Partida Rol por web

Los viajes a través de las realidades no son agradables, pero lo que sufren en aquella ocasión va mucho más allá. Como si fuesen apresadas por una fuerza invisible, que las agita con violencia y después las arroja a través de una decena de realidades, las exiliadas Lana y Karolina aparecen o más bien, son proyectadas de golpe en una nueva realidad.

Aturdidas, sin aliento y sin capacidad para saber donde es arriba y abajo, ambas mujeres giran y dan vueltas por el aire con gran violencia. Por suerte, ambas poseen afilados reflejos y una gran resistencia, que las permite tomar el control de sus movimientos antes de sufrir un mal mayor.

Con gran maestría, Karolina gira sobre sí misma instantes antes de que su cuerpo golpee una pared de metal. Apoyando los pies a la vez que flexiona las rodillas para absorber la fuerza del impacto, la hermosa muchacha logra recuperar su sentido del equilibrio.

Lana por su parte, apunto está de chocar directamente contra la pared, pero entonces algo en su interior la empuja a actuar. Lo que sucede a continuación es demasiado rápido para comprender realmente lo que está sucediendo, pero de alguna forma su instinto toma el control de sus acciones. Extendiendo su mano, proyecta una fina telaraña que tras cruzar unos tres metros de distancia, queda anclada contra el techo de la estancia en la que se encuentran. Tirando con todas sus fuerzas, Lana logra detener su avance y con ello, el consiguiente choque que estaba apunto de sufrir. El tirón de la tela de araña provoca que cambie de dirección y que reduzca su velocidad, aún así, va lo suficientemente rápida como para acabar pegada a la pared...literalmente. De alguna forma que no logra explicar, parece ser capaz de mantenerse pegada a la pared. ¿Habría heredado algo más que la belleza de su madre?

Mientras Lana asimila lo que está sucediendo consigo misma, Karolina no tarda en darse cuenta de que se encuentran en el interior de algún tipo de nave, más precisamente en un cuarto de almacenaje de provisiones. La gravedad no parece funcionar, por lo que ambas pueden flotar con libertad por la estancia. Para Karolina eso no es ningún problema, pero Lana es probable que tarde un tiempo en acostumbrarse. Pero dos cosas son las que les resultan de lo más extrañas, la primera de ellas es que faltan Coloso, Cable y Loki. La segunda, que el ambiente está cargado por el olor a ozono, lo cual solo puede significar una cosa. Alguien ha disparado recientemente armas de energía.

-¡Krarrkaja Ald Durggrar!

El grito resuena desde el exterior del cuarto de almacenaje y lo hace en tono dominado por la ira. No están seguras de lo que significa, pero Karolina ha viajado lo suficiente por la galaxia como para reconocer el idioma de los Kree cuando lo escucha. Fuera se escucha el sonido de las armas de plasmas cargándose, pequeñas detonaciones controladas y el sonido de varios Kree más. Parece ser que están registrando la zona y que no tardarán en llegar hasta ellas. Por suerte, el cuarto de almacenaje dispone de una veintena de  contenedores metálicos, tan grandes como un pequeño automóvil en los que pueden ocultarse.

[color=#FF6600] -¿Tan solo habéis llegado vosotras dos? Era una jugada muy arriesgada, pero al menos ahora cuento con vosotras dos. Espero que el resto no hayan acabado desperdigados por las diversas realidades, eso sería un verdadero quebradero de cabeza. Sea como sea tendremos que trabajar con las herramientas que disponemos.[/color]

Surgiendo de detrás de uno de los contenedores, un joven atractivo que rondará más o menos veinticuatros años de edad, se impulsa acercándose suavemente flotando hacia ellas. El joven tiene el cabello corto y rubio, con una mirada cargada de ingenio y preocupación.  Viste con una bata de laboratorio de color blanco, unos desgastados vaqueros, una camisa negra y unas zapatillas de peluche con forma de enormes pies con garras. Aunque lo más llamativo, es el Tallus que porta en su brazo izquierdo.

[color=#FF6600]-Sé que tendréis muchas preguntas, pero ahora mismo no hay tiempo. [/color]  -Al verlas ahora más de cerca, sus palabras enmudecen y alterna la vista de una a otra durante un par de segundos. Aunque finalmente sus ojos se detienen en Karolina.   [color=#FF6600] -Vaya...sois mucho más atractivas en carne y hueso. Especialmente tú, rubita. Si salimos de esta con vida, tendré que pedirte una cita.   [/color] -El sonido de una nueva detonación le hace sobresaltarse y volver a centrarse.    [color=#FF6600]-Respuestas rápidas, soy un exiliado como vosotras y esta nave es o iba a ser la nueva base de operaciones del Broker temporal. La anterior fue dañada y prácticamente destruida...no preguntéis. El problema es que han tomado la nave y ahora hay uno de los peores criminales de esta realidad a los mandos de la misma. Eso le otorga el acceso a...bueno, al multiverso y todo lo que eso conlleva. Traté de traeros a todos aquí, pero parece ser que cortaron mi enlace con la nave. Necesitaré mi equipo para poder ser de utilidad, después, tendremos que dar una paliza a estos malditos invasores y hacernos con el control de la nave. Ahora será mejor que os preparéis, no tardarán más que uno o dos minutos en revisar esta sala...[/color]

Si algo tenía claro Karolina, es que acostumbrarse a aquellos viajes dimensionales iba a ser difícil. Si no vomitó al final fue porque se sintió, extrañamente, como en casa.

Tras realizar una sencilla pero efectiva maniobra, la majesdaniana se sintió con la suficiente seguridad en sí misma como para mirar a su compañera con cara de “sé lo que me hago”. Pero los movimientos de Lana fueron, cuanto menos, espectaculares.

- Eso no me lo esperaba – dijo con una mueca de aprobación en el rostro.

Miró a su alrededor, aún algo confundida por el viaje.

- ¿Y los demás?

Se notaba cierto cabreo en su voz. A Karolina no le gustaban las sorpresas.

No tardó en darse cuenta de que estaban en lo que parecía una nave. Ni siquiera había gravedad. Y ese olor…

- No me jodas… - musitó.

Los gritos en Kree confirmaron sus sospechas.

- Vale, Lana – llamó a su compañera – Estamos jodidas, tenemos que salir de aquí y…

En medio de la frase se dio cuenta de la presencia del joven rubio. Karolina reaccionó con rapidez y le apuntó con su mano derecha, lista para descargar un haz de energía lumínica sobre él. Pero entonces vio el Tallus.

Aún más desconcertada de lo que estaba al llegar, escuchó lo que tenía que decir el joven con una ceja arqueada y los brazos cruzados. No pareció fijarse en la atenta mirada de su interlocutor. Ni respondió a lo de la cita.

- O sea que estamos en el mismo bando – remarcó lo obvio con cierta brusquedad -. Pero unos Kree están a punto de encontrarnos y hacernos papilla. Fantástico.

Se cubrió una mano con el rostro mientras ponía en orden sus pensamientos.

- ¿Dónde están tus cosas?

Si iban a tener que luchar en inferioridad de número al menos que el chico de la bata no fuese un peso muerto.

De estar en Londres, a punto de subir una limusina y haber tomado una agradable cena a acabar en aquella situación, no era el mejor plan que podía pensar la arquera para acabar la noche. Y es que después de sentirse dentro de una coctelera, vio que se precipitaba a darse una hostia de esas de campeonato que te dejaban hecho mierda varios días. Su compañera parecía que no tuvo problemas con frenar y ella, bueno, iba cuesta bajo y sin frenos así que instintivamente intentó hacer algo que... no sabía que era capaz de hacer. 

Con rapidez, consiguió detener el avance con su nuevo poder arácnido, para acabar enganchada a la pared. ¿Qué carajos estaba pasando? Mientras se preguntaba a si misma a que venía eso, de donde demonios  había salido, etc., etc. No se dio cuenta del olor a ozono, ni de su alrededor. Pero la voz de Karolina la sacó de sus preguntas e hipótesis de lo que acababa de pasar y le respondió con una especie de sonrisa que delataba que ni ella misma sabía aquello -Yo tampoco- confesó y ante la pregunta de la rubia, por fin se dio cuenta de que estaban ellas dos solas. No había nadie más del grupo y entonces Karolina parecía alterada -¿Qué ocurre?- preguntó extrañada. 

Pero la respuesta no llegó ya que se unió a las dos un rubio guaperas con un sentido de la moda horrible y un Tallus, lo único bueno que llevaba encima. Escuchó a ambos y frunció levemente el ceño -Ya sé que voy a parecer un poco idiota, ¿pero que narices es un Kree y por qué debemos acojonarnos? - ir a por un equipo para vencer a unos malos, joder le sonaba al falso Boyscout que era en realidad Ultron. Miró a Karolina y se encogió de hombros - De nuevo toca patear a unos malos nada más llegar y ayudar a un tipo a recuperar algo... espero que esta vez sea verdad. Así que mejor que nos movamos antes de que nos pillen ¿no?- miró a ambos aún pegada a la pared, espera... ¿cómo se despega uno?

Cerrando los ojos para poder concentrarse mejor en los sonidos que llegan desde fuera, el portador del Tallus calcula el tiempo que les queda antes de que los Kree lleguen hasta ellos. No es demasiado, pero al menos disponen de un momento para trazar un plan.

-Ignorando por completo el tono sarcástico de la prima pequeña de Spiderman, calculo que les quedan dos compartimentos por revisar antes de llegar hasta nosotros. Eso nos deja más o menos un par de minutos antes de que lleguen hasta aquí. Mi equipo de combate está al final del pasillo, pero para llegar hasta él, tendremos que pasar por encima de esos cuatro Kree. Los cuales por cierto, son una antigua raza alienígena con un gran amor hacia las armas y un deseo irrefrenable por extender su ya de por sí, gran imperio. Al menos así son en esta realidad.  

Una nueva detonación resuena mucho más cerca, junto con el sonido de varias botas metálicas. Las voces de los Kree, pese a llegar amortiguadas, se hacen cada vez más fáciles de percibir.

-Sobre nuestros enemigos, portan armaduras completas de una aleación capaz de absorber grandes cantidades de energía. Son algo pesadas, por lo que no se moverán con rapidez. Las articulaciones no están tan bien protegidas para no limitarles tanto en el campo de batalla, así que apuntar ahí. Usan fusiles de plasma y granadas de vacío punto cero. Por si no sabéis de lo que hablo, el plasma es energía que desintegrará vuestras bonitas caras si no las sabéis mantener a cubierto y las granadas, crean una esfera que atrae todo en un radio de unos cinco o seis metros hacia su centro. 

Mientras el portador del Tallus continúa hablando, Lana experimenta que su sentido del equilibrio se ha visto notablemente cambiado. De alguna forma siente que se ha perfeccionado y que para ella arriba y abajo, ya no significa nada. El deslizarse por el techo por otro lado, resulta de lo más sencillo e instintivo. Desde luego existe un ligero temor a soltarse y caer, pero la falta de gravedad en cierto modo la ayuda a superar ese temor.

-Los soldados usan botan magnéticas para caminar por la nave, por lo que serán aún más torpes...Ya me daréis más tarde las gracias por desactivar la gravedad en la nave. Pero no os confiéis, su armamento está diseñado para resistir y darles la potencia de fuego necesaria para acabar con quién se cruce en su camino. Por suerte los tres soldados de ahí fuera son jóvenes, por lo que deduzco que esta es su primera misión real. El mayor problema lo representa su oficial, un Kree veterano que sin duda habrá vivido muchos conflictos bélicos. A diferencia de los soldados, porta un exo-traje que le otorga la capacidad de generar campos de energía, volar y proyectar poderosas descargas de energía. No os confiéis con él y tratarle con el respeto que se merece. Ahora debéis de decidir que hacer. Podéis salir a combatir contra ellos o esperar a que abran la puerta, pero sea lo que sea, más vale que sea rápido.

- ¿Un par de minutos? Me cago en…

Vale, había que pensar y actuar rápido. A pesar de su experiencia como fugitiva Karolina no se consideraba una de esas personas que trabajan mejor bajo presión. ¡Al contrario!

- Joder…

Asintió repetidamente con la cabeza mientras escuchaba la explicación del rubiales y trataba de extraer la información más importante – para ella, al menos.

Armaduras pesadas, sus ataques de energía no serían de mucha ayuda.

Plasma y granadas de vacío. Fatal.

Por si fuera poco estaban en inferioridad numérica.

- No iremos a pegarnos de cara – decidió Karolina en voz alta -. Tal cual estamos ahora es un cuatro contra dos – miró al chico del Tallus – no te ofendas – dijo poniéndole una mano sobre el hombro.

Con la otra mano Karolina se frotó las sienes.

- ¿Este pasillo es un callejón sin salida? – preguntó -. Puedo salir yo primero, distraerles y obligarlos a seguirme. Quizá así podemos crear una abertura para que recuperes tu equipo.

¿Pero y si no mordían el anzuelo? Esos Kree seguramente estaban buscando específicamente al chico del Tallus.

- Luego debemos tratar de separarlos, y eliminarlos uno a uno.

Karolina comenzó a propulsarse hacia la salida, rodeada de una estela multicolor.

- Si no se os ocurre nada mejor voy a salir – les dio unos segundos para detenerla. Tras pensarlo unos instantes no le parecía un plan excelente, pero era lo que tenían.

Alzó ambas cejas al escuchar la primera frase de ese tipo -Spiderwoman para ti- vale, la descripción de los Kree no le gustaba ni un poco- Ok, me habéis convencido, no me apetece conocer a esos tíos.

Un par de minutos, que suerte... Puso los ojos en blanco, ¿qué iban a hacer ahora? Al menos para ella empezaba a acostumbrarse a eso ¿o es que ahora su sentido del equilibrio había mejorado? Bueno después pensaría en aquello. Escuchó todos los detalles y pensó, aunque no se le ocurrió nada más ingenioso que... -Si tuviésemos algo que tuviera la suficiente potencia como para hacer que los contenedores les aplasten cuando entren...- se encogió de hombros- si, mejor vamos de cara.

Una sonrisa se dibuja en el rostro del hombre ante la réplica de Lana, a quién guiña el ojo de modo amistoso.  -Perdón, Spiderwoman. Bien, nuestros amigos de piel azul vienen por la derecha, así que si vas a salir, la izquierda es tu mejor opción.    -Indica a Karolina.   -El pasillo tendrá unos cuatro metros de anchura, así que muévete con rapidez para no ser un blanco fácil. Una vez avances unos diez o doce metros, verás un cruce. Si giras hacia la derecha llegarás hasta el acceso al piso superior. Si giras a la izquierda, llegarás a una gran sala llena de trastos que aún no he catalogado, pero en la que podrás esconderte. En lo referente a mi equipo, no está muy lejos y si consigues distraerlos, una vez lo recupere acabar con ellos será coser y cantar. Aunque...viendo como os las habéis gastado con el dios clonado, no creo que esos Kree sean realmente un problema para vosotras, aún así, más vale prevenir que lamentar. Yo no dudaría en usar esa pistola de plasma tuya o ese arco multi-destrucción que portas.

El hombre se impulsa hasta unas cajas colocadas cerca de la puerta y se oculta tras ellas. No parece muy dispuesto a salir a combatir, al menos sin su equipo. Aunque claro, sin superpoderes y sin armas de ningún tipo, seguramente acabaría muerto en apenas unos segundos.

-¡Ey, spidy! No es mala idea esa que has tenido. Si lográis que los soldados se junten y acertáis con un disparo limpio en una de las granadas de vacío, se llevarán una gran sorpresa. Aunque debe de ser un disparo muy preciso, justo a la altura del botón de activación.

Tras proponer si idea, se oculta tras las cajas a la espera de tener una oportunidad para recuperar su equipo. Al abrir la compuerta de sala, vislumbran un oscuro pasillo iluminado tan solo por unas parpadeantes luces rojas. La energía parece haber sufrido algún tipo de desperfecto y tan solo están activadas las luces de emergencia.

El pasillo es amplio y pueden ver varias salas a lo largo del mismo. Las cuatro salas que hay a la derecha de las Exiliadas están abiertas, sin duda lugares que ya han revisado los Kree. En el pasillo tan solo se encuentran con un único soldado Kree que sorprendido por la aparición de Karolina, tarda unos instantes en reaccionar y volverse hacia ella alzando su rifle de plasma. Según parece, el oficial junto a dos soldados investigan cada sala mientras dejan en el pasillo a un centinela.

Cuando Karolina asomó la cabeza por la puerta se esperaba encontrarse a cuatro rostros azules entre sorprendidos y cabreados. Encontrarse tan solo con un confuso centinela fue casi como una bendición.

- Y yo que quería separaros – dijo, divertida, mientras desenfundaba con rapidez su pistola de plasma y disparaba a discreción.

Le habría gustado poder decirle algo en kree, pero nunca se había preocupado demasiado por aprender la lengua. Es lo que pasa cuando dependes demasiado de un traductor universal que se te acaba escacharrando.

El arma de plasma restalló antes de que el centinela pudiese disparar la suya. La descarga voló rápidamente hacia el enemigo y… le rozó el hombro.

- ¡Venga ya!

Había tratado de deshacerse de él tan apresuradamente que ni le había dado tiempo a apuntar bien. Y además había fallado el tiro delante de su compañera, la experta. ¡Qué vergüenza!

La majesdaniana miró rápidamente a Lana como “pidiendo ayuda”.

Suponiendo que Lana pudiese encargarse rápidamente de su desliz, Karolina trataría de atraer a los demás gritando.

- ¡%&@¿?$!

Era una de las pocas palabras que le sonaban de algo en kree. Significaba “mosquito flácido” o algo así, y tenía ciertas connotaciones que parecían ofender a los tipos azules. O eso creía Karolina.

¿Ya?- pues si que se le habían pasado rápido los dos minutos. Vio como Karolina atacaba al confuso centinela Kree -¿pero no habían más?- bueno si tan terribles eran, mejor de uno en uno. Se movió caminando por la pared, como una jodida araña -mierda, que complicado es esto- miró el disparo de Karolina y después la mirada de súplica -ya lo pillo- dijo mientras sacaba una flecha- toma esto, pitufo- disparó la flecha en el unos de los huecos de la armadura sobre el hombro con la intención de incapacitar el brazo para que dispare.

Entonces la rubia gritó algo, algo que sonaba horrible en el idioma que fuese -¿Qué le has dicho?- preguntó con las cejas alzadas y preparándose para un grupo de pitufos armados y cabreados.

Con un movimiento fluido pero precipitado, Karolina desenfunda su arma y proyecta una descarga de plasma dispuesta a terminar con la vida del Kree. Pero la dama fortuna no parece sonreírla en aquella ocasión y el disparo tan solo produce una oscura quemadura en la protección del soldado.

Dejando a un lado la sorpresa inicial, el soldado Kree permite que el duro adiestramiento al que le han sometido tome el control de sus acciones y cayendo sobre una rodilla sobre el suelo, alza su arma para descargar una bola de plasma sobre Karolina. Ofreciendo ahora un blanco más difícil de alcanzar a la vez que mejora la estabilidad de su arma, el Kree se permite sonreír con los ojos, mostrando en ellos el placer que siente al tener a Karolina a tiro y estar apunto de desintegrarla la cabeza.

¡Ziiiiummmm!

El silbido que produce la flecha disparada por Lana, toma por sorpresa al Kree y con horror, contempla como el proyectil logra penetrar donde la protección es más débil a la altura del hombro. Soltando el arma por puro instinto y con el brazo derecho incapacitado, el Kree les enseña los dientes ahogando un un grito de dolor. A sabiendas de la inferioridad en la que se encuentra, se impulsa hacia la sala donde se encuentran sus compañeros, a la vez que desactiva sus botas magnéticas.

Hasta las exiliadas llegan las voces de los Kree, quienes alertados por lo que le ha sucedido a su compañero, se preparan para entrar en acción. Durante unos breves segundos nada sucede, hasta que comienzan a escuchar un suave zumbido que crece en intensidad hasta que de pronto, la pared que separaba la estancia en la que se encontraban las exiliadas y los Kree, estalla bajo el poder destructor de una poderosa descarga de energía.

Sin ofrecer tiempo alguno de reacción, una de las granadas de punto cero es arrojada a través de la apertura y tras tocar suelo, estalla generando un campo de energía azulada de unos cinco metros de radio que atrae hacia su centro todo aquello que se encuentre en su área de efecto. Los contenedores afectados se comban y aplastan unos contra otros bajo la fuerza destructora de la granada, hasta caer convertidos en una esfera imperfecta de metal. Tras el estallido de la granada, dos soldados cruzan la apertura disparando sus rifles de plasma contra todo aquello que se mueva.

Por suerte para el portador del Tallus, él ya se había metido en los conductos de ventilación tratando de llegar hasta la sala donde se encuentra su equipo, por lo ha logrado evitar el estallido de la granada.

Mientras todo aquello sucede, el Kree herido, parapetado en la entrada de la sala donde se encontraban sus hermanos, aguarda la aparición de Lana y Karolina con una de las granadas de punto cero dispuesta.

Cuando Lana le preguntó acerca de lo que había dicho Karolina no pudo evitar esbozar una media sonrisa y mirar a su compañera con actitud traviesa.

- Creo que me he metido con sus partes nobles.

La majesdaniana había tratado de provocar a sus enemigos para que salieran en tropel, pero estos decidieron asaltar el almacén donde, segundos antes, habían estado con el chico del Tallus.

Tras escuchar el sonido de la granada Karolina miró hacia el interior de la sala. Suspiró audiblemente al ver que el rubiales no estaba hecho un colador, pero la situación se les estaba complicando igualmente.

Aprovechando que el otro kree se había escabullido, Karolina pegó la espalda a la pared y echó un vistazo al interior del almacén – o lo que quedaba de este.

Ahí había dos kree disparando como locos.

- ¿Y el jefe? – preguntó en voz alta.

Disparó dos veces al interior del almacén con la pistola de plasma. No pretendía derribar a los kree, si no atraer su atención.

- ¡Vamos, venid a por nosotras! – gritó entonces. Tenía la sensación de que los alienígenas no entendían su idioma, pero gritó igual. Tan solo buscaba darle tiempo a su aliado para recuperar su equipo.

Entonces voló por el pasillo, batiéndose en retirada en dirección al cruce que había mencionado el chico del tallus.

- ¡Sígueme! – indicó tras un instante, cuando se dio cuenta de que quizá Lana no se movía por allí con tanta facilidad como ella -. Cuando salgan al pasillo – porque esperaba que saliesen – intentaré cegarlos. Entonces aprovechas y les acribillas – propuso, improvisando un sencillo plan.

En uno de sus múltiples viajes, Karolina trazó amistad con un pistolero Shi´ar. Durante el tiempo que permanecieron juntos, aprendió que el mejor tirador no es aquel que posee mejor puntería, si no aquel que es capaz de anticiparse a los movimientos de sus enemigos. El Shi´ar era una de esas almas libres que viajaban por la galaxia metiéndose en toda clase de líos, por lo que no era de extrañar que las cosas se acabasen torciendo y se viese obligado a usar su arma. Gracias a su destreza e instintos, logró hacerse con una gran reputación como duelista, llegando incluso a atemorizar a decenas de hombres con tan solo acercar la mano al arma que colgaba de su cintura.

Tal y como él siempre decía, los soldados son adiestrados para apuntar y disparar a un objetivo. El problema les llega cuando descubren que los enemigos no tienden a quedarse parados en un mismo lugar más que unos meros instantes. Por lo que la verdadera clave del éxito era anticiparse a los movimientos de tus enemigos y disparar no donde está, si no al lugar donde estará.

Si aquella reflexión era cierta o no, quedaba en manos de cada cual decidirlo. Pero gracias a él, Karolina aprendió lo que el Shi´ar denominaba como "Tiro instintivo" No era un nombre muy original, pero describía a la perfección su forma de disparar. Gracias a esa pequeña lección, Karolina aprendió a extender su destreza con las armas. Una destreza que en días como aquel, sin duda la venía genial.

Anticipándose a los movimientos de los Kree, Karolina hace resonar su pistola de plasma, logrando alcanzar a uno de los soldados Kree en el pecho y arrojándolo al suelo por la potencia del impacto. El grito de dolor y la oscura mancha que deja a su paso el plasma en la coraza del Kree, es cuanto necesita Karolina para saber que ha logrado causar severos daños en su enemigo.

Tras su pequeña hazaña, se desliza por el aire con la agilidad propia de su raza, a la espera de que Lana la acompañe. Aunque la dama fortuna no parece sonreír a la joven arquera. Sus nuevas capacidades, pese a permitirla deslizarse por las paredes y techos, fallan durante unos instantes provocando que casi pierda agarre y caiga. Ese breve lapso de tiempo es lo que necesita el Kree que estaba de guardia en el pasillo, para arrojar una granada de punto cero y volver a cubrirse en el interior de la sala.

La detonación arranca del techo a Lana y la arrastra en dirección contraria hacia la que avanza Karolina. El empuje es fuerte, pero Lana no sufre daño alguno, salvo el hecho de salir disparada por el pasillo.

Un intenso haz de luz sale de la sala que estaban investigando los Kree anteriormente y falla (por poco) a la joven arquera. La descarga de energía es tan poderosa, que funde el metal del pasillo, provocando un pequeño agujero. De haber sido impactada por algo así, es probable que habría sufrido heridas muy serias o incluso, que hubiese muerto. Desde luego Lana no está segura debido a su actual estado, pero casi está segura de que el disparo ha sido provocado por el líder de los Kree.

Alzó ambas cejas al escuchar la respuesta de la rubia -Pues si tienen partes nobles deberían usarlas, menudas caras de amargado...- asintió a la orden de la chica y a su idea. Karolina parecía que se movía con naturalidad en aquella situación, pero para ella ya era un logro no echar la cena.

Así que cuando se dispuso a seguirla con sus recién "adquirido" poderes nuevos, el agarre falló y se vio lanzada al otro lado del pasillo por culpa de una granada. Maldijo entre dientes y cuando iba a sacar una flecha, se quedó congelada al notar como casi por poco un rayo le fulmina. Si le hubiese llegado a dar, ahora no lo estaría contando.

Así que con toda la rapidez que pudo, sacó una flecha y apuntó hacia donde estaba su compañera. Disparó la flecha clavando esta a escasos centímetros dejando una cuerda de unión entre la flecha y el arco. Con un leve tirón, la cuerda se recogió con velocidad permitiendo a la arquera llegar hasta su compañera. 

Actuando por puro instinto, Lana dispara una de sus flechas-cuerda y la utiliza para tratar de recuperar el terreno perdido. La joven arquera está acostumbrada a dejarse llevar y a colocar el peso del cuerpo de la forma apropiada, para hacer el viaje de la forma más sencilla posible. Por desgracia no ha caído en un pequeño detalle, allí donde se encuentra, la gravedad es inexistente. El dispositivo está diseñado para mover un peso mayor, por lo que Lana es propulsada hacia adelante con una fuerza y velocidad que si bien acelera el corazón de la joven en un gran subidón de adrenalina y diversión, también la empuja directamente hacia su perdición...o al menos así sería de no ser por sus reflejos felinos y sus recién adquiridos poderes.

Pasando junto a Karolina como un rayo, Lana logra voltearse a tiempo para apoyar los pies sobre el techo y amortiguar el impacto flexionando las rodillas. Aún así siente como la mandíbula se le aprieta por la fuerza del impacto. Aunque por suerte, pese a tener un ligero dolor en los tobillos, parece haber salido bastante bien parada.

Karolina, quién casi es arrollada por Lana, se ve obligada a hacerse a un lado. Parece que la arquera del grupo no está acostumbrada a moverse por gravedad cero, lo cual unido a sus nuevos poderes, la hacen moverse un poco como pez fuera de agua. Por suerte la chica parece adaptarse con rapidez a las malas situaciones.

Tras ellas, resuenan las botas metálicas del Kree que aún queda en pie. Su avance es lento debido a la falta de gravedad y a su dependencia de las botas magnéticas. Pero él no es el verdadero peligro, pues apareciendo en el pasillo, envuelto por un campo de energía a la vez que se desplaza por el aire con gracia y velocidad, el líder de los soldados Kree no duda ni un instante en actuar.

La pequeña hazaña de Lana ha evitado que Karolina prestase la suficiente atención y antes de darse cuenta, el líder Kree está alzando ambas manos, proyectando con cada una, diversas ráfagas de plasma. Las esferas de energía de color esmeralda se extienden por el pasillo crepitando y proyectando un siniestro tono esmeralda al pasillo de la nave.

- ¡Sí! - exclamó, aunque en voz baja, Karolina al ver como su disparo preventivo dejaba fuera de combate a uno de los kree.

Si salvaban el multiverso y regresaba a su realidad tendría que quedar con ese Shi'ar chalado para tomar algo, si es que no había estirado la pata.

No tuvo mucho tiempo para deleitarse por su triunfo, pues una granada enemiga impidió que Lana se reuniera con ella en la otra punta del pasillo. 

El truquito de la flecha la hizo alucinar y la asustó a partes iguales. Incluso se hizo a un lado pensando - al principio - que por alguna extraña razón Lana la estaba atacando. 

- ¡Eh-digo-guaaau! - fue su extraña respuesta verbal - Fantástico, hora de ir...--

Sus palabras fueron interrumpidas por las esferas de energía esmeralda que volaron por el pasillo hacia ellas. Su compañeras, a pesar de no estar acostumbrada a la gravedad cero, esquivó bastante bien el ataque. Pero Karolina... 

Cuando el ataque kree le dio de lleno en el abdomen su cuerpo se dobló. El impacto arrancó un brillo multicolor que llenó el pasillo con un fogozano - las defensas de Karolina. La luz se entremezcló con el brillo verdoso de la esfera, creando un efímero espectáculo visual.

Llegado el momento, Karolina recuperó la compostura y extendió los brazos hacia los lados. La esfera verde fue repelida finalmente por un escudo multicolor que se desvaneció en el aire como un espejismo. 

Hasta ese momento la majesdaniana había mantenido un "low profile", emitiendo su característica luminiscencia únicamente al volar. Pero ahora todo su cuerpo era un espectáculo de luces. Esa era su verdadera apariencia, y cuando estaba enfadada le costaba ocultarla.

- Tápate los ojos, guapa - advirtió a su compañera, aún con la voz cargada de resentimiento. 

Cuando frunció el ceño y apretó los puños dejó que la luz de su cuerpo brillase con gran intensidad, provocando un fogonazo cegador.

La idea de la cuerda para llegar a Karolina había funcionado, demasiado bien de lo que esperaba porque salió disparada hasta el punto que se asustó (aunque no lo reconocería), casi atropellando a Karolina en su frenética vuelta. Por suerte sus reflejos le permitieron "aterrizar" como si todo estuviese controlado, miró a la rubia con cara de culpabilidad -Eh... lo siento por casi arrollarte y eso- le contestó, para inmediatamente esquivar un disparo. Hoy se estaba luciendo en reflejos, si al final los entrenamientos iban a servir de algo, pensó.

Escuchó a su compañera que también había sido atacada por aquellos tripejos y frunció ligeramente el ceño al escuchar que se tapase los ojos. ¿En esta situación? Torció los labios, pero sin pensarlo un poco más, obedeció a la rubia. 

El poder que hasta ahora estaba adormecido en el interior de Karolina, se desata por completo al sufrir el ataque del Kree. Las esferas de plasma que amenazan con desintegrarla por completo, de pronto se ven detenidas y destruidas con un simple gesto de la Exiliada, lo cual provoca cierta sorpresa en el líder de la unidad Kree.

Ante el espectáculo de luces que Karolina muestra, el Kree detiene su avance y se prepara para afrontar aquel combate de una forma diferente. El campo de energía que lo rodea se extiende hasta adoptar un tono aún más intenso, mientras que sus brazaletes, acumulan una cada vez mayor cantidad de energía. 

Después de lo poco que ha visto, sin duda se espera un ataque cinético proveniente de las flechas de Lana o un disparo de plasma de la pistola de Karolina. Pero para lo que no está preparado es para el intenso destello cegador que la Exiliada le tiene preparado. Aún así y de alguna forma, ante el grito de aviso de Karolina, él también actúa tratando de llevarse la mano a los ojos y apartar la mirada. Pese a sus rápidos reflejos, Karolina resplandece durante unos instantes con el brillo abrasador de una estrella y con un grito mezcla dw furia, sorpresa y miedo, el Kree se tambalea completamente cegado.

El ataque de Karolina no solo ha logrado cegar al líder de los Kree, si no que sus hombres, pese a no estar en el pasillo, también han sufrido un serio efecto de ceguera temporal. Pese a todo, no se rinden y las esferas de plasma empiezan a volar de un lado a otro provocando tan solo, oscuras manchas de quemadura en las paredes. Desorientados e incapaces de verlas, ahora disponen de unos preciados segundos para huir o acabar con ellos.

Karolina se permitió esbozar una sonrisa de suficiencia al ver cómo los kree quedaban cegados por su destello.

Tras aquella maniobra era el momento de lanzarse al ataque. La majesdaniana cargó energía lumínica en sus manos y la proyectó contra el comandante kree.

El chorro de luz arcoíris perfiló múltiples y curiosas sombras en el pasillo de la nave. Se precipitó con fiereza con intención de engullir por completo al enemigo. 

- ¡Ahora! - gritó al mismo tiempo que atacaba, dándole a entender a su compañera que era el momento de ponerse duras.

No sabía que demonios estaba pasando, solo escuchaba gritos y tiros que no parecía llegar. Pero Lana se mantuvo en su posición, con los ojos cubiertos, esperando a las instrucciones de Karolina. Su padre quizás le habría dado un capón por pecar de confiada, o no, le diría que muy bien por confiar en sus compañeros en una situación así. Pero eso daba igual porque escuchó a su compañera gritar "Ahora".

Así que sin pensarlo un segundo más, cogió una flecha ideada para atrapar a un número de enemigos y dejarlos paralizados. Con rapidez tensó su arco y buscó al grupo de Krees y disparó de la forma más certera que pudo. -Mejor juntitos, no queremos que se pierdan- comentó, tan bocazas como siempre.

Siendo como son dos combatientes expertas y teniendo a sus espaldas años de interminables conflictos, hacer frente a fuerzas inexpertas del ejército Kree está resultando un juego de niños. Cegados por el intenso resplandor que Karolina ha proyectado contra ellos pocos instantes antes, aprovechan aquel momento de debilidad para pasar al contraataque.

Proyectando una vez más las poderosas energías acumuladas en su cuerpo, la Majesdaniana desata su furia contra el oficial Kree. Con un gruñido de frustración y enojo pero sin abandonar en ningún momento esa presencia de superioridad que emana, el oficial Kree extiende su mano a la vez que la cúpula de color esmeralda se intensifica aún más.

Sombras espectrales se extienden por toda aquella sección de la nave cuando ambas fuerzas chocan entre si. El escudo esmeralda demuestra ser una fuerza excepcional que cual muro, logra detener el embiste multicolor de Karolina. Torciendo los labios en una arrogante sonrisa, el Kree se prepara para fulminar a su enemiga. Pero tan rápidamente como aparece, su sonrisa se esfuma al descubrir que el intenso cañón multicolor de Karolina se divide en decenas...tal vez cientos de finas agujas que bombardean el escudo sin darle cuartel.

Arrastrado hacia atrás por la magnitud del ataque, el Kree grita preso de la furia. Un grito que no tarda en tornarse en uno de dolor y desesperación cuando finalmente la majesdaniana arrasa por completo su defensa y destroza tanto su armadura, como su cuerpo.    ¡Poom!  El sonido del cuerpo al golpear el extremo opuesto del pasillo ahoga por completo su grito y lo sumerge finalmente en un estado de inconsciencia total. Flotando en medio del pasillo, mientras perlas de sangre quedan a su alrededor, el oficial Kree cae gravemente herido.

Lana, aguardando el momento oportuno de atacar, acata la orden de Karolina sin titubear. Deslizándose por una de las paredes a la vez que prepara una de sus flechas especiales, la joven heroína se prepara para entrar en acción.

Nada más asomarse por la puerta de la sala en la que aparecieron, lo primero que ve es una descarga de plasma volando directamente hacia ella. Impulsándose en un salto perfectamente ejecutado y girando sobre sí misma, termina con los pies apoyados en el techo del pasillo. Pero de nuevo, tras apenas posarse, vuelve a impulsarse como si de un proyectil se tratase.

Dentro de la sala, se encuentra con los tres Kree que aún quedan en pie. El primero de ellos muestra una fea y oscura quemadura en el torso. El segundo, cegado completamente, abre fuego con su arma sin apuntar a nadie en concreto. El último Kree, aquel que tiene una flecha atravesando su brazo, está acercándose hacia sus compañeros con claro síntomas de sufrir un gran dolor.

Cruzando el umbral de la puerta, Lana se toma su tiempo para calcular la trayectoria perfecta de su disparo y entonces, la flecha sale disparada dispuesta a cumplir con su propósito. Cuando apenas está a unos tres metros del primer Kree, estalla rociando la estancia con una especie de gel que en apenas un par de segundos, se solidifica atrapando a los cegados y heridos Kree en su interior. Allí en el espacio, en un lugar donde la gravedad no existe, las flechas adhesivas adquieren un aspecto de lo más curioso y divertido. Como si tres enormes algodones de azúcar se tratase, los Kree terminan flotando por la estancia envueltos en aquel denso gel solidificado, quedando totalmente a merced de las exiliadas.

Con la situación ya bajo control, toman las medidas necesarias para evitar que los Kree vuelvan a resultar un problema. Ya sea encerrándolos en alguno de los contendedores vacíos o tomando medidas más drásticas, las exiliadas se permiten tomarse un instante para tomar el aire.

-Vaya, sí que sois buenas. Pensé que el oficial os daría más problemas, pero no os ha durado mucho. Ahora entiendo que fueseis elegidas. Por lo que puedo ver, no estáis heridas ¿Me equivoco? Me alegro que sea así, si queremos recuperar la nave os necesitaré al 100%

La voz del hombre que conocieron nada más llegar a la nave llega hasta ellas, aunque tardan unos cuantos segundos en poder localizarlo. Situado sobre el hombro de Karolina o más bien, sentado sobre él, se encuentra un pequeño hombre de apenas unos tres centímetros de tamaño.

-Hoooola, estoy aquí. Creo que aún no me he presentado...    -Saltando del hombro de Karolina, comienza a crecer hasta adoptar finalmente su tamaño original en el preciso instante que sus pies tocan el suelo.       -Me llamo Hank, Hank Pym y al igual que vosotras, soy un exiliado.

El casco de su traje se abre y retira automáticamente para que así puedan verle la cara y poder conversar con ellas con mayor facilidad.

-Supongo que queréis una explicación, así que empezaré por el principio. No sois los primeros ni los únicos Exiliados, el grupo original estuvo haciendo todo esto por bastante tiempo y su alineación cambió bastante con el paso de los años. Lo importante es que un día llegaron por fin al Panoptichron. Era una especie de palacio de cristal que está más allá del tiempo y del espacio. ¿Recordáis las playas paradisíacas a las que fuisteis llevadas? No eran más que una de las salas del palacio. Bueno, lo importante es que ese lugar servía para contemplar las diversas realidades y ver qué es lo que iba mal en ellas. También ofrecía información sobre cual era la mejor manera de arreglar una realidad dañada, aunque a veces esa información tarda en llegar.

Hank les otorga unos instantes para que asimilen aquella información, aunque como sabe que el tiempo apremia, no la otorga más que eso, unos meros segundos.

-Con el paso del tiempo los Exiliados se dieron cuenta de que no podían seguir luchando ellos solos, así que comenzaron a reclutar héroes de otras realidades. Pero para evitar causar nuevos problemas al llevarse consigo a diversos héroes, decidieron reclutar tan solo a los héroes que estuviesen apunto de morir. Nanosegundos antes de que muriesen, eran sacados de sus realidades. No podían regresar a sus hogares, pero se les ofrecía la oportunidad de seguir haciendo el bien, salvo que a una escala mayor. Ahí es donde entra vuestro grupo, sois los últimos en ser reclutados pero fue el propio Panoptichron quién lo hizo. Los ordenadores se volvieron locos y no pararon hasta que se os reclutó. Desde luego todos vosotros estabais vivos en el momento en el que fuisteis sacados de vuestras realidades, pero en teoría, vosotros sois los únicos que pueden evitar el colapso del multiverso. ¿Alguien dijo presión?

A sabiendas de todo lo que significa lo que las está contando, prefiere no entrar en detalles y terminar explicando a grandes rasgos lo que pasa, para que después ellas mismas realicen las preguntas que crean convenientes. Seguramente serán muchas, pero sin duda merecen las respuestas que pueda otorgarlas.

-Hace un par de meses perdimos por completo la comunicación con un grupo de Exiliados. Poco después, nuestros equipos comenzaron a sufrir emboscadas y quienes no acabaron muertos, simplemente desaparecieron. Los Exiliados, el grupo original entre quienes Morfo formaba parte, decidieron investigar todo este asunto. Hasta hace unos diez días o así, nadie sabía que pasaba pero de pronto, el Panoptichron decidió que vosotros erais necesarios y en contra de los ideales de los Exiliados, no tuvieron más remedio que sacaros de vuestras realidades y reclutaros. A su vez, algo sucedió en el Panoptichron. Una extraña anomalía apareció en los ordenadores del palacio de cristal y cuando bajamos a investigar, descubrimos esta nave. Morfo me pidió que la estudiase y eso he estado tratando de hacer desde entonces. No es algo sencillo ya que muchas zonas están selladas y sin energía. Pero por lo que he descubierto, la nave posee las mismas capacidades que el palacio de cristal...salvo que la propia nave también puede viajar entre las realidades.

Aquel descubrimiento parece ser algo tremendamente sorprendente, al menos es lo que transmite los ojos brillantes de Hank, así como su tono de voz cargado de emoción.

-El problema es que hace pocas horas el primer grupo de Exiliados que desapareció, hizo su entrada triunfal en el Panoptichron armados hasta los dientes y con un montón de nuevos reclutas.   -Con un gesto de la mano señala a los kree derrotados.   -Los Exiliados originales habían salido siguiendo una pista de la fuerza que nos estaba atacando y aprovechando que estaba solo en el Panoptichron, se hicieron con los controles de todo. Yo logré escapar con la nave...más o menos, puesto que lograron abordarla y abordo hay aún varios enemigos...alguno de ellos tremendamente poderoso. También debo decir que cuando me llevé la nave...creo que accioné algún tipo de sistema de armas o algo por el estilo y bueno...quizás el Panoptichron sufrió grandes daños. Aunque espero que solo fuese eso y que no acabase destruido. De ser así, desconozco que efectos podría causar en el multiverso. Pero si aún seguimos todos vivos, no creo que haya pasado nada malo o al menos, nada realmente grave. Ahora mismo y por la poca información que tengo solo se me ocurren tres opciones. La primera sería escondernos en alguna de las alas de la nave que aún no he investigado, pero supongo que antes o después nos descubrirían. La segunda,  sería tomar el puente de mando. Desde allí podríamos saber donde se encuentran nuestros enemigos, sellar varias zonas de la nave para aislarlos e incluso, se podrían abrir algunas secciones para enviarlos al vacío. La tercera y última opción, sería acceder a la sala de transporte. Sin duda estará muy bien protegida, pero si logramos hacernos con ella, podremos traer aquí al resto de vuestros compañeros. Con ellos, las cosas se volverían mucho más fáciles...