Partida Rol por web

Pasan dos días durante los cuales se prepara todo para el siguiente paso de la campaña. Al atardecer del segundo día un hecho insólito pone patas arriba todo el fuerte.
Vidar Krevcheski entra en el patio cabalgando frenéticamente. No para de gritar desesperado que quiere entregarse a cambio de que lo libren del demonio. Parece a punto de desfallecer, como si llevara días enteros sobre el caballo sin apenas descansar. Su cuerpo está lleno de heridas, como si un animal lo hubiera mordido una y otra vez.

Desde la irrupción del demonio en nuestro refugio no había tenido descanso. Había acabado con todos los centinelas y aparecido enfrente de mí de repente. Una criatura escalofriante, salida del mismo infierno. Ni siquiera pude plantarle cara ya que después de mi primer ataque, al aire, rompió mi espada en varios pedazos. No cabía otra posibilidad que la huida. Al principio corrí horrorizado y monté en mi caballo, había conseguido escapar tan solo con un pequeño rasguño del demonio. A medida que me alejaba se acallaban los gritos procedentes del campamento, oía gritar a mis soldados uno tras otro, siendo aniquilados, pero al menos yo había conseguido escapar.
Horas después, tras cabalgar sin descanso, me hallaba tan lejos como el caballo había podido llevarme, nadie habría podido seguirme tanta distancia a esa velocidad, al fin podría descansar y pensar en el siguiente paso a tomar, me había quedado sin ejército... Apenas bajé del caballo los horribles ojos rojos del demonio volvieron a aparecer de nuevo sobre mí.

-No puede ser.. ¡Maldita criatura dejame en paz! grité desesperado. Antes que el demonio me atacara de nuevo.

Volví a cabalgar sin descanso, pero cada vez que paraba él estaba allí, siempre esperando, sin dejarme descansar. A veces parecía que lo había perdido, incluso me recostaba para descansar y el agotamiento me dejaba dormido, para despertarme violentamente siendo mordisqueado por el horrible demonio. Otras veces asustaba a mi caballo haciéndolo cambiar de dirección, como si me estuviera guiando hacia un macabro destino.
Tras más de un día de huida me encontraba agotado y al borde de la locura por el acoso constante del demonio. Ahora ya sabía a donde me llevaba, al fuerte tomado por las tropas del Voivoda. ¿Que clase de gente había venido hasta Arges capaz de invocar al mismo diablo para cumplir sus fines? Debía entregarme antes de que el demonio acabara conmigo.

-¡Abrid las puertas! ¡Dejadme pasar! gritaba una y otra vez mientras me acercaba.

Las puertas del fuerte se abren y accedo hasta el patio interior.

-¡Me entrego! ¡Me entrego! ¡Pero librarme del demonio!

Mis últimos gritos de súplica antes de caer del caballo desmallado.

Miro con diversión la escena y una sonrisa en mis labios. No me sorprende en absoluto la llegada de Vidar, ya que Rosch ha estado yendo y viniendo para tenerme al tanto de todo. Como siempre ha hecho su trabajo sorprendentemente bien, y no puedo negar que me divierte su forma de hacer las cosas.
Seguramente Durius y Prato se queden con la boca abierta.

Escucho los gritos y salgo para ver el origen de los mismos en la oscuridad reinante. Veo entonces a una sonriente Vlava. Parece divertida ante la escena de aquel hombre suplicante a quien en un primer momento no reconozco. Pero sus palabras resultan reveladoras y no tardo en llegar a la conclusión de que debe de tratarse de Vidar Krevcheski. Su cuerpo lacerado y sangriento, la voz desfallecida, el caballo a punto de reventar, el desmayo... No es una escena que me agrade. Y lo que es más, me sorprende la satisfacción en el rostro de la joven Szantovich. Un placer oscuro y sádico más que evidente para cualquiera, un gesto anticlimático en aquella cara tan hermosa.

Su criatura, sin embargo, ha cumplido y como un perro ha traído a la oveja descarriada al redil. Pero es hora de acabar con su agonía, con su sufrimiento. Una ejecución rápida es lo mínimo que merece.

- Este es el castigo para quienes traicionan al Voivoda - señalo en voz alta para que me escuchen tanto mis hombres como los nuevos reclutas procedentes de las filas Krevcheski, antes de poner fin a su vida con un rápido tajo que separa su cabeza del cuerpo. En su inconsciencia, sé que nada ha podido sentir. Ya ha sufrido en estos dos días más de lo necesario. La crueldad gratuita no es de mi agrado -. Encargaos del cuerpo - ordeno.

Me doy media vuelta para retirarme y seguir con los preparativos de la próxima batalla.

- Buen trabajo, dama Szantovich. Os estoy agradecido - digo en un tono levemente seco antes de desaparecer de su vista.

-Ha sido todo un placer mi querido Durius. digo mientras Durius se da la vuelta y se marcha.

¿Que le pasará? le pongo en bandeja a uno de sus enemigos y parece como si no le importara.

Ensimismada con mis pensamientos vuelvo a mi habitación, todavía tengo algo que hacer.

Una vez en mi cuarto invoco a Rosch. A diferencia de Durius yo se ser agradecida con los que me hacen favores.

-Oh gran espíritu Rosch el Devorador, aparece ante mí.

Unos instantes después la espeluznante forma de mi servidor comienza a materializarse delante de mí.

-Has hecho un gran trabajo, mejor incluso de las expectativas que yo tenía. Supongo que ha sido el único al que has dejado vivo... conociéndote. Me gustaría poder saber más de ti. Apenas hemos tenido la oportunidad de conocernos y si vamos a relacionarnos a menudo es bueno que lo hagamos. Rosch no era la mejor de las compañías que una dama pudiera tener, pero Durius me había dejado sola y yo nunca había sido una "dama". El poder que emanaba de Rosch hacía que mi curiosidad se disparaba. Quería saber todas sus capacidades para poder utilizarlo mejor.

- "¡Mi señor! ¡Los vigías apostados cerca del pueblo afirman que Dogadar está moviendo a sus tropas hacia la población! Es posible que intente hacer luchar a los campesinos para lanzarlos contra nosotros en primera línea." -

Convocado de nuevo por la joven noble, Rosch acudió a la llamada. Tras materializarse , la joven noble comenzó una intrascendente cháchara intentado averiguar algo más sobre el demonio.

Rosch se encogió de hombros. Casi podría haber pasado por un gesto de inocencia, si no lo hubiera realizado tan aberrante criatura. luego contestó lentamente, inclinando la cabeza a un lado en claro gesto de no comprender el sentido de la pregunta.

Rosch siempre ha sido... Rosch.

Como fuera que la respuesta no parecía bastar a la mujer, el Devorador continuó.

Rosch baila por la umbra.

Rosch caza sus presas

Rosch profana las tumbas

de sus víctimas aviesas.

Llamado el Devorador

por testigos aterrados,

para cumplir tus mandados,

acude al plano terrestre

dejando siempre su peste

hasta que llegue el enterrador.

-Muy interesante Rosch. Y por lo visto estos días no te fatigas fácilmente y te mueves a una velocidad considerable. Dime una cosa, ¿hay algo que desees y yo pueda proporcionarte? me gustaría recompensarte por tus servicios.

No me imaginaba si Rosch podría tener alguna necesidad que no fuera la de matar, que parecía su único afán. En todo caso siempre convenía tener contenta a una criatura tan peligrosa y que me beneficiaba tanto.

Rosch guardó silencio largo rato. Vlava casi estaba a punto de volver a formular su pregunta, cuando el Devorador finalmente salió de su mutismo.

Rosch quiere... poder.

Rosch desea gobernar

aquello que perdió Zelev.

Oscura y profunda

es su ansia por regir la umbra.

Rosch os servirá bien

mientras pueda ganar poder.

Si dais a Rosch lo que anhela

vuestras noches no precisarán cautela.

Ayudad al Devorador a ser rey

en el lugar donde no hay ley...

En mi camino de vuelta, Prato me interrumpe y las noticias no podrían ser peores.

- ¡Maldito bastardo! - exclamo -. Entonces no hay tiempo que perder. Debemos iniciar tambien nuestro movimiento - digo permaneciendo durante un segundo meditabundo -. Prato, que tomen las cabezas de los Krevcheski ejecutados y las coloquen sobre sendas picas y sean conducidas como estandarte de nuestro ejército. Que sepan lo que les espera.

- "Mi señor, prestadme a vuestros tres Cancerberos. Cabalgaré raudo espada en mano para dispersar a las levas apresuradamente levantadas.

Vos seguidme con el resto de las tropas, la milicia y los Szlachta, para salvarme el cuello cuando las tropas profesionales de Dogadar respondan y se unan a la refriega." -

- Corres un grave riesgo, Prato, pero nadie podrá negar que eres osado, valiente y leal al Voivoda. Así sea. Toma a mis cancerberos y cabalga hacia el pueblo. Nosotros iremos tras tus pasos. Y por tu hermana no te preocupes. Ella permanecerá aquí a salvo. Ahora, acompáñame - digo. Con paso rápido me dirijo donde mis canes, a los que acaricio y hablo. De forma subrepticia, oculta a los ojos de todos, un poco de mi sangre estrecha el lazo que nos une -. Mis criaturas. Os aguarda una buena batalla. Prato os guiará. Obedecedle. Que vuestras garras, dientes y poderío den buena cuenta de los enemigos de nuestro señor.

Me pongo en pie y miro a Prato a quien estrecho fuertemente la mano.

- Suerte, hermano. ¡Preparad el caballo del caballero Szantovich quien parte de inmediato! ¡Abrid las puertas del fortín! ¡Preparaos hombres del Voivoda! ¡La batalla nos espera! ¡Arqueros, proteged con vuestras vidas este fuerte y su contenido!

- Poco después, Prato Szantovich sale al galope hacia el pueblo, espada en ristre. Le siguen de cerca tres canes que más parecen engendros del infierno que no animales normales.

- Al rato, el Caballero Durius encabeza una fuerza de tres Szlachta y veinte milicianos, algunos de los cuales portan estandartes con las armas del Voivodato, y dos con las cabezas de Vixar y Vidar Krevcheski en lo alto de sendas lanzas.

- Esta es una noche tormentosa en más de un sentido. Comienza a tronar.

- Prato y los tres cancerberos irrumpen en el pueblo, dispersando a los aterrados campesinos, que no tienen deseo alguno de luchar, cosa que resulta obvia de inmediato.

- En ese momento, una lluvia de flechas frena la carga de Prato, derribándole del caballo e hiriendo levemente a los Cancerberos.

- Las tropas de Durius llegan en ese momento corriendo, al borde del agotamiento. Los tres Szlachta protegen al caído Prato mientras la infantería enemiga se lanza al ataque.

- Las tropas de Dogadar consisten en veinte soldados feudales experimentados y diez arqueros.

- La infantería de Bucarest consiste en veinte milicianos más bien inexpertos. Pese a todo, envalentonados por los estandartes del Voivoda y las cabezas Krevcheski que portan como trofeo, consiguen soportar la carga con entereza, aunque perdiendo terreno a cada momento.

- De repente, Durius se encuentra cara a cara con Dogadar Krevcheski. Los hombres de ambos bandos se apartan de los dos líderes, creando un espacio entre ambos y alrededor.

- "¡Perro del Voivoda! ¡Si has venido a reconocer mis derechos como nuevo Señor de Arges inca la rodilla en el suelo ante mí y agacha la cabeza!

Si no es así, entonces esa hermosa testa que luces pronto se alzará tan alta como las feas cabezas de mis primos Vixar y Vidar, que tus soldados han sido tan amables de traerme." -

Y diciendo ésto, avanza hacia Durius espada en mano.

Acciones:

- Se lanza al ataque total 2 asaltos.

- Ataca cauteloso 3 asaltos, empleando la mitad de la reserva de dados en parada.

Su Precisión con espada ancha es 8, así que emplea 8 dados en sus ataques completos.

En los ataques con parada usa 6 dados en ataque y 5 en parada (cogemos para los dados que faltan sobrantes de la tirada 1 y 2).

ASALTO 1:

- Ataque: Fallo.

ASALTO 2:

- Ataque: Un éxito de ataque.

ASALTO 3:

- Ataque: Pifia. - Defensa: Fallo.

ASALTO 4:

- Ataque: 5 éxitos. - Defensa: Fallo.

ASALTO 5:

- Ataque: 1 éxito. - Defensa: 1 éxito.

COMBATE ENTRE DURIUS Y DOGADAR:

- Dogadar es más veloz y cuenta con una superior habilidad con la espada que Durius. Se lanza al ataque total 2 asaltos, procediendo de forma más cautelosa los 3 siguientes, alternando ataques y paradas.

ASALTO 1:

- Dogadar falla con su espada ancha contra Durius.

- Durius impacta por los pelos en un ataque torpemente ejecutado. El ataque atraviesa la pesada armadura de Dogadar, pero no así su carne, que parece hecha de algo más resistente que la simple materia mortal.

ASALTO 2:

- Dogadar supera por muy poco las inexistentes defensas de esgrima de Durius. Logra causarle una herida bastante leve.

- Durius falla tan estrepitosamente su ataque que hasta pierde su espada.

ASALTO 3:

- Dogadar se entusiasma ante la indefensión de su enemigo, pero tropieza en un charco de barro y cae.

- Durius consigue recuperar su arma.

ASALTO 4:

- Dogadar ataca desde el suelo en una maniobra que Durius no se esperaba, produciéndole un profundo tajo en ambas piernas (3 heridas). El Krevcheski se ríe como un demente.

- Durius resiste el dolor (gastando 1 FV) y responde con un tajo de arriba a abajo, causando una herida profunda en la espalda de Dogadar.

ASALTO 5:

- Dogadar se levanta y se pone en guardia.

- Durius reprime el dolor (gastando 1 FV) y lanza un furioso ataque en el que no puede evitar mostrar sus colmillos y su naturaleza vampírica. Causa a Dogadar una herida de gravedad media en su brazo izquierdo, pese a su intento de parada.