Partida Rol por web

Vuestro ánimo me conmueve fray Domenico. veo que estais cansado y esta no es, sin duda, la bienvenida que de seguro esperabais y mucho menos mereceis.
Venid a verme a mi celda cuando esto acabe.

Dicho esto, me apresuro al encuentro del Abad. Malas son las noticias que traigo y este fuego solo empeora las cosas.

ESTABLOS DEL MONASTERIO:

- Los trabajos para apagar las llamas se prolongan durante todo el resto de la noche.

- Los monjes logran con gran esfuerzo evitar que el fuego se propague (en un momento dado el fuego se pasó a unos hierbajos que crecen en el suelo del monasterio al aire libre, entre los diversos edificios).

- Los establos sufren importantes desperfectos (repararlos del todo costará unos 80 Florines).

- Han muerto (principalmente por la asfixia causada por el humo) seis animales (cuatro mulas y dos asnos).

- El Hermano Ciferinos sufre heridas graves (3 Heridas de Daño Agravado, consulta conmigo para saber cómo debes tratarlas).

Al ver como la ultima llama cede ante sus esfuerzo y los de sus demas hermanos y un hombre ,que no cree conocer, el hermano Ciferinos cae de rodillas sucumbiendo a sus heridas.

Pa...Pater... Quiero ver... al Pater... Es lo unico que el guardian consigue decir, haciendo un gran esfuerzo, antes de caer completamente al suelo. Es evidente que las heridas son importantes y que van a suponer una temporada hasta que Ciferinos se recupere.

Fray Doménico hinca la rodilla en la tierra, extenuado, una vez que el incendio se ha extinguido en largos regueros de humo. Pero justo en ese momento, el hermano corpulento y herido se desploma con un estrépito. El fraile católico mira desconcertado a su alrededor.

-¡Rápido! ¡¡Debemos llevarle a la enfermería!! ¿¿Y alguien sabe a quién se refería, a quién hemos de ir a buscar??

Tras la intensa labor Arnaldus estaba agotado. No había ningún indicio del incendio y las pérdidas podían haber sido mayores. La organización de los monjes había estado a su cargo desde un inicio y había surtido efecto.
Gracias Señor por ayudarme en la ardua tarea que me ha impuesto—dice entre susurros, con las manos entrelazadas, los ojos cerrados y la cabeza levantando. La misma posición que cuando quería hablarle al todopoderoso.

Con lentitud aunque con decisión el Padre se dirige hacia el Hermano Ciferinos. Como puede, al estar a su lado, le incorpora y, sin pedir ayuda, intenta llevarse al fiel devoto ante la presencia del Abad. Durante toda la noche había dejado de lado su formalidad y su superior clase que el resto.
Creo que se pondrá bien, urge llevarle junto al Abad, el sabrá qué hacer. Sed bienvenido Fray, hablad ahora si queréis con el Prior—las palabras del monje sonaban profundas, se sentía a gusto en aquel lugar y la imagen del Abad le proporcionaba seguridad y confianza.

Fray Doménico se fija con alegría en que el recién llegado porta una cruz católica al cuello.

-Padre, sin duda lo que decís es lo más sensato. Debéis llevar al hermano Ciferinos ante el Abad de inmediato; sin embargo, me atrevería a rogaros que en otro momento pudiéramos mantener una conversación, como hermanos en la fé que somos.

Dicho lo cual sale en busca del Prior, para poder presentarse ante él, como le había indicado.

La noche ha sido larga. Mi estancia en Braila, unida al desgraciado incidente del incendio, hacen que mis viejos huesos sean más una carga que un sustento para mi cuerpo.
Al conocer el estado del buén Ciferinos me acerco a verle.

Diós te dió coraje y tesón allá donde te negó otras virtudes hijo mio. Descansa ahora y reponte de tus heridas, que yo rezaré por tu pronto restablecimiento.

Poso mi mano izquierda sobre la enfebrecida mente del monje mientras, con la derecha, hago el signo de la cruz.

Tras esto salgo hacia mis aposentos a la espera de que se me informe de los desperfectos que ha sufrido el monasterio y para aguardar al nuevo visitante.

No es casualidad que tanto mal y desorden nos rodeen
¿Será acaso esta nueva visita otro signo más de lo que se avecina?

Estos pensamientos no hacen sino acrecentar los temores que mi alma alberga desde hace ya tiempo.

El fraile católico pregunta por la celda del prior Severus a un par de monjes, y una vez que ha llegado a ella, llama respetuosamente a la puerta.

ADELANTE!!
Al abrir la puerta,Fray Domenico ve una celda austera, no mejor que la del resto de los monjes, en la que tan solo hay un camastrón, una silla y una vieja mesa con un candil de aceite. Tan solo llama la atención una pequeña estantería que amenaza con venirse abajo por el peso de los tomos que sobre ella habitan.

El Prior se encuentra de pié junto a la ventana cuando el visitante entra.

Pasad y tomad asiento hermano, la noche a sido dura y no os entretendré mucho tiempo.
Debo antetodo, agradeceros vuestra inestimable ayuda en este incidente casero, pero decidme, ¿que os trae por este apartado lugar?

Fray Doménico se inclina respetuosamente ante la figura del prior, antes de hablar.

-Gracias, Padre, por haberme recibido en vuestro monasterio y haberme hecho merecedor de vuestra hospitalidad. Como sin duda os habrá informado el Abad, he recorrido un largo camino desde Buzau, donde llevaba a cabo mi misión evangelizadora, para informar a los hermanos de vuestro santo monasterio de la presencia del mal en estas tierras...

Luego baja el tono y dice, confidencial:

-Os ruego que me digáis, Padre, ¿habéis contemplaod alguna vez un acto de brujería?

Brujería!!! Al oir esta palabra entorno ligeramente los ojos y miro fijamente al fraile.

¿Qué quereis decir con brujería, hermano? Soy un siervo del señor pero también un erudito. No creo en supersticiones ni habladurías de viejas. Por otra parte, el Abad y yo aún no hemos podido hablar desde mi llegada, por lo que os agradeceré me informeis de todo cuanto deba saber.

Para el otoño, mi intención es la de incrementar los medios con los que contamos para ercaudar los impuestos, así como el cobro de los mismos. Este año no se va a tolerar ningún retraso por parte de los habitantes de nuestra región. Para tal fín dispondré del personal que sea necesario y solicitaré la ayuda del recién llegado, fray Domenico.
Por otra parte, se abrirá la iglesia del monasterio a los habitantes de Braila y será de obligado cumplimiento el asistir a misa cada domingo. Misa que yo mismo oficiaré, instandoles a seguir el camino marcado por las enseñanzasd e nuestro señor y a colaborar de forma activa en el restablecimiento del monasterio, abandonado por ellos desde hace demasiado tiempo. (jejeje, toma demagogia. supongo que será necesaria tiradita por esto último)
Toca, además la vendimia y la reparación del establo antes de que llegue el invierno, acciones ambas para las que pretendo contar con la colaboración de los vecinos de Braila a modo de pago por sus pecados.

-Entiendo que es difícil de creer -concede el fraile, humildemente-, y yo mismo me negaría a aceptarlo si no hubiera sido testigo del asesinato de un hombre a través de un acto de Brujeria...

Hace una pausa y toma aire, antes de continuar:

-Como he dicho, fui enviado a la aldea de Buzau en misión evangélica, y durante unos meses la desempeñé con no mucho éxito... -baja el tono- si conocéis bien a los habitantes de estas tierras, sabréis que son supersticiosos y temen acercarse a la Palabra del Señor. Dios me perdone, pero en mi soberbia les califiqué de ingratos: ha querido el cielo castigarme con revelaciones terribles que me han demostrado que los temores de estos siervos no son infundados... y así llego al motivo de mi visita aquí, pues habéis de saber que he venido en busca de aliados para extirpar a las fuerzas del demonio de estas tierras... Os contaré lo que sé, tal y como antes se lo conté a vuestro Abad:

-Una noche acudieron a Buzau unos caballeros, nobles y bien vestidos. Uno de ellos, un tal caballero Sidor, usó magia diabólica para eliminar a un rival, justo ante mi presencia. Con gran dificultad fingí no haberlo visto, y aunque el brujo insistió en que le acompañara con pretextos, me negué y determiné buscar ayuda para derrotarle... pero eso no es todo. Mientras estaba en Buzau, una campesina desapareció. Los lugareños se mostraban esquivos cuando les interrogué acerca de su paradero, así que decidí buscarla... una vez que entré en su casa vi que no había rastro de ella... -alarga la mano para tomar su zurrón y de él saca algo que enseña con pulso tembloroso a Severus...- excepto esto...

En su mano sostiene la cabellera rubia, perfecta, sin rastro de haber sido arrancada con violencia, de una joven.

Adelante hermano dice el Abad al Padre Arnaldus que acompaña a Ciferinos hasta su puerta
gracias Arnaldus, podeis retiraros, pero esta noche aún debemos hablar. Volved más tarde y traed al prior también.Sin esperar respuesta el anciano Abad se despide con una ligera inclinación de cabeza como es costumbre en él y dedica toda su atención al malherido y agotado Ciferinos.

contadme Ciferinos, ¿qué os ha pasado?

Ciferinos espera unos segundos para asegurarse que Arnaldus no esta cerca y como puede se acerca al Abad arrodillandose y con miedo le agarra la mano.

Pa...Pater , ¿porque me ha hecho esto....? Vos que siempre me habeis cuidado, al que siempre he apreciado... mi mentor y la unica familia que he tenido.

Dice el guardian de monasterio con un rostro que no solo muestra dolor fisico sino emocional.Ciferinos no conseguia explicarse porque el Abad habia actuado asi.

al ver lo que el fraile me muestra un escalofrío recorre mi espalda mientras contengo cualquier gesto de repulsa que mi rostropudiera mostrar.

¿Qué o quién creeis que ha podido hacer algo asi? .- Debemos mostrárselo esta misma noche al Abad.

Dicho esto hace u gesto a su invitado para que guarde tan horrible visión y se sienta en el camastro.

Contadme más de vuestro viaje

Arnaldus, según deja a Ciferinos ante el Abad, asiente con la cabeza y sin decir nada se dirige hacia su aposento.

Allí deja pasar las horas, leyendo, ilustrándose, reflexionando y rezando. Lo propio que hace cada día, casi a la misma hora. Aunque la noche anterior no hubiese dormido no por eso debía dejar de lado sus tareas. La prueba que el todopoderoso le había asignado continuaba, no podía flaquear y allí se encontraba, como un gran devoto.

Cuando cae la noche de ese mismo día va en busca del Prior para llevarle junto a Lucius Sempronius, cómo él le había dicho.
Padre Prior, Padre Prior, el Abad quiere hablar con nosotros. Me dijo que le buscase cuando la luna hubiese salido. Parecía importante. Está en sus aposentos.

Padre Arnaldus, esperando que su superior le siga, empieza a caminar para concluir la misión encomendada.

Fray Doménico de Sajonia está a punto de contestar al prior que el Abad está ya informado de todo lo que le cuenta cuando el Padre Arnaldus llama a la puerta, requiriéndole para que vaya a hablar con el Abad.

-Reverendo padre, estoy a vuestra disposición para contaros todo lo que me ordenéis, mas ahora parece que debéis ir a hablar con el Abad.

Y humillando la cabeza, (hace tambien una reverencia a Arnaldus, que espera en la puerta) sale de la habitación.