Partida Rol por web

Tras dejar atrás al desahuciado pueblo humano, Taliesin había encontrado el corazón bosque algo cambiado también; las hadas otrora jocosas guardaban espesos silencios, mientras una gélida brisa cortante desgarraba sus desamparadas casas. La escarcha se acumulaba por doquier, dejándolas ateridas y preocupadas. En algunos claros aislados, en cambio, algunos faunos dominaban orondos a varios súbditos, acariciados por temperaturas y ambientes de largo más agradables. Estos parecían hablar bien del Señor de las Sombras Gélidas, que proveía para ellos.

Con tristeza pudo contemplar igualmente Taliesin cómo algunos tocones antiguos habían sido cortados sin miramientos, aunque había ofrendas ¿humanas? sobre ellos, y ya reverdecían algunos brotes en su ajada superficie. Aún más ominoso fue cuando las nieblas le dejaron entrever la esencia verdadera de lo que se debatía en el interior de algún arbusto... personas; personas torturadas habían sido transformadas en vegetación y languidecían en el interior de un cuerpo de madera. ¿Cuánto había nevqado sobre el Bosque Invernal sin la observancia de sus ojos?

Sus pasos lo guiaron hasta el alma del territorio, donde Noderoth descansaba en su trono gélido, justamente arrebatado a Safne la Frígida. La poltrona estaba curiosamente envuelta por un monstruoso roble milenario plagado de arrasado por la más exuberante vida vegetal. El Dhaeva parecía preocupado, y el árbol arrullaba sus sentimientos, protegiéndolo con su vívida copa color atardecer.

El Señor de los Témpanos vio acercarse a su pupilo con la paciente observancia de quien despieza los rasgos de una flor. Cuando Taliesin se arrodilló educadamente ante él, Noderoth habló:

-El Otoño te saluda, Taliesin, Portador de Tristeza. ¿Acaso harás honor a tu sobrenombre en esta aciaga tarde? Levanta la mirada y acaricia a tu señor con las melífluas palabras que solo tu arte sabe tejer. Dime por qué debo sufrir por verte magullado y quién debe pagar por ello. Y explícame a qué debo esa nueva presencia en mis dominios.- saludó la mano de Noderoth, primero con un gesto invitador y amistoso, y luego con un gesto apremiante hacia el niño.

Un viento frío sopló desde la figura conforme hablaba, agitando las trémulas hojas del roble. La caricia del invierno no llegó a tocar al Mensajero de las Sombras Gélidas, sino que desplegó una cálida lluvia de hojarasca otoñal sobre él.

Ante las palabras del regente, el árbol que lo protegía se agitó con nerviosismo, como si sintiera una amenaza desconocida. Entonces Noderoth puso una mano mimosa sobre su tronco y habló antes de que Taliesin hubiera tenido tiempo más que de alzar la mirada:

-Shigraat, Portador del Odio, Senescal del Bosque Otoñal. Te presento a Taliesin, Portador de Tristeza, Mensajero de las Sombras Gélidas; el que trae los susurros de la humanidad a mis oídos, y mi pupilo. Nada tienes que temer de él... espero.- terminó levantándose de su asiento, con gesto impaciente, aguardando las respuestas de Taliesin.

El primonato parecía hablar simplemente con el entorno, aunque ese nombre... ese antiguo nombre...

Taliesín se acercó hacia el recién llegado, haciéndole una pronunciada y cortés reverencia, aún con el niño en brazos. Después volvió a recuperar la postura erguida y le habló:

-Es todo un honor contar con vuestra presencia en las tierras invernales y también todo un orgullo saber que luchamos por la misma causa. Yo, Taliesín, el Portador de la Tristeza, me presento. Estoy dispuesto a ayudarle, si es que mi condición me lo permite y ahora le pido unas más que sinceras disculpas por prsentarme ante usted con esta indumentaria. Debo decirle que he sido reflejo de muchas precariedades durante estos últimos meses.

Una vez había terminado de hablar con el Portador del Odio volvió a dirgirse hacia Noderoth con el bebé en brazos, arropado con unas mantas sucias y roídas, que sólo dejaban ver la pequeña cabeza calva del niño. Cuando estuvo cerca de su señor abrió la pequeña abertura con mucha delicadeza dejando ver la cara del pequeño. En ella se veían dos enigmáticos ojos plateados y un pequeño hilo de sangre que le partía desde el pelo y el caía hasta la barbilla cruzando todo su rostro.

-Señor ante todo, examínelo y dígame cual es su verdadera naturaleza. Intente curarle la herida que tiene en su pequeña cabeza y por favor no se retraiga al expresar su opinión sobre esta acción tan arriesgada. Después debo contarle todo lo sucedido en mi viaje, que quizá para usted sea poco, pero para mí ha sido especialmente duro, cruel y solitario.

El Portador del Odio... un término que en la corte de invierno reflejaba el lado más radical de la balanza: aquel más desapegado de los humanos y más apegado a la violencia. Posiblemente un "inanimae"; un troll. El término era más indicado para un guardián tal vez: uno de los espíritus que defendían la intimidad de los territorios de la facción más apegada a la vida social. Un contrapunto en la hojarasca.

Noderoth se incorporó acariciando una de las procelosas ramas del enorme roble, con cariño. El soberano descendió parte de la escalinata, observando al niño con atención, mientras Taliesin lo sostenía; las ramas se extendieron tras él mostrando la vida del anciano árbol en un portenoso tunel vegetal:

-Cuéntamelo todo Taliesin; ¿de dónde proviene esta criatura? ¿Cual es su historia, Portador de la Tristeza?- comenzó alentando a su fiel servidor -Ese recien nacido que me muestras lleva la marca de la sangre antigua en la mirada; el linaje de los fae, nuestro linaje, corre por sus venas, bardo del invierno. Esa es la esencia que ves en él: la de las estaciones que corren por sus venas; la del otoño, llegado el momento. Háblame de él, de sus ancestros y de su destino. ¿Quién ha engendrado a esta hada a un paso de mis dominios?- preguntó Noderoth por fin, cubriéndose con su pesado manto, mientras la fría brisa del ocaso arrullaba las mantas del niño.

Una brisa helada recorrió la sala acompañando a las palabras de Noderoth. Antaño la piel de Taliesín se hubiese erizado, pero hoy estaba tan asotumbrado al frío, que más que producirle desagrado hacía que su corazón se llenase de nostalgia y protección.

-Mi señor, esta criatura que usted ve, nació en mi mismo lugar de origen, Alexandría. Es extraño este suceso y quizá tenga graves consecuencias...- el rostro de Taliesín mostró su cara más sombría y triste -Los humanos de aquellas zonas nos temen, nos temen tanto que incluso nombrar el lugar de nuestra casa les hace tiritar y enfurecerse. No he averiguado muchas cosas, pero he vivido en mi propias carnes el pavor que despertamos. Cuanto más yo promovía nuestra tierra, más feroces eran las miradas de los demás. Lo siento mucho mi señor-

Taliesín agachó la cabeza y empezó a gimotear y a lamentarse en susurros:

-Perdóneme ya que no he podido cumplir con la misión que usted me encomendó y no sé si el robo de este niño nos proporcionará desgracias en un mañana cercano

El soberano, a pesar de las palabras de su servidor, no parecía enojado; muy al contrario, una chispa extraña se reflejaba en sus ojos:

-Dices que nos temen fuera; así es como debería de ser, pues nosotros somos sus amos y señores, quienes deciden sobre sus destinos. Así ha sido desde el principio de los tiempos, y así seguirá siendo cuando su era haya terminado.- comenzó Noderoth, paseando la escalera -Hiciste mal en tratar de revelarles nuestr naturaleza, Portador de la Tristeza. Bien saben las centurias que el ser humano vive temeroso de lo desconocido; del poder en las Sombras Gélidas. Cuando se juega en su terreno, debe hacerse según sus condiciones, que no serán otras que las que nosotros les impongamos. Por eso he decidido encomendarte una tarea muy distinta a la que en un principio te destiné; una que confío en que sea más de tu agrado, pues te tendrá más cerca de casa, al timepo que te permitirá mostrarte a la otra mitad de tu sangre con tu verdadera naturaleza, que tanto pareces añorar compartir con los indignos.- declaró el Señor de los Témpanos -Pero primero he de advertirte de algo. En tu ausencia viajé hasta el Bosque Otoñal, mi antiguo baluarte, y lloré su muerte, pues la mancha de la adoración al Dios Débil ha podrido sus raíces. Ahora, su vieja gloria perdida, fenece lentamente en el anonimato de un mundo que no lo aprecia. Eso dejará de ser así pronto; pero entre tanto no debes acercarte allí, Taliesin, por lo que te libero de tu anterior misión.- decretó tajante -Ya he traído todo lo que de valor quedaba en el apartado dominio hasta nuestro verdadero hogar; el ganado con el sudor y la sangre de su amo y sus habitantes.- honró señalando en derredor -Del corazón del ocaso rescaté a Shigraat, el Portador del Odio, mi senescal, para que cuide de este territorio que me pertenece, para gloria de todos nosotros.- terminó con su exposición.

El viaje hasta el Bosque Otoñal llevaría estaciones... en verdad los poderes de Noderoth escapaban a toda comprensión, si una extensión de su mano podía abrazar sus antiguas tierras en el tiempo que al bardo le había llevado recorrer apenas las inmediaciones. Pero estos pensamientos no duraron en la mente del cambiado, pues el Lord del Atardecer pronto volvió a hablar, con nuevas instrucciones:

-Mientras buscabas para mí la pista de Korkasse, Taliesin, mientras vivías los días lejos de esta fronda maravillosa, unos sucios griegos se asentaron en sus lindes y asesinaron a mis retoños, extendiendo sus quejicosos cánticos al rey de espinas con la madera de mis árboles. El pueblo ha sido sometido y ahora rinde pleitesía e hijos al Señor de las Sombras Gélidas, a cambio de protección y piedad. Han abandonado sus antiguas creencias, a sabiendas del poder que reside en lo que pueden ver, tocar, disfrutar y temer en mis dominios. Ahora rinden culto a los espíritus del bosque, como debería ser.- añade señalando un montoncito de ofrendas, apiladas por los sprites en un altarcillo a la entrada -Pero son gentes sencillas, y sufren la ineptitud de unos jefes incapaces de llevarlos a una gloria mayor bajo mi sombra. Es por eso que los ayudarás a prosperar, pues del poder de los pueblos bajo mi puño se levantará la sociedad del mañana, Portador de la Tristeza. Es, por tanto, mi mandato que te unas a ellos, que encuentres su verdadera utilidad para los pueblos vecinos y que la fomentes y los haga enriquecerse y hacerse poderosos. Su poder será el nuestro y de sus logros beberemos.- concluye sus órdenes el Rey del Bosque Invernal.

Luego se acerca hasta Taliesin, le dedica una lenta caricia a su rostro compungido y le coge con delicadeza el niño de las manos:

-Ahora, antes de retirarte, háblame más de este querubín. De Alexandría dices que viene, mi fiel sirviente; pero ¿cual es su historia? ¿Dónde lo conseguiste? ¿De quién lo robaste?- continúa con su torrente de preguntas Noderoth.

RESULTADOS DE LA ESTACION DEL VERANO:

- Señor de los Témpanos:
1) Mejora Grammarye para ser capaz de crear Juramentos de Piedra.
2) Comienza a Forjar un Juramento de Piedra, nivel 1.
3) Continúa Forjando su Juramento de Piedra, nivel 2.

* El Juramento no está completo, por lo que sus Lugartenientes no pueden todavía adquirirlo.
* Los términos exactos del Juramento debería de hablarlos, a ser posible, con Etrius por messenger.

- Shigraat el Portador del Odio:
1) Observando a su señor, aprende de él. Realiza una Acción Estratégica Extendida de Entrenamiento, mejorando Grammarye 1 punto y Senescal 2 puntos.

- Taliesin el Portador de la Tristeza: Tras sus desventuras, acaba de regresar al Bosque del Invierno.

* En un momento dado, el bebé que Taliesin ha traído, llora y abre los ojos. Todos pueden ver unos refulgentes ojos brillantes del color de la plata.
* Es obvio que el bebé es un Cambiado con sangre feérica en sus venas, aunque también es parcialmente humano.
* No resulta tan fácil discernir el linaje exacto del niño, aunque la sensación que da es que debió de ser poderoso en su día. Parece probable que el linaje haya permanecido latente varias generaciones y no se haya manifestado hasta ahora.
* Noderoth se queda pensativo, ¿a qué feérico ha conocido él que tuviese una intensa mirada de plata? ¿Tal vez Korkasse? Resulta imposible discernirlo, los recuerdos se vuelven difusos tras 50 años de experiencias.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA.

ESTACION DE OTOÑO.

MESES DE OCTUBRE, NOVIEMBRE Y DICIEMBRE.

- El día más mágicamente significativo de la Estación del Otoño, su comienzo, justo a la hora del Crepúsculo cuando el sol se pone, una gran fisura chisporroteante llena de cegadora luz blanca se abre en mitad del claro desde el que gobierna el Señor de los Témpanos.

- Del interior de la grieta en el Tejido de la realidad surge una bellísima elfa de delicados rasgos, ataviadas con los lujosos ropajes de una embajadora.

- El Señor de los Témpanos percibe de inmediato la intrusión mágica, y capta una poderosísima conexión a través del portal unidireccional procedente de la Corte de la Selva Negra. Como un zarzillo espeso de magia y poder, dicha conexión entronca con la intrusa.

- El Señor de los Témpanos se siente furioso por esta irrupción e intromisión en sus asuntos por parte de sus poderosos padres, por lo que grita en alto una palabra atroz al tiempo que canaliza toda la fuerza del Bosque del Invierno. La fisura mística se cierra brusca y violentamente, arrojando muy lejos el poder mágico de la Selva Negra, de vuelta a su origen.

- La emisaria sidhe, trastabilla, súbitamente privada de la fuente de su poder. Parece extremadamente desconcertada y debilitada.

MALGORZATA SHEI AERELL, BRUJA DE LAS ESTACIONES:

- El inmenso poder de los Padres obra el milagro, el portal se abre incluso desde tantísima distancia y con la potentísima interferencia mágica de Transilvania por en medio.

- Irrumpes majestuosa y cargada de poder en la Corte de Noderoth Sdersath, el hijo de tus Señores, que ahora se hace llamar Señor de los Témpanos, o Señor de las Sombras Gélidas.

- Sin embargo, el poder del Marqués te toma totalmente por sorpresa, cierra violentamente el portal y sientes como de golpe casi todo tu poder se evapora. Jamás te habías sentido tan débil.

- Eres una noble orgullosa, te habías acostumbrado a contar con el respaldo de la mayor autoridad y de su poderosa magia. Ahora ese vínculo ha sido cortado violentamente y te sientes casi tan débil como un hada corriente, una situación tan sorprendente como humillante.

Yo habia reconocido a Taliesin como alguien a quien mi señor respetaba y queria, pero una intrusa habia desatado la ira de mi señor. Eso no podia permitirse, no en los dominios donde el Señor del Crespusculo habita. No en el dominio que yo cuido.

Con un movimientos que en un principio parecio del viento, el roble que cubria el trono del Señor de los Tempanos, se movio, liberandolo. Este movimiento se volvio brusco y tosco, como cuando el arbol es agitado por alguien y rasgado de sus raices, mas no fue rasgadura lo que se produjo, sino el movimiento de extremidades salidas de la madera.
Rapidamente se acerca a la intrusa y se levanta en en toda su estatura para imponerse ante su paso. La mirada del roble es insoportable, ya que sus rojos ojos solo demuestran odio, un odio profundo y milenario que existe desde que el primer arbol cayo bajo la fuerza de un profanador. ¿Que hacer ante tal odio irracional?
Frente a la intrusa, bloqueandole el paso, el roble se planta en desafiante posicion. Jamas habiase visto una criatura salida del otoño con tamaña ira y poder de pura destruccion vengativa. El Troll Inanimae milenario abria su boca para interrogar con una voz antigua, fria y dura, como la roca de la montaña:

- "Revela tu identidad y tu cometido ante el soberano del Crepusculo. Cuida tus modales, Intrusa, o el peso del Otoño destruirá tu ser de forma dolorosa y temible"

La voz de la madera era como el tronido del centro del mundo alzandose por las fisuras de la tierra. Luego de hablar, se pone a un lado de la intrusa, para dejar que su señor vea a quien se presenta, sin alejarse de ella, en un claro gesto de tener la vida de la hablante en sus manos milenarias.

Sheil sintió como un relámpago de ira ante el altivo tono de Shigraat cruza su mirada durante un instante. Sin embargo, un momento después, pálida ante la repentina debilidad que se ha apoderado de su cuerpo y su magia y ante la consciencia del poder de quien se encuentra ante ella, recordó los sola que se encontraba en aquel lugar y el peligro ante el que se hallaba, alejada de aquellos a quien conocía. Con el cuerpo tembloroso, el frío y el miedo estremeciendo cada fibra de su ser, se postró de hinojos ante el Señor de los Témpanos y, con voz un poco vacilante al principio pero que fue ganando en claridad a medida que sus palabras brotaban, habló:

Señor de los Témpanos, sin duda sentiréis recelo, si no justa ira, ante mi presencia, pues supongo que los contactos entre los que me envían y tus dominios han sido débiles y fríos en las últimas estaciones. Es por ello que me envían mis señores a restablecer los lazos que antaño quedaron destruidos. En cuanto a mi identidad, de donde vengo me llaman Malgorzata Sheil Aerell, aunque mi nombre poco ha de importar. La Selva Negra es consciente del agravio al que os sometió, del abandono del que os hizo objeto y del desdén con el que os trató en el pasado, y es por ello que mi cometido es doblemente peligroso y difícil, pues no sólo he de extender una mano que golpeó previamente sin justicia ni razón al dañado, sino que he de suplicarle, por el bien de nuestro pueblo, ayuda ante los difíciles días que se avecinan. Pero antes de que en la justicia que se le otorga al agraviado decidáis escucharme o expulsarme, añadió dirigiendo una mirada desafiante al roble, he de pediros que respetéis a quien no es si no un emisario de paz, que en paz ha venido ante vos y que sin armas ha expuesto una súplica ante vuestra gracia.