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Pitesti: Capital de la comarca de Arges. Se sitúa junto al río Arges. Cruce de varias rutas comerciales menores.

AÑO 950. - FASE DE INVIERNO.

ECONOMIA: Normal, sin modificadores. Base de Recaudación: 1000.

SUCESO: Jamal el Herrero llega en enero de 950 a esta ciudad con intención de establecerse. Procede de Bucarest.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA.

MES DE FEBRERO.

SUCESOS:

- Jamal el Herrero llegó en enero de 950 a esta ciudad con intención de establecerse. Procede de Bucarest.

PRIMEROS DE FEBRERO DE 950:

- Taliesin el Portador de la Tristeza llega en este momento a Pitesti, capital de la Tirsa de Arges.

- Observa el fuerte del gobernante, bien fortificado sobre una colina, las escaleras de acceso rodeadas de empalizada y torres con arqueros. Además hay multitud de gruesas torres con catapultas en lo alto y otras armas de asedio.

- Taliesin observa el pueblo: hay huertas detrás de casi cada casa. También se ven muchos puestos de pescadores de río, y un pequeño mercado en la plaza principal.

La madera y la piedra se extendía en una fortificación que se asemejaba más a un barranco que a una muralla. Parecía fuerte y sólida, pero poco regular y armónica.

Entre la madera una escalera de infinitos peldaños daba paso al pueblo. Sería el último esfuerzo que nuestro viajante debería realizar para llegar a su primer destino.

Con su laúd colgado a la espalda, subía las escaleras, no con poco entusiasmo, aunque hubiese estado andando durante un mes entero y las piernas las tuviera doloridas, su corazón estaba cargado de entusiasmo y de alegría.

Recordaba cómo había sido su último paso por allí, mientras que recorrió el mundo de los humanos y cómo había conocido a Betta, la bucólica pastora. Estaba deseando volver a verla, que le diese una cama para descansar de momento y reponer las fuerzas perdidas en el camino.

En la aldea las casas eran bajas, hechas de adobe y paja, construcciones que no durarían muchos años, pero muy comunes entre los campesinos de escasos recursos.

Había huerta allá donde mirases en donde se percibía perfectamente el ciclo de la tierra con sus tres períodos: el primero para el trigo y el centeno, los cereales que más dinero daban, el segundo para los cereales menores como la cebada, y el último para el barbecho, período en el cual la tierra descansaba para recuperar su fertilidad para el año próximo.

Los cortos días de febrero hacían que las jornadas de durasen poco bajo el cielo abierto y se alargasen bajo el techo de la taberna.

Se observaba un ambiente familiar como en todas las aldeas pequeñas, pero adverso a los extranjeros, en este caso particular, para Taliesín.

Se acercó a un muchacho que jugaba a tirarle piedras a una gallina y muy cortesmente le preguntó:

-No debería tirarle piedras al pobre animal, le haces sufrir y podría darte muchos huevos. Si no se presta a poner siempre podrías llevarla a casa y que tu madre hiciera un guiso- sonrió muy cordialmente y continúo- ¿Serías tan amable de decirme, dónde puedo encontrar a Betta, la pastora, a cambio del consejo que te he dado?

Y esperó a que el muchacho le contestase, fijándose en cada rincón del pueblo. Taliesín siempre había pensado que las grandes cosas se esconden detrás de actos pequeños, y que para su misión ni éstos debería perderse.

TALIESIN:

- El crío, asustado, por tu reprimenda te conduce a casa de Betta la pastora, que está situada hacia las afueras de la población. La mujer se alegra de volver a verte y pronto te cuenta las escasas noticias y chismes del pueblo (Rumores Locales y Sucesos).

- Está deseando escuchar una canción. Si quieres tocar tira Carisma + Interpretación, dificultad 6.

Taliesín sacal el laúd de madera de su estuche de cuero, ya muy desgastado. Se sienta en un escalón que tiene la casa en el suelo y empieza a afinarlo. Parece como si estuviese tocando el cuerpo de una mujer, con delicadeza y esmero.

-Escuchad Betta, esta canción la compuse mientras viajaba. Oí una gran historia de un gran hombre y las palabras y las notas nacieron en mi cabeza. Es la priemra vez que la toco así que desearía que me dijeras si te gusta.

Tosió un poco para aclararse la voz y comenzó:

Hoy a los hombres relataré
La historia más triste contada
Podría hablar de un gran caballero
Sin embargo hablaré de un hada

No es que sea bueno o mejor
Simplemente llego más a mi alma
Las andanzas del grandioso Korkasse
Cuando ya el otoño habitaba.

Era un gran estudioso
era un gran hombre de batalla
era amado por todo su pueblo
era amado por quien le mandaba

El otoño prosperó
y al invernio aguantó
más no quedo otra cosa
que vengaza en su corazón

Partieron desde la llanura ocre
Para llegar a la tundra helada
Grandes guerreros no mediocres
COn orgullo portaban espadas

La dura batalla comenzó
Los sables y lanzas se cruzaban
la chispa del otoño derritió
a la gran reina helada

Mas Korkasse no sobrevibió
aún se busca su alma
si saben algo díganmelo
lo aceptaré de buena gana

Así podre terminar la canción
Sin lágrimas enjugadas
más bien con risas y emoción
con aplausos y carcajadas

- "¡Oh, Taliesin! ¡Siempre serás un truhán!" -

Betta se acerca a Taliesin y le da un beso en la mejilla. Después se aleja y vuelve con un queso de cabra.

- "Toma, te vendrá bien para el camino." -

Reicbió el queso con satisfacción y con una sonrisa en la cara muy adorable.

-Betta querida, estoy viajando porque necesito conocer nuevas historias, y cuanto más dispares y maravillosas sean mejor. Quiero convertirme en el mejro trobador de Transilvania y que los reyes deseen contratarme, pero para eso debo ser enormemente original. Con todo esto, tengo una pregunta que hacerte. ¿Conoce a alguna persona, que por su forma de comportarse llame la atención o porque tenga habladurías a su alrededor, es decir, magos, brujas, caballeros andantes, señores que han viajado mucho...?

Después de descansar en la casa de Betta y reponerse del esfuerzo que había hecho durante el viaje Taliesín partió hacia el pueblo.

Lo primero que haría sería ir a vender el queso que le había dado Betta en el mercado de la plaza principal. Él no comía y necesitaba dinero para el viaje.

Todos estos procedimientos humanos le resultaban tediosos: encontrar dinero, gastar dinero, agradar a los demás, tener una profesión de trobador... la verdad que preferiría estar sobre la escarcha juegueteando con los elementos de la naturaleza que tendría alrededor.

Otrora estaba aquí y debía realizar su misión con éxito.

Betta te mira pensativa y te dice que el gobernante del pueblo, el Boyardo Gheorghe Krevcheski, es un hombre extraño y erudito.

Se dice que su castillo, pese a ser en esencia un gran fuerte hecho de madera, cuenta con más máquinas de asedio que cualquier otro de toda Transilvania.

El Boyardo diseña en persona todas las catapultas y balistas, y participa como un artesano en su construcción.

El Boyardo es famoso también por su fría y apática inhumanidad, ya que es capaz de mandar ejecutar a un hombre sin pensárselo dos veces solamente por haberse atrevido a molestarle. Además, se sabe que no le gustan los bardos ni los bufones.

Por otro lado, te dice Betta, la única novedad es la llegada de Jamal el Herrero, que procede de Bucarest.

Betta te dice que Jamal afirma ser capaz de forjar herraduras de hierro que repelen a las hadas, aunque mucha gente en la población dicen que esa es una idea estúpida, pues las hadas nunca se atreverían a venir a Pitesti.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA.

MES DE MARZO.

A su regreso de hablar con Jamal el Herrero, Betta se queda mirando pensativa a Taliesin.

- "Taliesin, mi buen Taliesin. Creo adivinar en tu mirada el deseo de ir a ver a nuestro Señor Feudal, el Boyardo Gheorghe Krevcheski. Por favor, te ruego que no lo hagas, pues es un hombre siniestro y cruel y tengo un mal presentimiento. Además, siempre he sospechado que tú eres más de lo que aparentas, y ese hombre no dudaría en abrirte por la mitad para estudiarte por dentro." - Dice esto mientras acaricia cariñosamente la mejilla izquierda de Taliesin el Juglar.

Taliesín después de escuchar con mucha atención todo lo que le comenta Betta se dispone a ir a ver al herrero Jamal.

La verdad que el Señor Feudal le impresiona bastante. No sabe si podrá comportarse de forma adecuada y esconder su profesión humana, por eso prefiere ahorrarse un tajo o una soga en su preciado cuello.

Las calles de Pitesti no ayudan mucho al caminante. Algunas, las principales, empedradas pobremente, con un suelo irregular y los adoquines dañados; las secudarias, llenas de barro, con charcos en donde sólo se ve negrura y desperdicios de las casas a los lados de las puertas.

Sin embargo el ambiente es jovial y animado, contradiciendo a todo aquel aspecto lúgubre y deprimente.

De camino al taller del herrero poco a poco se va sintiendo peor. Algo parecido a una náuseas habitan en su estómago, sufre escalofríos febriles y pérdidas de fuerza momentáneas. La intesidad aumenta en proporción con la cercanía del taller.

Qué extraño. La sensación es tan alarmante, parece como si estuviese padeciendo mi Eco. No te dejes amedentrar y continúa, gran lugarteniente, debes afrontar cualquier malestar para conseguir la gran misión que Noderoth te ha encomendado

Al llegar a la casa del herrero, su sensación es tremendamente molesta y dolorosa. El juglar respira hondo y llama a la puerta raída, astillada y casi podrida. La humedad que se aprecia en la madera da la sensación de que ésta es blanda cuan algodón. Los nudillos de Taliesín parecen hundirse, pero resuena un golpe seco en la estancia.

TOC TOC

-Adelante, la puerta en mi casa siempre está abierta- una voz resuena dentro de la estancia, profunda y muy grave.

Taliesín entra con mucho cuidado empujando la mano con una mano. Ve a un hombre gordo vestido con un mandil de tela gorda verde, con un cinturón del cual cuelgan diversas herramientas pequeñas y va calzando unas botas que parecen de cuero muy resitentes. El herrero tiene un bigote negro como el carbón muy poblado y el pelo de la cabeza empieza a escasearle formando una leve pero apreciable calva redonda justo en la parte de arriba del cráneo. Tiene unos mofletes hinchados por el buen devenir de sus negocios y su prominente panza tampoco oculta lo mucho que le ha sonreído la providencia.

La estancia tiene las paredes grises, cubiertas con argamasa muy seca ya por el paso del tiempo. Se ve que no es el mejor local de Pitesti. El suelo está cubierto por una pequeña cantidad de paja, que lo hace algo confortable.

El herrero tiene el yonque en medio de la estancia con muchas hendiduras debido a todos los trabajos que ha soportado. Su gran martillo descansa verticalmente al lado de él. En la pared del fondo s even aramaduras enormemente elaboradas, espadas que sólo un honorable caballero podría blandir con orgullo. En el suelo se ven los trabajos sin terminar. En frente de la puerta se ve un jergón de paja, que es el lugar de descanso del herrero.

-Muy señor mío, me presento, soy Taliesín- hace una pausa y se agarra a la pared en el momento es que sus fuerzas se desvanencen. Pronto vuelve a retomar la compostura.

-¡Cuidado señor! ¿está usted bien?- se acerca corriendo hacia el juglar y le ayuda a reponerse.

-Discúlpeme pero ha sido un viaje muy largo. Debo descansar pero antes quería venir a verle. Me han dicho que hace usted unas armas impresionantes que dañan especialmente a las hadas

Es un honor conocerle Taliesín. Mi nombre es Jamal, hace poco que me he mudado y como ha podido comprobar fabrico armas y armas muy especiales. Si no es indiscreción ¿a qué se debe este honor de que alguien se interese por mi humilde negocio?- sonríe muy cordialmente agarrándose las manos al cinturón que le cuelga por debajo de la panza y suelta una carcajada ahogada.

-Perdone mi imprudencia al pregumtar sin justificarme. Usted verá: soy juglar y estoy recorriendo Transilvania en busca de buenas historias para crear las mejores canciones que jamás un Knezi haya podido escuchar. Así que me intereso por las cosas, llamémoslas...- hace una pequeña pausa, se agarra la mano a la barbilla y medita por tres segundos -difeterentes

El herrero suelta la carcajada que tenía retenida en su garganta echando el cuerpo ligeramente hacia atrás.

-Pues ya ve, este e sun negocio como otro cualquiera. Lo único que hace falta es un buen brazo y un buen martillo al que agarrarlo-poco a poco va caminando hacia el fondo de la habitación, soltando una mano del delantal muestra a Teliesín sus obras colgadas de la pared - En mi familia, provenientes de Bucarest, se ha heredado este negocio durante incontables generaciones y este es el turno que me toca llevarlo a mí con orgullo

- Y señor podría decirme cual es el secreto para que estas armas sean tan especiales

- Pues el único secreto consiste en fabricar hierro frío, mortal para las hadas. El material no se funde, si no que se moldea directamente consiguiendo algo parecido a un veneno para esos seres.

En ese momento Taliesín se desvanece. Cuando recobra la conciencia se encuentra al herrero que le tiende un vaso de agua muy fría. El juglar se la bebe de un trago ya parece recomponerse milagrosamente.

-Señor, si me permite... creo que usted debería irse a descansar- lo ayuda a levantarse y le abre la puerta muy cortesmente - espero volver a verle por estos lares y que me cante una de esas canciones que está pensando preparar. Sea su alma con Dios- y le despide del habitáculo.

Mientras caminaba por las calles de Pitesti y se alejaba de aquel lugar maldito para él, Taliesín iba pensando cuál sería su siguiente paso.

Poco había conseguido en Pitesti y aunque no tenía un tiempo límite quería servir a su señor lo antes posible y encontrar los rastros de Korkasse y sus portales.

Cuanto más se distanciaba del herrero mejro se encontraba y eso, después de aquel duro golpe le hizo reponer los ánimos perdidos durante aquellos días.

Durante su viaje de vuelta no dejaba de meditar:

Tengo tres opciones. La primera, ir a Bucarest, una gran ciudad donde habrá personajes de todo tipo, pero ¿habrá de los que yo busco?. La segunda, pasar por el Bosque del Invierno, donde hay infinidad de hadas, que muy probablemente sepan algo, pero que también muy probablemente se negarán a decírmelo o simplemnete lo omitirán. La tercera, ir a ver a mi querido amigo Dramoriu. Seguro que regentado la posada ha visto u oído algo extraño y encontraré cobijo más fácilmente. Allí iré. Espérame Slatina

En cuanto llegó a la casa de Betta se puso a recoger sus míseras pertenencias en un bulto de tela roja. Se lo colgó a la espalda al lado del laúd.

-Betta me marcho. Después de intertar ir a ver al señor Feudal y que me disuadieses de la idea he de seguir recorriendo mundo para darme a conocer y conocer nuevas historias. Estoy muy agradecido por toda tu hospitalidad, como siempre has sido fabulosa. - sonrío muy gratamente y se fué acercando a la puerta. La abrió y dándose la vuelta dijo - Adiós

Y se marchó dejando la puerta caer dando un portazo que hizo que se levantase algo de polvo arenoso. Con los ojos encharcados por no haber podido hacer nada por su señor emprendió el viaje hacia un nuevo lugar.

Betta le da un abrazo muy fuerte y un beso a Taliesin.

Le desea buen viaje y que le siente bien el queso que le regaló para el camino.

- Taliesin el Juglar sale de Pitesti con rumbo a Slatina.