el pobre hombrecillo lograba desquitar toda su ira contenida. Por ahora podía decirse que la demonio venía cargando tintas, tanto por la conversación con el Obispo, como por la estupidez del príncipe de Osma y ahora se adobaba con la aberrante insignificancia de Uriah. En algún momento Tania explotaría y dejaría reverberar toda su maldad contenida de manera exultante.

Esa noche marchó a su refugio y no volvió a salir de él. Tampoco volvió a ver a su hermano. Sabía que bien ocupado estaría con los preparativos del golpe a la Camarilla. Así que no se preocupó, y a la noche siguiente, se dirigió al lugar acordado, pero esta vez encaramada en su carruaje, tirado por dos bestias de hermosas crines negras tan brillantes como la luna que se vislumbraba en el firmamento. Los dos alazanes negros, de ojos incandescentes y un vivo rojo centellante, bufando y emitiendo sonidos guturales, chasquearon sus cascos y emprendieron el camino mientras el pobre Uriah los azuzaba con su látigo -no sin temer lastimarlos y recibir otro reto de su señora.

Tania vistió paraaquella ocasión de riguroso color negro, con sus vestidos anticuados, de faldas sin volados y poco decorado, con sus cabellos blancos y lacios cayendo como muertos sobre sus hombros, y sus ojos punzantes y casi transparentes pegados en la cortina que la separaba del exterior, maquinando, pergeñando maldades y planes diabólicos, pero con el semblante no gozoso ni satisfecho, sino más bien vuelto en un gesto de discordancia y hasta enfado.

Cargando editor
27/07/2008, 15:33
Feliciano Montalbán

Fue fácil encontrar al obispo al cabo de uno de los extremos del puente. Al parecer la delegación del príncipe se encontraba en la otra ribera. La noche era menos fría que la anterior, y seguías sin conocer noticias de tu hermano.

-Allá está el príncipe. Si ha sido medianamente inteligente habrá dispuesto a sus hombres por las cercanías para auxiliarle en caso de que suceda lo peor. Por desgracia para él, mis guardaespaldas assamitas son bastante versados en el arte de descubrir a los que tratan de ocultarse. Debemos ganar tiempo hasta que todos los hombres del príncipe en las cercanías del puente hayan sido eliminados: cuando esto suceda, oíremos un cuerno. Esa será la señal para atacar al príncipe.

Cargando editor
28/07/2008, 01:10
Tania Valach

Confiaba plenamente en que su hermano estaría bien y haciendo lo correcto para mantener a las filas de La Espada unidas y alertas en algún lugar de Burgos. Aunque no por eso dejaba de preocuparse. Mejor que nada le ocurriera a Ivens, pues de lo contrario ella misma se encargaría de hacer justicia por mano propia.

Ahora había llegado al encuentro del Obispo, a quien saludó de manera escueta y escuchó lo que le decía. Atisbó en el horizonte, del otro lado del puente a la otra comitiva. Aguzó la vista para ubicar a de Osma entre los presentes. No deseaba cometer ningún error. Esperaba que fuera él mismo y no un sustituto. Todo podía pasar. No debía fiarse de la Camarilla ni subestimarlos.

-Muy bien mi señor. Sugiero que comencemos a caminar hacia la mitad del puente para que ellos hagan lo mismo. ¿Estáis de acuerdo?

Tania tenía todo planeado, sólo necesitaba tiempo y esperar la ocasión adecuada.

Cargando editor
28/07/2008, 18:42
Director

Vuestros pasos resonaron en el piso de piedra del puente mientras os aproximabais con lentitud a su centro. El arrullo del río Arlanzón, bajo vuestros pies, es el único sonido que se percibe en esta noche silenciosa de Noviembre. A tu alrededor, los copos de nieve caen copiosamente, depositándose en las orillas del río y tiñéndolas de blanco.

El príncipe y otro vástago han ido caminando a vuestro encuentro y pronto os halláis los cuatro en el centro del puente. El acompañante del príncipe es un hombre fornido con gesto grave, que porta al costado una espada envainada, en cuyo pomo apoya severamente su mano derecha.

Cargando editor
28/07/2008, 18:51
Lorenzo de Osma

El príncipe hace una ligera reverencia cuando sus ojos se cruzan con los tuyos. Luego mira al obispo.

-Mi señora, señor obispo. Finalmente nos conocemos. He oído muchas cosas sobre vuestra excelencia.

Sonríe abiertamente, y adviertes que sólo ha dicho "muchas", sin especificar si eran buenas o malas.

Cargando editor
29/07/2008, 14:47
Tania Valach

A Tania lo que menos le importa es saber si el príncipe ha oído buenos comentarios o han sido todos malos. Pero no deja de observar al sujeto junto a de Osma y su espada envainada. Responde al saludo de la misma manera, aunque más seca. Su carácter le impide ser más amable.

-Buenas noches, señor de Osma. Os presento a su Excelencia don Feliciano de Montalbán. ¿Vuestro acompañante es…? –Pregunta deseando saber la identidad del desconocido.

La duda surgía en la cainita. ¿Y si ellos llevaban sus mismas intenciones? ¿Qué tal si los emboscados eran ella y don Feliciano? Eso no le gustó nada, pero debía estar preparada para ello.

Cargando editor
30/07/2008, 02:02
Lorenzo de Osma

El príncipe ni siquiera mira a su acompañante al responder:

-Aitor... vela por mi seguridad, al igual que vos veláis por la del obispo. Pero, como veis, mi voluntad es conciliadora, y dudo mucho que mi seguridad, o la vuestra, esté en peligro esta noche. Quizá deberíamos empezar a negociar los términos de nuestro acuerdo: por mi parte mi oferta sigue en pie. Reconoceréis mi autoridad como vuestro príncipe y juraréis respetar los principios de la Mascarada; a cambio, conservaréis vuestras vidas.

Cargando editor
30/07/2008, 02:08
Feliciano Montalbán

El obispo abre los ojos en un inequívoco gesto de sorpresa, al oir las palabras del príncipe. Luego, mirándote fijamente, consigue farfullar unas palabras.

-No... no eran estos los términos de nuestro encuentro... ¿Tania? ¿Qué está diciendo este... mequetrefe?

Cargando editor
30/07/2008, 15:55
Tania Valach

“El mequetrefe sois vos, maldito engendro de las sombras…”, pensó la mujer. Definitivamente, ya no había más dudas para Tania. Una de dos: o eso era una trampa planeada entre de Osma y Montalbán para defenestrarla o el Obispo era más inepto e inservible que el propio ‘esbozo de príncipe’ que tenía en frente. El comentario estúpido e inoportuno del Obispo la molestó tanto que quiso hacer justicia por mano propia y terminar todo aquel circo infame en el que se veía envuelta. Quizá hasta sentía más repelo en ese momento por don Feliciano que por de Osma. Y teniéndolo tan cerca suyo, en un abrir y cerrar de ojos podría acabar con su existencia… Ahora dudaba de la operancia del Obispo en cuanto a lo que sucedería sobre el puente.

Eso había sido quizá una falta de tino. Tendría que haber hablado antes con Ivens al respecto, para idear un ‘Plan B’ en caso de fallar el ‘A’. Pero ya era evidentemente tarde… Aunque Tania siempre tenía una solución para todo. El tiempo de Montalbán ya había acabado para la cainita…

La mujer clavó sus ojos el en Obispo, perforándolo con sus pupilas en una expresión típica de ella. Lo hubiera abofeteado ni bien lanzara esa frase al aire sobre lo que era o no el trato que estaban por sellar. Aún la cainita se controlaba –no por los presentes, sino por su bien personal y las cosas que lograría si todo salía tal cual lo tenía dispuesto.

-Encantada caballero Aitor. –Dijo sin responder siquiera al cuestionamiento de don Feliciano. Los ojos de la cainita brillaban en la oscuridad, debido a su defecto, el cual poco le molestaba y además le daba un aspecto más siniestro a su figura desproporcionadamente larga y escuálida. –Pues yo no velo por la integridad de Su Excelencia, si me dejáis aclarar. –Dijo estirando el dichoso momento de escuchar el maldito cuerno que debería sonar avisando que todo estaba listo. –Él sabe cuidarse muy bien solo. El motivo de mi presencia aquí es simplemente de acompañante, dado que fui yo quien mantuvo la anterior entrevista con vos, mi señor. Hubiera accedido de muy buena gana a oficiar de anfitriona y recibirlos a ambos en mi morada, pero claro, seguramente lo habrías desestimado por razones obvias. –Sonrió forzadamente, pues la verdad que hubiera deseado aniquilarlos a todos.

Sus ojos recorrían vivaces todo el lugar, buscando posibles arqueros ocultos prestos a atacarles, o cualquier indicio en la zona de movimientos extraños. (Percep + Alert)

-Mejor pasemos a lo que nos ha traído hasta este lugar. –Comenzó ya cambiando el tono de voz por uno más seco pero aún educado y no por eso conciliador. –Parece que habéis cambiado un poco de parecer, señor de Osma. No era ‘exactamente’ lo que habíamos acordado en nuestro primer encuentro. ¿O recuerdo mal? (Percep + Manipulac)

- Tiradas (1)

Tirada: Percep + Alert
Resultados: 7,2,3,8,9
Resultado final: 3

Notas de juego

No logro colocar las dos tiradas en el mismo post, así que la segunda la hage en post a parte. Lo siento :(

Igual lo dejo a tu criterio si se me permite hacer las dos tiradas. En caso de no poderse, considero como válida la de Percepción + Alerta.

Cargando editor
30/07/2008, 16:01
Tania Valach

*Tirada para Manipular al príncipe.

- Tiradas (1)

Tirada: Percep + Manipulac
Resultados: 10,2,8,8,7
Resultado final: 4

Cargando editor
30/07/2008, 22:07
Lorenzo de Osma

El príncipe pareció parpadear ante tu pregunta, y, si eso no hubiera sido completamente imposible en un hijo de Caín, hubieras jurado que el rubor acudía a sus mejillas. Trató de balbucear unas palabras divagantes acerca del cambio de la situación, hasta que su acompañante, Aitor, agarró su brazo con fuerza, momento en el que cesaron sus murmullos.

Notas de juego

No hay problema porque hagas las dos tiradas, ;)

En cuanto a tu intento de percibir algo, aunque logras abarcar con la mirada el puente a lo largo y a lo ancho, la oscuridad de la noche y la copiosa nevada dificultan tu visión. De lo único que puedes estar segura es de que nadie se esconde en el puente. En cuanto a más allá de las orillas, poco puedes aventurar...

Cargando editor
30/07/2008, 22:15
Aitor de Segobre

El fornido vástago tomó la palabra, en un tono mucho más seguro que el de su titubeante príncipe.

-Bien, ya basta de cháchara. Como bien dice mi príncipe, desde anoche la situación ha cambiado. Ahora, Tania Valach, matarás al obispo. -Y saca de su cinto una daga tinta en sangre que reconoces muy bien, pues pertenece a Ivens- O tu hermano morirá.