Partida Rol por web

Una vez el hombro está situado en su sitio me acerco a la chica del 8 e intento agarrarla por la espalda para estrangularla.

Espero que en caso de dificultad Max me eche una mano. Aunque realmente no creo que se dé el caso.

Cuando tengo a la rubia cogida miro a Max.

- ¿Nyx o Lyah? - le pregunto de forma que sólo la rubia, él y yo podamos oirlo*.

Al ver que no hay lugar para esconderse, Jonas da un rodeo hacia su izquierda y hacia atrás, para volver a la Cornucopia e intentar divisar que es lo que ha sucedido. Está preocupado por Faile, esperaba que la chica esté a salvo. Si era posible intentaría encontrarla.

Trata de ir escondiéndose detrás de los arboles, caminando con sigilo,  no desea encontrarse con nadie tan pronto. 

Sin mirar atrás echo a correr hacia la arboleda. No tengo ninguna intención de quedarme en el baño de sangre que está a punto de tener lugar (si no ha comenzado ya) y, aunque tengo grandes tentaciones de asegurarme de que nadie me sigue, opto por no hacerlo. - Estás corriendo al máximo de tu capacidad. Saber que estás siendo perseguida no te servirá de nada - me digo.

Conforme veo acercarse el bosque ralentizo la velocidad, meditando cual va a ser mi siguiente paso. No estoy segura de qué hacer. Está claro que tengo que meterme dentro del bosque, pero no sé que dirección tomar. Además, me da miedo lo que pueda encontrarme allí. - ¿Más que el quedarte en un descampado junto al resto de tributos? - me digo irónica.

Y entonces, mi cabeza se desconecta por completo. Por un momento, dejo de estar en la cornucopia luchando por mi vida y planeando cómo matar a niños igual de jóvenes y poco culpables que yo. Me imagino a mis padres y hermanas, reunidas con el resto del distrito frente a las dichosas pantallas instaladas en la plaza. Cogiéndose de la mano unos a otros, diciéndose que voy a salir adelante, que conseguiré correr más que el resto, darles un golpe más fuerte o conseguir el alimento más nutritivo. Irónica, no puedo evitar pensar que quizá eso lo haga mi padre, pero no mi madre. Ella seguramente ya estará preparándose para asimilar el momento en el que muera desangrada en algún lugar de la dichosa arena. 

El pinchazo que noto en el pecho me saca de mis pensamientos. No sé si ha sido por el dolor de lo que estoy pensando o por el esfuerzo que estoy haciendo. Pero no es momento de perder más tiempo con estupideces. Tengo que llegar a los árboles y perderme entre ellos. Es cuestión de vida o muerte.

En cuanto alcancé de nuevo la cima de la rampa, miré a mi alrededor, asegurándome de que estaba a salvo de cualquier tipo de peligro. Con todo el jaleo, ni siquiera había visto a Sean, cosa que me preocupaba, así que, sin perder más tiempo, dejé caer las mochilas en el suelo y me acuclillé frente a ellas, atenta a cualquier ruido que pudiera delatar la presencia de alguien. A continuación y sin más dilación, abri las mochilas, para ver qué había en su interior. Cogería cualquier cosa que pudiera servirme de utilidad e intentaría volver a buscar a Sean. No podía andar demasiado lejos, estaba segura y me negaba a pensar que podría haberle sucedido cualquier cosa.

Me miré la mano durante unos instantes. El trozo de tela con el que me la había vendado comenzaba a teñirse de rojo. Volví a pensar en Sean: si el estuviera allí seguro que ya habría encontrado alguno de sus remedios para evitar infecciones y parar hemorragias. Sonreí al pensar en el, mientras aún tenía mi mirada fija en la mano. Seguro que, cuando lo encontrara, me diría algo por haberme rajado de aquella forma.

Aparté finalmente mi mirada y mis pensamientos de la mano y volví a dirigirla a las mochilas. No tenía tiempo que perder. Y, en aquella carrera, cada minuto perdido podía suponer también estar más cerca de la muerte, así que me incliné sobre ellas para ver finalmente su contenido.

Savera, viéndose fuera, localiza a Leroy con la mirada y al ver que se encuentra bien, decide salir de allí, antes que uno de los tributos que se encuentran afuera, decida pelear por alguna mochila extra.

Savera corre a todo dar mientras la larga trenza en la que ató su cabello golpea en su espalda y el sol pega en su piel. Sabía que mientras más rápido llegara al bosque, más oportunidades tenía de salir bien librada de todo eso. Intenta internarse lo más adentro que puede y perder de vista a cualquier tributo que pudiera perseguirla, vigilando bien a Mark y Leroy. Y además, cerciorarse que Marcus no la esté siguendo.

Habría preferido enormemente algo mas contundente, pero el cinturon me valdria para reducir a la tributo del districto uno con la ayuda de la chica pelirroja. Los del districto uno eran y solian ser los mas peligrosos. Muchos se entrebana para ofrecerse como tributos y ganar rapidamente. Esperaba que no fuera asi.

Me muevo hasta dejar a Nyx entre Savera y yo, dando un paso al lado, y asi, si queria estar pendiente de mi, no lo podria estar de ella, y viceversa. Solo esperaba que la pelirroja entendiera la estrategia. Vuelvo a blandir el cinturon, alzandolo y moviendolo en el aire un par de veces, para que coja velocidad y fuerza y acabo por volver a atacar con el a la chica del districto uno, con toda la intencion de hacerle el maximo daño posible, o al menos, herirla hasta que no suponga una amenaza.

Max no pierde el tiempo, saca la navaja, la abre y se va hacia Sean, Nyx y Lyah, lanzándose contra Sean para apuñalarle, mientras está distraído intentando atacar a Nyx. Aún así, mientras va hacia ellos no deja de observar lo que hacen los demás, especialmente Marcus.

Nyx reacciona ante los ataques de sus dos rivales, golpeando con un fuerte puñetazo a Lyah, dándola en el pecho. Mientras, Max saca una navaja de la bolsa y, abriéndola, se dirige a Sean con ella.

Theod, buscando un nuevo rival, observa cómo Max se acerca hasta Sean, así que aprovecha y, llegando a su altura, le golpea duramente en la pierna. Sean, viendo los movimientos de los otros tributos, sigue atacando a Nyx con su improvisado látigo, haciéndole más heridas.

Marcus se acerca a Clara e intenta apresarla. Intenta inmovilizarla, pero la joven es más ágil y se libera de su apresor. Lyah, tras recibir el golpe de Nyx, se lo devuelve con un puñetazo en la cabeza. La joven cae al suelo, inconsciente.

Mientras tanto, Sam y Mark se ponen a mirar sus mochilas, y los demás huyen al bosque.

Te internas en el bosque y de momento sólo ves eso, bosque. Árboles altos que, si tuvieran la copa más tupida, no podrías ver el cielo. Por suerte no tapan el sonido, aunque estás segura que lo amortiguan. El bosque parece tranquilo, no hay sonido de ningún pájaro, lo que le da un toque inquietante.

Te internas en el bosque y de momento sólo ves eso, bosque. Árboles altos que, si tuvieran la copa más tupida, no podrías ver el cielo. Por suerte no tapan el sonido, aunque estás segura que lo amortiguan. El bosque parece tranquilo, no hay sonido de ningún pájaro, lo que le da un toque inquietante.

Te internas en el bosque y de momento sólo ves eso, bosque. Árboles altos que, si tuvieran la copa más tupida, no podrías ver el cielo. Por suerte no tapan el sonido, aunque estás seguro que lo amortiguan. El bosque parece tranquilo, no hay sonido de ningún pájaro, lo que le da un toque inquietante.

Te internas en el bosque y de momento sólo ves eso, bosque. Árboles altos que, si tuvieran la copa más tupida, no podrías ver el cielo. Por suerte no tapan el sonido, aunque estás segura que lo amortiguan. El bosque parece tranquilo, no hay sonido de ningún pájaro, lo que le da un toque inquietante.

Haces un pequeño giro a la izquierda y vuelves hacia la Cornucopia. El camino hacia allí es igual que el que te has encontrado mientras huías.

Quiero sacar el machete, ponerme la chaqueta y atacar a Marcus. Si es por la espalda mejor.

Sigues caminando, buscando algún sonido del murmullo de agua. Tras unos segundos, determinas que allí cerca no hay agua. Observas que algunas raíces de los árboles se desplazan hacia tu derecha, así que es posible que hay algún arrollo en esa dirección.

En ese caso me pongo la chaqueta y saco el machete.