Partida Rol por web

Live Without Limits

Día 1 - Bienvenidos a Westworld - Sweetwater

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23/04/2017, 23:54
Ethan Bullock

Cogí el vaso de whisky que me ofreció el tal Rick y lo levanté para brindar con él. Después me lo bebí de un trago. No le insistí más, parecía completamente decidido y estaba en su derecho de largarse si quería, vaya que sí. Mi mirada se alternó entre su conversación con el camarero y las jovencitas en las que me había fijado al pasar. Me interesaba cómo funcionaba eso de largarse del parque. Porque puede que por ahora me lo estuviera pasando de puta madre, pero a saber si sería así mucho rato más.

Enarqué las cejas. Desde luego los actores estaban bien entrenados para mantener el teatro pasara lo que pasase. Eso por un lado me gustaba y por otro era un coñazo. No iba a ser tan fácil, pero seguramente los de la empresa ya sabrían que alguien quería marcharse. Me encogí de hombros, suponiendo que en cualquier momento sacarían al hombre discretamente, para que su marcha no enturbiase la experiencia del resto, o alguna historia así. 

Ya con la jarra de cerveza en la mano y viendo que los otros parecían dispuestos a marcharse, hice un gesto de despedida tocando el ala de mi sombrero como en las películas. 

—Disfrutad vuestra aventura —dije, dedicándoles una sonrisa—. Ya nos veremos por el parque, supongo. 

Y me puse en movimiento hacia una de las mesas donde se jugaba a las cartas. Sabía que mis padres querrían que fuese a echar un ojo a la pavisosa y que la ayudase a hacer amigos, pero bah. Ya vendría ella cuando se aburriese. Mientras pensaba explorar todas las posibilidades del Saloon, empezando por el juego y siguiendo por las mozas.

—¿Hay sitio para uno más? —pregunté a los jugadores, poniendo ya la mano en el respaldo de una silla.

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24/04/2017, 19:15
Armistice

Algo va mal en el mundo cuando se toma a una persona amable por un posible ladrón – Dije sin mala intención, casi a modo de moraleja.

Dudé sobre si lo mejor sería largarme o ver a donde me llevaba esto. Finalmente decidí hacer un último intento - ¿Necesitas ayuda? - Quizá me mandara al cuerno, pero quien sabe.

Había dos tipos de mujeres en el lejano oeste (o eso se dice).

Las unas, dedicadas a sus hombres y en la seguridad de su hogar. Pariendo hijos tras hijos y como la encarnación misma del amo y señor en su reino y su reino, era su casa.

Las otras, que daban la espalda a esa vida (por decisión propia o empujadas a ello por el destino), tenían que ser incluso más duras que el más duro de los hombres para sobrevivir en un tiempo y entorno netamente salvaje y violento donde la delgada línea entre los que vivían y morían a diario se hacía de a ratos muy difusa.

Esta mujer, quien ahora miraba con su mejor cara de “voy a desollarte vivo” a Vicente era una de las del segundo tipo, pero él no lo sabía – aun -.

Tras mirarlo de arriba abajo, las armas que aparentemente muestra y finalmente sus ojos, la mujer le sonríe pero el gesto tiene poco de halagüeño.

Su sonrisa es fría, filosa y recuerda mucho al peligro latente que puede ocasionar el hecho de intentar socializar con una serpiente criatura que casualmente lleva tatuada en el dorso del rostro.

Mira, “citadino”(*), dice con un acento sucio mezclando el español con el inglés, el consejo del día es que no ofrezcas tu ayuda tan libremente a cualquiera no todo es lo que parece aquí, indica clavando sus ojos claros en los tuyos y agrega con muy poca simpatía y nada de tacto:

Adiós(*).

Notas de juego

Post por NARRADOR.

(*) en español.

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24/04/2017, 19:33
Rick Hyung Adams

Douglas comentó algo totalmente indescifrable y Rick no pudo evitar mirarlo con la extrañeza con la que se mira a un loco que te asalta por la calle para hablarte a gritos sobre una conspiración. ¿Dejarse matar? ¿De qué estaba hablando ese hombre? Parecía estar en un mundo paralelo. Rick no entendía a qué se refería con «dejarse matar», y con ese comentario de algo de una partida o juego. ¿Un juego? ¿Qué juego?

¿Ese hombre estaba en sus cabales o de verdad pensaba que estaba dentro de un videojuego? Habían llegado allí como turistas. Nadie nunca había mencionado que fueran otra cosa. ¿De qué estaba hablando Douglas? ¿Qué diablos era eso de «dejarse matar»?

Resopló, aburrido de toda la pantomima. Luego Ruby Rose tuvo la cortesía de acercarse y sugerirle algo. «Si no te mola en dos días coges el tren». Y si te mola, lo mismo, pensó él. Rick sonrió levemente, cortés.

– Sí, gracias, ya... eso parece.

Dos días, pasara lo que pasara. Por narices. Miró a su alrededor: clichés de saloon de película. En algún momento alguno se levantaría a retar a otro. Uno le diría al chaval que está haciendo trampas con las cartas. O algo así. Se pelearían y romperían una silla en la espalda del protagonista. Las chicas saldrían gritando. Habría un duelo de miradas y luego unos tiros. Se romperían algunas botellas y uno caería sobre una mesa. Luego todo volvería a la normalidad y la pianola seguiría sonando.

Por supuesto, eso era el Salvaje Oeste (TM)

Rick no estaba por la labor de tragarse todo el teatrillo que no le interesaba lo más mínimo. Tampoco iba a pasarse dos días encerrado en un hotel mirando por la ventana. Ni, ni mucho menos, los pasaría bebiendo por aburrimiento en ese antro. Si tenía que joderse dos días, que fuera al aire libre. Caballo, fogata, pescar, bañarse en el río, y observar el cielo estrellado. Eso sí que era real: un desierto sin contaminación lumínica y todo el firmamento ante tus ojos. Eso sí era lo suyo.

Chistó, resignado. Se levantó, se puso el sombrero, y se dispuso a seguir al cazarrecompensas y a la mujer. Con suerte hasta encontraba el camino al mundo real.

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24/04/2017, 20:00
Archer Jackson

Archer metió unas buenas paladas de carbón en la carbonera, y de paso le prendió fuego con su mechero. 

—Maldita mierda, vas a funcionar, o voy a transformarte en chatarra.

Luego, sudando, comenzó a abrir y cerrar válvulas y ver como podía activar la jodida máquina de vapor que era la locomotora. Estaba deshidratado, con visión de túnel y obseso, no pararía hasta lograr irse de allí. 

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25/04/2017, 06:31
John Smith (Vicente Navarro)
Sólo para el director

Ya “me temía” algo así, Por lo que ni desesperé ni hice extraños. Y hasta soporté perfectamente esa mirada que por mi carrera ya había visto en algunos delincuentes. Al contrario de lo que pudiese parecer yo no era un cacho de pan, al menos cuando me ponía en guardia.

No entendí aquella palabra aunque sonó en acento español. Pero... me la soplaba – Bueno. Discrepo, toda persona necesita ayuda en alguna ocasión, es algo que sé por experiencia – Me toqué el sombrero – Que tenga un buen día

Quizá no le gustara mi respuesta, pero que se joda, no dije nada falso y si ella no se cortaba en tratar de no ofender por que cojones lo tenía que hacer yo. La dejé atrás y seguí mi camino, hacia el saloon pero fijándome por si había alguna otra cosa que me llamara la atención.

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25/04/2017, 16:26
Jacobi Freeman

Jacobi se salía del saco por la emoción.

No solamente feliz por el viaje en el tren que le traía muchos buenos recuerdos sino luego, al llegar, cuando finalmente había podido conocer de primera mano el pueblito al cual habían sido llevados.

Jacobi no había nacido siendo asquerosamente rico sino más bien todo lo contrario y en ello, su posición económica al nacer, residían las remembranzas del ahora.

Caminar por las polvorientas calles entre las construcciones de madera era como volver a ser un niño pequeño y eso le hizo extrañar un poco a son petit frère.

Tenía que invitarle en un próximo viaje, entre los dos sin dudas disfrutarían mucho mas este lugar.

No obstante y dado que ya estaba el allí lo correcto sería ir probando las diversas propuestas con las que el lugar contaba, ya puestos…

Ahora iba por el cuarto chupito de güisqui y bastante acalorado por la bebida los ánimos se le habían puesto joviales y traviesos y por eso se sentía “intimo” de sus compañeros y bien dispuesto para pasársela bien.

—¿Hay sitio para uno más? —pregunté a los jugadores, poniendo ya la mano en el respaldo de una silla.

Poniendo una de sus manos recias sobre la del muchacho beau gosse le dijo en un tono de voz un tanto alto y sin ningún tapujo:

¡Eh, gamin!, ¿ya dejas el trago?, ¡mira cuanta puta y cuanta diversión niño, quédate y montemos una juerga de las buenas! Une grosse fête!

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25/04/2017, 18:11
David Jones

El hombre se tomó su tiempo en hacer la foto, aquello tenía una técnica. Ahora Sarah no debía estar los diez minutos de rigor sin moverse, sino veinte para pagarle al señor con otro bonito daguerrotipo. Para él ella era una belleza que atraería clientela, por mucho que ella hablara de decepción. La publicidad engañosa no era un invento moderno, si sacabas a una chica guapa en una foto, todas las mujeres pensarían que saldrían así de bien.

-No se mueva, jovencita- dijo tras sentarla y se puso tras la máquina. No tenía que hacer nada más en realidad. Él mientras espera que la imagen de la joven se grabe en la cara plateada de la placa de cobre plateado que hay dentro del aparato.

Elevó la cabeza de su trabajo y escuchó las preguntas de la joven. –Ah, ¿eso? Sí, se podría decir que es normal. Pocos bandidos se aventuran a venir hasta Sweetwater, pues está infestado de cazarrecompensas y hombres en busca de dinero fácil. Nada más fácil que un puñado de dólares a cambio de un fiambre, dicen- negó levemente, no muy de acuerdo con aquello.

-La verdad es que no he salido mucho del pueblo desde que llegué. Es complicado moverse debido a los tiroteos. Vine hará unos años con las caravanas que emigraban a estas tierras- señaló las fotos de los carromatos que pudo ver antes. –Siempre soñé con explorar y conocer gentes, ¿sabe señorita? La fotografía es la mejor forma de hacerlo.

Hizo un pequeño gesto a Sarah, indicándole que el primer daguerrotipo estaba listo y que iba a comenzar con el segundo. Podía cambiar de posición si así lo deseaba. –En realidad mi sueño es hacer fotos a gente diferente, para guardarlas. Siempre he querido hacer una foto a los indios de esta zona, pero temo salir del pueblo solo. Quizás un vaquero conocedor de estas tierras pudiera escoltarme. Así podría tomar también fotos de los pueblos de alrededor por el camino- sonrió, perdido en su nube.

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25/04/2017, 18:11
Narradora

La máquina no solo parecía que no hubiera sido usada nunca, sino que al encender el fuego con aquellos maderos, la cavidad que debía ser de hierro comenzó a fundirse. Como si el material del que estuviera hecha no era el material que parecía por fuera. Incluso al abrir la puerta, para ver si dentro prendían los tocones, la puerta se descolgó y quedó en manos de Archer. El joven confirmó así que el material que componía aquella máquina era ligero, muy ligero.

Al mover las válvulas y toquetear todo, no pasó nada. El metal que debiera estar caliente, tras el viaje que os había traído al apeadero, estaba helado. Además su tacto poco tenía que ver con hierro o cualquier metal pesado forjado. Aquel pedazo de chatarra no iba a moverse, de eso podía estar seguro.

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25/04/2017, 18:12
Narradora

Sus pasos les llevaron hacia la oficina del sheriff, con el cazarrecompensas arrastrando el cadáver detrás de ellos y levantando el polvorín correspondiente. Los pasos del tipo eran pesados, debido a su enorme tamaño y no pocas miradas de desaprobación se llevaba al pasar. Es por eso que la comitiva de: Douglas, Rick, Ruby y Declan levantan todo tipo de reacciones a su paso. La mayoría de ojos observan con curiosidad al nuevo portador de la placa del sheriff. Sí, había nuevo sheriff en la ciudad.

Pisaron los tablones de la entrada y al empujar la puerta se levantó un polvorín en el interior, debido a la suciedad depositada durante su desuso este tiempo atrás.

Nada más entrar había una mesa, que debía ser donde el ayudante del sheriff sentaba su culo, ocupándose de las llamadas recibidas y enviadas a altos cargos. Ahí en la pared había varios carteles de “wanted” además, junto con un mapa del sur del país.

Al cruzar la puerta y adentrarse en el pequeño edificio se podía observar la mesa del sheriff y dos celdas, una enfrente y otra a la derecha.

Tras la mesa del sheriff había un colgadero de madera, que tenía un par de escopetas.

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25/04/2017, 18:13
Declan Harp

Declan, que tuvo el respeto de dejar el muerto en la puerta, señala una de las celdas, pues no está vacía. Silbó y se acercó a los barrotes de la celda del fondo.

-Que me aspen, ¿no eres Samuel “Tipsy” Millay?- dijo en un tono burlón, al tiempo que el tipo de la celda se gira en su lecho. Parecía dormir acurrucado sin molestar a nadie. Enseguida es evidente la razón por la que intentaba dormir, porque al poner un pie en el suelo casi se da de bruces debido a lo perjudicado que iba.

Su forma de andar rara, acercándose a los barrotes, hizo reír a Declan. –Vaya, sheriff, parece que alguien le ha encerrado al borracho del pueblo en su ausencia.

En la calle, en la lejanía, volvieron a oírse disparos. –Mejor que me haga un cheque por lo que me debe, sheriff. Ya voy yo a cobrarme al banco, parece que las cosas se están descontrolando en el pueblo…

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25/04/2017, 18:14
Hector Escaton

El hombre del sombrero negro levantó la cabeza cuando el joven dijo si había sitio para uno más. Le dedicó una sonrisa afilada y mostró su mano al resto de jugadores. Póker de ases.

-Claro que hay sitio para uno más, yo ya he acabado- guiñó un ojo al resto, que no parecían demasiado contentos con el resultado. Tanto fue así, que mientras recogía las monedas de la mesa, un as cayó de su manga, causando que los jugadores llevaran sus manos a las armas de inmediato. -¿Nunca os han dicho que siempre es bueno guardar un as bajo la manga?- dijo el bandido con cierto humor, pero los jugadores de la mesa no parecían por la labor de reírle el chiste, más cuando tenía en su poder todas las monedas que les había ganado hasta ahora.

Hector se levantó, usando a la meretriz de su regazo como escudo y desenfundando su propia arma. De nuevo las balas volaron.

Astillas levantándose a su alrededor.

El cantinero gritando “cuerpo a tierra”.

El resto de prostitutas escuchando a su jefe y buscando dónde resguardarse.

Botellas rompiéndose en sus estantes y dejando su preciado contenido desperdiciarse.

El cuerpo de la mujer que escudaba a Hector sin vida entre sus brazos, con tres flores carmesí sobre su pecho.

Dos cuerpos de los jugadores que caen al suelo, inertes.

Olor a polvo, sangre, pólvora y muerte en el ambiente.

Fuera una montura se acercó corriendo y Hector dejó desplomarse el cuerpo que sujetaba, para salir corriendo a subir al caballo que esperaba por él en la puerta.

En un abrir y cerrar de ojos, otra escena violenta con resultados desastrosos para el lugar.

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25/04/2017, 18:48
Narradora

Disparos.

De nuevo se oían disparos y esta vez venían del interior del saloon.

El joven vio como un tipo con sombrero negro salía del Maripoosa, usando una mujer como escudo y a golpe de pistola. Algo ruin y bajo, pero así eran los bandidos. Por aquella prostituta poco había que hacer ya, tres flores carmesí extendiéndose en su pecho indicaban su fatal destino. 

Al lado del policía pasaron un par de caballos al galope, quizás demasiado cerca, pero no tanto como para llegar a dañarlo. El polvo se levantó en la calle y con todo pudo ver a la rubia de antes montada sobre uno de los caballos y con otro ensillado detrás. El tipo del sombrero negro devolvió un último disparo al interior del saloon y subió a su montura.

En un abrir y cerrar de ojos ambos bandidos estaban huyendo de Sweetwater tan rápido como los caballos podían correr.

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25/04/2017, 19:26
Director
Sólo para el director
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25/04/2017, 19:26
Director
Sólo para el director
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25/04/2017, 21:37
Ruby Rose Petterson

El supuesto cadáver, el supuesto actor, no se movía. Se dejaba como un monigote inerte en manos de Declan. Han debido cambiar al figurante por un muñeco bastante realista. Ya superé el shock inicial de esa performance, así que sigo a todos en modo de comitiva, observando con curiosidad las reacciones que vamos provocando. En especial Douglas. Divertido.

El despacho de sheriff cumplía con la estética esperada. Polvo, mierda, espacio de hombres. Paseo la vista por el habitáculo inhóspito y sonrío. Me acerco a los carteles de "se busca" y curioseo. Luego me doy cuenta que en la celda hay un tipo. Un tipo muy mamado... el borracho del pueblo, y tiros de fondo. Tuerzo el cuello para esa dirección. 

¿Que coño pasa? - pregunta por inercia.

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25/04/2017, 21:53
Douglas Merry

Rebusco entre la documentación buscando algo parecido a un talonario de cheques. ¿Ya se emitían en esos tiempos? El teléfono es otra de las cosas que me sorprende. Habría pensado que de aquella sólo trabajaban con telégrafo. Pero claro, nadie nos ha dicho el año exacto en el que se encuentra la simulación. 

Tras firmar el cheque y entregárselo al cazarecompensas lanzo un suspiro mientras me hago con una de las escopetas.

- Vaya mierda... esperaba tener al menos un ayudante. Será mi primera labor después de resolver lo que sea que esté pasando.

¿Me matarían nada más llegar? ¿Tendríamos varias vidas como en los videojuegos? Hasta el momento la simulación era increíble pero desconocíamos las reglas...

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26/04/2017, 06:38
John Smith (Vicente Navarro)
Sólo para el director

De nuevo el petardeo de los disparos. Juraría que debía de estar acontenciendo un atraco o algún otro hecho delictivo. Y a punto estuve de intervenir, pero sucedió todo tan rápido que más bien vi como ocurría la acción a mi alrededor.

Lo que me estaba quedando bien claro era la predilección por los actos de sangre en este parque. No sé, tal vez a otros eso se la pusiera dura, pero a mi no. de todos modos si estaba aprendiendo lecciones y no precisamente la de aquella mujer rubia, sino a la de la puta que llevaba tres disparos. Sabía que era carne de cañón, que iba a morir irremediablemente. ¿Se suponía que tenía que sentir lástima? Pues tampoco.

¿Encontraría mi sitio en este lugar? No sé. Por lo pronto comencé a sentir hambre, el vaciado de estomago de antes comenzaba a pasar factura. Y la sangre de ahora ya no me impresionaba. Seguí en dirección al saloon.

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26/04/2017, 11:27
Rick Hyung Adams

Iba rezagado y fue el último en entrar en la oficina del sheriff, aunque lo que de verdad necesitaba era buscar un caballo y un saco de dormir. En eso estaba pensando cuando vio la mesa: un teléfono.

Fue directo al teléfono y lo descolgó. Era posible que fuera simple atrezo. Considerando la minuciosidad de la recreación, incluso era posible que hubiera detrás una operadora o una grabación «estilo siglo XIX» que pretendiera hacer la experiencia más inmersiva. Pero también era posible que ese fuera uno de los puntos de conexión con lo que fuera que hubiera detrás de todo aquel escenario. Al fin y al cabo, todo era un gran teatro. En algún sitio tenía que haber comedores para el personal, vestuarios, salas de maquillaje, almacenes de utillería, talleres, oficinas, un aparcamiento y todo lo demás. Y, por eficiencia, no podía estar lejos. No se puede arreglar algo roto si tienes que trasladar a tus trabajadores 100 km. Y en un parque se rompen cosas todos los días, varias veces, y a horas inesperadas. Hay gente que puede salir herida. ¿Dónde está la auténtica enfermería? Un desquilibrado o un accidente podrían prenderle fuego a algo. ¿Dónde estaban los bomberos y los guardias de seguridad? Fuera lo que fuera, todo aquello tenía que estar más cerca de lo que parecía. Aquel tren de juguete no podía ser la única fuente de alimentación de personal y recursos del pueblo, porque simplemente todo dejaría de funcionar enseguida.

La caseta del sheriff y la estafeta de correos parecían buenos sitios para hacer de contacto con ese «mundo exterior», aunque Rick suponía que en todas y cada una de esas casas de madera había falsos fondos. Detrás de esas paredes y en los techos debía haber cámaras y micrófonos, y seguramente habría un medio de comunicación con el exterior cada pocas instalaciones, o en cada una de ellas. De hecho, era bastante probable que en «la central» ya supieran que ÉL quería irse de allí. Lo había dejado más que claro. El motivo por el que todavía no le habían sacado amablemente de allí se le escapaba. Se suponía que era un parque de atracciones. Tener a gente en él sin ganas no era el espíritu del lugar. 

Se puso el teléfono en la oreja mientras estudiaba el mapa de la pared. Quizá se señalaran cosas de interés en él: la auténtica situación del parque y la dirección de la central que dirigía aquello.

¿Hola? ¿Alguien, por favor? –preguntó al teléfono.

 

 

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27/04/2017, 03:23
Sarah Winters

Una vez sentada asentí cuando el hombre me dijo que no me moviera, y luego cumplí mi palabra. Durante diez minutos permanecí así, escuchando lo que él decía y frenándome a mí misma para no responder y estropear la foto.

En ese tiempo no sólo le escuché, sino que empecé a pensar en cómo funcionaría aquella cámara. Casi, casi, me daban ganas de hablarle de las que teníamos ahora, esas que en menos tiempo del que le llevaba a uno sonreír ya podía hacer más de quince instantáneas. Sin embargo no dejaba de sentir que eso le habría quitado la gracia al viaje.

Lo que dijo sobre los tiroteos no me impresionó, sabiendo que esto era una especie de parque temático hiperrealista. Sin embargo sí me llamó la atención lo bien integrado que estaba todo en la ambientación. Era un lujo, la verdad.

Al final, cuando el hombre me dejó moverme, aproveché para ponerme en pie y estirarme. Sin embargo al darme cuenta de lo que hacía no tardé en volver a una postura más propia de una señorita. Escuché los sueños del tipo y le miré con una sonrisa.

—Siempre está a tiempo de hacerlo —señalé. La verdad es que oyéndole me daban ganas de acompañarle yo misma. Entonces se me ocurrió una idea—. La verdad es que en el tren en el que venía estaban también un montón de hombres que parecían capaces —aseguré antes de añadir algo más al pensar en Sophie—. Y mujeres. Seguro que alguno se ofrece a escoltarle, y más si le ofrece algunos dólares y la comida que precise el camino.

—¿Sabe? Yo soy de las que piensan que si uno quiere conseguir algo, ese algo no va a venir a llamarle a la puerta —dije con seguridad, sin querer detenerme a echar la vista atrás. Lo cierto es que llevaba ya un tiempo bastante acomodada, sin tirar para ningún lado con lo de montar mi propia empresa. Pero eso él no tenía por qué saberlo. Ahora no era Sarah, era Evangeline Clanton. Eva.

Dicho eso volví a sentarme, esperando que empezase con el otro daguerrotipo.

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27/04/2017, 03:29
Ethan Bullock

Cuando mis ojos bajaron hasta la mano que se había puesto sobre la mía, no pude evitar fruncir un poco la nariz. Me parecía cojonudo que ese tipo estuviese tan animado, por fin encontraba alguien que quisiera divertirse un poco en ese lugar... Pero no me gustaba que un desconocido me tocase sin permiso, y menos uno que gritaba tanto y no tenía demasiada educación, a juzgar por cómo hablaba. 

Saqué mi mano de debajo de la suya y contuve las ganas de limpiármela en el chaleco. En lugar de eso le dediqué una sonrisa algo más deslucida que las que habían ido para las señoritas y estaba por proponerle que jugase él también cuando el otro, el que tenía pinta de tipo duro, me respondió. 

Por un par de segundos creí que se largaría, yo me sentaría y jugaría con los otros un rato largo, bebiendo cerveza y recibiendo las atenciones de las putas. Y en mi mente era un plan cojonudo. Pero aquel sitio era impredecible, eso ya me había quedado claro nada más bajar del tren, y en un visto y no visto comenzaron los disparos de nuevo. 

No me tiré al suelo, en parte porque me pilló desprevenido y en parte porque no llegué a tener miedo de verdad. Pero con cada disparo mis hombros se tensaron con la incertidumbre de un «y si...». Para cuando quise darme cuenta el tramposo estaba huyendo y en el suelo había tres cadáveres —o tres actores haciéndose los muertos, o tres maniquíes hiperreales, todo era posible—. Comprobé con un vistazo rápido que el otro visitante estuviese bien, pero no me detuve demasiado a mirarlo.

El aroma de la pólvora me excitaba y mis labios se entreabrieron cuando me pasó por la cabeza echar a correr en pos del tío, aunque no tenía muy claro si sería para unirme a él o para estrenar la peacemaker que colgaba de mi cintura y hacerle un favor al nuevo sheriff. Estar en medio de un tiroteo, con las balas zumbando a mi alrededor, había estimulado mi adrenalina por mucho que supiera que eran de mentira, y de pronto la idea de simplemente sentarme a jugar a las cartas se me antojaba absurda y aburrida. Ahora quería «vivir sin límites».

Acaricié la culata de la pistola con la punta de los dedos y me vino a la mente la imagen de la mamada que me había hecho Jane en el vestuario. Aspiré el olor de la pólvora y noté cómo me palpitaba el miembro dentro de los pantalones. Miré hacia la mesa de juego. Miré hacia la puerta. Miré hacia las putas. Miré hacia la puerta otra vez. Y me puse en marcha hacia las chicas. 

Al llegar cerca de ellas me quité el sombrero y le dediqué a la más mona la mejor de mis sonrisas seductoras mientras ponía pose de tipo duro de peli vieja.

—Eh, pelirroja —Ya había catado a una rubia ese día, ahora tocaba probar la ginger local—. ¿Qué te parece si subimos un rato mientras arreglan todo este estropicio?