Partida Rol por web

Estaba intrigado por el grupo. Al parecer lo mejor era no tomar confianza, segun unos y hacer amigos segun otros. Me encoji de hombros y seguí deglutiendo la comida hasta estar ahito. Una vez echo lo propio me giro hacia el chico con el que estaba hablando.

-Y dime... ¿Eres de manada o prefieres el juego de lobo solitario?

-Bueno, dicen que la unión hace la fuerza, y hasta las víboras se juntan para reproducirse y sobrevivir.- digo recalcando la última palabra.- El problema con las personas, y mas en ésta competición, es que después de sobrevivir las víboras se matan entre sí.- me quedo callado un instante.- Supongo que ya decidiré, depende de como sea la Arena. 

Al ver la poca gracia que les hacia a los hermanos verme por allí, me levanté y me fui hacia otra mesa. - Que vaya bien.  - Observando la gente, había otra mesa con más tributos. Me fui hacia allí. - Hola, ¿puedo sentarme con vosotros? Al parecer no me querían en una mesa y veo que os estáis riendo. - Dije mirando a Jerome. - O eso parece. - Terminé con una sonrisa. - Por cierto, soy Caryl, del cinco.

-Adelante, siempre hay sitio, si no te quieren cerca, pues peor para ellos. Deberían intentar tener buenos recuerdos, por si son los últimos.-Le indico que se siente a la recién llegada.- Ahí estaba Keara, la chica guapa es Mark,...-Digo antes de sacarle la lengua.-... el atractor de comida del distrito dos no se como se llama, y la chica del mismo distrito que el torpe, tampoco tiene nombre aún. Jerome, encantado.  Antes estábamos siendo más divertidos que ahora, la conversación ha comenzado a ser sobre la espada de Damoclés que pende sobre nuestras cabezas.

Me giro al ver que se acerca una cara nueva, una chica del distrito 5.

-Yo de ti no me fiaria mucho de Jerome. Tiene la vista como la cara, atrofiada- Digo riendo mirando a la chica nueva.- Soy Mark Dubrinsky, del distrito 3. Encantado.

Parece que mi hermano ha captado la indirecta, no sé, puede que él quiera hacer amigos aquí pero a mí no me interesa, puede que eso les de un motivo a los demás para odiarnos, pero no me fío de nadie por el momento.

Observo como mi hermano se dirige a la chica del distrito 5 y a ésta parece no gustarle su forma de decirle las cosas o nuestra forma de pensar con respecto a lo que hacemos aquí. Coge su bandeja y se va a otra mesa, la sigo con la mirada y luego prosigo con mi comida -Parece que no le ha parecido nada bien lo que le has dicho, hermanito. A lo mejor tú prefieres hacer amigos, yo por el momento no lo veo necesario, pero solo tienes que decírmelo y te dejo que socialices sin entrometerme.

Acabo rápidamente la comida, quiero volver a la sala de entrenamiento para poder seguir practicando todo lo posible. En cuanto me acabo el último bocado se lo hago saber a mi hermano -Bueno, yo voy a seguir con el entrenamiento, ¿tú que vas a hacer ahora?

Observo como la tributo del distrito 5 se incorpora de la mesa tras escuchar mis palabras, la sigo con la mirada sin comprender del todo su comportamiento. Crees que estamos aquí para hacer amigos, cuando llegue el momento en el que debamos matarnos uno al otro, acaso vas a perdonarme la vida, lo dudo.

- A estas alturas, crees que me importa algo lo que piensen o lo que dejen de pensar de mi, total haga lo que haga o lo que diga, van a criticarme o alguien le va a molestar. Ahora mismo solo me importa una cosa y no es precisamente hacer amigos – respondo mientras sigo comiendo el segundo plato.

Cuando me doy cuenta, Sam ya ha terminado de comer – Joder, cada día comes mas rápido. Terminare el postre y volveré a la sala de entrenamientos, ya habrá tiempo de descansar cuando este muerto. Si esperas un poco voy contigo – respondo apurando el postre con rapidez.

Aunque le lanzo a Mark una larga mirada de fingido odio profundo y sigo a la conversación en mi mesa, no puedo evitar prestar atención a lo que ocurre en el resto del comedor. Al parecer los del distrito siete se conocen entre sí, y por la actitud que demuestran hacia los demás, parecía que trabajarían juntos. Está bien saber a que atenerse. Volviendo hacia mi plato continuo charlando.

- Vosotros sois mayores que yo. ¿Qué Arenas habéis visto? La campeona de mi distrito nos ha hablado de un volcán, espero que no quieran repetirlo.

Levanto la cabeza del plato tras estar ensimismada en mis pensamientos cuando oigo a Sean que me habla -¿Qué mosca te ha picado? ¿qué más te da si como rápido o no? no me gusta este sitio, prefiero acabar cuanto antes -No entiendo a veces a mi hermano -Te espero, pero no hace falta que te apures tanto, no te vaya a sentar mal... 

- A mi nada, solo estaba bromeando – contesto dejando el bol del postre sobre la mesa un poco sorprendido. Pensé que se había dado cuenta – Esperemos que no, además ahora toca cultivar un poco la mente, que ya me han hecho sudar por la mañana. Te sigo – añado incorporándome de la mesa para salir del comedor dejando al resto de los tributos terminando de comer.

Solté una risa al comentario de Mark. - Pobre Jerome, si parece un trozo de pan. - Dije mientras me sentaba y sonreía a todos. - Yo he visto algunas arenas, uno era una especie de isla, que para poder llegar a la Cornucopia debían de nadar durante mucho rato, creo que eran 500 metros o así. Unos optaron por nadar, otros por correr en sentido contrario. Esa fue la que me impactó, luego hubieron más, pero ahora mismo... no me acuerdo. Pero bueno... a esperar el de este año.- Dije lamentándome.

Le guiñé un ojo a Jerome. El pequeño me caia bien. Lastima que nos hayamos encontrado en estas circunstancias.

-¿Otras arenas? Recuerdo una en la que el campo estaba lleno de zarzales... Muy poco agradable para nadie. Y otro en la que solo habia armas y cantos rodados. Ese duro muy poco, lo cual no se si es bueno o malo...- Me encojo de hombros mientras me levanto.

Una vez terminada la comida, habia que volver a trabajar. Esa frase me recordo a casa y negué con la cabeza. Me despedi de la chica con una sonrisa apreciativa y de Jerome con una palmada cariñosa en la espalda.

-Nos vemos.

Cuando llegó a cenar estaba cansado y harto de ensimismarse así que cogió un plato, se sentó y decidió observar su alrededor. Y lo que encontró no le gustó en absoluto, aquello se había convertido en el comedor de un colegio, todos hablando e incluso riendo y haciendo bromas sobre estar aquí. Menuda panda de niñatos ¿acaso no saben que dentro de unos días vamos a estar despellejándonos las pieles los unos a los otros? ¿Es que se creen que este año el capitolio nos va a perdonar la vida a todos por llevarnos bien, ser amiguitos y nos vamos a ir de la mano? En menos de una semana si llegaban a concentrarse tal cantidad de tributos en una zona iban a estar todos ensangrentados, muertos de hambre y arañándose y desgarrándose los unos a los otros, y parecía darles igual, como si no fuera con ellos.

No pudo evitar poner cara de asco. ¿Les molesta lo que dirán de ellos, no quieren que les toque un volcán? ¿Acaba de decir "a esperar a la que toque este año"? No podía creérserlo, simplemente era como si estuvieran a punto de entrar en una pasarela de moda, gilipollas era quedarse muy corto.

Lo que sí que sacó en claro fue que los del distrito 7 eran hermanos, eso por lo menos le hizo que valiera la pena escuchar toda esa cantidad de chorradas.

Comió en silencio y se fijó en el tributo del distrito 12, parecía fuerte y que se tomaba esto un poco en serio.

-Durante los próximos dos días aun será agradable oírtelo decir.- Respondo con pena. Me recordaba a mi hermano, Arthur, con la diferencia de que Mark se vería obligado a perjudicarme, y mi hermano había resultado ser una sucia rata rastrera.- Yo me quedo un rato reposando la comida. Nos vemos.

Savera se levanta en silencio del salón. Otro de los profesionales había parecido llegar. Lo miró con detenimiento y parecía que él compartía su insatisfacción con la conversación de aquel numeroso grupo. Ella no era de relacionarse mucho con la gente así que decidió no decir nada pero sí analizó con detenimiento al tributo del distrito 1 y al del 12.

Al parecer, con ellos es que tengo más cosas en común...

Piensa para sí mientras sale del comedor. Leroy ya se había retirado, así que no tenía nada de qué hablar con nadie más...

Conversación Keara y Jonas

Jonas: Lo siento, un tributo profesional mató a mi hermanita en otra cosecha, cuando lo vi no me detuve a pensar, mi rencilla personal es sólo contra ellos.

Keara: Lo siento, he sido un poco injusta.

Tras escoger la comida que me da más confianza decido volver a la mesa. En el proceso le dedico una leve y casi imprescendible sonrisa a Jonas.

A la vuelta aprovecho que la chica del distrito 5 se sienta al lado de Jerome para trasladarme a una de las zonas más alejadas del círculo protagonista. Creo que socializar con el resto de los tributos es algo muy útil, pero el cariz de 'colegueo' que está adquiriendo la conversación empieza a incomodarme.

Sigo observando el comedor mientras empiezo a comerme el plato. Tras dar el primer bocado me doy cuenta de lo hambrienta que estoy.

El entrenamiento habia sido provechoso, entre fallos y asiertos logro al menos alcanzar cierta motricidad fina en el lanzamiento de dagas, cuando entro al comedor, todos hablaban de lo mas normal...curioso...vi a Max sentado algo apartado, cogi un plato y algo de comida, nada muy abudante, un trozo de carne y vegetales, tambien dos vasos de jugo, me acerque a Max...Ten, olvidaste esto...le pase un vaso de jugo...Como estuvo tu entrenamiento, lograste desatar algun nudo...rei...me sente y comence a comer, mientras miraba y escuchaba a los demas...

- Si yo también volveré a practicar unas cosas. - Dije mientras me levantaba. Ya había repuesto las fuerzas. - ¡Hasta otra! - Dije sonriendo.